Esta mañana se celebró en el municipio de Ciénaga una audiencia pública en la que la Sociedad Ruta del Sol II presentó los detalles de la variante que construirá en esa población, como parte de la segunda calzada Ciénaga - Barranquilla. En el evento participaron los ciudadanos que habitan los predios por donde pasará la obra, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla), el Ministerio Público, ambientalistas, funcionarios de la Gobernación y el alcalde de Ciénaga Edgardo Pérez. Fue justamente el discurso del mandatario el que más sorprendió porque se mostró en desacuerdo con las condiciones actuales del proyecto, que tuvo como principal promotor al exgobernador Luis Miguel ‘el mello’ Cotes, de quien Pérez es aliado político.
Resulta que tal como está concebida hoy, la construcción de la variante no contempla la reubicación de unas 10 mil familias que viven a la orilla de la Ciénaga Grande, por lo que quedarían atrapadas entre la nueva carretera y ese cuerpo de agua. Y es justo esa situación a la que el alcalde se opone y por eso en la audiencia de hoy le pidió a la Anla que se considere reubicar a las familias.
El exgobernador Cotes fue uno de los que más impulsó la construcción de la segunda calzada Ciénaga -Barranquilla, cuyo inicio firmó en enero del año pasado el vicepresidente Germán Vargas Lleras, de quien Cotes es aliado.
El alcalde le dijo a La Silla que el exgobernador Cotes es su amigo y siempre le estará agradecido por gestionar esa obra que le traerá desarrollo a su municipio, pero eso no es obstáculo para expresar sus dudas por el planteamiento actual de la obra.
Esa vía incluye una variante de 14 kilómetros, que costará 317 mil millones de pesos y bordeará la Ciénaga Grande para evitar que la troncal siga dividiendo el casco urbano de esa población.
Tanto el anuncio de la construcción de la doble calzada como de la variante causan preocupación entre los ambientalistas porque atravesarán un humedal costero, cobijado por la Convención Ramsar. Especialmente porque en el país todavía están frescos los estragos ambientales que causó la primera calzada. Esos primeros 60 kilómetros, que se construyeron entre 1959 y 1960, acabaron con los manglares y con el parque isla Salamanca porque interrumpieron la comunicación natural entre las aguas dulces y saladas. Aunque hubo una intervención posterior para que el ecosistema se recuperara, todavía hoy esa recuperación no es completa.
Sandra Villardy, una de las ambientalistas que más ha estudiado el proyecto y alertado sobre el impacto de la obra, ha manifestado que el Estudio de Impacto Ambiental presentado por el contratista es bastante débil y genera dudas porque en el documento, además, se confunde a uno de los corregimientos con el sector La Boquilla, de Cartagena.
A las dudas ambientales se suman la denuncia que el año pasado hizo W Radio de una conversación en la que posiblemente se estaban acordando coimas por esa vía, y en la que uno de los que participa en la grabación a la que es medio tuvo acceso supuestamente es Álvaro Cotes, papá del exgobernador. Aunque, tanto el exmandatario como su papá negaron la veracidad de esa conversación.