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La vida de Brayan

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“La Vida de Brian”, es una película del ensamble cómico Monty Python que según la entrada de Wikipedia, “se sustenta en las aventuras de un hombre común y corriente, Brian, hijo bastardo de un soldado romano y una promiscua feminista judía, al que las multitudes confunden repetidamente con el Mesías. La trama es bastante sencilla, no obstante, parodia entre otras cosas la intolerancia, el sectarismo y el dogmatismo, mostrando las divisiones internas envenenadas y los enfrentamientos mezquinos, tratando temas que siguen ocurriendo actualmente, como la negación de la realidad por parte de los fanáticos".

Algunos de los gags mas célebres de la película “están protagonizados por un ficticio "Frente Popular de Judea" y sus rivales políticos, la pintada "Romani ite domum", que se inspira en el famoso "Yankees go home", entre otros, y haciendo uso de nombres, palabras y conceptos modernos, supuestamente pronunciadas en latín”.

¡Paren, paren!….Un momento, por favor.

En este blog nos estamos refiriendo es a la “La Vida de Brayan”, de Brayan Rojas, que se sustenta en las aventuras de un hombre común y corriente, Brayan de Bogotá, quien quisiera que las multitudes lo confundieran repetidamente con el Mesías. La trama es bastante sencilla, no obstante, representa entre otras cosas la intolerancia, el sectarismo y el dogmatismo, mostrando las divisiones internas envenenadas y los enfrentamientos mezquinos, tratando temas que siguen ocurriendo actualmente, como la negación de la realidad por parte de los fanáticos.

Algunos gags célebres de esta trama están protagonizados por un ficticio E-24 y sus rivales políticos, la pintada "Peñalosa ite domum", que se inspira en el famoso "Yankees go home", entre otros, y haciendo uso de nombres, palabras y conceptos mamertos, supuestamente pronunciados en español.

Como ven son dos situaciones diferentes. ¿O, no?

Bueno, por lo menos el Brayan bogotano, no el de Monty Python, sino el vocero del E-24, lo trató de aclarar en otro día en una entrevista en Blu Radio: “no vamos a quemar nada, ni a matar a nadie”, pero nos reservamos el derecho a volver la ciudad un caos.

¿Con qué motivo? Con todos los motivos y ninguno en particular. La venta de Isagen, la falta de infraestructura, la “defensa de lo público”, los vendedores ambulantes, el aumento del salario mínimo, la muerte de los niños en La Guajira, el precio de la gasolina, las corridas de toros, las tarifas de Transmilenio, el metro subterráneo, la minería en los páramos, la Reserva Van der Hammen, las almendras de Palacio, el calentamiento global, la ola invernal, el alto precio de los alimentos, la crisis del campo, los TLCs, la falta de importaciones baratas y la indescifrable derrota del Deportivo Huila frente al Cali 5-1.

Escojan. Lo bueno de no tener motivos es que cualquier motivo sirve.

Lo cual me lleva de nuevo a “La Vida de Brian”, no a la de Brayan, sino a la película de Monthy Python, a la escena donde planean el ataque al palacio de Poncio Pilato y Reg, el líder de Frente Popular de Judea, justifica el ataque preguntándole a sus secuaces que, aparte de la medicina, sanidad, educación, vino, orden público, irrigación, vías, el sistema de agua potable y el servicio público de salud, ¿qué es lo que los romanos han hecho por ellos?  y unos de ellos responde, “traer paz” y Reg desesperado revira, “ah, paz, cállese”.

Brayan, el nuestro, explicó que lo de ellos era un movimiento de “indignados”, los indignados de Colombia, que protestaban, como ya vimos, por muchas cosas, entre ellas “el respeto a los derechos”. ¿Cuáles?, no sabemos, pero suponemos que todos.

Como en “La Vida de Brian”, donde una de las reivindicaciones del Frente Popular de Judea era que los hombres pudieran tener el derecho a tener bebes y cuando uno de los conspiradores señaló que no podían tener bebes porque no tenían úteros,  todos estuvieron de acuerdo en que ese detalle era lo de menos: lo importante era tener un derecho que fuera “simbólico de nuestra lucha contra la opresión”.

Simbólico, pero de la lucha contra realidad, como lo dice desesperado Reg, lo cual aplica también para el E-24.

Cuando se le presiona a Brayan, el nuestro, para que concrete las razones de su protesta habla del alza del salario mínimo, del aumento de los impuestos y de los $200 pesos de más en el Transmilenio, que le arrebata el dinero de los pobres y se lo entrega a los ricos contratistas privados.

Todo, en realidad muy curioso, porque aumento de impuestos no ha habido y no habrá por un rato, el alza del salario mínimo fue igual a la inflación y durante los tres últimos años había sido superior a la misma y quienes prorrogaron los contratos con los operadores de Transmilenio en cuestionables condiciones fueron los gobiernos de izquierda que desgobernaron  a la ciudad durante doce años.

En uno de los mejores apartes de “La Vida de Brian”, la muchedumbre se aglomera en la casa de Brian reclamándolo como el Mesías y su madre, furiosa les dice “oigan, el no es el Mesías, es un niño muy necio. Ahora, ¡váyanse!”.

Tengamos una cosa clara, protesta por parte de Brayan y sus compinches habrá. Y no será pacífica. El ADN de Brayan, el nuestro, es el de la barra brava. O el del capucho de la Nacho. Es la genética de la protesta sin sentido y sin razón. Tirar piedra por tirar piedra, para hacer lo que alguien alguna vez dignificó llamándolo anarquismo.

Brayan, el nuestro, no es el mesías, es si acaso un pelafustán malcriado que se cree el Ché Guevara. 


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