“Hay que estar preparados para un desempleo más alto”, fue el título de la entrevista que concedió el Ministro Mauricio Cárdenas al diario El Espectador hace casi dos meses. Y efectivamente ocurrió. El Ministro es un visionario, con toda la razón lo han escogido como el mejor Ministro de finanzas de la región.
El anuncio lo hizo como si se tratase de un fenómeno natural, como quien anuncia una época de lluvias. Una especie de confesión de que su capacidad de intervención en las principales variables de la economía es prácticamente nula. Y no digo la de éste Ministro sino la de todos los Ministros de Hacienda, que cobran a voz en cuello si el desempleo baja y atribuyen el éxito a su gestión pero que anuncian el posible aumento del desempleo como si ellos no estuvieran allí para evitar que eso ocurriera o que explican las causas después de que ocurrió como un comentarista deportivo que describe como fue el gol.
Con el precio del dólar y la tasa de cambio, que se han convertido en las variables más determinantes del estado de la economía, ha ocurrido algo similar. El Ministro, eso sí éste, hizo grandes esfuerzos durante al menos un par de años para conseguir que el dólar pasara de 2.000 pesos y no lo consiguió. Se habló incluso del dólar Cárdenas, sin que en realidad el Ministro lograra prácticamente nada para que el dólar no cayera a unas tasas que pusieron en peligro la estabilidad de la economía. Un día cualquiera, sin que el Ministro pareciera tener más información que la que teníamos los demás mortales, la tasa de cambio se disparó y llevó en pocos meses el dólar a 3.300 pesos. El Ministro perplejo pero contento.
Con el precio del petróleo pasó algo parecido: subió a casi 100 dólares y bajó a 30, el Ministro se enteró por la radio, como todos nosotros y solo atinó a anunciarnos la crisis y a reunir unos expertos para que recomendaran aumentar los impuestos. Como si hubiere ocurrido un terremoto. En el Ecuador hicieron lo mismo después del golpe natural de hace un par de semanas.
En las dos últimas semanas, imagino que con el Ministro perplejo, el petróleo recuperó precio sin que ningún economista lograra preverlo, pero ya ni siquiera explicarlo, porque las razones que nos daban antes para el desplome del precio que eran la contracción de la economía China y la falta de un acuerdo entre productores se mantienen. Si la tendencia sigue como va, el petróleo podría estar en alrededor de 50 dólares el barril solo que ahora a una tasa de cambio de 2.900 pesos por dólar y no de 1.900 como era entonces. Es decir que comparados en pesos los ingresos por petróleo serán más o menos solo 15% menos que en abril de 2013, hace tres años, la época de mayor bonanza.
Y ahora, ¿cómo reconstruimos el discurso? ¿Los economistas de oposición que auguraron una crisis histórica, qué nos irán a decir? ¿Qué efecto tendrán estos cambios, más o menos súbitos, en la exposición de motivos de la reforma tributaria? ¿Cómo serán las cuentas de Ecopetrol que nos las han hecho en dólares y no en pesos? ¿Quién se beneficia con las oscilaciones del precio de la acción de Ecopetrol, que hace tres meses estuvo a menos de mil pesos y hoy supera los 1.400?¿Quien se ha ganado 40% en tres meses?¿ Si no venden rápido las acciones les volverán a dar duro?
Ya se sabe que los economistas predicen al detalle lo que creen que va a pasar y después explican en profundidad porqué no pasó lo que habían dicho que iba a pasar, pero ¿y, el Ministro de Hacienda? Pues, más o menos igual.
Los Ministros son una especie de Carlos Antonio Vélez de la economía. “El Profe” en las transmisiones de televisión de los partidos de fútbol pone cara de sabio, rebusca términos para ponernos a la audiencia en condición de inferioridad, utiliza un tablero para simular la cancha y explicarnos más fácil para que logremos entender y etc. Tiene la ventaja que es ajeno al juego entonces su papel es simplemente explicar el resultado. No tiene eso que los politólogos llamarían responsabilidad política. Los Ministro de Hacienda actúan igual, comentan, analizan, predicen pero no responden por lo que pasa porque además han demostrado que no tienen capacidad real de incidencia en la principales variables de la economía.
Por ejemplo, el Ministro Cárdenas ha sido muy preciso en sus comentarios de porque la inflación se tragó en cuatro meses el aumento de un año del salario mínimo e incluso predice que tranquilos que en el segundo tiempo vamos a remontar el marcador, porque empezó a llover y el dólar a bajar. En Diciembre si no pasa lo que dijo nos explicará porque no pasó y alguna organización internacional de economistas lo distinguirá como el mejor economista de América Latina.
Colombia ha tenido durante años a los mejores Ministros de la región y tiene una pléyade de economistas formados en las mejores escuelas de economía del mundo, que como “el Profe” se saben o crean unos términos rebuscados, ponen cara de “tu no sabes, ven te explico” pero ninguno ha logrado inventar una fórmula para reducir la tasa de desempleo en Quibdó, por solo poner un ejemplo de una ciudad pequeña. Ayer publicaron las cifras y la capital de Chocó salió como ha ocurrido en los últimos sesenta años, los mismos en los que no había habido un ministro chocoano, con la tasa más alta de desempleo del país.
¿A alguno de tanto “Profe” que hay por ahí se le ocurrirá algo?
