En la última encuesta Gallup salió un dato que no fue rescatado por los medios pero que debería ser motivo de debate: los que tienen una idea favorable de los medios disminuyeron hasta el punto que ahora son el mismo porcentaje que los que tienen una imagen desfavorable. La Silla invitó a Germán Rey, autor del informe de Memoria Histórica sobre los crímenes contra periodistas y uno de los investigadores más reconocidos sobre periodismo para que hablara sobre el estado de este oficio, sobre la libertad de prensa y sobre el futuro de los medios. Esta es su reflexión.
La Silla Vacía: Esta semana se celebró el día de la libertad de prensa y quién mejor que usted, que hizo el informe de Memoria Histórica sobre el periodismo, para contestarme esta pregunta. ¿Considera que hay libertad de prensa en Colombia?
G.R.:Hay una libertad de prensa formal, pero dudo que haya una libertad de prensa real. Y ese abismo entre lo formal y lo real es uno de los problemas más graves de la democracia.
Se trata, en efecto de una libertad de prensa que cojea y sobre todo que tiene unos nubarrones muy preocupantes frente a sí. ¿Acaso se puede hablar de una libertad de prensa real en un país donde más de un centenar de periodistas ejercen su oficio con medidas de protección del Estado, lo que significa que producen información escoltados, con chalecos anti-balas o en vehículos blindados? Un periodismo escoltado protege a los periodistas, pero muestra taxativamente que existe un grave problema en la sociedad.
Aún cuando los asesinatos de periodistas han disminuidoP
G.R.:Aunque los asesinatos de periodistas han disminuido desde el 2004, sigue siendo muy preocupante la autocensura, el bloqueo del oficio, los exilios o las amenazas.
Colombia ha sido uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo y entre 1977 y 2015 se produjeron 152 asesinatos por razón del oficio. En el continente solo lo supera México que en apenas una década ha tenido cerca de 128 asesinatos, lo que es una cifra escalofriante.
¿Sigue siendo la violencia la mayor enemiga de la libertad de prensa?
G.R.:La libertad de prensa está amenazada también por los problemas de calidad del periodismo, la situación laboral de los periodistas, la incidencia de la pauta oficial, la impunidad y la aparición de otros asuntos que ya empiezan a incidir en la vida cotidiana de los medios y los periodistas. Todo ello me lleva a pensar que lo formal pierde frente a lo real.
Por lo menos en los lugares donde los periodistas no estamos amenazados, ¿realmente ejercemos esa libertad a cabalidad?
G.R.:Los periodistas hacen a diario esfuerzos para que se respete la libertad de prensa. El problema es que esta no le pertenece solamente a los medios y los periodistas, sino que debería ser una libertad que le pertenece a toda la sociedad.
Y parte del problema está en que esta interiorización de la libertad de expresión no ha sido completamente lograda por la sociedad, entre otros motivos, por la transformación del periodismo en un poder, por la pérdida de confianza social en los medios, por las alianzas indebidas entre medios, periodistas y otros poderes, como por ejemplo, el político, por los problemas de calidad de la información, etc
Los medios de comunicación viven la situación más grave en los últimos 50 años, por varios motivos...
¿Qué tan aterrizada en la realidad es la idea del periodista heroico contra el poder que tiene alguna gente de los periodistas colombianos?
G.R.:Sospecho de los heroísmos y de la excepcionalidad de los héroes. Nada más peligroso que un héroe que se precia de sí mismo. Termina despreciando a los demás.
Creo que sí ha existido un periodismo valiente en el país, que ha enfrentado a los poderes y sobre todo a los poderes mafiosos. Ese periodismo que ha investigado la corrupción, que ha denunciado la existencia de grupos violentos, que le ha hecho seguimiento al crimen organizado o al desastre de la guerra. Que se ha inmiscuido en las entrañas de las instituciones como por ejemplo en el Congreso, pero también en las fuerzas militares, que no ha creído en los supuestos objetivos liberadores de las guerrillas o en los intentos de “refundación” del Estado de los paramilitares.
No creo que hayan procedido como héroes, porque ese es su trabajo, su responsabilidad.
Usted ha dicho que los medios en Colombia son como “peces boquiando”. ¿A qué se refiere?
G.R.:Uso un término popular para hablar de una realidad que es mundial.: la fractura de su modelo de negocio, la irrupción de las nuevas tecnologías, la pérdida de confianza de la sociedad, la transformación de las audiencias, la desobediencia de las agendas predeterminadas desde las salas de redacción, la competencia con los medios emergentes, el crecimiento de las regulaciones.
Recuerdo una frase de Gabriel García Márquez que le escuché en una Junta Directiva de la Fundación de Nuevo Periodismo en Ciudad de México: “Lo que pasa es que el mundo se le fugó al periodismo. Ahora lo que debemos hacer es reinventarnos el mundo”. Ese ideal de representar el mundo a través del periodismo ha terminado.
Es un diagnóstico deprimente
G.R.:Cuando los peces salen de su medio natural –el agua- “boquean”. Y eso se experimenta en el descenso de los tirajes de los medios escritos, el cierre de periódicos y revistas, la migración hacia el mundo digital, la disminución de la pauta publicitaria y la huida de las audiencias. Pero creo que la cuestión es aún más grave: lo que está en entredicho es el sentido, el significado social del papel de los medios en las sociedades contemporáneas. Si no se reinventan los medios serán como peces que ya no tienen agua.
En qué dirección tendríamos que reinventarnos para volver a nadar?
G.R.:Ya existen atisbos del camino: el periodismo debería moverse hacia experiencias más ágiles y mas flexibles, con mayor interacción con sus audiencias, mas experimentales.
Los nichos serán mucho mas diversos, y los mecanismos de recuperación de la información mas atrevidos. Los periodistas no serán peces sino anfibios, seres híbridos. Alguna vez le escuche a Juanita León decir que los periodistas serían mas parecidos a los artistas. Me parece una metáfora muy acertada. Porque en el arte se hacen preguntas, se navega en incertidumbres, se revela lo invisible.
Creo que los medios han tenido un papel en la polarización de la sociedad colombiana
¿Cómo eran antes los periodistas y cómo serán en el futuro?
G.R.:Antes los periodistas eran como Sherlock Holmes ahora serán como Pollock. No se si llevarán libreta y lupa, pero si portarán las nuevas prótesis digitales. Pero lo mas importante no es cuánta tecnología usaran sino cuan humanos serán. Cuanta solidaridad tendrán con sus próximos y sus desconocidos, cuanta dedicación y pasión le pondrán a su oficio de molestar seriamente a los poderes y de contar historias sobre el mundo que vivimos y los mundos posibles para asombrarnos como siempre han hecho los grandes periodistas.
¿Por qué dice que el periodista colombiano ha pasado de verse a sí mismo como “un demiurgo perseguido” a un agente más del mercado?
G.R.:Porque el mercado ha engullido muchas cosas, entre ellas a los medios. No se trata de una demonización del mercado y de lo comercial, pero si de una revisión muy crítica de qué da y qué quita el mercado. Da posibilidades de oferta pero no necesariamente da diversidad y pluralismo; da convergencias inclusive globales, pero a veces hace perder identidad y sentido de lo propio. Genera una competencia necesaria pero con frecuencia privilegia lo que muestran los raitings, produce ingresos pero no siempre los reinvierte en lo importante. Y sobre todo la presión del mercado sobre los medios, hace perder su gran objetivo público.
¿Cuál sería ese objetivo?
G.R.:No es otro que informar documentadamente a la sociedad, facilitar la aparición de diversas voces, generar controversia con argumentos y sobre todo hacer el seguimiento juicioso de todos los poderes.
En la última encuesta Gallup por primera vez la imagen desfavorable de los medios de comunicación es tan alta como la favorable. ¿A qué cree que se debe esta pérdida de imagen en la opinión pública?
G.R.:Se habían tardado estos resultados. Y ahora que aparecen y que son muy preocupantes creo que se deben a un periodismo concesivo, de vedettes, de haberse creído que son el poder y que pueden criticar a los otros mientras se muestran reacios a las críticas merecidas de los demás, especialmente las de los ciudadanos de a pie.
Creo que los medios han tenido un papel en la polarización de la sociedad colombiana, tienen un grado de superficialidad que los deteriora, se han transformado en jueces sin el necesario rigor y están naufragando – muchos de ellos y en particular los noticieros de televisión de los grandes canales- en una suerte de orgia del delito que no refleja de ningún modo lo que es nuestra sociedad.
Es hoy el periodismo peor que cuando usted era defensor de El Tiempo, por ejemplo?
G.R.:Yo fui defensor del lector de El Tiempo hace 16 años. Y si la canción dice que 20 años son nada, 16 son muchos años para la vida del periodismo y los medios.
Hoy existen más oportunidades de informarse, sobre todo a través de los nuevos medios, hay menos poder de los medios tradicionales que además tenderá a decaer con el paso del tiempo, hay nuevas preocupaciones sobre temas que hace unos años apenas empezaban a insinuarse (la salud, la educación, el medio ambiente, el entretenimiento), existen modalidades de periodismo que han cobrado importancia como el periodismo narrativo, la minería de datos, la visualización, la convergencia mediática.
Pero la crisis económica de los medios está generando problemas en su calidad y los retos tecnológicos están trayendo repercusiones sobre el oficio.
Las grandes historias de los últimos años no han sido generadas por redes como la de los Panama Papers o Wikileaks. ¿Indica una tendencia?
G.R.:Vamos a tener que acostumbrarnos a que las grandes historias no vengan solo empaquetadas en los medios. No siempre ha sido así porque narraciones muy importantes han fluido por la música, las fiestas populares, las imágenes o la moda. David Bowie le debe mucho a los medios pero sobre todo a su música. Y una parte de las historias aparecerán gracias a los hackers, a los youtubers, a los diseñadores digitales, pero también a los narradores orales y a los juglares contemporáneos.
Lo importante serán las conexiones de estas otras fuentes de historias con los medios.
Pero estoy convencido que los medios y los periodistas tienen un gran papel como contadores de historias siempre que sepan ver, que le sigan la pista a lo invisible, que se atrevan con los temas que se miran de reojo o desdeñosamente.
La gente se rasgó las vestiduras por el fenómeno del youtuber en la Feria del Libro. Supongo que usted tiene una lectura diferente.
G.R.:Me llama la atención esta ruptura de vestiduras. Que como en el cuento del traje del Emperador nos dejan desnudos. Me impresiona ver una sociedad o por lo menos un grupo muy respetable de ella que sigue pensando en los “bárbaros”, que tienen una visión tan distorsionada de los jóvenes, que profundizan las diferencias entre la “alta cultura” y las culturas que están surgiendo, construyéndose.
O sea que no le impresiona que el youtuber hubiera logrado más convocatoria que los autores de libros
G.R.:Desde hace años he venido siguiendo los cambios en la lectura que ha vivido Colombia y los colombianos. Los que crean que los jóvenes van a volver “per se” a los libros están en mi opinión, muy equivocados.
Entre el 2000 y el 2005 la lectura de libros en Colombia se desplomó un 30%, la lectura de periódicos y revistas tan solo subió un punto, y la única lectura que creció fue la lectura en internet que se duplicó en todo el país y se triplicó en Bogotá.
En vez de estar escandalizados por la convocatoria multitudinaria de los youtubers, deberíamos estar muy contentos o por lo menos analizando seriamente lo que nos dice este fenómeno.
¿Qué es lo que nos dice?
G.R.:Creo que los jóvenes nos están diciendo qué les entusiasma, qué los motiva en un mundo que se ha vuelto precario, que dificulta su ingreso al trabajo y que los segrega con un enorme clasismo.
Una de las transformaciones del periodismo es la irrupción y la prevalencia de lo visual y el video sobre el texto. ¿qué implicaciones puede tener eso sobre la democracia?
G.R.:Lo visual es un mundo que ha explosionado. Richard Sennet nos explicó hace años en su libro “Carne y piedra”, que en el ágora de la democracia griega la gente se empinaba para husmear lo que decían los magistrados, que por la plaza paseaban y chismoseaban los sofistas, que junto a los filósofos estaban los tragafuegos y los equilibristas.
La democracia es también mundo de las imágenes, pero no de imágenes vacías sino de imágenes que proponen sentidos. Ella misma es una plaza, un ágora. La imagen no es banal aunque puede ser usada con banalidad.
Desde las cuevas rupestres hasta la pintura contemporánea, pasando por el cine, la televisión o las holografías, las imágenes son parte de nuestro mundo, nos desafían, nos hacen pensar, nos sacan de quicio, nos conmueven. Y todo ello es muy parecido a la experiencia de la democracia.
Lo mismo sobre la irrupción del dato. En la medida en que el periodismo de calidad esta cada vez más ligado al periodismo de base de datos, qué implicaciones tiene eso para la interpretación de los hechos?
G.R.:Los datos son importantes pero no son la panacea. Hay una larga tradición en la historia de la ciencia sobre las cercanías y las disputas con los datos.
Hay que trabajar con ellos pero no hacerse esclavos de ellos. La minería y visualización de datos son dos grandes herramientas del periodismo actual. Que son provechosas en la medida en que se cualifique el análisis, los contextos, la interpretación.
Frente a los datos nunca hay que perder el escepticismo y la ironía. Pero hay que tenerles un medido respeto.
Henry Jenkins habla sobre cómo Internet ha venido transformando no solo la política sino la misma noción de qué se entiende por política. ¿Comparte esa noción?
G.R.:Internet cambia la política pero no toda la política. Internet no genera necesariamente ni democracia, ni más democracia. La política podrá tener dimensiones virtuales, pero no creo que se transforme en simple virtualidad. Sigo creyendo que hay una “real politik” que se juega en las relaciones sociales, en las figuras de la autoridad, en las creaciones institucionales y en la participación de la sociedad.
En esa medida, y teniendo en cuenta que el sentido de comunidad también es más fragmentado ahora, cuál será o debería ser el rol de los medios de comunicación?
G.R.:Los medios de comunicación contribuirán a las comunidades del presente y del futuro si proporcionan información de calidad, si dejan escuchar diferentes voces, si ayudan a contar buenas historias para mejores vidas.
