Salud Hernández-Mora recobró su libertad después de que guerrilleros del Eln la entregaron a la Iglesia en zona del Catatumbo. Su liberación es una excelente noticia para ella, para la prensa, para el gobierno y para el país. Pero su secuestro tuvo unos costos que no se repararán tan fácilmente con su liberación.
Si estaba secuestrada
Desde que Salud Hernández-Mora desapareció el sábado y hasta hoy que la liberaron se había sembrado la duda sobre si estaba secuestrada o no. El presidente Juan Manuel Santos dijo el miércoles que una fuente fidedigna les había dicho que Salud estaba trabajando, haciendo reportería y que por eso se había ido con la guerrilla del ELN. Sin embargo, el presidente agregó que se seguían haciendo averiguaciones porque esa versión no estaba del todo confirmada.
Ayer, tras la presión de los periodistas, el Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas confirmó que Salud Hernández y Diego D’Pablos y Carlos Melo estaban en manos del ELN a quienes responsabilizó de su “desaparición”. Dijo: “Puedo comunicar en la tarde de hoy que, con base en información de inteligencia recogida hasta el momento, hace apenas unas horas, se confirma con certeza que el ELN es el responsable de estas desapariciones de los tres profesionales.”
Después de esa declaración, el jefe negociador del gobierno con esa guerrilla, Frank Pearl, dio una rueda de prensa en Palacio en la que confirmó que los periodistas estaban secuestrados y dijo que: “las delegaciones de Gobierno en los diálogos con el ELN y las Farc rechazamos enérgicamente este hecho y exigimos la liberación inmediata de los periodistas y de todos los secuestrados.”
Si @ELN_Paz secuestró a @saludhernandezm, Diego de Pablos y Carlos Melo, debe liberarlos cuanto antes.
— Frank Pearl (@FrankPearl) 24 de mayo de 2016
Hoy, Salud despejó la duda. Sin ambigüedad, una de las primeras cosas que dijo es que sí estaba con el ELN contra su voluntad.
“Yo por voluntad propia no pongo a sufrir a mi familia”, dijo.
La paciencia de los facilitadores del proceso con el ELN tiene un límite
Durante esta semana en que estuvo secuestrada, muchas personas se manifestaron a favor de la liberación de la periodista y rechazaron que estuviera secuestrada. Pero hubo dos intervenciones muy duras contra el ELN y que muestran que incluso aquellas personas que han dedicado años para facilitar un proceso con esta guerrilla tienen un límite frente al comportamiento delincuencial de los elenos.
El padre Francisco de Roux, líder del Programa de Paz del Magdalena Medio, y quien jugó un papel fundamental para llevar al ELN a la mesa de negociación con el gobierno, escribió una dura columna contra la guerrilla a raíz del secuestro.
“Ustedes se equivocan de enemigo con el secuestro, que no afecta al Estado capitalista sino que golpea de manera salvaje el alma de nuestro pueblo y destruye la dignidad de ustedes mismos. Por favor, no se degraden más poniendo semejante ignominia como condición de la paz del Eln”, escribió.
En la misma línea, el columnista de Semana y ex militante del ELN León Valencia, explicó ayer en una rueda de prensa convocada por la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip) que era improbable que el ELN no supiera del paradero de la periodista porque controla desde hace muchos años la zona, especialmente la vereda de Filogringo hacia donde se dirigía antes de ser secuestrada. “Es muy importante para el país que los que están sentados en la mesa y su propio comandante, Nicolás Rodríguez, le ponga la cara al país y diga quién tiene a la periodista Salud Hernández y cómo la van a devolver sana y salva”, añadió.
La Iglesia es fundamental en las zonas de conflicto
Las primeras palabras de Salud fueron de agradecimiento para la Iglesia, que fue la que la recibió cuando fue liberada por el ELN. Esta guerrilla, en la que la Teología de la Liberación ha tenido gran influencia, ha tenido siempre canales de comunicación con la Iglesia y por eso no es sorprendente que confiara en el párroco de San Calixto, Ramón Torrado, que estaba acompañado por otros funcionarios de la Defensoría y por el obispo de Tibú, monseñor Omar Sánchez, para entregar a Hernández.
En zonas en conflicto, la Iglesia suele ser el único actor en el que todos los grupos armados y la población confían o por lo menos, desconfían menos.
Pone en evidencia que las Farc están mñas cerca de la política que de la guerra
Ayer, el jefe guerrillero de las Farc ‘Timochenko’ trinó varios tuits rechazando el secuestro de Salud Hernández e invitando al ELN a liberarla.
Hoy es Salud Hernández, mañana cualquier colombiano. Esas prácticas deben terminar para siempre en Colombia. La paz impone su libertad.
— Timoleón Jiménez (@Timochenko_FARC) 27 de mayo de 2016
Que este mensaje viniera del jefe de una organización responsable por más del 37 por ciento de los secuestros de los 39.058 que reportó Memoria Histórica entre los años 1970 y 2010 es muy diciente del camino que ha transitado las Farc para alejarse de la guerra y acercarse a la paz.
También es indicativo de la creciente conciencia que tiene Timochenko de la necesidad de ir cambiando la percepción pública de los colombianos urbanos frente a las Farc. No solo el hecho de que rechazara el secuestro sino el lenguaje que utilizó muestran que ahora tiene una mayor sensibilidad frente a la opinión pública. Esta ya había comenzado a quedar en evidencia con la invitación que hizo la semana anterior al ex presidente Uribe a dialogar y abrirle un espacio al proceso de paz.
El costo para el Gobierno será alto
En sus primeras palabras a los medios, Salud Hernández agradeció a mucha gente. Pero fue diciente su silencio frente al Gobierno, a los que no mencionó. Sólo después de la rueda de prensa en Ocaña, la periodista les agradeció a los militares y policías que participaron en su liberación.
De cómo enmarque ella su secuestro y liberación de aquí en adelante dependerán las consecuencias políticas de este episodio.
Pero su afirmación categórica de que había estado en contra de su voluntad significa que a pesar de que fue liberada, el problema político para el Gobierno no necesariamente será menor. Su secuestro puso en evidencia -como contó La Silla- desde la poca viabilidad del proceso de paz con el ELN hasta el hecho de que el Estado no tiene monopolio de la fuerza en esta zona. La falta de claridad en la comunicación del Gobierno reforzó en la mente de muchos la falta de credibilidad del Presidente.
