Ahora que el SÍ y el No ya tienen voceros oficiales y arrancó formalmente la campaña del plebiscito, La Silla averiguó quiénes son los súper poderosos de cada lado. Entendiendo por súper poderosos aquellos que mayor capacidad tienen para incidir en que gane una campaña u otra.
Este es el listado:

Como ha quedado demostrado en las últimas encuestas, parece haber una relación estrecha entre la valoración que los colombianos hacen de la gestión del Presidente y de la confianza que le tienen y su actitud frente al plebiscito.
En ese sentido, Santos -para bien o para mal- es una de las personas que más puede incidir en el desenlace de la campaña con su mera existencia.
Pero, además, hay otras formas más activas en las que puede incidir. La Silla sabe de por lo menos un caso en que Santos personalmente le pidió a un filántropo que apoyara financieramente al Sí, y si este caso no fuera excepcional, tener a un Presidente recaudando fondos directamente le da una palanca muy grande al Sí porque no es fácil decirle no a un presidente.
Por otro lado, con todo el aparato estatal de su lado, Santos tiene la posibilidad de hacer ‘gestos’ con potencial de mover muchos votos como el que le hizo a Bernardo “Noño” Elías, el senador más votado de la U, visitándolo en Sahagún con partido de fútbol y camiseta de la selección incluída o al Gobernador de Cundinamarca, Jorge Rey, hace unas semanas, quien le reunió más de cuatro mil miembros de juntas de acción comunal del departamento.

Como principal líder del No, el ex presidente pone a favor de su campaña todo el peso de su liderazgo y popularidad, que según la última encuesta de Colombia Opina, es del 54 por ciento, más del doble que la de Santos. Y que en la última campaña presidencial logró movilizar a casi siete millones de votantes a favor de Óscar Iván Zuluaga.
Su partido, Centro Democrático, que sigue su palabra como si fuera la de Dios, ya se está movilizando en todas las regiones para vender la idea de que votar NO significaría conseguir un “mejor acuerdo” después, con cárcel y sin participación política para los guerrilleros.
Como le dijo un congresista del uribismo a La Silla: “Él va salir con bota y carriel, como siempre, a todas las veredas que pueda porque está convencido de que va a ganar”.

Desde ya, cualquier cosa que la Las Farc haga o deje de hacer, puede ayudar a que la gente se vaya por el SÍ, o asustarla y que definitivamente le apueste al NO. Por ejemplo, afirmaciones como la del delegado de la guerrilla, Carlos Antonio Lozada, de que si pierden el plebiscito no volverán a la guerra, refuerza la tésis del “mejor acuerdo” que están promoviendo los uribistas en caso de que gane el NO. O también trinos como el de Iván Márquez sobre la poca plata que hay para la paz en el presupuesto del año entrante es otra munición para los uribistas. Pero al mismo tiempo avances en la Mesa como el de la semana pasada sobre cómo será el cese bilateral pueden ayudar a que la gente sienta que cada vez hay algo más concreto y que el proceso por fin parece estar aterrizando en las regiones.

Como nos dijo una fuente, el expresidente Gaviria, después de Santos: “es el dueño del Sí.”
Todo lo que se discuta dentro del ‘Comité Político’ que se creó para que los partidos de la Unidad por la Paz (Liberal, U, Cambio Radical, Alianza Verde y Opción Ciudadana) coordinen los eventos, y la aparición en medios para el Sí, pasa por él.
Su rol va ser facilitar el encuentro de los partidos con los movimientos sociales en las regiones. “Su fuerte son los partidos pero para ganar esta campaña el Gobierno sabe que necesita de los movimientos sociales y ahí es donde Gaviria va ser como un interlocutor”, le dijo una congresista a La Silla.
Eso significa, por ejemplo, que los liberales se encuentren con un movimiento campesino en una región específica en las llamadas “casas blancas”, que serán como unas casas de paz en las regiones propiciadas por el Gobierno, para hablar sobre los acuerdos y sobre cómo movilizar a las personas en favor del plebiscito.
Es el encargado de toda la estrategia del Sí en lo que tiene que ver con la maquinaria política que, en 2014, logró movilizar con ayuda de la mermelada a todo el establecimiento político para reelegir a Santos.
También tendrá incidencia en la opinión con una retórica que suele elevar el nivel del debate. Es uno de los pocos que se atreve a dar un debate de tú a tú con Uribe.

Acosta, el director de la Federación Nacional de Departamentos y Toro, director de la Federación Nacional de Municipios, son el puente entre el gobierno y los gobernadores y alcaldes.
Más que los congresistas, en la campaña del plebiscito el apoyo que le presten a la campaña del Sí los gobernadores y alcaldes de la ‘Unidad por la Paz’ puede ser determinante a la hora de la votación.
Esto porque dadas las restricciones impuestas por el fallo de la Corte, unidas a que el Procurador tiene los ojos puestos en este tema, probablemente no habrá mucha plata que el gobierno pueda girarle a los congresistas para que movilicen sus bases.
La financiación de la ‘logística’ el día D de la votación seguramente correrá en gran parte por cuenta del bolsillo de las alcaldías y gobernaciones: la disposición de los buses, los refrigerios a los votantes que pueden hacer la diferencia entre que la gente salga a votar o no. Tanto los gobernadores como los alcaldes están arrancando gobierno, tienen recursos, e incentivos para estar congraciados con el Presidente.

El ex presidente de Avianca Fabio Villegas y el estratega político Miguel Silva son súper poderosos en esta campaña porque son los que van a estructurar la estrategia de comunicaciones en medios, que al final será determinante para avivar el contexto emocional de la campaña.
La fundación Todos por la Paz, en la que están las cabezas de los grandes grupos económicos del país, y es dirigida por Villegas está recaudando plata entre empresarios en Colombia y por fuera para pautar en televisión y redes.
Silva está estructurando el mensaje, que será alrededor de las oportunidades que le crea la firma del acuerdo de paz al país.
Su objetivo, entre otros, es poder sacar la campaña del Sí de Palacio de Nariño para que sea más ciudadana.
La Fundación contribuirá también a la financiación de las campañas de las organizaciones de la sociedad civil. Lo que sí quedó claro de una conversación con Villegas es que la plata que ellos recauden no irá a financiar las de los partidos políticos, algo que sin duda frustrará las expectativas que varios políticos tenían, según lo había reporteado La Silla.

Mesa tiene el poder de ser el hombre de confianza de Santos en esta campaña, el que lleva y trae los mensajes que el Presidente solo quiere que escuche el receptor.
Así sea por los laditos desde Italia, donde Santos lo acaba de nombrar embajador, el ex secretario general de la Presidencia de Santos lleva desde antes de que la Corte aprobara el plebiscito trabajando con Villegas en la ‘Fundación Todos por la Paz’ en la tarea de hablar con empresarios para que se sumen a la causa y donen plata.
Y como también pudo confirmar La Silla, antes de irse, por ejemplo, Mesa se reunió con un alcalde y un político en ejercicio para analizar con ellos el rol que jugarán.

Aunque le quedan menos de seis meses en el cargo si el Consejo de Estado no lo tumba antes, el Procurador tiene el poder de la intimidación. Con su poder disciplinario, puede castigar a los funcionarios públicos que se metan en campaña rompiendo las reglas definidas en el fallo de la Corte. Por ejemplo, usando recursos oficiales a favor del Sí. Y si lo tumban, seguramente será uno de los más férreos y articulados voceros del NO.

Tanto la Iglesia Católica como las iglesias cristianas tienen el poder de la fe, que los hace superpoderosos en una campaña que termina siendo básicamente emocional y en la que la gente busca guía en la gente en la que cree.
Si desde la jerarquía de la Iglesia Católica se alinean con el Sí, inspirados en la idea católica de la reconciliación, y utilizan los púlpitos para hacer campaña eso se convierte en una fuerza movilizadora.
Dependiendo de cómo las iglesias cristianas, varias de las cuales han sido tradicionalmente bastiones uribistas, resuelvan el dilema entre apoyar a un gobierno liberal o apostarle a los conceptos bíblicos de perdón y reconciliación el Sí o el No encontrarán en estas agrupaciones otra fuerza movilizadora.
Un poder clave es Pastoral Social, que dirige el monseñor Héctor Fabio Henao desde 1999. Es una entidad de la Iglesia Católica con un amplio músculo financiero y presencia en casi todos los municipios del país. Tiene una fuerza que está más en las bases que en la opinión visible. Su red de contactos es enorme y en muchas ocasiones tiene contactos humanitarios con los actores del conflicto, interviene con fines humanitarios y además tiene un amplio rango de acción, pues hace desde campañas de concientización de derechos humanos hasta asistencia a víctimas del conflicto, pasando por un sistema de información sobre el desplazamiento.

Desde la sociedad civil hay dos organizaciones que serán definitivas: la plataforma de las cinco claves de las mujeres y la Cumbre Agraria.
La plataforma de las cinco claves agrupa a tres organizaciones (Sisma Mujer, la Red Nacional de Mujeres y la Corporación Humanas) y tienen el poder de movilización de un sector que - las encuestas indican- es uno de los más abstencionistas: las mujeres.
En total, mueven más de mil mujeres en quince departamentos del país. Ahora están trabajando en una estrategia que se llama “pedagogía de urgencia para el sí de las mujeres”. “Son talleres de dos días en los municipios con grupos de 40 mujeres, que a la vez son lideresas de otros municipios, para hacer pedagogía de los acuerdos y enseñarles qué es un plebiscito y por qué hay que decirle sí al proceso de paz”, le dijo a La Silla Adriana Benjumea, directora de la Corporación Humanas.
Y por otro lado está la Cumbre Agraria, un movimiento que agrupa a más de trece organizaciones sociales de todo el país (desde la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos, hasta la Coordinadora Nacional Agraria, el Proceso de Comunidades Negras y las zonas de reserva campesina reunidas en Anzorc) y que lideró el paro agrario de hace dos meses, puede ser clave para movilizar gente el día del plebiscito. Porque como lo demostraron en el paro, lograron sacar a protestar a setenta mil personas, según sus propios cálculos, por las promesas incumplidas del Gobierno, y esa misma fuerza la podrían mover a favor de las votaciones.
Hubo varios que se quedaron por fuera pero que seguramente jugarán un papel clave como la ministra de Trabajo Clara López por su llegada a los sindicatos y a las organizaciones sociales, o el de Luis Eduardo Garzón, por sus relaciones de vieja guardia con esos mismos sectores y que el Gobierno necesitará para alcanzar el umbral de 4.5 millones de votos.
Además, también jugará un papel clave el registrador Juan Carlos Galindo porque puede hacerle más fácil el plebiscito al Gobierno si organiza rápido las elecciones para hacerlo. Aunque en principio la fecha la define Santos cuando le presente la iniciativa al Congreso, Galindo ya dijo que necesitará por lo menos seis semanas para armarlo y si el plebiscito coincide con la reforma tributaria, eso podría quitarle muchos votos al SÍ por el golpe al bolsillo de los colombianos.
Otro que va ser clave no tanto durante la campaña, pero sí el día de la votación, es como contamos, Miguel Peñaloza, porque será el encargado de la coordinación el día de las elecciones. Eso va desde poner buses el día de la votación para llevar a la gente a votar, hasta asegurar que la campaña tenga testigos electorales para cuidar sus votos en los puestos de votación, o que los testigos reciban refrigerios y camisetas.
Pero más allá de esos poderes, para las más de diez fuentes consultadas por La Silla, esta será una campaña de emociones, en donde la ciudadanía y los movimientos sociales jugarán un papel central para definir el resultado, sumado al clásico poder que tienen los voceros de cada lado.
