Cartagena celebra cada noviembre sus Fiestas de Independencia para conmemorar la gesta que la convirtió en la primera ciudad del país en liberarse del dominio español. Pero, en general, los festejos llevan décadas de decadencia, confundidos a nivel nacional y local con el Concurso Nacional de Belleza (CNB), que tiene gran despliegue mediático, mueve miles de millones cada año y terminó anulando la celebración autóctona.
Después de 83 años de llevarse a cabo para las mismas fechas, por primera vez en esta ocasión el Reinado no se realizó en noviembre, según la organización del certamen, porque Miss Universo no permite que se tengan dos reinas al momento de la realización del concurso internacional, como estaba ocurriendo con Colombia.
El hecho se convirtió en una oportunidad de oro para la revitalización de las Fiestas, que lleva años cocinándose. Y también en un momento de transición de poder en las celebraciones más importantes de los cartageneros, que este año costaron 3.500 millones de pesos, generan en promedio 60 mil empleos durante los días del jolgorio (entre maquilladores, músicos, peluqueros, empresas de sonido y hasta taxistas) y cuya batuta ahora quieren tomar los políticos.
El poder del Reinado
A diferencia de años anteriores en los que el Desfile de la Independencia o tradicional Bando, como lo denominan, contaba con la participación de las reinas nacionales que acaparaban la atención, esta vez las comparsas, los disfraces y los personajes que representan la tradición festiva de Cartagena brillaron con luz propia durante un colorido desfile que tuvo como escenario la avenida Santander, entre el mar Caribe y las murallas.
La organización CNB, en cabeza de Raimundo Angulo Pizarro, había sido precisamente la de mayor poder detrás de las festividades novembrinas. Desde su creación en 1933 el poder de ese certamen fue creciendo al punto que, por ejemplo, durante un tiempo las Gobernaciones disponían de presupuesto para enviar a las reinas a Cartagena en noviembre para representar a su departamento.
Además del Desfile de la Independencia, las Fiestas encierran eventos como: cabildos, bandos, preludios en las tres localidades (este año solo se realizó uno), desfile de la comunida Lgtbi, el Reinado de la Independencia, que por pimera vez tuvo un desfile acuático, entre muchos otros.
La principal evidencia del poder del certamen de belleza y su aprovechamiento de las Fiestas de Independencia es que incidía en esa agenda, al punto que durante años (a excepción de algunas administraciones que se opusieron a ello) el desfile que se realizaba tradicionalmente el 11 de noviembre fue corrido de fecha, al acomodo de la agenda del reinado.
Asimismo, aprovechaba ese desfile, que era hecho con dinero público, para presentar a sus reinas.
Ahí perdían todo protagonismo las comparsas que durante meses habían ensayado su presentación para ese día, el ingenio de los disfraces que cada año se mofan de personajes o hechos del país y del mundo y sobre todo se perdían los homenajes a la identidad cartagenera y a los héroes de la gesta independentista, eje central de estos festejos. Toda la atención la acaparaban las reinas.
El Concurso fue recibiendo cada vez más patrocinio, lo que le dio fortaleza económica que terminó menguando el poder que pudieron adquirir las fiestas populares. Por ejemplo, a marcas como Bavaria, les resultaba más rentable invertir en el certamen que era cubierto por todos los medios de comunicación, transmitido por RCN Televisión y que acaparaba la atención en todo el país.
Con la corrida de la fecha del Reinado, la fuerza del evento vuelve a estar únicamente en cabeza del Distrito a través del IPCC.
IPCC, un fortín político que hace la Fiesta
El Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, IPCC, es una entidad descentralizada con autonomía presupuestal. Tiene un poco menos de 20 empleados de planta y además de velar por la conservación del patrimonio de la ciudad debe incentivar y apoyar las expresiones culturales. Su principal reto cada año es hacer las mejores Fiestas de Independencia, que además buscan convertirse en Patrimonio Inmaterial de los colombianos. Esa lucha la está dando desde hace más de cinco años un grupo de investigares y gestores culturares denominado Comité de Revitalización de las Fiestas de Independencia.
Este año las Fiestas vivieron el esplendor de antaño. El Desfile de Independencia, evento central de las fiestas, fue el escenario en el que las comparsas tanto de la ciudad como de la vecina Barranquilla, de donde vinieron más de 500 actores festivos, dieron muestra del verdadero folclor que caracteriza al ser Caribe, pese a los problemas de coordinación y logística que hicieron que el evento, que estaba previsto para iniciar a las 2 de la tarde, arrancara más de una hora después.
Como el presupuesto de inversión del IPCC no es suficiente (para este año era de apenas 4.968 millones de pesos, según lo aprobado por el Concejo) porque además de las Fiestas debe financiar proyectos culturares durante todo el año, y las solas Fiestas, demandaron una inversión de 3.500 millones de pesos, la Alcaldía incorporó 1.600 millones de pesos, “el resto entró por aportes hechos por empresa privada y aliados que aportan, sobretodo, en especie”, explicó la directora del IPCC, Bertha Arnedo.
Ese presupuesto puede ser ejecutado a través de un operador al que se le entrega el dinero para que haga contratos con los privados para todos los gastos: desde zapatos y vestuarios para artistas hasta la logística de un evento académico, como lo hizo el gobierno anterior que entregó esa operación a la empresa turística Gema Tours.
Este año, según nos explicó la directora del IPCC, los recursos se ejecutaron a través de convenios con cuatro entidades sin ánimo de lucro a través de igual número de proyectos: “Todos y todas vamos pal baile”, en asocio con la Corporación Cultural Nuevo Horizonte; “Fiestas con mi gente”, con el Fondo Mixto para la promoción de las artes y la cultura de Bolívar; “Cartagena independiente”, en alianza con la Corporación Gestión 21 y por último “La reina es Cartagena”, desarrollado con la Fundación Nueva Era.
Todos esos proyectos iban encaminados a la realización de eventos lúdicos, pedagógicos, apoyo a actores festivos, entre otros.
El manejo de los recursos se hizo de la siguiente manera: la plata no se les entrega a cada una de estas entidades si no que se crea un presupuesto conjunto donde ingresaban recursos del IPCC y aportes del privado, esas oganizaciones ganan por ese manejo de recursos.
Eso convierte a esa entidad en súper poderosa de estas festividades porque, además de que organiza la agenda de todos los eventos, es la que categoriza a los grupos folclóricos, comparsas y disfraces para determinar el monto de los incentivos que les darán. Esa categorización la hacen con base en los reconocimientos que tengan las comparsas y los años de experticia. Por ejemplo, una comparsa especial, que es la más alta categoría, recibe incentivos hasta por 4 millones de pesos.
Por el presupuesto que maneja y porque durante todo el año desde esa entidad se tiene contacto con líderes culturales y miembros de las diferentes comunidades de Cartagena, el IPCC es visto como un fortín político.
De hecho, en medio de la repartición burocrática que hacen los gobernantes de turno esa entidad es entregada a quien apoye en campaña.
Por ejemplo, durante el gobierno del anterior alcalde Dionisio Vélez esa entidad estuvo en manos de la senadora Sandra Villadiego vía su directora Nacira Ayos Figueroa, quien era de la casa política de Villadiego y le copiaba. Según denunció un ciudadano, Ayos usó esa entidad para ponerle votos en las pasadas regionales a Yolanda Wong que era la carta de la senadora Villadiego a la Gobernación de Bolívar.
Este año esa entidad es la cuota que le dio el alcalde Manolo Duque a su amigo de antaño y estratega de su campaña Felipe Merlano vía su esposa la directora Bertha Arnedo.
Sin embargo, gestores culturales, académicos y conocedores de las artes, le reconocen a Arnedo un buen trabajo al frente de la entidad, que logró en estas fiestas darle mayor participación al pueblo cartagenero con fiestas en sus barrios con orquestas y artista en tarima en las tres localidades, algo que en los últimos dos años no se había logrado.
Además, con el apoyo del Comité de Revitalización de las Fiestas de la Independencia logró robustecer la agenda festiva aportando eventos académicos que son clave para el fortalecimiento y la transmisión generacional de la tradición festiva.
Comité de Revitalización, clave
Desde 2003 un grupo de académicos, hacedores culturales e investigadores viene trabajando en equipo para aportar un contenido histórico y cultural a las Fiestas de Independencia y para ayudar a pensarlas más allá del reinado popular que hace parte de esa fiesta, y más allá de la algarabía del barrio.
Ese grupo denominado Comité de Revitalización fue conformado ese año bajo el liderazgo de Jorge García Usta y con el apoyo de Alberto Abello Vives, Irina Junieles, Gina Ruz, Alfonso Arce, Judith Pinedo Flórez, entre otros.
El grupo ha sido clave desde su creación y logró su esplendor y mayor protagonismo en el cuatrienio de 2008 a 2011 en la administración de Judith Pinedo Flórez. Durante esos cuatro años se rescató el protagonismo en estas fiestas de la figura de Pedro Romero, el mulato que lideró la gesta libertaria de La Heroica y en 2011 se celebró a lo grande el Bicentenario de la Independencia.
Sin ser una empresa o corporación inscrita en Cámara de Comercio y sin recibir dineros públicos, el Comité tiene poder e injerencia en las Fiestas porque sugiere eventos para nutrir la agenda cultural y académica e impulsa con el sector privado el apoyo para la celebración de la independencia. Además, sus miembros son vistos como respetadas autoridades culturales.
Este año fueron los promotores (junto con la Fundación Cívica por Cartagena, Funcicar) de una suerte de nuevo pacto entre instituciones, gremios, academia, Distrito y medios, por rescatar las Fiestas.
“Ese pacto social deberá contribuir a su total recuperación y renovación. Así, cuando se cumpla el bicentenario de la segunda independencia de Cartagena dentro de cinco años en 2021, la ciudad podría tener un hermoso carnaval novembrino, entre el mar y la muralla, y por sus distintos barrios”, como lo visiona en su columna de opinión Alberto Abello Vives, un miembro del Comité y luchador incansable por el fortalecimiento de las Fiestas.
Precisamente en medio de ese trabajo Abello Vives y el Comité lograron el concurso en estas celebraciones de más de 30 empresas del sector privado y de la participación activa del Carnaval de Barranquilla que estuvo presente con más de 500 actores festivos en el Desfile de Independencia.
Desde su creación ese Comité ha logrado el fortalecimiento de la cultura y la identidad festiva en las escuelas, que es en últimas la garantía de permanencia en el tiempo de la tradición. Muestra de ello es el Desfile Estudiantil de los Héroes de la Independencia, una iniciativa creada por ese grupo en 2004 y que este año movió a unos cuatro mil estudiantes que desfilaron con danzas y disfraces por el Centro Histórico de la ciudad.
En ese aspecto ha hecho un trabajo arduo el licenciado Alfonso Arce, vocero del comité, quien asegura que la principal forma de transmitir la tradición festiva es garantizando que los estudiantes se consideren asimismo actores y no solo espectadores de las fiestas.
Además, el mismo Comité promovió la creación del Festival Escolar de Música y Danza en homenaje a Jorge García Usta, precisamente para honrar la memoria de uno de los grandes impulsores de la cultura festiva en Cartagena.
En todo ese rescate del que ahora es protagonista ese grupo de académicos e investigadores también hizo parte Gimaní Cultural, la organización que desde 1989 realiza todos los años el famoso Cabildo de Getsemaní, que cierra las fiestas con un remate en la plaza de la Trinidad, epicentro del colorido barrio en el Centro Histórico de la ciudad.
El cabildo es un conjunto de expresiones festivas de los sectores populares, que encontraron una forma de parodiar y burlarse de la formalidad española, por eso es común ver disfraces de cortesanos, reyes y reinas.
Aunque en estas fiestas siempre han estado mezclados los políticos de una u otra forma, desde este año ha empezado a verse con mayor fuerza la intención de ese sector de meterse en la organización de la celebración más allá del acto que está a cargo del Concejo, que es la lectura del Acta de Independencia en una sesión especial el 11 de noviembre.
Los políticos quieren bailar en la Fiesta
Desde hace varios años en Cartagena viene rondando la idea de que es necesario privatizar las Fiestas de Independencia para convertirlas en un evento tan ordenado y prestigioso como el Carnaval de Barranquilla, que tiene detrás una empresa de economía mixta.
Con la salida del Reinado Nacional de la escena novembrina, esa idea toma fuerza y empieza a sonar en el Cabildo. Uno de los concejales que más ha mostrado interés por la creación de esa empresa de economía mixta es Luis Cassiani, de Cambio Radical y ficha de la senadora del mismo partido Daira Galvis. Él dijo a medios de la ciudad que están “trabajando el acuerdo ya desde el Concejo para junto con el alcalde sancionarlo y empezar a hacer con lo privado y lo público algo nuevo para nosotros los cartageneros”.
La iniciativa es rechazada tanto en sectores académicos como artísticos. La rechazan porque consideran que puede ser el escenario perfecto para que, ahora sí, los políticos bailen a sus anchas “usando los recursos de las fiestas como mejor les convenga y teniendo injerencias en una organización que después les de poder para convertir favores en votos”, como nos dijo un gestor cultural de la ciudad que asistió a uno de los debates en los que mencionó el tema.
Siete de las diez fuentes que consultamos para esta historia coincidieron por aparte en que ese podría ser el camino para deteriorar más las fiestas en lugar de revitalizarlas.
En lo que sí están de acuerdo esas fuentes es en que se necesita de un ente, que podría seguir siendo Distrital, con más músculo que el IPCC y que se dedique los 365 días del año a trabajar en las Fiestas.
Por ahora no está claro cómo sería ese ente, pero lo realmente cierto es que el desfile que vivieron los cartageneros y turistas este 11 de noviembre, ya sin estar a la sombra del reinado de Raimundo, es la primera prueba de que, ajustando varios aspectos de organización y logística, Cartagena puede tener unas fiestas de interés nacional más allá de un certamen de belleza.
