Ayer, con la aprobación en comisiones de la ley de amnistía, el Congreso estrenó el procedimiento para tramitar las leyes y reformas a la Constitución que implementen los acuerdos con las Farc. Con este primer ejemplo quedaron claras varias cosas que marcarán el uso de ese procedimiento en otros casos, como la creación de la justicia transicional, durante los siguientes seis meses.
Éstas son las cinco más importantes.
El track sí es fast y la implementación legal del Acuerdo pinta imparable
La sesión de ayer de las comisiones mostró que con el fast track una ley puede ser aprobada en una tarde, si la maquinaria del Gobierno funciona a total capacidad. En cinco horas de sesiones salió adelante una ley de 60 artículos, una aprobación récord para una ley.
La próxima semana, después de Navidad, la ley de amnistía se debatirá en las plenarias simultáneas. Y si se aprueba a la misma velocidad de ayer, eso quiere decir que habrán pasado un par de semanas entre la presentación del proyecto y su aprobación final.
Con ese antecedente, la aprobación de las demás leyes y reformas constitucionales que requiere el Acuerdo pinta sencilla para el Gobierno, mientras mantenga la coalición mayoritaria. Y como en el sistema colombiano los gobiernos siempre tienen mayorías, todo indica que esas normas saldrán aprobadas sin mayores líos.
Las dudas sobre la refrendación seguirán
Durante la sesión de ayer la liberal Viviane Morales, el senador de Cambio Germán Varón y los uribistas Alfredo Rangel y Paloma Valencia expresaron dudas sobre si el trámite que hicieron es legal, porque alegaron que no es claro si la refrendación del Acuerdo Final ya se dio como exige la sentencia de la Corte Constitucional.
Aunque la decisión de la consejera de estado Lucy Jeannette Bermúdez conocida ayer ordenó al Congreso aplicar el fast track y dijo que no suspendía los efectos del plebiscito, Rangel alegó que sí los suspendía y se contradecía con la Corte Constitucional, una situación de confusión que ayer no frenó la aprobación pero puede cambiar.
Por eso, mientras la Corte Constitucional se vuelve a pronunciar y aclare si la refrendación se dio de forma debida, algo que puede ocurrir cuando falle las demandas contra el Acto Legislativo para la Paz que están andando, o en la revisión automática de la ley de amnistía que debería definir hacia fines de febrero, seguramente seguirán vivas sobre este punto.
No es imposible que las leyes tengan cambios
Antes de que entrara en vigencia el Fast Track congresistas del uribismo como Jaime Amín y José Obdulio Gaviria, dijeron que los proyectos para reglamentar los acuerdos iban a pasar a ‘pupitrazo’ y sin cambios por el Congreso, porque según el Acto Legislativo que crea el procedimiento especial sólo habría cambios si el Gobierno lo permitía.
Pero el debate de ayer demostró lo contrario, pues el Gobierno avaló 4 cambios a la ley: una para que los militares contribuyan a la verdad de las víctimas, de autoría de la senadora Verde Claudia López y la representante Angélica Lozano; otros dos para evitar que los guerrilleros encarcelados por delitos no amnistiables se beneficien por libertad condicional, propuestas por el senador de Cambio Radical, Germán Varón; y otro para constatar que el acuerdo de paz sí fue refrendado por el Congreso en noviembre, que propuso el conservador Hernán Andrade.
Además otras 46 proposiciones (de los Verdes, de La U, de los conservadores y del Centro Democrático) quedaron como constancia, un paso que permite que no se hundan y puedan revivir en el debate en plenarias.
Aunque esa posibilidad siga dependiendo de un aval del Gobierno, el ministro de Interior, Juan Fernando Cristo, dejó el mensaje de que sí es posible que haya cambios, y que por lo tanto el Congreso no es solamente un notario de lo que presente el Gobierno.
El partido donde aterrizarán las Farc tendrá una voz importante
El momento más esperado por muchos de los asistentes a la sesión de ayer era escuchar, por primera vez, a los voceros del movimiento Voces de Paz, creado para recibir a los miembros de las Farc cuando estén desarmados y se dediquen definitivamente a la política sin armas, como busca el Acuerdo Final.
Imelda Daza, militante de la UP que estuvo exiliada por más de 30 años en Suecia, y el profesor de la Universidad Nacional Jairo Estrada, miembro de Marcha Patriótica y el Partido Comunista, fueron los encargados de abrir ese capítulo.
Daza, que habló primero, dio un discurso político reivindicando las posibilidades que puede traer la aplicación de los Acuerdos. Dijo que la amnistía, el indulto y el perdón son sinónimos de reconciliación, recordó el exterminio de su partido político y volvió a pedir verdad sobre estos crímenes “no para colgar en la Plaza de Bolívar a los victimarios, sino saber a quién hay que perdonar”, dijo.
Estrada, más técnico en su intervención, señaló que la ley de amnistía debía aprobarse después de la creación de la Justicia Especial para la Paz, ya que su aplicación depende de elementos de ésta. Por ejemplo, sin la Sala de Amnistía e Indulto que crea esta reforma constitucional no se pueden tramitar llamadas de facto, las que tienen objeto delitos diferentes al delito político y a los delitos directamente conexos con éste, pues esa Sala debe revisar caso por caso para saber quién debe ser amnistiado y quién no.
Lo que quedó claro es que esos voceros si bien no podrán votar, sí podrán participar en igualdad de condiciones, y la oposición de derecha no impedirá que lo hagan.
El uribismo no vota pero sí debate
Como ya es costumbre en los debates en temas de paz, el Centro Democrático intervino en contra de los Acuerdos y, al final, se salió del recinto para no votar.
Pese a tener graves críticas sobre el fast track y la refrendación, los representantes Santiago Valencia (de Antioquia, e hijo de Fabio Valencia Cossio) y Samuel Hoyos volvieron al debate para defender 8 proposiciones que radicó su bancada para modificar el texto de la ley con el fin de dar ajustes técnicos a la redacción.
Esa estrategia permanente de participar pero no votar seguramente se repetirá en las plenarias de la próxima semana, en la que participará Álvaro Uribe, y en las sesiones de los próximos meses sobre las otras leyes y reformas constitucionales que se tramiten pos fast track.
Así que aunque no voten, los congresistas uribistas tampoco dejarán de sesionar
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