Por: María Figueroa
Los resultados de Colombia en las pruebas PISA (Programa de Evaluación Internacional para Estudiantes) han sido noticia una vez más en estos días. Ocupar de nuevo los últimos lugares entre los países que presentaron la prueba PISA es un campanazo para los actores del sistema educativo del país. Al salir esta información, empiezan a aparecer todo tipo de razones que explican el resultado en la prueba. Quiero dedicar este espacio a mirar algunas de estas razones y qué acciones podemos tomar como país para mejorar en este tipo de pruebas.
La prueba PISA tiene diferentes enfoques y secciones. En general, la prueba mide competencias de lenguaje, matemáticas y ciencias y adicionalmente en este caso la prueba también estuvo enfocada a medir la competencia de resolución de problemas del contexto real. Más allá de medir solo el conocimiento de los estudiantes, estas pruebas también miden las habilidades, es decir que saben y que saben hacer los ciudadanos.
Algunos sectores han criticado la prueba argumentando que sus preguntas no son válidas en el contexto colombiano y que la muestra de estudiantes que tomó la prueba no es representativa. El tomar estas afirmaciones como ciertas no van a subirnos puestos en el ranking de países. En efecto, el contexto colombiano tiene varias limitaciones para hacerlo comparable con otros países. Por eso considero que Colombia como país es valiente al dejarse medir al lado de 34 países de la OECD. Lo más rescatable es que Colombia tomó la decisión de participar en esta prueba y de asumir los resultados con aras de mejorar. Precisamente ese es el objetivo de evaluar: identificar áreas de fortaleza y áreas donde se puede mejorar. Por lo tanto argumentar que en temas tecnológicos no podemos responder tan bien (por eso probablemente Japón y Singapur puntean) puede ser un argumento para justificar el resultado, pero creo que desvía el propósito de participar en estas iniciativas. Además en la prueba existen varias preguntas sobre problemas de la vida real que no usaron elementos tecnológicos y que considero estudiantes de 15 años deben poder resolver (Ej. Escoger el mejor un punto de encuentro entre tres personas sin viajar más de 15 minutos)
Otra de las razones que se mencionan para justificar el resultado es que la muestra de estudiantes no es representativa. El proceso de selección de quiénes presentan la prueba lo hace el ICFES teniendo en cuenta análisis estadísticos de una muestra representativa de la población colombiana. Si bien la muestra no es muy grande, si representa de manera estadística y eso es lo que hace que los resultados sean confiables. Además ese argumento de sesgo en la muestra aplicaría para todos los países, y no habría países de condiciones similares con buenos desempeños.
Sugiero entonces en este proceso de evaluación para el mejoramiento, usemos la información obtenida para cuestionarnos como país y como sistema educativo. Lo primero es si queremos que nuestros estudiantes se formen como ciudadanos que puedan resolver problemas de la vida real y aplicar lo que saben. Yo asumiría que sí. Hoy en día queremos darles a las personas habilidades para el siglo XXI. Con la disposición de la información que tenemos, a solo un click, es importante desarrollar estas habilidades para solucionar problemas. Por ende, la tendencia en evaluación internacional es a medir estas competencias, como bien hemos visto en los últimos años con los cambios en las pruebas que realiza ICFES.
Debemos entonces pensar en cómo desarrollar estas habilidades. Probablemente tener profesores que reciten contenidos en el salón de clase no es la mejor estrategia. La sugerencia es entonces que en las clases ocurran actividades similares a lo que se pretende medir en este tipo de pruebas. Es decir que los estudiantes se enfrenten a problemas cotidianos y los resuelvan; que los estudiantes trabajen en grupos y desarrollen estas competencias discutiendo con sus pares; y que el profesor haga preguntas que lleven a los estudiantes a proponer estrategias para enfrentar problemas reales.
Desempeñarnos de excelente manera en estas habilidades no puede darse de la noche a la mañana. Son competencias que debemos dar a los estudiantes a lo largo de su trayectoria en el sistema educativo. Por lo tanto, en las Facultades de Educación debemos re-pensarnos que queremos desarrollar en los profesores y como vamos a trabajar con ellos para que tengan las habilidades de enseñar estas competencias a sus alumnos.
Los resultados en las pruebas PISA que han salido a la luz pública en los últimos seis meses no dejan bien parado al sistema educativo colombiano. Algunas personas culpan a los profesores de estos resultados, pero las razones son mucho más complejas. Los resultados son un reflejo de problemas en el sistema, en los colegios y también en profesores. Sin embargo, hay ejemplos claros de colegios que funcionan mejor que otros. En este caso estoy hablando de varios de los colegios en concesión, donde se ve una mejoría notable en los resultados en pruebas estandarizadas de los estudiantes a través de los 14 años que duró la concesión. Además, estadísticas como la deserción o el porcentaje de niñas que quedan en estado de embarazo son mucho más bajos en colegios en concesión que en los otros colegios. Estas tres evidencias muestran que si se puede brindar educación de calidad, inclusive a costos más bajos que los colegios oficiales. En este aspecto quiero cuestionar la forma como se decide si este tipo de colegios continúan su gestión o no, ya que no debe depender del gobernante de turno sino de un proceso claro de evaluación que indique si estos colegios están cumpliendo su propósito o no. Las políticas educativas deben pensarse a largo plazo con criterios claros de evaluación, para poder tomar decisiones claves basados en evidencias y no en la tendencia política del mandatario de turno.
Siento que en los últimos años he sido testigo de grandes esfuerzos en la educación del país que espero empiecen a tener un impacto, pero también creo que si no nos aliamos todos por la educación, va a ser complejo seguir logrando la transformación en Colombia.