Este martes cundió el pánico en la Vicepresidencia: le pidieron la renuncia al centenar de funcionarios que venían trabajando con Angelino Garzón y que no sabían si se iban a quedar trabajando con Germán Vargas Lleras o se iban a otras áreas del gobierno.
En total, cien funcionarios de cuatro áreas distintas recibieron la noticia: además de 20 empleados de planta de la vicepresidencia, saldrán 60 del programa de derechos humanos que dirigía Alma Viviana Pérez, 10 del programa afro que lideraba Óscar Gamboa y 10 del programa indígena bajo el mando de Gabriel Muyuy.
Todos ellos formaban parte del Departamento Administrativo de la Presidencia, que desde la reforma a la Casa de Nariño de principios de mes está en manos de Néstor Humberto Martínez. Él es quien administrativamente controla la contratación y desvinculación de funcionarios en la Vicepresidencia.
Aunque Vargas Lleras anunció que eliminaría esos tres programas, según le dijeron dos personas de la Vicepresidencia a La Silla los empleados confiaban en que el proceso sería gradual dado que el decreto de reestructuración de la Presidencia dice que los funcionarios se quedarían hasta que fueran reemplazados.
También esperaban que sus hojas de vidas fueran tenidas en cuenta para las direcciones afro, indígena, derechos humanos y de consulta previa en el Ministerio de Interior, que cumplen misiones similares y que heredarán las funciones que tenía Vicepresidencia (lo que evitará que sigan duplicadas).
Los únicos que se salvan por ahora son los 50 empleados del programa para luchar contra las minas antipersonal, que pasará al ministerio del posconflicto que dirigirá el general Óscar Naranjo -con quien ya están conversando- y que se quedará en Presidencia mientras nace esa entidad.
Nota de la editora: Esta nota fue modificada a las 4.15 pm para dejar claro que la barrida no la hizo Vargas, quien no tiene las atribuciones para hacerlo.