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El viejo PIN está entre Duque y Petro

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Aunque Iván Duque y Gustavo Petro son los dos polos opuestos de la campaña presidencial, en el viejo PIN están debatiéndose entre esas dos opciones. 

La idea del partido del parapolítico Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil es hacer el acuerdo que más le convenga para tomar aire los próximos cuatro años luego de la estruendosa derrota en las legislativas (no alcanzaron el umbral para Senado y solo quedaron con dos Cámaras). Pero tiene todo en contra para acordar beneficios.

No solo porque el costo de hacer una alianza con ese partido debido a todas las sombras que pesan sobre él es muy alto con respecto a los votos que podría poner; sino también porque no es tan claro qué tantas bases tenga para negociar debido a que en todas las regiones donde es fuerte muchos de sus militantes ya están formalmente matriculados entre esas dos campañas y la de Germán Vargas Lleras

Entre Duque y Petro

Aunque normalmente las decisiones en el viejo PIN no suelen ser producto del consenso de sus integrantes, sino más bien la ejecución de las directrices que imparte su dueño el ‘Tuerto Gil’, para las elecciones del 27 de mayo ese partido está metido en un debate interno.

 

La discusión inició hace tres semanas cuando las directivas del partido citaron a un Comité Ejecutivo Ampliado (incluyó delegados de varios departamentos) para definir el nombre del candidato presidencial que apoyarán en la primera vuelta. 

La idea era que para mantener las bases juntas -algo que es muy importante en este momento debido a la derrota en las legislativas-, se decidiera por votación el respaldo; sin embargo, ese día no hubo acuerdo porque, según nos relató una fuente que estuvo allí, “prácticamente empataron” los nombres de Iván Duque y de Gustavo Petro.

La disyuntiva en sí misma es una contradicción, pero tiene una explicación histórica y otra estratégica. 

La histórica es que aunque el viejo PIN inició su debacle hace diez años por haberse aliado con grupos paramilitares y ha sido afín a candidaturas de derecha en ese mismo lapso de tiempo, realmente nació tras la desmovilización del M19 y agrupó a organizaciones sindicales y a sectores de izquierda que aún permanecen allÍ. 

La explicación estratégica está en que en las encuestas esos dos candidatos están punteando, y en el viejo PIN quieren arrimarse al árbol que más sombra les dé. 

Más allá de eso y para evitar nuevas fracturas, ese mismo día se conformó una comisión para buscar acercamientos con las dos campañas y definir con cuál se irían.

Los delegados fueron la senadora saliente Doris Vega, esposa del parapolítico Luis Alberto ‘el Tuerto Gil’ (dueño del partido); Marco Fidel Suárez, concejal de Bogotá: Milene Jarava, representante electa y esposa del controvertido Yahir Acuña; Julio Villate, exdiputado de Santander; y Juan Roberto Rico, un viejo socio de Gil que hace parte del comité político del partido. 

La idea era que ellos hicieran los puentes, miraran las posibilidades de llegar formalmente a cualquiera de esas dos campañas, y preacordaran las condiciones del apoyo para que el partido tomara la decisión que más le favoreciera. 

Sin embargo, en la práctica esa comisión no ha funcionado.

Las razones están en que tras los resultados de las legislativas el partido tiene más reducido que nunca el perfil para negociar (en otras ocasiones tenían la fuerza de una bancada de 8 representes, 5 senadores y 467 mil votos y hoy su carta son 2 cámaras y 354 mil votos), en que sus bases ya están divididas y que no es tan claro que los quieran recibir formalmente. 

Nuevamente de tinieblo

La Silla habló con Alicia Arango, la jefe de debate de la campaña de Iván Duque, y con Jorge Rojas el coordinador político de la campaña de Petro, y en los dos lados nos dijeron que no ha habido acercamientos formales con las directivas del viejo PIN. 

Mientras que en el Centro Democrático Arango nos dijo que tampoco habían reuniones concretadas; en el de Petro nos explicaron que lo que sí ha pasado, ha sido la adhesión formal de algunos concejales -nos habló del caso específico de Caucasia en Antioquia- y que lo han hecho a título personal.

En el lado del partido de Gil las versiones son otras. 

Dos fuentes de adentro de esa colectividad y una del Centro Democrático en Santander le contaron a La Silla que la senadora Doris Vega sí ha buscado acercamientos con el uribismo y que en Bogotá -en el Congreso- ha intentado acortar distancias con el expresidente Álvaro Uribe. 

“El problema es que no hemos recibido respuesta y nada se ha concretado”, dijo a La Silla un político del viejo PIN. 

Además, otras tres fuentes nos contaron que en el lado de Petro, el comisionado ha sido Juan Roberto Rico (algo que él nos negó), pero que tampoco ha pasado nada.

Cualquiera que sea la verdad, lo que sí deja en evidencia el cruce de versiones es que al viejo PIN no lo quieren de frente en ninguna de las dos campañas. 

A ese escenario se suma que los demás compromisarios, no se están moviendo o por su cuenta ya están definiendo su propio bando. 

Mientras que el concejal Marco Fidel Suárez, nos contó que aún no se ha reunido la comisión y que está esperando a que los citen para sentarse a hablar del camino que tomarán; en el lado de Jarava, como contó La Silla Caribe , hicieron una encuesta para que su grupo decida el candidato que apoyarán; y el exdiputado de Santander, Julio Villate, ya está trabajando de frente en la campaña de Iván Duque a través de la línea de Luis Alfredo Ramos. 

Además, las otras fuerzas del partido en las regiones donde tienen concentrado su poder, también se están acomodando por cuenta propia. 

La movida regional

El viejo PIN tiene en el Caribe sus tres fuerzas electorales más grandes: sus dos representantes electos (la sucreña Milene Jarava, esposa y heredera política del cuestionado exrepresentante Yahir Acuña; y el magdalenense Franklin Lozano, hijo y heredero político del exdiputado Franklin Lozano, condenado por parapolítica) y su senador más votado, Antonio Correa.

De esas tres fuerzas, la de Lozano es la única que oficialmente ya está dentro de una campaña presidencial: la de Germán Vargas Lleras, que con la estructura que lidera Lozano padre sigue sumando maquinarias de cuestionados, como lo hemos venido contando en La Silla.

El representante electo Lozano está formalmente dentro del comité político de la campaña Vargas en el Magdalena y, de hecho, ya ha asistido a varias reuniones proselitistas, como nos lo confirmaron por aparte dos políticos de ese departamento que lo han visto, también son vargaslleristas y prefirieron no ser citados.

En Sucre el grupo que dirige Yahir Acuña depende del sondeo en Facebook, que cerró a mediados de mes, pero, que según nos dijo ayer una fuente importante del yahirismo, aún no tiene los resultados consolidados.

Tampoco el senador saliente (la mayor votación del viejo PIN) Antonio Correa hace parte aún de ninguna campaña presidencial. Hace unos meses estuvo cerca de la de Vargas y ahora quisiera respaldar más bien a Duque, pero en ninguno de los dos casos de ha concretado nada.

En cambio en el Pacífico los militantes del partido ya están en las toldas uribistas, tal como lo pudimos comprobar en Chocó y Buenaventura, donde todavía tienen votos a través de diputados y concejales. 

En Chocó, donde el Partido tiene 14 concejales, 1 diputado y 1 alcalde, sus bases y directivas ya acompañaron los recorridos del uribismo en Condoto, Itsmina, Unión Panamericana y Tadó. 

Además su director regional, el exdiputado José Nilson Quinto hace parte de la coordinación departamental de la campaña, en la que también hay miembros del uribismo, La U y el Partido Conservador.

La meta del uribismo en Chocó es sacar 32 mil votos, una cifra similar a la que sacaron en 2014 con Óscar Iván Zuluaga. De esos, el PIN cuenta con que pueda poner 4 mil.

El apoyo en Valle, el otro bastión diezmado del PIN en el Pacífico (tiene solo 34 concejales), es más de base que de líderes, sobre todo en Buenaventura, fortín político del exsenador parapolítico Juan Carlos Martínez Sinisterra. 

Como contamos, el Negro Martínez había buscado a la campaña duquista en el puerto para adherir, pero los acercamientos quedaron truncados tras su recaptura el martes de esta semana por enriquecimiento ilícito

Ahora, solo las bases de la excandidata Noris del Carmen Cano (quien se quemó en marzo con 5.800 votos) y el excandidato a la Asamblea, Efrén Vente, ambos aliados del Negro Martínez están con la campaña. Así nos lo confirmó el electo representante uribista del Puerto, Milton Angulo, mientras que la excandidata no contestó llamadas ni mensajes. 

Solo una parte minoritaria de la estructura del PIN en el puerto no la controla Martínez. Esta facción, liderada por el concejal Winstong Segura apoyaría a Vargas, vía la alianza con la gobernadora Dilian Francisca Toro, del que Segura es cercano, algo que el Negro consideró una traición

En Norte de Santander, donde le dio el aval al hoy alcalde de Cúcuta, César Rojas, las fuerzas están partidas.

Mientras que el sector del condenado exalcalde y padrino de Rojas, Ramiro Suárez, está con Germán Vargas Lleras , la base tradicional de ese partido está de frente con la campaña de Gustavo Petro.

Y en Santander, que es la casa del viejo PIN, las tendencias están divididas entre los indecisos y Duque (el parapolítico Alfonso Riaño, está impulsando la llegada a esas toldas y en el uribismo local confirmamos que varios excandidatos a concejo y alcaldías están sumándose).

Sobre la posición del ‘Tuerto’ Gil hay versiones encontradas. Un sector nos dijo que el controvertido político está más inclinado a apoyar a Duque y que esa es la razón por la que su esposa está buscando los acercamientos con el Centro Democrático; y otro, que aún no ha mostrado favoritismo y que está esperando a la nueva reunión de las directivas. 

El 1 de mayo las directivas del partido definirán entre Petro y Duque y si aceptan ser el tinieblo de cualquiera de esas campañas, o si se van por el medio y dejan en libertad a sus militantes para no ahondar las heridas de las legislativas y evitar más fracturas. 
 

Silla Nacional
Laura Ardila Arrieta
Tatiana Duque
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Silla Caribe
Silla Santandereana
Silla Pacífico
Silla Cachaca
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Luis Pérez, ¿presidenciable uribista para 2022?

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Mientras muchos colombianos tienen concentrada su atención en las elecciones presidenciales de mayo y junio (si hay segunda vuelta), en Medellín hay alguien que parece estar moviendo sus fichas para las presidenciales de 2022: el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez.  

Cinco personas cercanas a Pérez y a Álvaro Uribe en Antioquia le dijeron a La Silla Paisa que hay acercamientos para que el mandatario departamental sea uno de los precandidatos del Centro Democrático en cuatro años.

Pérez ha pasado por varios partidos, pero durante los últimos ocho años ha estado al lado de Juan Manuel Santos. Fue su coordinador de campaña en Antioquia en 2010 y para su reelección en 2014, y en este momento se asumía que él estaría jugado por Germán Vargas porque recibió en 2015 el aval de Cambio Radical y su apoyo cuando era vicepresidente. 

De ahí que sí se concreta esa aspiración en el uribismo sería un nuevo salto partidista.

Las movidas

La última ficha que lo acerca al Centro Democrático la movió hace unos días cuando nombró a Carlos Andrés Betancur como gerente de Control Interno de la Gobernación.

Betancur fue candidato uribista a la alcaldía de Itagüí en 2015 y este año le hizo campaña al Senado en su fortín, Itagüí, a Nicolás Pérez, sobrino del gobernador Luis Pérez, y a la Cámara al bellanita Jhon Jairo Bermúdez, ambos candidatos por el Centro Democrático. 

El segundo indicio de este proyecto presidencial tiene que ver con la coalición tradicional que tenía Pérez en la Asamblea, que se ha roto, mientras se ha fortalecido la uribista.

Desde su primer día como gobernador de Antioquia, Pérez dijo que él quería gobernar con una coalición de 26 diputados —refiriéndose a todos los miembros de la Duma—; en la realidad, ha tenido una coalición de gobierno de 16 diputados: cinco liberales, cuatro conservadores, cuatro de la U, dos de Cambio Radical y uno del partido Verde.

Él los ha consentido en términos burocráticos y ellos le han correspondido: le aprobaron más de 100 proyectos de ordenanza. 

Así fue hasta el año pasado.

"Taquito" a su coalición

En abril de 2017, se da la primera señal de una ruptura en la coalición. 

Al finalizar las sesiones ordinarias, Pérez calificó como "decepcionante" el trabajo de la Corporación porque solo aprobó seis de los 19 proyectos de ordenanza que presentó para el primer periodo de sesiones ordinarias. 

La razón de esa pérdida de energía de sus aliados en la Asamblea era que Pérez les había comenzado a quitar a estas bancadas cuotas burocráticas y hegemonía en la Lotería de Medellín, el Idea y la Administración Departamental. 

Para ese momento, el Gobernador se había comenzado a acercar a sectores del Centro Democrático, corriente que postuló la candidatura al Senado de su sobrino, Nicolás Pérez, pero con un costo burocrático para Pérez.

Nombró como secretario de Productividad a Federico Guerra, hermano de Andrés Guerra, director del Centro Democrático en Antioquia; como director de Rentas Departamentales a Norman Harry Posada, exconcejal de Medellín del mismo partido; como rector del proyecto Universidad Digital a Darío Montoya, director del Sena en la presidencia de Uribe; y ha mantenido en sus cargos a Mauricio Tobón en el Idea y a Iván Correa en la Fábrica de Licores de Antioquia.

“En todo los países del mundo, uno gobierna con los aliados políticos; si el Gobernador necesita una persona con cierto perfil, lo más normal es que se lo pida a alguien cercano a nosotros, los que ayudamos a montarlo en la Administración”, le comentó a La Silla Paisa un diputado de la coalición de gobierno.

Hoy la relación con gran parte de la Asamblea y su mesa directiva es tensa y lo que está sucediendo con Savia Salud es la prueba: la semana pasada, la Asamblea aprobó el proyecto de ordenanza para reorganizar la EPS mixta, pero el Gobernador la objetó, porque quiere vender la participación de la Gobernación a particulares.

De los siete votos negativos que tuvo este proyecto de ordenanza, cuatro fueron de diputados del Centro Democrático, corporados que también fueron los que apoyaron la candidatura al Senado de Nicolás Pérez.

“Espero que lo que está sucediendo con este proyecto de ordenanza de Savia Salud no nos distancie más del Gobernador. Llevamos varios meses en un tira y afloje político; el gobierno departamental dice y quiere una cosa y la Asamblea otra”, le comentó a La Silla Paisa otro diputado de la coalición.

Presidenciable del uribismo para 2022

Y el tercer indicio son las cada vez más frecuentes reuniones del Gobernador con Uribe.

Dos fuentes del Centro Democrático, dos "Luisperistas" y un estratega político le confirmaron a la Silla Paisa que se han encontrado en el Ubérrimo (la finca de Uribe en Córdoba), en Llanogrande (su casa en Rionegro) y muy seguido hay reuniones con uribistas en el despacho del Gobernador.

Un militante muy cercano al expresidente y senador, explicó que Uribe y Pérez siempre han tenido una muy buena relación y que haber liderado campañas opuestas en 2015 para la Gobernación —Uribe con Andrés Guerra y Pérez como candidato de la Unidad Nacional— no generó ningún tipo de distanciamiento.

"Desde 2017, Uribe comenzó a decirle al Gobernador que él podía ser el candidato a la Presidencia de la República por el Centro Democrático (para 2022)", nos dijo un diputado muy cercano a Pérez.

Para impulsar esa visión de "Luis Pérez Presidente 2022-2026", en 2016 nació el movimiento cívico "Luisperistas", liderado por el abogado Libardo Álvarez —a quien Pérez nombró rector del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid en diciembre de 2017— y por el excongresista y empresario Luis Javier Castaño —que ayudó a financiar la última campaña de Pérez y a quien le ubicó a la esposa (Llanedt Martínez), primero, en la secretaría de Productividad y luego, por la denuncia de La Silla Vacía, la pasó a la Gerencia Indígena—.

A año y medio de terminar su período como gobernador, y en vísperas de las elecciones de 2018, en los círculos políticos de Antioquia el futuro político del Gobernador comienza a verse cada vez más cerca del uribismo.

Silla Paisa
Álvaro Uribe Vélez

Álvaro Uribe Vélez

Ex presidente de la República y Senador

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Los equipos de las campañas

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Los que ponen la cara son los candidatos en las campañas, pero detrás de todo lo que dicen y hacen hay equipos que los asesoran. Estas son las cabezas y los equipos que están detrás de las campañas.

Haga click en las pestañas para ver quiénes trabajan tras bambalinas.

La campaña de Petro

Más allá de los altos cargos de coordinación, en terreno la campaña está organizada por lo que ellos llaman nodos, es decir, grupos de ciudadanos unidos por causas sociales como el ambientalismo, el animalismo, grupos LGBTI, afros, entre otros, que en conjunto integran redes que movilizan la campaña en las regiones. En todo caso, hay equipos coordinadores en cada región, que tratan de mantener relaciones horizontales con los otros integrantes de la campaña. El movimiento ha crecido sobre todo alrededor de dos movimientos más pequeños: Los de a pie con Petro y Jóvenes con Petro.

La campaña de De la Calle

Como De la Calle decidió combinar una candidatura de partido con una de movimiento social compuesta por académicos, expertos y sobre todo por gente joven que se fue sumando, su campaña combina la estructura de partido con la ciudadana.

“Es un compendio entre estructura y opinión”, nos dijo una fuente que hace parte de ella.

La ciudadana primaba hasta hace dos semanas, cuando el Partido Liberal decidió rodear la candidatura y nombró al senador Rodrigo Villalba como coordinador nacional. Ahora conviven a nivel nacional y regional.

La campaña está centralizada en Bogotá, desde donde se mandan los lineamientos políticos, programáticos, administrativos y financieros. En cada región o departamento hay un líder o dirigente político (la mayoría son de los directorios del Partido Liberal) que hace las veces de coordinador político y otro líder de movilización.

La campaña de Fajardo

Aunque algunas cosas están centralizadas en Bogotá, como el comité estratégico, el equipo tiene un coordinador político y otro operativo en cada departamento y en Bogotá, además de encargados de colombianos en el exterior.

Los coordinadores políticos manejan las relaciones y alianzas políticas, y los operativos manejan la agenda del candidato en sus visitas, los equipos de voluntarios y las actividades de calle.

Tanto a nivel regional como central los equipos están compuestos por personas de los verdes, del Polo Democrático y de Compromiso Ciudadano, del que hace parte buena parte de la campaña, incluyendo personas que trabajaron con Fajardo en la alcaldía de Medellín o en la gobernación de Antioquia.

En Bogotá, Antonio Navarro, senador verde, es el coordinador político y Martín Rivera, de Compromiso Ciudadano, es el operativo.

La campaña de Vargas

La campaña de Vargas tiene sedes en prácticamente todos los departamentos y se ha venido robusteciendo más con la adhesión del Partido de La U.

Con su personalidad de microgerente, Vargas está a la cabeza de prácticamente todos los equipos de campaña, aunque delega algunos temas e incluso terceriza otros, como la publicidad.

“Acá solo hay un jefe que se llama Germán Vargas. Los demás son líderes de equipos.”, nos dijo una persona que hace parte de la campaña que prefirió no revelar su nombre.

Los equipos se componen por personas de Cambio Radical, de la campaña de Juan Carlos Pinzón y del Partido de la U. Su esposa, Luz María Zapata está al frente de los temas de mujeres y, su hija, Clemencia Vargas se ha vuelto la imagen de las juventudes de la campaña.

La campaña de Morales

La campaña de Morales se compone de las personas que han trabajado con ella desde su campaña al Senado y que hicieron parte de su Unidad de Trabajo Legislativo, UTL, también, de asesores externos y de voluntarios que se han sumado a la campaña a través de un formulario difundido en redes sociales.

La mayoría de los voluntarios son cristianos o católicos.

Luego de que el Consejo Nacional Electoral dejara en firme su candidatura, Morales comenzó su gira. Hasta el momento en su gira ha recibido apoyo de algunos excandidatos de Somos y de Colombia Justa Libres.

La campaña de Duque

Después de que Duque ganó la consulta de la derecha el 11 de marzo y Marta Lucía Ramírez se convirtió en su fórmula, las campañas de los dos se unieron. Así se combinaron el equipo de Ramírez y las bases conservadoras con las que cuenta, con la estructura de partido del Centro Democrático.

La campaña centraliza algunos aspectos como los financieros y administrativos. Llega a las regiones a través de directorios y congresistas, concejales y ediles. También de los comités conservadores que se crearon en la campaña de Ramírez para la consulta y de los comités de voluntarios que el ex presidente y senador Álvaro Uribe ha impulsado en barrios, municipios y ciudades y que congresistas, ediles y concejales han venido concretando.

Su función es impulsar y replicar el mensaje de la campaña y están compuestos por militantes. Según nos contaron como no hay restricciones para configurarlos, algunos se han creado de manera espontánea.

De la campaña nos contaron que estos comités funcionan como una pirámide en la que a cada persona que ingresa se le pide que encuentre a 10 personas más en su barrio o municipio.

 
Silla Nacional
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Las pruebas de que Vargas sí tiene condenados en su campaña

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En la entrevista que tuvo el pasado lunes en Hora 20, Germán Vargas Lleras afirmó: “Ninguna persona que ha sido condenada está hoy en mi campaña”. Una frase que repitió hoy en otra entrevista en Blu Radio. Eso, sin embargo, no es cierto.

La primera evidencia de que eso es falso es la presencia, hoy en un evento político con Vargas en el Hotel Hilton en Cartagena, del exsenador de La U, condenado por corrupción, Juan José ‘Juancho’ García Romero.

Juancho García es el líder de uno de los clanes más poderosos y desprestigiados de Bolívar (su esposa es la exsenadora Piedad Zuccardi, en juicio por parapolítica, y su hermano es el exsenador Álvaro ‘el Gordo’ García Romero, condenado por una masacre paramilitar), y está hoy en el proyecto vargasllerista vía su hijo y heredero político: el senador de La U, Andrés García Zuccardi.

Además de García, también está de frente en la campaña de Vargas (al menos hasta antes de su captura por lavado de activos y testaferrato) el coronel Hugo Aguilar, condenado por parapolítica.

En febrero pasado, días antes de ser detenido, el Coronel lideró él mismo un evento político para Vargas junto a su hijo Richard Aguilar, como lo contó La Silla Santandereana

Aunque el exvicepresidente no se presentó, sí lo hizo el director de su partido Cambio Radical, Jorge Enrique Vélez.

 

Además de eso, en la campaña de Vargas están varias fichas de grupos cuyos votos son conseguidos con maquinarias que lideran personas condenadas, como lo hemos contado en La Silla.

Entre ellas, por mencionar sólo dos ejemplos, la excandidata al Senado de Cambio Radical, Juliana Escalante García, quien es sobrina del Gordo’ García Romero.

Y, como lo contó La Silla Caribe, recientemente también se subió al bus de Vargas la Ñoñomanía, como se llama el movimiento del exsenador Bernardo ‘el Ñoño’ Elías, quien aceptó haber cometido cohecho y tráfico de influencias en el escándalo de Odebrecht.

Julio Elías, hermano del Ñoño, participó en representación de la Ñoñomanía en una reunión política convocada por el gerente de la campaña de Vargas en Córdoba, Adolfo Pineda García.

El condenado Juancho García Romero (camisa de cuadros rosada) en el evento de hoy de Vargas en Cartagena. De primero a la izquierda, Aurelio Iragorri, director del Partido de La U.
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Germán Vargas Lleras

Germán Vargas Lleras

Ex Vicepresidente de la República y candidato presidencial del movimiento 'Mejor Vargas Lleras'

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Iván Duque, el buen hijo

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Iván Duque es un hombre responsable, competitivo y convencional y sobre todo, un buen hijo. Los primeros rasgos son los que le han permitido distinguirse en los puestos que ha ocupado, pero es el último el que lo tiene ad portas de la Presidencia.

Duque nació el 1 de agosto de 1976 en una familia acomodada y muy política de papá antioqueño, del municipio de Gómez Plata, y de mamá entre tolimense y cartagenera. Nació en el segundo matrimonio de su papá (del primero tiene una hermana), el mayor de dos hijos, y el niño de los ojos de su papá, una figura central en la vida del candidato presidencial.

“Era su mejor amigo y su ídolo”, dice Andrés Barreto, quién lo conoce desde su infancia, es amigo de su familia y ha trabajado con Duque desde 2013. Las más de diez fuentes (entre amigos de colegio, universidad, familiares, colegas y rivales en el Senado y funcionarios del BID) con las que hablamos para este perfil coincidieron en que su papá ha sido, de lejos, la mayor influencia en la vida de Duque.

“Su papá es un motivador de tal tamaño que no te lo alcanzas a imaginar”, dice Leonor Barreneche, la viuda de Iván papá, que lo acompañó los últimos años de su vida. “Iván Jr. va a ser lo mejor que puede en honor a su papá. Sería incapaz de defraudarlo”.

La influencia de su papá

Iván Duque Escobar ocupó muchos cargos públicos: fue gerente del Instituto de Crédito Territorial, gerente de las Empresas Públicas de Medellín, Gobernador de Antioquia, Ministro de Minas y de Desarrollo y Registrador Nacional. Era liberal, muy cercano al ex presidente Turbay Ayala, y un político profesional.

Fue muchas cosas en la política pero no le dio para ser Presidente. Su hijo, a los 4 años, ya quería serlo, y su papá siempre lo estimuló en esa dirección.

En vez de leerles Rafael Pombo, Iván papá les leía los discursos de Gaitán.  Los paseaba por todos los pueblos de Antioquia y desde ahí los ponía a dar discursos en cada pueblo, con vibrato y todo, gritaban viva el Partido Liberal.

A los nueve años, Iván Jr. tenía dos hobbies: jugar fútbol y ver noticieros. En una casa grande que tenían en Multicentro, en Bogotá, no se perdía ninguno. “Se sabía todas las estadísticas de fútbol y las políticas”, cuenta Barreto.

La biblioteca de su papá, de 17 mil volúmenes, es legendaria, y meterse en ella para devorarse un libro tras otro era otro de sus pasatiempos.

Iván Duque goza de memoria fotográfica y así como se aprendía los discursos de los políticos se aprendía cuando joven los diálogos de las películas que veía con sus amigos en un aparato de DVD, la sensación en los noventas.

Se sabe las frases de Rocky, recita al derecho y al revés el Club de la Pelea, una de sus películas favoritas, y todavía le gusta hacerle quizzes de personajes y escenas a sus subalternos.

Su vida en el colegio era el fútbol y la lectura rápida (se metió a un curso de eso cuando se enteró que el presidente Kennedy lo había hecho) y sin venir de una familia militar se le metió en la cabeza que quería irse al Ejército a hacer la carrera castrense. La alternativa era jugar de centrocampista en el equipo del América de Cali, del que es hincha.

Para el papá, que tenía grandes sueños políticos para él, la disyuntiva futbolista o militar, no tenía cabida. Y en esa discusión, a Duque se le vencieron todos los períodos para inscribirse en la universidad. Igual, no tenía buenas notas para ir a una mucho mejor.

Entonces entró a la Sergio Arboleda, cuyo rector Rodrigo Noguera, era amigo de su papá. La universidad estaba arrancando y en segundo semestre  de derecho pensó en pasarse a otra mejor, pero dice que Álvaro Gómez lo convenció de que “hiciera universidad”. Y se quedó.

Duque estaba en la universidad el día que mataron al líder conservador, justo cuando salía de dictar clase, y su asesinato, según su amigo Francisco Barbosa, “le tocó la burbuja. Le tangibilizó el poder de las ideas”.

“A mi me marcó muchísimo la muerte de Gómez Hurtado”, dijo en el Charladito con La Silla Vacía y Zona Franca. “En ese momento que estaba Samper en el gobierno, yo quería vincularme a alguien que estuviera haciendo oposición, y que hiciera una oposición creíble en ese momento. Yo era del liberalismo en ese momento, y la única figura que estaba haciendo oposición era Juan Manuel Santos.”

Su pasión ya era la política y la economía y a los 19 le decía a su amigo Barbosa, “tenemos que gobernar este país”. Con esa idea llegó a la Fundación Buen Gobierno, recién creada por Santos.

Lo hizo de la mano de su papá, que conocía a Santos porque ambos eran del Partido Liberal.

El empujón de Santos

En ese momento había cuatro jóvenes que en palabras de alguien que estuvo desde sus inicios en la fundación “eran los que le hacían los mandados a Juan Manuel. Le correteaban de arriba para abajo”.

Uno de esos jóvenes era Duque. Los otros eran Juan Carlos Pinzón, el ahora fórmula vicepresidencial de Vargas Lleras; Sergio Díaz Granados, el ex ministro de Santos;  y Germán Chica, el polémico ex consejero político de Santos.

Duque trabajó un año en la Buen Gobierno, el think tank de Santos, y luego se fue a trabajar al Partido Liberal, como asesor de asuntos programáticos. Su trabajo era hacer las presentaciones para los debates del senador Luis Guillermo Vélez en temas económicos.

Cuando Andrés Pastrana nombró a Santos ministro de Hacienda, Santos -que ‘cargó’ con su círculo de un lado para otro hasta que llegó a la Casa de Nariño- se llevó a Duque con él y luego de un tiempo lo mandó al BID con la tarea de que se preparara y volviera para trabajar en su gobierno, pues Santos siempre quiso ser Presidente y nunca dudó de que lo sería. Iván era parte de su ‘reserva’.

Esa relación con Santos le costó a Duque mucho dentro del uribismo porque el ala más a la derecha del Centro Democrático tenía sospechas de que fuera el caballo de Troya del Presidente.

Él, sin embargo, ha dicho que se alejó de Santos cuando con la idea de que ‘la política es dinámica’ dio el viraje y comenzó a tener a Chávez como su nuevo mejor amigo y a negociar con las Farc.

“Lo que a mí más me frustró de Santos como político es que todo lo que él hizo, todo lo que él predicó, lo que él promovió, terminó yéndose para el camino totalmente contrario”, explicó el día del Charladito. “Eso me hizo a mi también alejarme de él, inclusive mucho antes de que muchas personas lo hicieran”.

Ese mismo día, Duque contó que había tenido la posibilidad de haber entrado a la Administración y que él no quiso tener nada con el gobierno porque “me parecía que había mucha inconsistencia en su personalidad política”.

Dentro del círculo santista hay una versión diferente.

Según esta versión, en 2009, cuando Santos se lanzó a la Presidencia, pidió que Iván se devolviera, pero Duque le pidió permiso para quedarse en el BID unos años más mientras armaban familia con su esposa. Santos se los dio.

Según nuestra fuente que trabajaba en la Fundación en ese momento, dentro de Buen Gobierno comenzaron a envenenar a Santos contra Iván por no haberse devuelto a hacer campaña.

“Iván mandaba documentos de campaña y a Santos no se los entregaban o no se los leía”, dice esta persona, aún santista. “Cuando Santos ganó, Iván quiso venirse”.

Sin embargo, dice, que por los avatares de la campaña o por los celos políticos de la gente a su alrededor, Santos se fue olvidando de Iván y cuando finalmente le ofrecieron un puesto era de segundo nivel.

“Dijo, no me voy”, cuenta la misma fuente.

Duque veía a sus pares, Pinzón y Díaz Granados, de ministros y no estaba dispuesto a asumir un cargo inferior.

Así, porque se sintió subestimado, creen dos personas con las que habló La Silla que conocieron la historia desde el lado del gobierno, Duque terminó a la otra orilla de Santos, y paradójicamente, si gana la Presidencia, terminaría deshaciendo el principal legado de quien fue su primer mentor.

Un admirador de Estados Unidos

Cuando Iván Duque Escobar tenía 30 años lo nombraron auditor de la ONU en Estados Unidos y siempre le decía a sus hijos que el día que se había ido a Nueva York le había cambiado el mundo.

Para Iván hijo, entonces, según nos contó su amigo, la oferta de irse a una multilateral representaba un paralelo con la experiencia de su papá y le parecía lo máximo tener la oportunidad de “abrir la cabeza”.

Iván trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde 2001 cuando lo mandó Santos hasta 2013. El día que se iba a posesionar tumbaron las torres gemelas y a él le tocó vivir la angustia del ataque en su hotel en Washington, una experiencia que según varios de los que nos hablaron también tuvo un impacto sobre él aunque no pudieron identificar cuál.

Durante esos años se casó con María Juliana Ruiz, su amor de colegio y de barrio, y tuvo a sus tres hijos.

Mientras trabajaba en el BID, Duque también aprovechó para hacer la maestría en derecho económico en American University y otra en gerencia de políticas públicas en Georgetown University.

Esos 12 años por fuera determinaron mucho de lo que es él y de cómo piensa.  Duque es un americanista, en todo el sentido de la palabra.

Su respeto por el sector privado, su fe en el emprendimiento y en que no hay que meterle la mano a los mercados, su convencimiento en el valor de la eficiencia en la política política a través de un manejo gerencial y el accountability y su concepción de la política social como directamente ligada al tema económico es todo producto de su experiencia gringa. También su obsesión con la tecnología.

Pocas personas en Colombia saben tanto de la política norteamericana como Duque, que incluso tiene en su oficina un afiche de Kennedy junto al de Luis Carlos Galán y Darío Echandía, sus otros dos líderes admirados. Duque sabe quién fue el jefe de gabinete de Lindon B. Johnson y puede recitar los secretarios de Estado de los últimos cuarenta años.

Su inclinación gringa se le nota también en su forma de aproximarse a la política. “Iván es un actor”, dice alguien que lo conoce muy bien. “Es muy norteamericano, entiende que la política tiene una cantidad de vectores de imagen, jamás le pegaría un coscorrón a nadie”.

Duque es un ‘producto’ cuidadosamente empaquetado, como se ha visto en los debates, en los que nunca abandona el guión. Parte de la dificultad de escribir un perfil sobre él es que ni su historia ni su personalidad parecen tener ‘grietas’, esos pequeños espacios y debilidades por donde se trasluce de qué está hecho un individuo.

“Es muy reflexivo, y si algo te llega a parecer impulsivo, el impulso es un resultado planeado”, dice su amigo Barbosa.

Duque no comete excesos, no tiene enemigos, no ha cometido errores significativos. La vida no lo ha puesto nunca a prueba. Tanto él como sus amigos dicen que lo más duro que le ha pasado es la muerte de su papá, que era su mejor amigo, hace dos años, cuando ya tenía 40.

“Iván ha sido bendecido”, dice una persona de su partido que lo conoce bien pero no quiere figurar con su nombre. “Ha sabido aprovechar las oportunidades porque la vida no le ha dado duro y eso le ha permitido prepararse mejor”.

El paso por el BID

Duque llegó al BID como segundo representante de Colombia, un cargo burocrático internacional de segundo nivel que suele darse más como un “sabático” de premio que por grandes méritos.

Pero como en otras ocasiones en su vida, haber llegado en coche no significó que no hubiera aprovechado plenamente la oportunidad y que hubiera brillado haciéndolo.

En el caso del BID, Duque era el segundo de Luigi Echeverri, el hijo de Fabio Echeverri, nombrado por Álvaro Uribe.

Luigi era un personaje exótico en el Banco. Venía de un mundo radicalmente diferente al de los tecnócratas internacionales: había sido rejoneador profesional (el único colombiano en rejonear en Madrid), había formado parte de la empresa digital que lanzó Yuppi en Internet, y aunque era economista agrícola de la prestigiosa universidad de Cornell su verdadero interés son los caballos.

Echeverri cuenta que llegó al Banco, además, en un momento difícil porque las cuentas nacionales estaban en rojo, los spreads disparados, los mercados cerrados, y prácticamente el único sitio con capacidad de darle liquidez a Uribe era el BID.

“Mi misión era refinanciar lo que teníamos que refinanciar y tener liquidez para final de año”, dijo a La Silla Echeverri. “Me entregué a un muchacho lúcido de 25 años”.

Luigi, que ahora es el gerente de la campaña de Duque, dice que Iván fue instrumental en los primeros seis meses para entender cómo funcionaba el banco porque, además, tenía buen conocimiento de las finanzas y de Hacienda. Por eso, aunque venía del gobierno anterior nombrado por el entonces ministro de Hacienda Santos, él decidió mantenerlo.

“Era una esponja con ganas de aprender todo lo que podía aprender”, dice Luigi. “Con una disciplina impresionante”, una cualidad que muchos otros destacaron en Iván.

Luigi era el director ejecutivo de la Silla de Perú, Ecuador y Colombia en el BID y Duque, como su Consejero Principal, era el que preparaba los documentos para que los presentara en la junta del banco.

Cada país tiene un director y todos los directores actúan como la junta directiva del banco. La labor, como la de toda junta, es aprobar los presupuestos, los créditos y los proyectos para los países.

Es una labor parecida a la parlamentaria, pues preparan los conceptos en comités especializados y luego dan la discusión en la asamblea más grande.

Como tenía que revisar los proyectos de todos los países, esa experiencia le permitió a Duque conocer las buenas prácticas de política pública en muchos países, experiencia que le serviría si es presidente y que sin duda ha capitalizado en los debates en los que habla con fluidez de todo.

Luigi dice que Iván ayudó mucho en la negociación de préstamos del BID al país por 8500 millones de dólares, que tuvieron que ir refinanciando. También participó en la recapitalización del BID y en la del Fomin, que es el brazo de cooperación del BID.

Concretamente, lo que tenía que hacer Iván era analizar unos 8 o 10 documentos gruesos a la semana, y ayudar a gestionar que los países donantes y los receptores se comprometieran a hacer los aportes. Dado su interés en la economía, Iván tuvo liderazgo entre los consejeros, según pudo confirmar La Silla con dos personas que pasaron por el BID.

En ese cargo, como después en el Congreso, Duque demostró que es bueno para forjar consensos, que es capaz de procesar una gran cantidad de información, y que está orientado hacia los resultados. Además, que tiene un don para las relaciones públicas. Se hace querer (sobre todo de sus jefes).

 

Cuando se acabó el primer gobierno de Uribe, Echeverri y él continuaron en el Banco.

Les tocó el proceso de reelección de Luis Alberto Moreno, el director del BID, y como era colombiano y Uribe quería que fuera reelecto, Iván y Luigi se metieron de cabeza en las negociaciones tras bambalinas con los equipos de los otros países para sacarlo adelante.

Cuando ya se acercaba el fin del gobierno Uribe, tanto Luigi como Duque comenzaron a pensar en qué hacer. Iván se quería quedar y Morenito, de quien se volvió muy cercano, le había dicho que si tomaba el año que llaman de ‘cooling off’ podría volver al Banco, pero Duque no tenía con qué vivir sin empleo un año en Washington.

Entonces Iván le dijo a Luigi que le interesaría ayudar a Uribe en la misión que le acababa de asignar las Naciones Unidas de ser parte del Panel de Investigación del incidente de la Flotilla turca que asaltaron las tropas israelí cuando intentaba romper el bloqueo a la franja de Gaza el 31 de mayo de 2010, conocido como Mavi Marmara.

Después del triunfo de Santos sobre los hombros de Uribe, acercarse al expresidente ya era un camino obvio para cualquiera que aspirara a tener un trampolín para llegar a la Casa de Nariño.

No es claro si fue Luigi o Luis Alberto Moreno los que le mencionaron su nombre a Uribe. El hecho es que el Expresidente, que nunca le ha dado mucha importancia a quién nombra, llamó a Iván sin conocerlo y le dijo que se vieran en Nueva York.

Al día siguiente, llamó a Luigi y le dijo que “ese muchacho es un erudito. Un hombre para tenerlo en cuenta para el futuro”.

Iván trabajó con Uribe durante un año como su asesor en este caso, le ayudó a escribir su libro “No hay causa perdida” y lo acompañó por Latinoamérica en una cruzada antichavista.  Ya para ese momento, Uribe estaba tan feliz con Iván que en los agradecimientos del libro escribió un mega elogio: “Iván es más que sabio, y estoy seguro de que tiene por delante un futuro brillante”.

Al año, como era el plan, Iván volvió al BID. Moreno le había creado un puesto especialmente para él, como director de la división  de juventud, innovación y cultura, que fue una evolución del cargo de curaduría de cuadros que tenía otro personaje en el Banco.

Era un puesto de segundo nivel, nuevamente, pero Duque le metió la visión de la economía naranja, que ve la contribución de la creatividad como un elemento integral del desarrollo económico y social. Fue una idea innovadora dentro del Banco, que tuvo cierta tracción aunque corta vida (ya no aparece en el organigrama).  

Mientras vivía en Washington, Duque se seguía viendo con Uribe cuando visitaba la capital gringa (a ambos les encantan las hamburguesas) y un día, después de ir a Dallas juntos a la inauguración de la biblioteca de George Bush, Uribe lo invitó a ser el séptimo renglón del Senado.

No era fácil tomar la decisión de venirse porque exigía dejar la vida cómoda en familia que tenía en Washington. Pero igual, dijo que sí. No había abandonado el deseo de ser presidente y era la oportunidad de darse a conocer frente a Uribe y frente al país.

Cuando Uribe lo metió en la lista, de segundo, algunos uribistas lo resintieron porque no lo conocían. Pero dada su disciplina, lo que ha leído y su personalidad afectuosa y entretenida (hace magia, canta, y es buen bailarín) muy pronto adquirió liderazgo y se convirtió en el representante de los senadores en la dirección nacional del Centro Democrático.

Durante su paso por el Congreso sacó adelante 4 leyes, algo que no es fácil cuando se está en la oposición en un Congreso con una coalición mayoritaria como la que tenía Santos. Fuera de su ley Naranja, fue coautor de la ley que aumentó la licencia de maternidad, la que instaló desfibriladores en establecimientos públicos, y la que permitió el uso de cesantías en seguros educativos.

Fue elegido “mejor senador” por sus colegas y promovió algunos debates económicos contra el Gobierno. Pero para lo verdaderamente duro, Uribe fue quien realmente puso el pecho.

En todo caso, ya en la bancada había indicios de que Duque era el precandidato predilecto de Uribe para la contienda presidencial.  No por otra cosa al final decidió que el mecanismo fuera la encuesta abierta; Duque le llevaba una ventaja grande a los demás en todos los sondeos.

“Iván es el mejor candidato que Uribe pudo tener no solo para ganar la Presidencia sino para construir un Uribismo 2.0: el Centro Democrático postUribe”, dice Francisco Miranda, analista político y ahora también columnista de La Silla.

La incógnita sobre Uribe

A diferencia de otros allegados del círculo de Uribe, Duque no tenía líos judiciales, ni rabo de paja, ni había trabajado en los gobiernos uribistas. Con tan solo 41 años, como dice Miranda (que le ayudó en la redacción de su último libro “El futuro está en el centro”), Duque logró combinar uribismo con futuro.

La gran incógnita es qué tan autónomo logrará ser frente a Uribe si es elegido. La respuesta es más compleja que decir que sería “un títere” del Expresidente como lo pintan algunos.

Muy seguramente, si Duque ganara la Presidencia tendría margen de maniobra para tomar todas las decisiones en las que crea salvo aquellas en las que Uribe tiene un verdadero interés.

Si Santos, que tenía factores propios de poder, como plata, el periódico más grande del país y amigos muy cercanos o parientes en Semana, El Espectador y otros medios regionales, y una trayectoria política propia, se vió tan debilitado por la oposición de Uribe, Duque -que no tiene nada propio salvo el conocimiento que tiene en su cabeza- tendría menos recursos de donde agarrarse para tomar un rumbo distinto en asuntos clave para Uribe si así lo quisiera.

“Tiene el suficiente carácter para no dejarse mandar, pero no es un rebelde”, dice uno de los uribistas cercanos a Duque. “Tomará las decisiones con esa visión de país que comparten”.

Principalmente porque, ante todo, Duque es un pragmático. “Su ideología es el pragmatismo”, dice su amigo Barbosa. Uno de sus subalternos agrega que Duque siempre repite que “hay que dar una pelea a la vez”. Y esa pelea no será contra Uribe, quien sin duda se convertiría en presidente del Senado el primer año si gana Duque (así ha dicho el candidato que le gustaría).

Duque comparte la visión de Uribe de que se necesita un Estado más austero, y también en que hay que crear las condiciones para que la empresa privada florezca. En cuanto al Acuerdo de Paz con las Farc -un tema que sí le importa a Uribe- ha dicho que no lo “hará trizas” pero los ajustes que propone son tan sustanciales que sería el equivalente.

Excluir a los militares de la JEP para que sean juzgados por la inoperante justicia penal militar (que él propone fortalecer); prohibir la participación de los guerrilleros que cometieron delitos atroces (es decir toda la cúpula); instaurar la cárcel por un período de máximo ocho años para los culpables de delitos graves; acabar con la obligación de los compradores de buena fe pero no exenta de culpa (es decir de aquellos que debían haber sabido que eran tierras despojadas por los paramilitares) de devolver las tierras de los desplazados; y no implementar el acuerdo de desarrollo rural que privilegia la construcción del poder territorial de abajo hacia arriba (Duque propone abolir la nueva institucionalidad y fortalecer mejor el Ministerio de Agricultura; y apostarle a la agroindustria con exenciones tributarias para que creen empleos formales en el campo o sociedades de participación mixta con los campesinos) es hacer cumplir las banderas con las que ganó el No en el plebiscito.

Pero, en la práctica, significaría forzar la rendición de las Farc (una de las obsesiones de Uribe) pues fueron precisamente esos puntos por los que la guerrilla dejó las armas con la incógnita de si pocos o muchos las retomarían ante el incumplimiento.

El otro tema que es importante para el futuro de Uribe es el de la justicia dado que tanto él como muchos de su círculo más cercano están siendo investigados o han sido condenados y se sienten perseguidos por la Rama Judicial.

Duque propone unificar las cortes en una sola, una propuesta que es coherente con su admiración por el sistema gringo donde solo existe la Corte Suprema pero que también sería funcional para tener una mayor injerencia en la conformación de la nueva Corte

Ha dicho, también, que no le parece conveniente reinstaurar la reelección. Si eventualmente ganara y lo hiciera, la comparación con Medvedev, el joven pupilo ruso puesto presidente de Rusia y luego sucedido por Vladimir Putin sería casi exacta.

Por ahora, Duque ha jugado el rol del buen hijo de Álvaro Uribe, pero a la vez ha sabido mantenerse al margen de las peleas que caza el Expresidente. Así como su apoyo lo consolidó como el candidato de la derecha, ahora que tiene que conquistar el centro para ganar en primera vuelta o en segunda las sombras de Uribe y su círculo se posan también sobre su campaña como sucedió al principio de esta semana con su polémico retrino sobre el testigo asesinado Areiza y serán cada vez más explotadas por sus rivales.

Duque, que es un hombre sólido emocionalmente, ha mantenido el equilibrio y la disciplina del mensaje con su objetivo de llegar a la Casa de Nariño al frente. Ha logrado que incluso en el sector empresarial, donde se suele valorar la experiencia, minimicen el hecho de que nunca haya tenido un cargo ejecutivo en su vida ni manejado más de seis personas a la vez.

Con su discurso sobre el cambio generacional y el relato uribista proyectado hacia adelante, Duque se ha convertido en el candidato a derrotar.

Con los 4 millones de votos que sacó en la consulta del No el 11 de marzo, hace poco llamó a la viuda de su papá y le preguntó qué creía que diría su papá si lo estuviera viendo en este momento. Ella dice que le contestó: “Sería el hombre más feliz sobre la tierra, con nervios”.

 

Nota: Aquí puede leer el perfil de Gustavo Petro y aquí el de Humberto de la Calle. Los de los demás candidatos los publicaremos en las próximas semanas.

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Iván Duque Márquez

Iván Duque Márquez

Candidato presidencial del Centro Democrático

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“Guacho no sigue las directrices del Cartel de Sinaloa”

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Después del desarme de las Farc, el último grupo armado ilegal con alcance territorial nacional, la cara del crimen organizado dedicado al narcotráfico en Colombia está cambiando. La tendencia es a que sea más mafioso que militar, más descentralizado y desarticulado y con relaciones más horizontales que jerárquicas entre los miembros de los grupos. Comprender que incluso algunas disidencias de las Farc ya no responden a la anterior estructura que tenía esa guerrilla ni tiene la misma forma de operar, es clave para la lucha del Estado contra esta nueva amenaza de seguridad.

Estas son algunas de las conclusiones que resaltaron Angela Olaya y James Bargent a la Silla Académica, quienes hacen parte del equipo de investigadores del Observatorio Colombiano de Crimen Organizado creado recientemente por la Universidad del Rosario e InSight Crime, que arrancó su trabajo conjunto con la reciente publicación del informe titulado "La nueva generación de narcotraficantes colombianos post-FARC: “Los Invisibles”.

La Silla Académica:La captura reciente de Santrich por presuntamente seguir en el negocio del narcotráfico, el apoyo que le ha expresado Iván Márquez, el crecimiento de las disidencias y la salida de alias “El Paisa” de la zona de concentración, ¿demuestra la existencia del “Plan B” que tenía la guerrilla de las Farc antes de desmovilizarse a que ustedes hacen referencia en el informe?

Ángela Olaya y James Bargent: No todo el país es un “Plan B” ni todas las disidencias son iguales.

En relación con los primeros, la lectura de los ex guerrilleros sobre su futuro es de muy corto plazo y se actualiza de acuerdo a la forma cómo se va dando la implementación del Acuerdo. Siempre están tantiando el proceso de paz.

El caso de alias “Cadete” quien alcanzó a estar en la Plaza de Bolívar y que hoy hace parte de una de las disidencias de las Farc, ilustra las dificultades que afrontan los ex guerrilleros para mantenerse en su decisión de dejar las armas, pues después de moverse a sus anchas en los Llanos Orientales pasó a tener que pedirle plata a alias “Gentil Duarte” para sobrevivir en Bogotá, según nos contaron nuestras fuentes.

Por su parte alias “El Paisa” siempre fue reacio al proceso de paz. Su acogimiento al mismo se explica o por una alta presión militar o por una decisión estratégica de las Farc de hacerlo parte de la Mesa de Negociación ante el riesgo de convertirse en una disidencia. Por eso mismo, no sería extraño que finalmente hubiera desistido del proceso.

Y son los mandos medios como alias “El Paisa” quienes tienen el perfil para volver a delinquier.

LSA: ¿Por qué no los rasos?

Á.O. & J. B.: Porque no tienen capacidad de organización. Los mandos medios tiene los contactos, saben a quiénes hay qué extorsionar y cuánto vale.

LSA: En el informe se dice que las Autodefensas campesinas -AUC- eran realmente un club de narcotraficantes VIP con una “fachada” ideológica y contrainsurgente ¿Las farc también?

Á.O. & J. B.: No se debe asumir que las Farc con un gran cartel pues eso no es lo que nosotros hemos visto en terreno.

Lo que se acordó muestra que ellos tenían un componente político muy fuerte. En regiones como Los Llanos y Caquetá era una especie de Estado alterno, imponían el orden social, desde resolver temas cotidianos hasta impartir justicia y no sólo a través de la intimidación o de la plata como lo hicieron los paramilitares, había familias conformadas por generaciones de guerrilleros.

LSA: Pronostican que en unos años, las disidencias crecerán hasta el punto de que el Acuerdo de Paz con las Farc haya sido un esfuerzo inútil?

Á.O. & J.B.: Cuándo uno revisa los mapas, son muy pocos los lugares donde no coinciden las rutas del narcotráfico y las disidencias. Y uno podría decir que son la misma cosa, pero sería una conclusión acelerada.

De la misma forma, es un error asimilar todas las disidencias como personas o grupos que no están de acuerdo con el proceso de paz y, por tanto, decidieron apartarse del mismo para continuar con la lucha armada y, no distinguirlos de quienes decidieron no hacer parte del proceso porque querían conformar una estructura criminal para dedicarse al negocio del narcotráfico, por ejemplo.

Entre unos y otros hay diferencias en la forma de actuar. Aún no podemos saber si las disidencias se van a volver como las Farc o como un fenómeno criminal distinto.

Incluso no todas las disidencias funcionan igual. Cuando empezó la lucha directa contra el Bloque Oriental la estrategia que se pensó fue capturar a los grandes cabecillas.

Si se leyera la forma de organización de la disidensias de Los Llanos con la misma lógica se pondría en el organigrama a alias “Gentil Duarte” por encima de alias “Mordisco” pero lo que hemos observado es igual que pasó después de la desmovilización de los paramilitares las relaciones son mucho más horizontales y las acciones más decentralizadas.

Cada uno de estos jefes ejerce control sobre una parte del territorio diferente y sus acciones son desarticuladas.

Si se captura a Gentil Duarte muy seguramente no se va a acabar con esa disidencia. La estrategia tiene que ser distinta.

LSA: ¿Eso es mejor o peor para las autoridades?

Á.O. & J.B.: Es mejor en el sentido que ya no hay grupos que pueden desafiar el poder como ocurrió con los paras, los Carteles de Medellín y Cali. No tienen capacidad de acción a gran escala ni tampoco interés de ello.

En términos de desarticularlos, es mucho más difícil. Se piensa que ya se ha acabado con un grupo y un año después sale otro actuando de forma similar.

Eso implica que hay que cambiar el chip en la forma de combatirlos pues hoy las organizaciones de tráfico de drogas tienen un alcance mucho más local.

LSA: ¿Según el informe, los narcotraficantes de la 4 generación prefieren el anonimato y han descubierto que ‘dar plomo’ no es el verdadero negocio. ¿Cómo es ese ese cambio que ustedes mencionan de “estructuras mafiosas en lugar de ejércitos ilegales”?

Á.O. & J.B.:Se trata de una nueva fase del crimen organizado muy relacionado con el narcotráfico que está a cargo de grupos con una clara distribución territorial y de actividades. Tiene el control sobre una o dos partes de la cadena, por ejemplo, están en una zona de cultivo y manejan una ruta hacia los laboratorios y por ello ya no constituyen un cartel sino que brindan servicios a los narcotraficantes.

El control es ahora más mafioso que ejercido con armas.

LSA: ¿Si no dan plomo, ¿cómo obtienen el control territorial?

Á.O. & J.B.:Más que control territorial es estratégico.

Ya no hay grupos criminales con alcance nacional o que ejerzan poder sobre todo el Catatumbo o todo el Pacífico sino que lo hacen sobre puntos estratégicos de la cadena. El que entrega la pasta de coca no necesariamente conoce a quién la cristaliza.

LSA:¿Significa que vamos a transitar a un narcotráfico menos violento?

Á.O. & J.B.: La tendencia en el largo plazo es hacia un desescalamiento de la violencia pues cada vez hay menos grupos con alcance nacional que se enfrenten entre sí.

Ahora estamos en una época de transición donde hay una disputa por los territorios dejados por las Farc y un reacomodamiento a la nueva dinámica. Con las disidencias lo que vamos a experimentar son epicentros de violencia.

LSA: Respecto al ELN mencionan que se está convirtiendo en el agente más importante de esta etapa del narcotráfico, especialmente, en la costa Pacífico y en la frontera con Venezuela. ¿No contradice esto su teoría de que los nuevos narcos aman el anonimato?

Á.O. & J.B.: El ELN es el único grupo que aún tiene una potencialidad de controlar vastas zonas del país y de ahí la importancia de la negociación que está haciendo el Gobierno.

Pero aparte de esa organización, la tendencia del narcotráfico es hacia la descentralización y el anominato. En el Bajo Cauca, por ejemplo, observamos el fin de Los Urabeños como organización con alcance nacional.

LSA: En el informe se dice que el ELN ha ocupado los espacios dejados por las Farc contando con su aquiescencia ¿tiene que ver eso con el “Plan B” que supuestamente tenía las Farc?

Á.O. & J.B.:Hemos encontrado de todo en terreno. En algunas partes nuestras fuentes indican que incluso antes de la salida de las Farc, los elenos entraron sin confrontación, lo que genera la pregunta que nos está haciendo.

En otros lugares si se ha generado una confrontación del ELN con los disidentes. Lo que observamos es que los acuerdos entre las Farc y el ELN se hicieron a un nivel muy local y no a partir de una negociación entre los líderes, entre el secretariado y el Coce.

LSA: Frente al anominato de la nueva generación de narcotraficantes ¿personajes como alias “Guacho” están mandados a recoger?

Á.O. & J.B.: Sí. Claramente, Guacho no representante la nueva cara del narcotráfico pues ha hecho lo opuesto a lo que hoy es más recomendable para el interés del negocio: llamar la atención de las autoridades, en sus términos “les calentó el parche”.

Creemos que Guacho no calculó lo que se le venía encima, tener no solamente el Gobierno colombiano sino el ecuatoriano.

LSA: ¿No solamente estarían tras él las autoridades sino los mismos que están metidos en el negocio del narcotráfico?

Á.O. & J.B.: No lo sabemos.

Podemos decir que Tumaco ya tenía la mira de las autoridades por el tema de la sustitución voluntaria de cultivos, el accionar de varias bandas, incluidos El ELN y el asesinato de líderes.

Pero la aparición del nombre de alias “Guacho” es reciente.

La pregunta es qué está pasando, con quién se está enfrentando, por qué está llamando la atención.

no podemos saber si las disidencias se van a volver como las Farc o como un fenómeno criminal distinto.

Ángela Olaya y James Bargent

LSA: Se habla mucho de quienes son ahora los protagonistas del boom del narcotráfico en el país pero poco de las redes de complicidad en el Estado que tiene que haber detrás. ¿Son más las autoridades que los están persiguiendo o las que están aliadas con ellos?

Á.O. & J.B.: La corrupción es absolutamente clave ahora.

La evolución de las organizaciones de tráfico de droga es que ya no tiene capacidad de ejercer control militar por lo que la corrupción es algo que vemos en cada nivel de la fuerza pública y de los órganos del Estado. No sólo son los patrulleros ni los generales.

Anteriormente eran los ilegales quienes se acercaban a los legales con una oferta. Lo que vimos, por ejemplo, con el cartel de la Toga fue una red de “legales” operando adentro del Estado ofreciendo servicios al bajo mundo. Una especie de corrupción mano a mano que adquiere una forma distinta dependiendo del nivel de los involucrados.

La plata vale aún más en las articulaciones ahora que el plomo llama la atención.

LSA: Ustedes hablan en el informe de que el Cartel de Cali a diferencia del de Medellín tenía una naturaleza más mafiosa y menos armada ¿Estamos frente a un reencauche de este estilo de hacer narcotráfico?

Á.O. & J.B.: La forma de operar ahora y quienes están haciéndolo, son muy diferentes. Lo que sí podemos decir es que el Cartel de Cali ejercía más poder a través de la plata que del plomo que es hacia donde va la tendencia.

LSA: ¿Es imposible pensar en qué se acabe la violencia en Colombia si no se legaliza el narcotráfico?

Á.O. & J.B.: Lo que se evidencian los últimos años es que las estrategias actuales no van a terminar con el narcotráfico.

LSA:En su informe ustedes dicen que no es cierto que los mexicanos se estén apoderando del negocio de narcotráfico en Colombia ¿Por qué se dice lo contrario?

Á.O. & J.B.: Es cierto que hay un aumento en de mexicanos en el país pero su propósito no es tener control territorial. Están trabajando directamente en las zonas de cultivo y en los laboratorios.

Este fenómeno empezó con el conflicto entre Los Urabeños, Los Rastrojos y La Oficina que generó contratiempos en el tráfico de la cocaína.

LSA:¿Es cierto lo que dijo el Fiscal que Guacho es el brazo armado del Cartel de Sinaloa?

Á.O. & J.B.: Guacho no sigue las directrices del Cartel de Sinaloa, en parte porque no creemos que éstos tenga interés de disputar los territorios colombianos, lo que les interesa es tener socios más confiables y ha verificar que el producto salga bien.

Guacho no representante la nueva cara del narcotráfico.

Ángela Olaya y James Bargent

LSA: Ustedes dicen que no se debe hacer una lectura de las disidencias a partir de la misma forma de organización vertical que tenías las Farc y que no es cierto el aumento del poderío de los carteles mexicanos ¿está el Gobierno bien enfocado en su lucha contra el narcotráfico?

Á.O. & J.B.: El Gobierno necesita implementar un plan más integral y con una mirada de largo plazo.

Colombia hace las mismas cosas y tiene los mismos resultados.

Lo vemos con la erradicación que sí bajó pero subió de nuevo porque en muchas zonas se arrancó con los programas de sustitución pero no con las inversiones sociales que realmente es lo que garantiza su éxito.

El control es ahora más mafioso que ejercido con armas.

Ángela Olaya y James Bargent

LSA:¿El Gobierno colombiano debería retomar la aspersión aérea de los cultivos de coca ya?

Á.O. & J.B.: Lo que se evidenció con la fumigación aérea es que tampoco es una política de largo plazo. En el mejor momento pueden disminuir los cultivos pero no terminar con ellos. Pasa lo mismo que con la sustitución voluntaria. Se necesita una mirada más integral.

Adicionalmente, la asperción hay que leerla en el contexto del Plan Colombia en el que su financiación estaba garantizada. El escencario ahora son recursos limitados para la implementación del posconflicto.

LSA:En relación con Putumayo y Caquetá, ustedes dicen que las “Farc ocultas” siguen controlando el negocio del narcotráfico allá ¿A qué se refieren con “Farc ocultas”?

Á.O. & J.B.: Significa que observamos que en esa zona las mismas personas siguen a cargo del negocio del narcotráfico y dado que no ha cambiado el escenario hay indicios que podrían ser personas que estaban con las Farc, pero se tiene muy poca información sobre quiénes son, por eso decimos “Farc ocultas”.

LSA:Como parte de las “Farc ocultas” en el informe se habla de una especie de “aristocracia” de esa organización. Familias que han dado generaciones de guerrilleros y manejan las finanzas y propiedades de las Farc, que no hicieron parte del proceso de paz ¿Tiene razón el Centro Democrático cuando dice que las Farc tiene mucha plata guardada para comprar elecciones?

Á.O. & J.B.: Es un asunto muy complicado. Nadie sabe con certeza si están escodiendo algo. Las finanzas de las Farc no eran nada sencillo y como operaban a través de testaferros, ellos pueden hacer una lista de sus bienes pero irlos a reclamar no es nada fácil. Además cada frente tenían un manejo independiente de sus finanzas.

Guacho no calculó lo que se le venía encima

Ángela Olaya y James Bargent

LSA: ¿La transacción que supuestamente estaba haciendo Santrich concuerda con la forma cómo opera el narcotráfico?

Á.O. & J.B.: Se trata de un tema súper sensible. Quedan preguntas muy grandes por resolver sobre la operación que supuestamente Santrich estaba realizando.

Silla Académica

Los costos de acabar con la JEP

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Las últimas noticias sobre la JEP y la tensión que dejó el plebiscito alimentan todos los días el debate presidencial. Esto está impidiendo que el debate vaya más allá de si cada partido político apoya o rechaza el proceso de paz y/o su implementación, sin entrar en mayor detalle.

Pero la discusión debería ir más allá, analizar lo ya avanzado y lo que está pendiente, pensar si hay reformas que puedan hacerse que no afecten el corazón del Acuerdo y, sobre todo, no dejar de lado las expectativas que tienen las víctimas, los exguerrilleros, la fuerza pública y la sociedad en general. Para contribuir al debate, estos son los costos que tendría eliminar la JEP.

 

La incertidumbre de las víctimas y de todos los que podrían ser juzgados

Si se elimina la JEP, es posible que, por los tiempos que se tarda una reforma constitucional en ser aprobada en el Congreso y revisada por la Corte Constitucional, tengamos que esperar por lo menos un año para saber quién juzgará los crímenes cometidos durante el conflicto.

Esta incertidumbre tiene por lo menos tres tipos de consecuencias.

Primero, una sensación de impunidad para la sociedad y las víctimas, muchas de las cuales han esperado décadas para que la justicia ordinaria dé una respuesta. Al cabo de los años la firma del Acuerdo de Paz habrá dejado decisiones sobre amnistías u otros beneficios penales y puesto en marcha la participación política de los excombatientes; pero sin la JEP no tendría nada que mostrar en materia de justicia por los crímenes graves.

Segundo, la alta inseguridad jurídica para los miembros de la fuerza pública y otros agentes del Estado que han manifestado su interés y voluntad de someterse a la JEP, que brinda condiciones más favorables para resolver su situación. Del listado de 1.751 militares y policías que solicitaron someterse a la JEP, más de 1.000 ya se encuentran en libertad condicionada.

Y tercero, la inseguridad jurídica y desconfianza que tendrán también los desmovilizados de las Farc, que entregaron sus armas bajo las reglas de la JEP.

Eliminar la JEP generaría una incertidumbre que, sumada a la desconfianza de estas personas en el Estado, representaría un incentivo para volver a la insurgencia.

 

Desaparecen la zanahoria y el garrote

La JEP es tan solo uno de los mecanismos para dar respuesta a las víctimas en sus derechos. Es más, cualquier beneficio en justicia, como las sanciones reducidas, está condicionado al compromiso de los responsables con la verdad, la reparación y la no repetición. Si no cumple, enfrenta las consecuencias de un delincuente común, incluyendo penas que se multiplican en décadas.

Sin la JEP se desvirtúa la idea de contar, al mismo tiempo, con garrote y la zanahoria.

Sin el tribunal para imponer sanciones reducidas y alternativas, dejan de existir incentivos para contribuir a la verdad y la reparación. Y, sin el riesgo de obtener sanciones ordinarias, se pierde la amenaza de las consecuencias negativas que tiene no contribuir de manera adecuada con la satisfacción de los derechos de las víctimas.

La justicia ordinaria por sí sola nunca fue suficiente para ofrecer el garrote y la zanahoria que necesitaba una guerrilla para decidir movilizarse o para ofrecerle a las víctimas niveles razonables de justicia.

Además, en sus primeros dos años, la JEP deberá recibir los reconocimientos voluntarios de responsabilidad y emitir resoluciones de conclusiones en las que identifique a los responsables de los crímenes más atroces.

De existir la posibilidad de que la JEP desaparezca, no habrá incentivos para ese reconocimiento voluntario y se afectará el trabajo que podría haberse hecho durante ese periodo.

 

Se perdería credibilidad del Gobierno para negociar acuerdos con grupos al margen de la ley

Eliminar la JEP representa un incumplimiento del Acuerdo Final. Haría pensar que esta era una política de Gobierno y no de Estado y que la facultad del presidente de suscribir e implementar acuerdos de paz tiene la misma duración que su periodo.

Por eso, un nuevo gobierno que decida acabar con este tribunal enviaría un mensaje que puede actuar en su contra.

Para las Farc esto iría en contravía de lo acordado y más aún si les terminan imponiendo la justicia ordinaria. Podría generar un incentivo para regresar al monte y probablemente pondría al nuevo gobierno a renegociar con las Farc con la confianza y la credibilidad resquebrajadas.

Adicionalmente, con este antecedente grupo armado -como por ejemplo en futuro cercano el ELN- difícilmente podría contemplar la opción del diálogo como una salida posible al conflicto.

 

El Estado queda mal parado ante la comunidad internacional

La comunidad internacional ha respaldado y celebrado casi de manera unánime el Acuerdo Final. En tan solo la puesta en marcha y fase inicial de funcionamiento de la JEP, Canadá, Alemania, Reino Unido, Suiza, Suecia, Noruega e Irlanda han aportado alrededor de 4.7 millones de dólares.

Eso quiere decir que eliminar la JEP puede representar para el nuevo gobierno pegarse un tiro en el pie, pues lo obliga no solo a responder por los recursos de afuera que se invirtieron en su creación, sino que además envía un mensaje de inestabilidad e incertidumbre ante naciones que han estado comprometidas con la justicia y la construcción de paz en Colombia, y con quienes se tienen relaciones estrechas de cooperación.

 

El tiempo perdido

Para crear la JEP fue necesario hacer una reforma constitucional en la que se creó el Sistema Integral del que hace parte, y luego una Ley Estatutaria. En las condiciones y términos abreviados y ultrarrápidos del Fast Track, esto tardó 11 meses entre la presentación del proyecto ante el Congreso y la aprobación de la Corte.

La Ley Estatutaria lleva 8 meses y está desde el 15 de diciembre en examen de constitucionalidad. Esto nos dejaría hasta el momento con por lo menos 15 meses de trabajo del Congreso y de la Corte Constitucional que se habrían perdido.

Al trabajo y los costos que tiene crear y poner en marcha un tribunal de justicia hay que sumarle los que tendría cerrar o transformar uno ya existente.

En un trámite ordinario, una reforma constitucional no dura menos de año y medio -plazo que tardó aprobar el Fast Track-.

A ello habría que sumarle el tiempo que se demoraría el nuevo Gobierno concibiendo la reforma que determine quién recoge lo que venía haciendo la JEP y la modificación de la Ley Estatutaria y las normas de procedimiento que la regulan.

Son dos años más de nuestras instituciones dedicadas a diseñar, evaluar y definir las reformas a la JEP. Y son, en total, por lo menos tres años en los cuales esas mismas instituciones han dejado de tratar temas igualmente relevantes como el fortalecimiento del sistema político, al sector salud o educación, entre otros.

Estos son algunos de los costos que deberían tenerse en cuenta cuando se plantea la idea de reformar la JEP en los aspectos esenciales en los que fue negociada.

Por eso el debate debe tratarse sobre cuáles reformas son las que se proponen y cuáles serían las consecuencias de éstas. Antes que simplemente prometer justicia o no impunidad, los partidos deberían plantear de manera responsable de qué manera van a continuar con la satisfacción de los derechos de las víctimas.


La batalla de los miedos

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A un mes de la primera vuelta la carrera presidencial en Colombia ya tiene dos favoritos: Iván Duque y Gustavo Petro. La más reciente ronda de encuestas ratifica el pulso uribismo versus petrismo como el más probable escenario de segunda vuelta si las elecciones fueran hoy. Más que un enfrentamiento de ideas, el ballotage de 2018 será un choque de “antis”. Una batalla para escoger entre dos miedos: el que genera el regreso de Álvaro Uribe y el que despierta un gobierno populista de Gustavo Petro.

La narrativa de esta contienda no siempre fue así. Prácticamente durante todo 2017 la campaña giró alrededor de otras historias y de otros liderazgos. La Coalición Colombia convirtió el escándalo Odebrecht en una atractiva plataforma que llevó a Sergio Fajardo a liderar las encuestas. También arriba estuvo Germán Vargas Lleras en una simultánea estrategia de reivindicar experiencia de gestión en el gobierno Santos y atacar los proyectos de implementación del acuerdo de paz del mismo. El turno de Petro para encabezar los sondeos llegó a principios de este año cuando renunciaron los demás aspirantes de izquierda y el ex alcalde Bogotá pudo congregar ese electorado como su base.

Mientras la campaña cambiaba de énfasis y protagonistas, varios fenómenos se mantuvieron constantes. En primer lugar están los bajos índices de favorabilidad de la administración Santos y del primer mandatario. Segundo, el escepticismo de los colombianos frente a la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc nunca disminuyó en este último año y la confianza en que tanto el Estado como esta guerrilla cumplirían lo pactado permaneció  baja. Tercero, ya inmersos en el posconflicto, la preocupación entre los colombianos por la seguridad cedió su lugar prioritario de la agenda a la corrupción, la salud, el desempleo y la educación. En otras palabras, rechazo al gobierno, rabia contra el proceso de paz, indignación contra los corruptos, incertidumbre económica y despertar de demandas socioeconómicas.

A lo anterior deben añadirse otras temáticas que han saltado a primera fila en estos meses de campaña: la descontrolada inmigración venezolana y el “castrochavismo”, las disidencias de las Farc y el asesinato de los periodistas ecuatorianos, las denuncias de irregularidades en el manejo de los recursos para la paz, el asesinato de testigos, la pugna pública entre directivos de la Jurisdicción Especial de Paz, el deterioro de la seguridad urbana en varias capitales. Mientras que en 2014 la opción santista de la continuidad de los diálogos con las Farc terminó victoriosa, el 2018 se está configurando como una elección de cambio y ruptura.

Sólo tres candidatos representan, en diferentes grados y por distintas vías, cambio para los votantes: Iván Duque el uribista, Gustavo Petro el izquierdista y Sergio Fajardo el Ni-Ni( Ni Santos Ni Uribe). Sin embargo, como escribió el columnista Jorge Iván Cuervo, @cuervoji, en un trino de reacción a la más reciente encuesta Invamer: “No hubo lugar para una opción de centro, para una tercería”.  ¿Por qué las preferencias electorales de los colombianos parecen haberse congregado alrededor de estos dos polos:-el uribismo y la izquierda- sin dejar espacio para un tercero? ¿El eje Santos-Uribe que marcó los últimos 7 años de la política colombiana estaría en transición a otro eje derecha-izquierda?

La clave para una tercería como la que impulsa Fajardo está en la clara definición de las dos opciones contra las cuales se quiere construir la alternativa. La campaña fajardista  no ha podido diferenciarse sin inequívocos de los extremos de este nuevo eje en construcción. Iván Duque, exsenador de la oposición, simboliza un tipo de rechazo a Santos y de ruptura con el gobierno actual. Gustavo Petro, dueño del lado izquierdo del espectro ideológico en la campaña, representa otro rompimiento: el del populismo post-Acuerdo de paz.

No debería sorprender a nadie que en la elección 2018 más de las dos terceras partes de los encuestados quieran literalmente patear la mesa. La decisión de la segunda vuelta sería entonces con cual pierna patear: la derecha o la izquierda.  El aire para otro tipo de consideraciones sobre la mesa se está agotando. El caso Vargas Lleras es especial ya que sus seguidores esperan que los apoyos de maquinaria materialicen el día de las elecciones un respaldo tal que casi cuadriplicaría los apoyos que hoy le registran las encuestas. Para lograrlo la campaña vargasllerista necesita abrazar este nuevo eje: atacar a Petro por izquierdista, mientras recoge votos hoy en la derecha.

El uribismo y Petro no cuentan en sí mismos con la fuerza necesaria para derrotar al otro. Ni su discurso, ni sus agendas ni  el modelo de quiebre que prometen cuenta hoy con el suficiente número de colombianos detrás para ganar basados en sus propios méritos. Aunque las cartas del “centro” estén hoy lejos de la segunda vuelta, sus votantes serán los “coronadores” del próximo presidente, sea que vayan a las urnas o se queden en casa. Hay descontentos y rabias que mueven buena parte de la dinámica de los bloques uribistas y petristas pero será el miedo la emoción preponderante en las tres semanas entre la primera y la segunda vuelta.

¿Qué moverá más votos: el miedo al regreso “vengativo” del uribismo a la Casa de Nariño o el miedo a la “toma” populista a la casa de Nariño? Por ahora las encuestas reflejan más antipetrismo que antiuribismo y Duque gana todos los escenarios. Paradójicamente es ese antiuribismo el que el candidato del Centro Democrático necesita morigerar para evitar el destino de Óscar Iván Zuluaga en 2014: el voto con tapabocas a favor de Petro.  

Si el pulso final es entre Duque y Petro, el ganador tendrá ese cóctel de votantes: los de la rabia y la esperanza de cambio de la primera vuelta más los del miedo y el rechazo al otro de la segunda.  Gobernar para ambos sentimientos será un desafío.

 

Twitter: @pachomiranda

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Todo sarcasmo, todo en serio

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Ahora sí entramos en la etapa final de la campaña. No hay elemento faltante.

Debates, plazas llenas y a medio llenar, encuestas, foros regionales, con niños, con jóvenes,  sobre la economía, renuncias a cargos públicos para reforzar las campañas, temores y denuncias sobre posible fraude, en fin de todo como corresponde a un proceso de los que hemos estado acostumbrados por décadas, incluida la inestabilidad regional. Hay violencia en Tumaco, bandas exacerbadas, e índice de asesinatos creciente en Medellín, expresiones de la disidencia actuantes en Meta, Cauca, Putumayo, Guaviare, Caquetá y Norte de Antioquia; ELN agresivo en Chocó, Bajo Cauca Antioqueño y en guerra declarada y viva contra el EPL o los pelusos como les llaman en el Catatumbo.

Estamos haciendo las primeras elecciones presidenciales post acuerdo de paz y debemos reconocer, que si bien tenemos más tranquilidad que en los procesos históricamente conocidos, persisten motivos de preocupación.

Lo primero es aquello que los medios y los ciudadanos nos vendimos como sentencia:  estamos polarizados. Los polos enfrentados según todas las descripciones eran la extrema izquierda y la extrema derecha. Sus mejores exponentes eran el Uribismo por un lado, mientras por el otro estaba Petro y su propuesta huérfana de partido, de figurones reconocidos, puesta en duda por las sentencias judiciales y ausente también de crédito bancario. Una candidatura sin aire, tildada de extremo izquierdista, castrochavista y peor aún Madurista.

La búsqueda del “centro” se convirtió en la panacea política, el mayor valor a conseguir: que De la Calle, que Fajardo. Que tomémonos un tinto, que con Petro, ni de fundas, etc etc

Luego vinieron las encuestas y la idea del “techo”: Sergio Fajardo los rompería todos, sería nuestra Hillary Clinton. Petro un “irresponsable” al mejor estilo de Bernie Sanders, ese viejito gringo que también dicen que es castrochavista. Y desde luego Uribe, con sus ideas de volver trizas el acuerdo de paz, enfrentar a Venezuela en nombre de la democracia y la libertad del hermano pueblo, perseguir allende las fronteras al ELN y combatir el comunismo cubano infiltrado en Venezuela, que amenaza a Colombia.

Sin embargo, todo ha cambiado.

La captura de Santrich, los hechos en la frontera con Ecuador, el cierre del proceso con el ELN en Quito, las dudas cada vez mayores sobre corrupción en la JEP, en los fondos para el posconflicto, en la inteligencia dentro de las FFMM, el narcotráfico repetido en la Fuerza Aérea, los ataques cruentos contra miembros de la policía por parte del ejercito anti-restitución de tierras en el Uraba, los asesinatos de policías y soldados por parte del ELN en Arauca.

Todos esos hechos están cambiando la manera de ver la política.

¿Y por qué ahora sí y antes no?  

Porque el acuerdo de paz con las FARC ha permitido que veamos la multiplicidad de retos a superar, porque ahora no puede simplificarse la compleja situación nacional y vendernos que las FARC, - ese diablo emocional construido por décadas y que según los poderes ha sido responsable de todos los males personales y colectivos de los colombianos.

Hay una realidad que expresan las plazas llenas de gente con Petro una y otra  vez en ciudades intermedias, y capitales como Montería, símbolo del paramilitarismo, la intolerancia y la muerte.

Esa realidad parece ser que ha vuelto a surgir una ilusión de cambio.

Mucha gente vuelve a tener ilusión, como la que tuvieron los abuelos con Gaitán; la que nació para otra generación con Luis Carlos Galán dentro del liberalismo y la que significó para el país el paso de la guerra a la ilusión de democracia que expresó Carlos Pizarro y la constitución de 1991. Todo indica que quién le ha vuelto a dar esa ilusión al común del ciudadano, en especial a los más pobres y excluidos es Gustavo Petro.

Hoy, ateniéndonos a lo visto en la consulta de marzo y a las manifestaciones en las plazas, se cuentan por millones los colombianos que dicen querer que Gustavo Petro sea su presidente.

Logró a punta de repetirlo, validar sus propuestas ambientales, de equidad, inclusión y entrega de poder a las regiones imponiendo su agenda a los demás candidatos. Ha creado la ilusión en los más empobrecidos y marginados que ellos pueden ser dueños de su destino. Lo dice una y otra vez a millones que han visto siempre que el rumbo de sus vidas lo deciden otros.

Fastidia, asusta mayoritariamente a quienes están y han estado en el poder. A ojos de muchos eso ya es una buena señal.

Adoptaron su agenda:

Iván Duque por ejemplo, ahora usa el slogan “quiero ser tu presidente” y no aquél de “Yo soy el que dijo Uribe” que es el verdadero para su causa.

Vargas Lleras ahora es ambientalista, defensor del agua, protector de páramos y critico de Peñalosa. ¡Habrase visto!

Fajardo y De la Calle. Es lastimoso.

Haber cerrado la posibilidad de una alianza en el 2017, sentirse dueños de la pureza, la medianía y el temor a enfrentar los poderes establecidos más allá de los corruptos, los dejo a medias en la opinión y, al parecer en estado agónico frente a la primera vuelta.

Este mes permitirá definir con base en las propuestas, la confiabilidad sobre los compromisos de los candidatos. Mucho me temo que escuchar a Vargas Lleras diciendo que luchará contra la corrupción, deja tantas dudas como oír de Iván Duque que respetará la institucionalidad independiente de Uribe y José Obdulio o creer que Fajardo y De la Calle enfrentarán los abusos de los oligopolios y el sistema financiero.

Tantas dudas como las que nos generó hace ocho años Juan Manuel Santos cuando delante de millones de colombianos le dijo a Antanas Mockus : Le puedo firmar sobre piedra o sobre mármol, si es necesario, que no voy a incrementar las tarifas de los impuestos durante mi gobierno.

Así las cosas ya sabemos que los políticos de siempre dicen una cosa y hacen otra.

Tal vez por ser lo contrario, por decir que enfrentará la corrupción y haberlo hecho, por ponerse del lado de los excluidos sin ambivalencias, por asegurar que hará sin temor los cambios que se requieren, tal vez por eso es que se siente tanta fortaleza en la candidatura y propuesta de Gustavo Petro.


@alvarojimenezmi
ajimillan@gmail.com

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Una muestra de lo que pasaría si Petro gana las elecciones

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En la pasada ronda de encuestas parecía inevitable el triunfo del uribismo, en la última hay razones para pensar en serio que Petro puede ganar las elecciones. En todas sus intenciones de voto ha crecido mientras la de Duque ha bajado. Se avizora un cabeza a cabeza y aunque los mismos sondeos vaticinan un triunfo de Duque en la segunda vuelta está por verse porque en ese escenario también se han reducido las diferencias.

Así las cosas, vale la pena hacer un repaso de cómo podría ser ese gobierno si llegase a ganar las elecciones.

  1. Enfrentará al Congreso, convocará una Constituyente (o intentará) para revocar el Congreso y aprobar la reelección como Evo Morales y Rafael Correa (y claro como Chávez). Lo dijo hace algunos meses y ha evitado repetirlo porque sabe que genera reacción, pero es claro que Petro pretenderá convocar una Constituyente cuyos objetivos no son muy claros, dado que a diferencia de lo que pasaba en Bolivia, Ecuador o Venezuela, la constitución del 91 incluyó poblaciones excluidas y reconoció poderes a los ciudadanos que fueron las justificaciones que tuvieron en esos países para promover la expedición de una nueva constitución.

La revocatoria del Congreso se convierte en una necesidad para Petro porque seguramente la mayoría querrá bloquear todas sus propuestas y el gobierno se haría imposible y la reelección es casi una obviedad con la personalidad del ex alcalde.
 

  1. Enfrentará al sector privado, nacionalizará, estatizará y expropiará empresas y tierras como Evo y Correa (y claro como Chávez). Eso no es necesariamente ni malo ni bueno, es el resultado de una postura ideológica. Petro está convencido, como Evo y Correa, que unos sectores estratégicos de la economía deben estar en manos del Estado y no de particulares y que los servicios públicos los deben prestar preferiblemente empresas estatales como era en Colombia hasta los años 80.

Cuando fue alcalde lo hizo con el servicio de aseo que estaba privatizado. Volverá la banca pública como lo quiso hacer en la Alcaldía.

Ah y claro vendrá el debate sobre la propiedad y el uso de la tierra que antier planteó abiertamente en la plaza de Puerto Tejada cuando en tono suave, pero que a los dueños les sonó amenazante, le propuso a Ardila Lulle que le vendiera al gobierno el ingenio Incauca para repartir la tierra, producir alimentos y acabar con el monocultivo que es ambientalmente perjudicial.
 

  1. Enfrentará y perseguirá a la prensa como Evo y Correa (y claro como Chávez y el uribismo). Petro mantiene una confrontación con los medios de comunicación y acusó mientras fue alcalde de construir una “matriz” de comunicación contraria a su gobierno y durante la campaña ha vetado a Blu Radio por las opiniones de uno de los panelistas de la emisora y ha enfrentado a RCN por su línea editorial.

Seguramente impulsaría un canal estatal de noticias como lo hizo con Canal Capital mientras fue Alcalde y usará la publicidad oficial para premiar o castigar como lo han hecho en el vecindario y como lo hizo mientras fue Alcalde.
 

  1. Enfrentará a las cortes y promoverá su revocatoria como Evo y Correa (y claro como Chávez y el uribismo). Aunque hasta ahora no hay evidencias de que ello vaya a ocurrir resultará inevitable. La composición actual de la Corte Constitucional permite vaticinar que ese órgano se convertirá en el principal control de las pretensiones de Petro lo que llevará al ex alcalde a promover en la Constituyente el recorte de sus poderes. Hasta ahora Petro ha sido un beneficiario de la protección del sistema judicial. Lo fue cuando el Consejo de Estado y los jueces impidieron que el candidato presidencial Alejandro Ordónez, que fungía como Procurador, quiso destituirlo arbitrariamente. Aun así, ha querido desconocer las decisiones institucionales como lo hizo en ese mismo caso a través de la convocatoria de manifestaciones públicas y del uso abusivo de la tutela y como lo ha hecho con las decisiones de la Superintendencia de Industria y Comercio respecto de las decisiones que tomó en materia de servicios públicos.
     

  2. Enfrentará a los Estados Unidos y seguramente expulsará a agentes de la DEA o de otras agencias a las que acusará de estar organizando un complot para tumbarlo como Evo, Correa (y claro como Chávez). Claro ese será el resultado de que los sectores del establecimiento intentarán bloquear a Petro. Habrá huelgas promovidas por los empresarios, cacerolazos y un largo etc de enfrentamientos entre partidarios y opositores que terminarán rápidamente en la idea de que quieren asesinar a Petro y de que detrás están los gringos.

La lista podría ser más larga y cada acción siempre comenzaría con el verbo enfrentar que sería el más usado en un gobierno de Petro o ¿alguien duda que porque ejemplo enfrentaría ferozmente al actual alcalde de Bogotá o que se enfrentaría frecuentemente con la Policía y el Ejército?

Si como pareciera la disyuntiva es entre Petro y el uribismo, de cualquier manera, estará roto el consenso sobre las bases de un estado liberal y en el caso de Petro del modelo capitalista. Con Petro y el regreso de Uribe quedarán golpeados en el ala el sistema de controles y la separación de poderes, y claro quedaremos derrotados los que hemos llamado la atención ineficazmente sobre el riesgo que todo eso implica.

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Silla Cachaca

Con Santrich y Márquez entre ojos, la Farc está aún más rota

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Cuando seguían en armas, dentro de las Farc la costumbre era que si un guerrillero cometía una falta grave lo fusilaban. Pero ahora que son un partido, la captura del ex comandante Jesús Santrich los tiene divididos entre quienes creen que hay que solidarizarse con él porque alegan que se trata de “un montaje”, encabezados por Iván Márquez, que es el único del Secretariado cercano a Santrich, y los que creen que primero está el partido y que quien no cumpla la ley después de firmado el Acuerdo debe atenerse a las consecuencias, como ha dicho el excandidato presidencial de la Farc, Timoleón Jiménez.

Esas diferencias públicas entre las dos figuras más visibles de la Farc, más la decisión de Márquez de no ocupar su curul en el Congreso por el supuesto temor a que le digan narcotraficante y la noticia de ayer de The Wall Street Journal de que las autoridades de Estados Unidos también lo están investigando por mandar coca a ese país, muestran que la Farc está más rota de lo que venía y que esa ruptura ya está pasando factura entre los que más temen por su cabeza con estas investigaciones: los mandos medios.

De divididos a reventados

No es la primera vez que Santrich divide a la Farc.

Desde La Habana, en medio de las negociaciones, dos fuentes nos contaron por aparte que su lengua afilada y su intransigencia no solo le molestaban al equipo negociador del Gobierno. Dentro del equipo negociador de las Farc también comenzaron a sentir que no dejaba avanzar las discusiones al punto de que una vez dijeron que era mejor que se devolviera.

 

“Iván lo defendió y dijo que si Santrich se iba, él también”, nos contó una de las fuentes.

Más adelante, en la convención de la que salió el partido en septiembre del año pasado, “Santrich y su gente, la mayoría académicos que desde la clandestinidad nos han ayudado, cuestionaron la dirección de mando de Timo. Decían que era el momento de renovar  y de tener a la cabeza mandos civiles, con más tiempo y juventud por delante, en vez de mandos militares. Hubo algunos que fueron muy groseros con él”, nos dijo una fuente que hace parte del partido Farc y estuvo en esas reuniones.

Quizás por eso, que Santrich y no cualquier otro miembro del partido sea el que cayó en la trampa de la DEA, ahonda aún más esas diferencias.

Como le dijo a La Silla Imelda Daza, la excandidata a la vicepresidencia de Farc “este es un tema personal. Iván juzga a un amigo y Timo a un militante”.

Por eso para una facción del partido, Márquez hasta ahora ha actuado más como un amigo fiel que como el jefe negociador de las Farc y la cabeza de lista al Senado.

“Él quiere ponernos a elegir entre Santrich o el partido”, nos dijo una persona que pertenece a sus cuadros políticos en el sur del país. “Aquí somos muchos los que estamos en la línea de Timo, que es no quedarnos encerrados en este caso porque sea o no un montaje hay que seguir adelante y no arriesgar todo lo que hemos logrado”, agregó.

Hasta ahora Márquez ha condicionado el futuro del proceso a la liberación de Santrich. Se fue a vivir a Caquetá diciendo que lo hacía en respuesta a eso. Desde allá anunció frente a todos los micrófonos que ‘El Paisa’, que es uno de los mandos medios de la Farc con más capacidad militar y reconocimiento de tropa, no iba a regresar al espacio de capacitación de Miravalle hasta no verlo libre.

Ese mismo día Timoleón pareció soltar a Santrich con una carta diciendo que “en el momento en que firmamos el acuerdo aceptamos la Constitución y las leyes y es nuestro deber actuar ajustados a ellas. Quien no lo haga debe atenerse a las consecuencias y ahí difícilmente puede pedírsele solidaridad al partido”.

Esa misma postura la comparten otros miembros del antiguo Secretariado como Carlos Antonio Losada. “En las Farc la lealtad siempre se ha dado en torno a principios y objetivos, no a personas” dijo a La Silla Sur. “Eso es lo que nos ha permitido sobrellevar todas las adversidades”, agregó.

Las diferencias no pararon ahí.

Mientras Timochenko se reunía con delegados de la Unión Europea para hacer un balance sobre la implementación de los Acuerdos, Márquez anunciaba en una entrevista que le dio a CM& que no va a tomar su curul en el Congreso, decisión que según dijo Losada a La Silla no la consultó con la dirección del partido y por eso “preferimos que evaluemos primero entre todos y tener una posición unificada”.

Ayer se conoció una carta en la que Santrich habla de la “falsa paz que se subordina a los parámetros impuestos de la llamada democracia gobernable” y se martiriza diciendo que su encarcelamiento es su “última batalla”.

Mientras en la dirección del partido se ponen de acuerdo, entre sus militantes ya están calando esas diferencias.

“Se hizo una campaña en la que todo el mundo puso lo mejor de sí como para que ahora uno los vea divididos y Márquez diga que no se va posesionar”, agregó. “Si arriba están así ¿qué se puede esperar de ahí para abajo?”, nos dijo un miembro del partido en Bogotá que nos pidió no poner su nombre.

“Tenemos que hacer algo, menos armarnos. El camarada Timo dice que denunciemos, que dialoguemos, que escribamos. Pero aquí ya vamos para dos años sacando comunicados con los incumplimientos y nada pasa”, nos dijo Iván Merchán, un mando medio, exmiembro del Estado Mayor del bloque oriental de la Farc y responsable del espacio de La Macarena en el Meta.

Y es que entre quienes más está calando la incertidumbre es entre los mandos medios.

El coletazo entre los mandos medios

Entre los que no son ni rasos ni grandes jefes de la exguerrilla hay preocupación de que la DEA los tenga entre ojos, bajo el argumento de que al ser un montaje judicial, cualquiera puede caer como Santrich. Por eso no descartan irse de los espacios, como hizo ‘El Paisa’.

“A muchos mandos nos quieren hacer eso. Yo la verdad he pensado hacer lo mismo que El Paisa. Él está cuidando su seguridad y uno no aquí ya no sabe nada”, dijo a La Silla Merchán, el mando medio del Meta.

Algo muy parecido nos dijo Henry Castellanos, alias ‘Romaña’, quien como contó La Silla Pacífico, era el encargado del espacio de capacitación de Tumaco y hoy dicen que está en el Meta.

“Nosotros estamos a la espera que en cualquier momento continúe dicha cacería de brujas contra nuestros camaradas a manos de quienes se oponen a la paz”, nos dijo días después de la captura de Santrich.

Una fuente que lleva años en el territorio y que sabe esta información de primera mano nos dijo que ha visto la misma actitud entre los mandos medios del Tolima. “Están en el Espacio no porque estén convencidos, sino esperando a ver”, nos dijo.

La frustración de los mandos medios viene desde que se negoció el Acuerdo, cuando como contamos en La Silla hace dos años, el Gobierno no tenía un plan especial para su reincorporación ni una oferta distinta a la de los demás excombatientes.

Eso, sumado a que la moral en los espacios de capacitación ya viene de capa caída porque a hoy apenas hay cuatro proyectos productivos andando, ha reforzado aún más la narrativa dentro de las Farc de que el proceso practicamente fracasó. Con su jefe negociador del Acuerdo pensando en no volver del Caquetá, todavía más.


 

 

 

Silla Sur
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La disidencia que atemoriza Arauca

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Así como en los pasos fronterizos de Norte de Santander y de Nariño la violencia está encendida por la guerra, en los límites de Arauca con Venezuela, el posconflicto está en cuidados intensivos.

Además del poder que tiene el ELN en esa región, que históricamente ha sido su retaguardia, una disidencia de las Farc está creciendo como espuma. Ya está reconocida, armada y, además, le declaró la guerra a los exguerrilleros que están en el proceso de reincorporación.

La fractura

Hace casi año y medio en Arauca se concentraron los frentes 10, 28, 38 y 45, de las Farc con 425 guerrilleros en la vereda de Filipinas entre Tame y Arauquita.

 

Aunque la idea era que todos iniciaran el tránsito a la vida civil, la intención duró poco y a tan solo dos meses de haber llegado a ese espacio de transición muchos se fueron y empezó a crecer el rumor de una disidencia.

Las razones que detonaron la desbandada principalmente fueron dos.

La primera y que fue una constante en varias zonas del país, es que como lo ha contado La Silla y lo corroboró el informe de Fundación Ideas para La Paz, los guerrilleros empezaron a desertar por las demoras  en el cumplimiento de lo pactado La Habana.

La segunda, y que hasta ahora había pasado debajo del radar, es una división interna dentro de las Farc que se empezó a cocinar desde hace tiempo entre los desmovilizados.

Seis fuentes con las que hablamos entre líderes sociales y periodistas que conocen a las Farc así como gente de adentro de ese grupo y una fuente de la Defensoría del Pueblo Regional, nos dijeron que en medio de la desazón por el incumpliento empezaron a haber roces entre un sector de los exguerrilleros de base y su entonces comandante Efrén Arboleda.

Sobre los detalles de ese distanciamiento hay dos versiones.

Dos líderes sociales de la región nos dijeron que mientras atendía las labores del partido que estaba construyéndose, Efrén se desconectó de la zona y no logró mantener motivados y cohesionados a los exguerrilleros.

A la par  muchos de ellos, al ver que salía de la zona en camioneta con su respectivo esquema de seguridad y viajaba constantemente (fue uno de los candidatos al Senado de Farc), sintieron que el único que estaba recibiendo beneficios por parte del Gobierno era él.

Por otro lado, otro líder social, dos periodistas, un funcionario de la Defensoría del Pueblo y un miliciano de las Farc, nos dijeron que el problema con Efrén venía desde antes de que dejaran las armas e iniciaran formalmente la actividad política.

Según esa versión, cuando apenas iniciaba el proceso de dejación de armas y se empezaban a definir los listados de los que entrarían a la reincorporación, muchos milicianos se quedaron por fuera.

Unos porque no tenían cuentas pendientes con la justicia y voluntariamente no quisieron entrar. Sin embargo, hubo casos de milicianos que tenían problemas internos con guerrilleros y no los dejaron entrar a los listados oficiales para la reincorporación.

Además hay otro episodio que nos relató el funcionario de la Defensoría.

Según esa fuente, en diciembre de 2016, cuando los frentes 10, 28, 38 y 45, ya estaban preconcentrados en Arauca, hubo una celebración de navidad que terminó en una pelea entre guerrilleros y que por esa razón Efrén resolvió expulsar a un grupo de la zona.

“Les quitó uniformes, les quitó armas, les dio $100 mil pesos a cada uno y les dijo váyanse. ¿Cuántos salieron? Unos hablan de 10, otros de 15, otros de 20… lo que sí está confirmado y documentado por la Defensoría es que entre esos salieron dos mandos medios. ‘Serrucho’ y ‘Chagualo’ y hoy están en la disidencia”, dijo esa fuente.

El nombre de Serrucho no era nuevo. Cuando La Silla visitó la zona en septiembre pasado, un exguerrillero nos dijo que él estaba en Venezuela y que había de las Farc cuando estaban en conversaciones y ahora que estaba reclutando.

Además, hay otro hecho que refuerza esa versión y está relacionado con el asesinato de un miliciano de las Farc conocido como ‘Chochón’.

Un líder social de la zona en donde estaba viviendo, le dijo a La Silla que él y otro miliciano conocido como Anderson, quien sí está en las filas de la disidencia, habían intentado entrar en el proceso de reincorporación pero que no los habían dejado.

No obstante, según el excomandante Efrén nada de eso es cierto. De Serrucho nos dijo que había desertado desde 2015 y de Chagualo nos dijo que antes de la concentración, las Farc le había dado vía libre a los guerrilleros para cambiar de zonas de reincorporación si tenían familia en otro lugar y él había decidido irse al Meta.

En cuanto a Anderson y Chonchón, nos explicó que eran milicianos que se encargaban de finanzas y ellos hace más de tres años habían caído presos, pagaron sus penas y cuando salieron no habían vuelto a trabajar con las Farc y tampoco buscaron entrar en el proceso de reincorporación.

Y acerca del episodio de las fiestas decembrinas de 2016 nos dijo que sí ocurrió un problema de tragos con cerca de 14 guerrilleros pero que fue en el caserío de filipinas y él no los expulsó.

“En Filipinas un grupo salió a tomar y crearon un desorden. Nosotros en la dirección, porque aún funcionábamos como organización armada, les llamamos la atención y colocamos el caso en una asamblea. Expusimos que no estaba bien esa conducta (...) algunos de ellos dijeron que no querían estar más ahí. Pues les dijimos que si querían irse pues que se fueran. Se fueron pero no se llevaron armas ni nada de eso”, dijo Efrén.

En todo caso, la primera vez que esa tensión quedó en evidencia fue en enero de este año, cuando una comisión del partido Farc volvía de una visita de verificación de sustitución de cultivos ilícitos en Fortul y fue abaleada por hombres de la disidencia.

Fue el mismo Efrén Arboleda, excomandante del frente 10 de las Farc, quien confirmó su presencia, pues responsabilizó a las disidencias de las Farc por ese ataque.

Luego, a finales de febrero, un disidente entró a la zona veredal y abaleó a uno de los excombatientes.

La tensión ha ido escalando. La Silla conoció canciones que la disidencia grabó en contra de Efrén y puso a rodar vía whatsapp en Arauca, en las que dice que él es un traidor de la causa revolucionaria y ahora hace parte de “la oligarquía que maneja el país”.

Y el último panfleto que circuló de la disidencia en Arauca decía que los verdaderos disidentes eran los que se habían acogido al proceso de reincorporación.

Además, Efrén le contó a La Silla que está amenazado de muerte por la disidencia y hace tres meses no puede ir a la zona veredal porque hay gente dentro de ese espacio que es informante del nuevo grupo.

“Vivimos en Arauca y no podemos (decir quiénes son). Sería convertirnos en sapos y eso es muy complicado (...) por el tema de seguridad”, dijo Efrén.

El factor Gentil Duarte

Con ese telón de fondo, la expansión por el oriente del frente primero de las Farc, comandado por alias Gentil Duarte, encontró un caldo de cultivo perfecto en Arauca.

Según la fuente de la Defensoría del Pueblo Regional, en mayo del año pasado apareció el primer panfleto de la disidencia a nombre ese frente en el que declaraban su presencia en la región.

Y en junio, un miliciano de las Farc le contó a La Silla que miembros del frente ya estaban en Arauca contactando tanto a la base social de la antigua guerrilla como reclutando a  exguerrilleros que estaban en Arauca.

El despliegue de ese grupo disidente, se está dando en todo el oriente del país, tal y como lo documentó la Fundación Ideas para la Paz, y en particular en Arauca porque es un punto estratégico debido a que por sus condiciones es un corredor narcotráfico hacia Venezuela y sirve de refugio.

“Arauca sigue siendo un corredor para la salida de la coca hacia Venezuela (...) esta frontera prácticamente no hay control y allá (en Venezuela)hay total permisividad, ellos (disidencia Farc) pueden estar sin ningún problema. Tenemos información de que en un principio ellos se reagruparon en Venezuela y desde allá se organizaron”, nos dijo un funcionario de la Defensoría que conoce detalladamente la zona.

Quien está liderando la disidencia en esa región es  alias ‘Jerónimo’, un excomandante del frente 56 de las Farc, que operó entre Arauca, Boyacá y Casanare.

De él se conoce que hacia 2004 desertó de la Farc, se escapó con dinero y al poco tiempo fue capturado y que estuvo en prisión hasta 2016, cuando logró salir amnistiado en medio del proceso de paz.

“Él es desertor y el Gobierno sabía que él era desertor (...) Salió y llegó a Arauca y se presentó en unas veredas de Arauquita. Llamó a las directivas de la junta y dijo ‘yo soy Jerónimo y yo voy a representar la disidencia aquí. Aquí todos me tienen que pagar impuestos a mi y rendir cuentas a mi (...)”, nos dijo Esteban.

Aunque el miliciano de las Farc con el que hablamos no nos confirmó el papel de ‘Jerónimo’ sí nos dijo que es el frente primero el que está auspiciando las actividades de la disidencia en Arauca con respaldo económico.

Según los reportes más recientes, ese nuevo grupo ha ido recuperando fincas y ganado que eran de las Farc y además volvió  a extorsionar a comerciantes y contratistas.

Ya incineraron dos buses de la empresa Libertadores, para presionar el pago de vacunas, amenazaron a periodistas de la región que realizaron una investigación sobre ellos, y, según informes del Ejército, ya están reclutando menores de edad.

En el lado político, según el miliciano con el que hablamos, están retomando el trabajo de masas, convocando reuniones con juntas de acción comunal, así como con las bases sociales que antes colaboraban con las Farc.

“Mucha gente les está copiando porque en parte se sienten desprotegidos desde que se fueron. Ha aumentado mucho el robo y también el ELN está metiéndose a zonas en las que antes no estaba”, nos dijo.

Si bien él nos aseguró que las disidencias ya habían hecho acuerdos con el ELN de no agresión, uno de los temores más grandes que hay frente al crecimiento de la disidencia es precisamente su relación con esa guerrilla.

Más aún con el antecedente de la guerra entre ambas guerrillas que azotó a Arauca entre 2005 y 2010.

“Las heridas aún no han cerrado del todo...la pregunta es ¿cómo le caerá al ELN que ellos dejen las armas y vuelvan a tomarlas? ¿y el control territorial? Allá (en el Catatumbo) están en guerra con el EPL por eso, imagínese acá donde ya se han dado bala entre ellos…”, nos dijo un líder social de la región.

Así, la tranquilidad que durante los meses previos a la concentración alcanzaron a sentir después de cincuenta años de guerra las comunidades en las que se movía las Farc en Arauca, ya desapareció.

Silla Santandereana
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¿Se puede hacer trizas la Reforma Rural?

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El foco de la discusión sobre el Acuerdo de Paz en estas elecciones se ha puesto, principalmente, en los temas de justicia. Pero, el espíritu del Acuerdo es combatir las causas estructurales que han permitido que el conflicto se haya prolongado durante todo este tiempo, entre ellas los conflictos rurales.

La Reforma Rural Integral, el punto uno del Acuerdo, podría ser una de esas patas de lo acordado que por falta de voluntad política termine haciéndose trizas. Para entender los riesgos y posibilidades de éste en el próximo gobierno invitamos a tres expertos de La Red Rural a nuestro podcast.

Ellos son Margarita Varón, Gerente de Colombia Rural, Jhenifer Mojica, experta en temas agrarios de la Comisión Colombiana de Juristas y Ricaurte Becerra, líder de la organización campesina El Común, quien nos habló desde San Gil, Santander.  

Estas son las lecturas recomendas por la invitados: 

- Misión para la Transformación del Campo 

- “Para sembrar la paz, hay que aflojar la tierra: comunidades, tierras y territorios en la construcción de un país” de Darío fajardo

- “Siervo sin tierra”, Eduardo Caballero Calderón

- “La reforma rural integral está en manos de la Corte Constitucional

- “Are Local Registers the Solution?” de Richard Baldwin

Nota: Este y el resto de programas del podcast de La Silla Vacía los pueden bajar en iTunes, Stitcher y Akörde FD.

Con las atípicas el liberalismo recuperó terreno en Amazonas

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El abogado Víctor Hugo Moreno del partido Liberal ganó con 5.889 votos las elecciones atípicas de la Gobernación en Amazonas superando a Juan Carlos Martínez (4.558 votos) que era apoyado por Cambio Radical y sectores del uribismo y La U, y a otros cuatro candidatos más. Con esto, el liberalismo recupera terreno en el departamento tras los fracasos en las elecciones regionales y de Congreso, y toma un segundo aire para las locales del año entrante.

El nuevo gobernador de Amazonas, que terminará el periodo que dejó incompleto el condenado Manuel Carebilla (Cambio Radical), es un abogado especialista en relaciones internacionales, que fue representante a la Cámara de Amazonas entre 2010 y 2014.

Intentó reelegirse pero fue derrotado por su compañero de lista Eduar Benjumea y por Rafael Elizalde de Opción Ciudadana.

Justamente de su paso como representante tiene encima siete procesos penales en la Corte Suprema de Justicia. La mayoría están en etapa preliminar, según el mismo Moreno, porque la Corte no ha encontrado méritos ni pruebas. 

Los rojos recuperan terreno

Aunque solo estará en el cargo por 20 meses, Moreno recupera la Gobernación para el partido Liberal. En las tres últimas elecciones los ganadores habían sido Cambio Radical y la Alianza Verde.

En 2015 el liberalismo tampoco pudo ganar las dos alcaldías (Leticia y Puerto Nariño), porque en ambas triunfó el Centro Democrático.

 

Y en marzo pasado los rojos se quedaron sin la curul de representante a la Cámara que tenían desde hace cuatro periodos, porque fueron derrotados por las lista del uribismo y La U.

Aún así, Moreno logró fortalecer la base de votos que tenía de las dos elecciones pasadas  y las potenció con alianzas que hizo con el representante Elizalde, el excandidato a la Cámara Hassam Cano y la diputada Karina Bocanegra.

“Armó las bases liberales, habló con las familias fundadoras de Leticia, también estructuró un equipo fuerte en los corregimientos, pero su votación se centró en el casco urbano. Al final también contó con el apoyo del representante Eduar Benjumea”, nos explicó un dirigente de la Alianza Verde de Amazonas.

Moreno también supo sacar provecho de las elecciones a Congreso en las que le movió votos al senado al costeño Mauricio Gómez (fue el segundo más votado allá detrás de Álvaro Uribe), y éste le devolvió favores acompañándolo inclusive al cierre de campaña que hizo ante unas tres mil personas en Leticia.

“La presencia del senador electo Gómez en el día del cierre de campaña le dio mucha legitimidad”, nos dijo un dirigente político de Amazonas.

La inhabilidad de su oponente lo pudo fortalecer

Al fortalecimiento de su base y el apoyo del segundo senador liberal más votado, Moreno le sumó el escándalo que rodeó la campaña de su inmediato rival Juan Carlos Martínez.

Como lo contamos, Martínez estaba avalado por Cambio Radical y tenía el respaldo de sectores del uribismo encabezados por el condenado exgobernador Félix Acosta, y de La U como el excandidato a la Cámara Jhon Carlos Palomares.

Pero su candidatura siempre estuvo en entredicho por una supuesta inhabilidad que tenía para aspirar, y que el Consejo Nacional Electoral comprobó a tres días de las elecciones.

La decisión del CNE de revocarle su inscripción como candidato se regó como pólvora en Amazonas y aunque Martínez apeló la decisión y dijo que por eso podía seguir en carrera (de ahí su buena votación), esto pudo haberle restado credibilidad y legitimidad a pocas horas de ir a las urnas.

Los retos

El nuevo gobernador de Amazonas tendrá los retos de devolverle al departamento la gobernabilidad y empezar a solucionar problemáticas graves de primera mano.

Tras la captura de Manuel Carebilla en abril de 2016 (cuatro meses después de haberse posesionado), la Gobernación estuvo encargada al abogado César Lugo, que tambien ha estado envuelto en señalamientos por supuestas irregularidades en la contratación del departamento.

Hace una semana, a Lugo lo sacaron para nombrar de interino a Omar Sánchez, quien pasará a la historia como el gobernador express de Amazonas.

Aparte de la confianza, Moreno deberá enfrentar problemáticas apremiantes en el departamento como la falta de un acueducto en Leticia pues el agua que llega a las casas de no es apta para el consumo humano, según las muestras que tiene el Instituto Nacional de Salud. Además, la cobertura es de apenas el 60 por ciento, y la continuidad en el servicio es intermitente.

También tendrá que ayudar a buscar solución al problema de las aguas negras de la red de alcantarillado que no tienen ningún tratamiento y se vierten directamente al río Amazonas.

Víctor Hugo Moreno (centro), junto al senador Mauricio Gómez (Izquierda) y el veedor nacional del liberalismo Rodrigo Llanos.
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El GEA comienza a abandonar a Fajardo

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“Hombre, yo voy a votar por Iván Duque porque es joven y tiene ideas claras. No es que yo sea uribista... No soy capaz de votar por Germán Vargas. Y los otros, todos, ya perdieron”.

Ese comentario que un cacao del Grupo Empresarial Antioqueño le dijo a otro empresario es el que parece regir a cuatro semanas de la primera vuelta a varias de las cabezas de este grupo que durante años apoyaron al candidato paisa y que comienzan a alinearse con la tendencia del resto del empresariado antioqueño.

En eso coincidieron cuatro cacaos que pertenecen a las juntas de las compañías del GEA, históricamente cercanas a Sergio Fajardo, dos fuentes cercanas a ese grupo empresarial, entre el cual están Argos, Sura, Nutresa y Bancolombia, y tres dirigentes gremiales de la ciudad. Casi todos pusieron la condición del off the record.

El GEA es uno de los cuatro grupos empresariales más grandes de Antioquia, cuyo sector privado representa el 14 por ciento del PIB nacional, según el Dane. Algunas de sus empresas, cuentan con alrededor de 30 mil empleados en Colombia como Bancolombia y el grupo de alimentos Nutresa.

Su apoyo a un candidato es clave no solo por el respaldo económico que pueden dar sino por la influencia que pueden llegar a tener sobre sus empleados y juntas directivas de las que hacen parte. 

Por eso, que estén abandonando a Fajardo en la recta final de la campaña, cuando más necesitaría un empujón, es un golpe duro y una paradoja dado que Gustavo Petro y sus seguidores lo han caricaturizado como “el candidato del GEA”.

El miedo y la desconfianza rigen el voto

Una queja constante y una dificultad que tiene que afrontar Fajardo, y que incluso nos expresó su excandidato a la Gobernación de Antioquia y gerente nacional, Federico Restrepo cuando lo consultamos para esta historia, es lo difícil que es competirle “a cinco o seis cuñas radiales por noticiero” con la austeridad que caracteriza su campaña.

Esa falta de plata se explica, según le dijo a La Silla Paisa una persona cercana tanto a Fajardo como al empresariado antioqueño, a que los cacaos del Grupo Empresarial Antioqueño (GEA), que fue el que lo acogió en Medellín cuando llegó de la universidad de Los Andes a finales de los noventa para lanzarse a la Alcaldía, no se la ha jugado por él esta vez.

Entre los cacaos que le creyeron desde el principio estaba Nicanor Restrepo, el papá del GEA, y quien, como ha contado La Silla, tuvo hasta su muerte en 2015 la influencia para cohesionar alrededor de una causa política a los presidentes de las compañías que juntas pesan hoy el 55 por ciento en la Bolsa de Valores de Colombia, según el índice accionario Colcap.

“Si Nicanor siguiera vivo, todo el GEA estaría con él”, le dijo a La Silla Paisa un dirigente gremial que ha sido cercano tanto al exgobernador como al uribismo, teoría con la que coincidió un político de la campaña de Fajardo, cercano también al Grupo Empresarial.

Pero esa fuerza, que fue clave en recursos para las campañas a la Alcaldía de Medellín en 2004, la de su sucesor Alonso Salazar, en 2008, la Gobernación de Antioquia en 2011 y la de Federico Restrepo en 2015, ha venido esfumándose para estas elecciones presidenciales, que, como Fajardo ha dicho, son las últimas en que participa como candidato.

Esto se debe, por un lado, a que como hemos contado, no cayó bien entre el empresariado la alianza de Fajardo con el Polo Democrático ni con Claudia López. Ricardo Sierra Moreno, presidente de Distrihogar y miembro de de juntas directivas claves para el GEA como la constructora Conconcreto y la textilera Crystal (dueña de las marcas Gef, Punto Blanco, Galax y Baby Fresh) además de la de Proantioquia (el think tank que reúne 25 empresarios antioqueños), le dijo en su momento al candidato -con el que está jugado de frente- que la alianza con Jorge Robledo no le sonaba bien.

“No es lo que más me gustaría, pero con que Sergio se ponga de acuerdo en que lo acompañen no tengo problema”, nos comentó Sierra.

Sus compañeros no piensan lo mismo. Nos lo explicó así un cacao retirado que conoce al GEA desde adentro: “La izquierda cree que el Estado debe ser la mayor fuente de riqueza y minimiza la iniciativa privada. Además, el Polo es lo más cercano al populismo, y al empresario le aterran los subsidios, cree en la fuerza del trabajo y en producir resultados”. Eso le ha costado a Fajardo desconfianza y preguntas directas de sus aliados de siempre como la de si su pacto con el Polo significa que va a atacar la propiedad privada, le contó una fuente a La Silla que lo sabe de primera mano.

También, según tres empresarios consultados por La Paisa, a Fajardo le salió cara su fórmula vicepresidencial. Uno de ellos le contó a La Silla que en una reunión que tuvieron en Medellín, hace casi dos meses, alrededor de 17 empresarios del GEA con Fajardo y Claudia López, además de expresarles su temor por la coalición con Robledo, le recomendaron a López “no expresar las cosas con agresividad”, porque “el estilo en que dice las cosas no gusta”.

Eso es así, nos explicó el cacao en retiro, porque “los empresarios suelen ser más pausados, más tranquilos”, una forma de ser que en su carrera política ha demostrado Fajardo, incluso más ahora, en su esfuerzo por quedarse al margen de polarización y trincheras políticas. A esas dudas frente a la Coalición Colombia se suma el pánico que le da al empresario la izquierda radical, que ven representada en el candidato Gustavo Petro, y que les refuerza la idea del voto útil para ayudarle a Iván Duque a ganar en primera.

Le temen a Petro

Un empresario del GEA, muy cercano a Fajardo desde los primeros días de su carrera política, le dijo a La Silla que “el paisa es más pragmático y se pregunta: ¿Quién puede derrotar a Petro? Entonces Iván Duque empieza a subir en las encuestas... No he definido mi voto, pero lo que sé es que voy a votar contra Petro”.

Una persona que conoce las entrañas del GEA coincidió en que “Si ese miedo a Petro no existiera, los empresarios jugarían más abiertamente con Fajardo, con De La Calle, con Vargas. Y eso es lo que los pone contra la pared a irse por Duque”.

Eso hace que, entonces, el voto del empresario típicamente fajardista se empiece a inclinar más hacia el de la mayoría de empresarios que, según las personas que consultamos, están asustados y hasta desinformados. “No sabían que Duque quería una Asamblea Nacional Constituyente, por ejemplo. Están muy concentrados en que hay que votar contra Petro”, le explicó a La Silla esa persona, como conclusión de una conversación que tuvo con miembros de la junta de la ANDI seccional Antioquia a principios de abril.

A eso se suma un comentario que le hizo a La Paisa hace algunas semanas un dirigente gremial para explicar por qué ya escogió a Duque, usando una cita que dijo Marta Lucía Ramírez en una reunión con empresarios de Medellín en enero y que ratificó semanas después en una entrevista con El País de Cali: “Fajardo y Robledo son Venezuela. Petro es Venezuela vía fast track”. (En realidad Ramírez dijo: Colombia tiene un riesgo enorme de irse al populismo por el ‘Fast track’ y lo podría hacer de la mano de Gustavo Petro, o se podría ir en cámara lenta de la mano de la coalición de Robledo y Fajardo).

Pero no es solo el temor a la llegada de la izquierda al poder, en todas sus formas, lo que los mueve a favor de Duque. También les gusta que ‘el caballo ganador no tiene cola”, como nos dijo un empresario.

El cacao le va al ‘caballo ganador’

Hace un par de semanas, el lunes 16 de abril, el restaurante La Cafetiere de Anita en El Poblado, Sur de Medellín, se llenó de empresarios. El motivo: una cena pro campaña de Iván Duque, cuya entrada costaba dos millones de pesos por persona.

Duque tardó casi dos horas en llegar, pero los asistentes lo esperaron sin problema. Entre ellos estaban Juan Carlos Echavarría, presidente de Crystal; Luz María Correa, presidente de la constructora El Cóndor (que tiene en este momento ocho concesiones de vías con el Estado); Carlos Gilberto Uribe, del grupo textilero Uribe (dueño de las marcas Americanino y Chevignon en el país); Mauricio Campillo, presidente de Solla (el fabricante de alimentos para animales más grande del país); Manuel Santiago Mejía, dueño del grupo Corbeta (de los almacenos Ktronix, Alkosto, los electrodomésticos Kalley y las motos AKT), Gabriel Harry Hinestroza, miembro de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Medellín; Francisco Martínez, de la constructora Arquitectura y Concreto, entre otros.

Según le dijo a La Silla un dirigente que hace parte de la campaña de Duque que sirve de enlace entre empresarios y la campaña, con esa candidatura están jugados también María Elena Ospina, directora de la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas en Antioquia, Acopi; Juan Rafael Arango, presidente de la textilera Faterales (que dirige el comité financiero de la campaña en Antioquia); Juan Raúl Vélez, presidente de cueros Vélez; y Mateo Restrepo, de la multinacional minera Continental Gold.

Incluso, le dijo a La Silla que ve indeciso a David Bojanini, presidente del grupo Sura y cabeza del GEA, que ha sido muy cercano a Fajardo. Percepción que nos confirmó una de nuestras fuentes más cercanas al fajardismo y empresariado paisa. No pudimos confirmar directamente con él.

Según lo que pudo reportear La Silla Paisa, a varios de estos empresarios respaldan a Duque porque lidera las encuestas, es joven y no tiene ‘cola’, en palabras de un dirigente gremial uribista que entrevistamos. Con ellos, ser un ‘pollo’ le juega a su favor.

Más aún, que no se parezca a Álvaro Uribe en su carácter, que se intente parar en el centro y haga tanto énfasis en que va a defender la propiedad privada, que no va a subir impuestos y va a garantizar la seguridad jurídica, es música para los oídos de muchos empresarios.

“El sector empresarial antioqueño que acompañó a Fajardo hace 15 años en Antioquia, en este momento hace un giro hacia el centro derecha, y encuentra en Duque esa persona fresca que representa civilidad, que no tiene el temperamento explosivo, que no tiene cuentas de cobro”, dice ese mismo dirigente gremial. Son características que, considera, Fajardo reunía hasta que pasó por la Alcaldía y la Gobernación. Ahora hay decisiones que en su momento tomó como gobernante e investigaciones de Contraloría y Procuraduría que el antioqueño no le perdona.

Por algo parecido tampoco pinta tan fuerte hasta ahora Vargas entre el empresariado paisa. Según nuestras fuentes, aunque lo reconocen como un gran ejecutor, no les cala tanto por la maquinaria cuestionada que lo rodea y porque es visto como el candidato de Juan Manuel Santos, que en Antioquia tanto repele y que incluso han asociado con la izquierda y las Farc, lo cual conduce, inevitablemente, al mismo miedo a Petro, a Venezuela y a la izquierda.

Según averiguamos, Vargas hasta ahora solo tiene de su lado a algunas constructoras y manufactureras como a Eugenia Londoño, presidente de la fabricante de motores Eduardoño, o a Augusto López Valencia, expresidente de Bavaria, muy cercano al Gobernador Luis Pérez.

Pero lo que más los desanima es que no le ven un chance y por lo tanto, a menos que las encuestas le den viabilidad, difícilmente logrará sumar más empresarios.

Otro dirigente con amplia influencia en su gremio le declaró su voto a La Paisa así, con toda propiedad: “Nosotros, los comerciantes de Antioquia, estamos con Duque. También nos gusta Vargas Lleras. Pero, si faltando dos semanas para la primera vuelta no repunta, nos vamos con toda por Duque”.

Así, mientras Fajardo intenta apuntalarse entre los jóvenes, las universidades y la gente cansada de la política tradicional, Iván Duque le va arrebatando uno de sus aliados más poderosos en la recta final de la campaña.

Silla Paisa
Sergio Fajardo

Sergio Fajardo

Candidato presidencial del Polo y Alianza Verde

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Silla Paisa
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La piqueria de Duque y Vargas en el Festival Vallenato

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Iván Duque y Germán Vargas no se enfrentaron sobre una tarima en un duelo de versos al son del acordeón, la famosa piqueria, pero sí parecieron competir en redes por cuál de los dos mostraba tener más apoyos en el Festival Vallenato que termina hoy en Valledupar.

 

Los dos candidatos presidenciales asistieron al evento, que además de ser cultural es tradicionalmente un epicentro de encuentro entre el poder bogotano y las élites locales, como lo hemos contado en La Silla Caribe.  

Desde sus respectivas cuentas de twitter, publicaron fotos y videos para evidenciar respaldos y simpatías con los que cada uno cuenta en la tierra del Cacique Upar, puntualmente entre juglares y cantantes vallenatos, que son de lo más querido y respetado en esta región.

Iván Duque, quien hace unas semanas recibió el apoyo público de Poncho Zuleta (que enseguida le cobraron recordando el escándalo de hace 14 años de Poncho, cuando se conoció la grabación de una parranda en la que se escucha su voz gritar “viva la tierra paramilitar y los paracos”), publicó este fin de semana fotos y videos con Silvestre Dangond, Iván Villazón y el acordeonero Juancho de la Espriella.

Todos ellos hicieron explícito su apoyo a Duque.

Pero además, el candidato uribista retrinó una foto suya con Carlos Vives (el gran homenajeado este año en el Festival), publicada por la  exsecretaria privada uribista Alicia Arango, que muchos interpretaron como oportunismo con la imagen de Vives, quien en ningún momento anunció que respalda a Duque.

De hecho, horas después del trino de Arango, Carlos Vives escribió:

Por su parte, Germán Vargas trinó anoche un video en tarima con Jorge Oñate (hasta el año pasado investigado por homicidio).

Lo que no contó Vargas ni se alcanza a ver en su video es que en esa parranda se encontraba con Cielo Gnecco Cerchar, matrona del clan Gnecco (clan cuestionado porque varios de sus miembros han caído condenados o están bajo investigación), que es la punta de lanza de su aspiración en el Cesar, como lo hemos contado.

Entre otros, en la misma fiesta estaban el senador de La U Mauricio Lizcano y el exsenador de La U, condenado por corrupción, Juan José ‘Juancho’ García Romero. Ambos están en la campaña vargasllerista.

Silla Caribe
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Los empresarios del Valle se derechizan más por Petro

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A cuatro semanas de las elecciones presidenciales, la mayoría de cacaos del Pacífico, que representan cerca del 6 por ciento de la economía nacional según la Superintendencia de Sociedades, están alineados con las campañas de Iván Duque y en menor medida, con Germán Vargas Lleras, según supo La Silla Pacífico tras hablar con ocho fuentes de los gremios y que conocen la movida electoral.

 

La alineada ocurre en plena avanzada de Gustavo Petro, quien la semana pasada desde Cauca volvió a mostrar los dientes a los empresarios de la región al proponerle a Incauca (una de las empresas más importantes del sector, propiedad de Ardila Lülle) “que me venda sus tierras” para que los campesinos cultiven alimentos.

Pero más allá de eso, existen afinidades de los cacaos con los programas económicos de ambos candidatos de la centro derecha y derecha. “Estos dos candidatos si dan garantías para recuperar la economía, generar condiciones de inversión que hoy no tenemos”, nos dijo un dirigente gremial.

El apoyo de estos grupos que no solamente son los azucareros sino los comerciales, exportadores, farmacéuticos y agrícolas que mueven la economía de la región, es clave en la recta final de las elecciones presidenciales toda vez que históricamente los empresarios vallunos son generosos donantes de las candidaturas y así se están moviendo.

El antipetrismo de coyuntura

Consultados sobre las razones por las cuales en gremios y empresarios del Valle hay una tendencia hacia el apoyo de la derecha, dos dirigentes nos dijeron, por aparte, que en el departamento en particular ha tomado fuerza el miedo de la clase empresarial hacia el avance de Petro.

“Preocupa entre los azucareros las propuestas de Petro sobre la venta de tierras del norte del Cauca (como lo volvió a proponer el jueves). Nosotros lo que esperamos es un presidente que respete el libre mercado y el Estado de Derecho y Duque y Vargas han manifestado su apoyo a la propiedad privada de la región”, nos dijo un dirigente de un ingenio que quiso reservar su nombre para no comprometer a su empresa.

Parte del discurso petrista en el Cauca desde inicio de año ha sido el de la democratización de la tierra para los indígenas, afros y campesinos, como la propuesta de la compra de tierras a Incauca o como la defensa que hizo hace dos meses a la incursión de un grupo de indígenas a tierras propiedad de este ingenio.

Aunque Petro insiste en que no quiere “empobrecer a los ricos, sino enriquecer a los pobres”, y que la propuesta a Incauca no es “expropiar”, el miedo sigue presente y lo explota el uribismo, como hizo el expresidente Álvaro Uribeal decir que con esta propuesta a Petro “se le salen los colmillos expropiadores de Chávez”.

“Entre empresarios de la sociedad se ha hablado de que les gustan los candidatos que hablan del apoyo al libre mercado, a la empresa a la libre competencia, como Duque y Vargas”, nos dijo, a su turno, Alexander Micolta, presidente de la Cámara de Comercio, que mueve casi un millón de contenedores al año y que se ha reunido con los candidatos Vargas y Duque, además de sus respectivas fórmulas y con Sergio Fajardo.

De los presidenciales, los que más han hecho casting con empresarios en el Valle han sido Duque, Vargas y Fajardo. Los tres, por aparte, han tenido reuniones con miembros de Asocaña (que reúne a 12 ingenios y cuyo sector representa el 3.7% del PIB agrícola), con la Fundación para el Desarrollo Integral del Pacífico (FDI, en cuyo consejo directivo están ocho empresas del Valle) y miembros de la Andi del departamento.

“A estas alturas con tanta radicalización y polarización, los empresarios prefieren coger hacia la derecha”, nos dijo, a su turno, otra empresaria que conoce de cerca la movida de los candidatos y de los empresarios.

Según dos dirigentes que han estado en las reuniones, tanto Vargas y Duque han manifestado su respeto hacia la propiedad privada y el fortalecimiento de la fuerza pública, además de hablar de sus propuestas de incentivos a las empresas para generar más empleos.

En el caso de Fajardo, su estrategia va hacia mostrarse ante los cacaos como la tercería.

“Les ha dicho que la respuesta ante el avance de Petro no es Duque, sino nosotros”, nos dijo una fuente de su campaña en el Valle.

La balanceada

Otra razón que explica el acercamiento de los cacaos hacia el candidato uribista son las relaciones de vieja data con el gremio, en especial con el expresidente Álvaro Uribe y la hoy candidata a la vicepresidencia, Marta Lucía Ramírez.

Ejemplo de ello es el abierto apoyo económico del ingenio Mayagüez de la familia de la senadora uribista Susana Correa a las campañas uribistas. Este año, Correa es quien dirige la campaña de Duque en el Valle. Otras dos fuentes por aparte nos dijeron que otros ingenios como La Cabaña y Pichichi también apoyan al uribista.

Aunque una de las fuentes nos habló de una posible inclinación del ingenio Manuelita -de la familia Éder- hacia el uribismo, el resto de los consultados nos dijeron que en esta empresa, como otras del sector como Riopaila (de la familia Caicedo) y Providencia (del Grupo Ardila Lülle), los apoyos no serían tan claros en parte porque estas empresas suelen apoyar a varias campañas, así como lo hicieron al Congreso con aspirantes del liberalismo, del Verde y del Centro Democrático.

“Este sector por historia es uribista, mucho le deben a los gobiernos del expresidente. No solo en seguridad en la región, sino en las economías diversificadas como el etanol. Por eso, a Iván lo ven como propio, como una continuidad de alguien quien los ayudó”, nos dijo una fuente que conoce al gremio por dentro.

Así las cosas con los empresarios que hablamos, la balanza de las cuentas estaría inclinada hacia el uribista, aunque pocos han dicho “esta boca es mía”. En ese grupo de apoyos que pudimos identificar y que dos de las fuentes conocedoras nos dijeron se encontrarían dirigentes como Juan Ramón Guzmán, presidente de Belleza Express y el grupo Carvajal, muy cercano a la fórmula vicepresidencial de Duque, Marta Lucía Ramírez.

En el caso de Vargas Lleras sus apoyos también vienen de vieja data. Aunque de su lado tiene como gerente de campaña al empresario Fernando Lenis, quien es el que consigue los apoyos de los cacaos, entre los suyos se cuentan al grupo De Lima, con Ernesto de Lima a la cabeza (quien hizo parte de la Fundación Carlos Lleras que creó el hoy candidato en 2005), además de empresarios miembros de la Sociedad Portuaria.

Dos fuentes del puerto más importante del Pacífico nos dijeron, por aparte, que el apoyo de la Sociedad a Vargas se consolidó hace menos de tres semanas en la visita del candidato a Buenaventura, e incluso que hubo una reunión con Víctor Julio González, gerente de la Sociedad, pero el gerente no quiso hablarnos.

Silla Pacífico
Iván Duque Márquez

Iván Duque Márquez

Candidato presidencial del Centro Democrático

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Detector a Gustavo Petro en Hora 20

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El ex alcalde de Bogotá es el segundo candidato presidencial en pasar por la entrevista con Diana Calderón, de Hora 20, Juan lozano, de Red + Noticias, y Juanita León, de La Silla Vacía. Mientras ocurre, le ponemos el detector a sus afirmaciones verificables. Abajo pueden ver qué tan ciertas son .

 
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Detector a Gustavo Petro en Hora 20

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Resumen: 

Para este festivo, La Silla Pacífico le trae estas historias a profundidad:

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Detector a Gustavo Petro en Hora 20
La Gran Colombia
Los empresarios del Valle se derechizan más por Petro
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