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A Ramírez le van a hacer la de Noemí, pero...

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El senador Roberto Gerlein no va a apoyar la campaña presidencial de Ramírez, y anunció que va a impugnar la elección de ésta como candidata azul. Foto: Juan Pablo Pino

En 2010, Noemí Sanín ganó una consulta conservadora que tuvo más de tres millones de votos, pero en las elecciones presidenciales no llegó a los 900 mil, en parte porque los congresistas conservadores no le movieron la maquinaria. A Marta Lucía Ramírez le va a pasar lo mismo con los congresistas, pero su destino electoral no necesariamente tendrá que ser el mismo de Sanín.

La mayoría de la bancada al Senado llegó a la convención conservadora de ayer con la intención de que el partido azul apoyara la reelección de Santos, y la victoria de Ramírez no les ha hecho cambiar de parecer.

Como contamos esta mañana, los conservadores santistas tienen montados los argumentos para impugnar la elección de Ramírez como lo anunciaron anoche los senadores Roberto Gerlein y Efraín Cepeda con los argumentos de que no tuvieron garantías para hablar y de que hubo irregularidades en la votación. “Hasta que una autoridad competente no se pronuncie, no acataremos la votación”, le dijo a la Silla el senador antioqueño Gabriel Zapata.

En todo caso, lo que definió ayer la bancada santista es que antes de hacerlo va a establecer si tiene la fuerza suficiente en el partido y en el Consejo Nacional Electoral para ganar la batalla. Si no, la impugnación puede quedarse en las palabras de Gerlein.

Aún si finalmente deciden no hacer esa movida legal, por ahora ese grupo conservador no tiene pensado apoyar a Ramírez. Son más de 15 senadores y más de 20 representantes, con sus correspondientes estructuras políticas. Su posición es que la convención terminó sobrerrepresentando a Bogotá, una plaza donde los conservadores no son fuertes, y a simpatizantes o militantes conservadores que no tienen votos ni reflejan al partido actual, y que la votación final dividió al partido.

“Lo que dice Marta Lucía de que con ella están las verdaderas bases del partido y que contra ella están unos congresistas aislados de las bases no es correcto. En la convención no estaban las estructuras conservadoras que conforman el Partido”, le dijo a la Silla Eduardo Enríquez Caicedo, miembro del directorio nacional conservador e hijo del senador Eduardo Enríquez Maya.

Todo eso muestra que lo que le ocurrió a Noemí con los congresistas azules se repetirá en esta elección.

Los santistas, ahí

Simbólicamente la derrota de ayer fue muy fuerte para los caciques del partido y el efecto inmediato es que les tocará hacer campaña con Santos por debajo de la mesa para no incurrir en doble militancia, lo que siempre es más difícil.

Pero por más que los senadores hayan perdido en su partido, y que eso tenga molesto al Gobierno (como le dijeron a La Silla varias fuentes), sus cuotas están amarradas por la ley de garantías, que prohíbe que haya cambios en los cargos de libre nombramiento y remoción a menos de que haya una falta definitiva o una renuncia irrevocable. Es decir, sus apadrinados están atornillados.

Además, las maquinarias de los senadores están intactas y, como la convención solo se hizo ahora, ya lograron entregar los avales a sus aliados. De hecho, parte de su derrota se debe a que no le metieron la ficha a la convención pues están concentrados en sacar adelante sus campañas y decidieron no invertir la plata que tienen para atender los dos frentes. De ahí su queja de que había demasiados bogotanos.

¿Con qué arranca la campaña de Ramírez?
Marta Lucía Ramírez arranca su campaña a la presidencia con el apoyo de poca maquinaria. Foto: Juan Pablo Pino.

La candidata tiene una trayectoria electoral relativamente corta. En 2006 llegó al Senado con casi 70 mil votos, en unas circunstancias políticas muy distintas porque era una de las candidatas de Uribe y estaba del lado del gobierno; en 2010 sacó casi 240 mil votos en la consulta conservadora y quedó en el tercer puesto.

Los apoyos de Ramírez en la estructura del partido, que incluyen a cuatro senadores, suman unos 200 mil votos, que serían el capital político inicial de Ramírez.

Uno de los senadores, César Tulio Delgado, no va a reelegirse y cuenta con que su hermano Ubeimar, gobernador del Valle, se mueva lo suficiente para que ese grupo político mantenga la curul con más de los 46 mil votos de 2010. El candidato es Mauricio Delgado, sobrino del senador.

Otro, José Darío Salazar, tiene una posición claramente uribista. Los 50 mil votos que sacó en 2010 seguramente se deslizarán en parte al Centro Democrático, cuya candidata al senado Paloma Valencia ha hecho campaña en el Cauca..

El tercero, el boyacense Jorge Hernán Pedraza, tiene un grupo político sólido pero no tan grande en Boyacá. En 2010 llegó al Senado con 53 mil votos

Y el cuarto, Juan Mario Laserna, es el gran ganador: tiene en riesgo su curul porque los votos del barretismo (el grupo político al que pertenece) en el Tolima difícilmente le van a alcanzar a repetir los 54 mil de 2010 y posiblemente no lleguen a los 48 mil que se necesitan para seguir en el Senado. Pero Laserna tiene un gran potencial como candidato de opinión, y su lugar preponderante en el discurso de Ramírez le abre las puertas a un electorado de opinión.

Además de ellos, hay otras estructuras políticas que están con Ramírez. En el Quindío, por ejemplo, tiene fuerza y lista propia Beatriz Elena Jaramillo, miembro del directorio nacional. También la apoyan otros dos miembros del directorio que son candidatos: Angela Ospina, la número 100 en la lista al Senado y quien no tiene maquinaria, y David Valencia, candidato a la Cámara en el Magdalena. Todos ellos le pueden poner 15 o 20 mil votos.

Ramírez también arranca con el patrimonio del logo del Partido, a menos de que la impugnación prospere rápidamente. Ese logo suma los votos de los conservadores de trapo azul, una cifra que en las encuestas llega máximo al cinco por ciento.

Pero su gran oportunidad es el voto de opinión. Y es ahí donde su destino puede apartarse del de Noemí. En las elecciones presidenciales el voto de maquinaria de una base tan importante que sin él es casi imposible ganar las elecciones, pero muchos votantes se deciden en los debates y a medida que se va aclarando el panorama. Hace cuatro años, Noemí Sanín se desinfló por sus malas salidas en los debates, que la hicieron inviable en las encuestas y terminó de penúltima.

En estas elecciones, más de la mitad de los posibles electores no saben por quién votar o dicen que lo harán en blanco. El candidato que logre capturar ese voto tiene las de ganar. Ramírez le dijo a La Silla que irá tras esos votantes. 

Tres analistas consultados por La Silla creen que Ramírez tiene campo para crecer, puesto que tiene la etiqueta de uribista lo que le permite aprovechar la debilidad de Óscar Iván Zuluaga para convertirse en la candidata de los uribistas. Pero, al mismo tiempo, sus críticas a la segunda reelección y su posición tajante en contra de la parapolítica podrían atraer también un voto más de centro.

Ramírez no es muy carismática pero en estas elecciones ninguno de los otros candidatos lo es. Y la forma cómo ganó la candidatura le ayuda porque quedó como un David tecnócrata derrotando a un Goliat politiquero. Quedar como la que le quitó el partido conservador a Gerlein para dárselo a las bases azules es una buena imagen de arranque, y una impugnación de su elección por parte de los caciques podría reforzar esta imagen.

La prueba de fuego será la próxima encuesta. Dependiendo de qué tanto repunta, se sabrá qué tanta capacidad tiene para absorber la campaña de Zuluaga y ganar momentum.


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