Quantcast
Channel: La Silla Vacía
Viewing all 10158 articles
Browse latest View live

Las smart cities de MinTic no son tan inteligentes

$
0
0

Esta columna fue hecha con el apoyo de Joan López, investigador de Fundación Karisma.

Hace poco, el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) presentó para comentarios su "proyecto de resolución sobre Ciudades Inteligentes". Después de una detenida lectura, me pregunté si lo que leía era una política pública o un manual de IBM.

Lo smart nació como una excelente estrategia de mercadeo, en la que los gigantes tecnológicos empezaron a ofrecer una serie de productos conectados a internet que llamaron smart (o inteligente). Fue un negocio redondo en donde la gente se muere por comprar cosas conectadas a internet y probar estos gadgets (dispositivos chéveres). A su vez, esto permite a las empresas recopilar los datos de la vida diaria de las personas y analizarlos para venderlos mejor.

Así fue como nació el concepto de Internet de las Cosas, en el que todos los dispositivos smart trabajan juntos para saber cosas que ni sabías (o necesitabas saber) sobre ti.

Hacia 2008, la multinacional IBM comenzó a promocionar su sueño de ciudades totalmente conectadas a internet que tendrían servicios provistos por ellos para luego recoger y analizar esos datos que servirían para alimentar el proceso de toma de decisiones de política pública y, de paso, les permitía ver cómo obtener mejores ganancias.

Sin embargo, después de 10 años, la realidad es que no estamos ni cerca de conectar una ciudad completa y lo que vemos es facturas impagables a empresas que hacen plata monitoreando a la ciudadanía; estados que persiguen "inteligentemente" a la oposición; empresas dueñas de ciudades y funcionarios que solo saben que "algo está conectado a internet" para confiar ciegamente en el solucionismo tecnológico.

En este contexto, aparece nuestro MinTIC como quien se engolosina con el gadget de moda y se obstina en comprarlo aunque no haya hecho las cuentas de la casa y priorizado el gasto.

En 2015, el MinTIC, con su renovación del Manual de Estrategia de Gobierno en Línea, quiso convertirse en orientador de  la política pública para el uso estratégico de la tecnología por parte del sector público.

Sin embargo, cuando todos esperábamos un documento de política pública, tipo CONPES, el MinTIC no expidió más que un decreto con una serie de definiciones como sacadas de la inducción de nuevos empleados en alguna de las empresas que ofrecen soluciones para ciudades inteligentes.

Según el MinTIC, necesitamos un smart environment (ambiente inteligente) con sensores en cada esquina de la ciudad para medir la calidad del aire, del ruido, el consumo de agua y luz.

Bajo esta lógica, las ciudades necesitan formar smart people (personas inteligentes), que usen su celular para todo y que hagan crowdfunding (o vacas en línea) para solucionar los problemas de la ciudad.

La smart mobility (movilidad inteligente) también proveerá de zonas Wifi en el sistema de transporte para que, ni siquiera en esos tiempos muertos, dejen de conectarse.

Se supone que estas facilidades apuntan a la garantía de esa smart living (vida inteligente) que ofrezca, entre otros, servicios de teleconsulta, telediagnóstico y teleasistencia.

Todas estas definiciones –que ni siquiera juntas conforman una política pública como lo pretende el MinTIC– tienen poco sentido en las actuales condiciones del país por las siguientes razones:

 

1. Dejaría por fuera a la mayoría de colombianos

Si tenemos en cuenta que el índice de penetración en Bogotá –el mejor escenario del país– de suscriptores de internet fijo es de 22,24 por ciento y que tiene un 69 por ciento de conexiones de gente conectada a Internet, el panorama no parece muy alentador para lo smart.

Adicionalmente, observamos más barreras asociadas con el acceso a dispositivos “inteligentes”: en 2016, solo el 44 por ciento de la población en Bogotá tenía un móvil inteligente, 44 por ciento tenía un portátil, 36 por ciento un computador de escritorio y 26 por ciento tenía una tableta.

 

2. Es demasiado  costoso

A pesar de que el MinTIC quiera vender la idea de que “las ciudades inteligentes son aquí y ahora”, la realidad es que estos sistemas informáticos no dejan de ser versiones de prueba.

En ese sentido, hablar de los grandes beneficios que traen estos costosos sistemas resulta poco realista. Es decir, es muy difícil predecir qué efecto tendrán los semáforos inteligentes y los postes de luz inteligentes en una ciudad como Bogotá sumamente congestionada, con graves problemas estructurales en su transporte público y su inequidad en infraestructuras de transporte.

Y es que los costos no son menores, incluso para ciudades con presupuestos monumentales.

Por ejemplo, en 2016, Columbus en EEUU arrancó con un proyecto de uso de tecnologías en todo el sistema de transporte con 40 millones de dólares del presupuesto federal.

Un año más tarde el costo pasó a ser 500 millones financiados en alianza con privados. Kansas y Pittsburg han gastado 30 millones de dólares en semáforos inteligentes (que se acomodan al tráfico y recogen los datos de las personas).

Es que no solo se trata del costo asociado a este tipo de sensores. El gasto público en la infraestructura que almacena esta información es igualmente extravagante y ni hablar de lo que cuesta tener sistemas que sean capaces de analizar toda esa cantidad de datos.

No hay comparación entre los costos en los que incurre una compañía que incluye sensores en sus oficinas con lo que costaría un sistema así en las ciudades.

 

3. Son un riesgo para la intimidad de las personas

En el mundo, estos sistemas se prestan para todo tipo de rastreos.

En ciudades como Londres, las empresas encargadas de las basuras inteligentes dirigen publicidades personalizadas a las personas que pasan cerca.

En Portland, EE.UU., los semáforos inteligentes pueden recolectar masivamente los datos de los vehículos sin que se haya dado un debate público sobre los efectos indeseados de posibles usos abusivos que, de otra parte, se antojan bastante fáciles de hacer.

En Singapur, el Gobierno vigila la localización de cada dueño de un automóvil con su dirección y velocidad. Así mismo, cuentan con medidores inteligentes que identifican el gasto por cada casa, lo que permite individualizar a quienes residen en ellas.

En Yakarta, Indonesia, tienen un sistema para que las personas presenten informes sobre las problemáticas de la ciudad. Sin embargo, varias personas mal intencionadas han enviado informes falsos y algunos políticos han usado el sistema para crear una mala imagen sobre cierta población.

En Río de Janeiro, el centro de operaciones construido con el apoyo de IBM ha sido utilizado para la vigilancia de espacios públicos con el fin de reprimir protestas.

También en Davao, Filipinas, el centro de operaciones (diseñado por IBM) que se encarga de los sistemas de vigilancia se podría usar para abusar de la vigilancia policial y perseguir a la oposición. Esto teniendo en cuenta el largo historial de abuso a los Derechos Humanos del gobierno de Duterte, que incluye represiones a la disidencia, ataques a la prensa y ejecuciones extrajudiciales.  

 

4. Aumenta la inequidad

La dependencia de la planeación urbana en las TIC termina aumentando la inequidad.

Es decir, los sistemas informáticos están diseñados para aumentar la eficiencia con la información que tienen disponible, pero no para ser democráticos y equitativos.

Por esto, como las zonas ricas de las ciudades suelen ser las que tienen mejor infraestructura, las soluciones smart para informar y ofrecer respuestas  de política pública terminan centrando sus esfuerzos en las zonas con más información ampliando la inequidad.

 

5. Las ciudades dependerían de las empresa

Si bien el documento del MinTIC no sobresale como guía de la política pública, sí es evidente que su eje es privatizar.

El MinTIC quiere ser el "evangelizador de la economía digital". Considera que la economía digital es la generadora de bienestar social en las ciudades, y que por eso, las ciudades inteligentes colombianas no necesitan regulaciones. El Estado debe ofrecerles un "nicho de negocio" a las empresas y, por qué no, ponerlas directamente a proveer los servicios a la ciudadanía.

El problema de base en esta propuesta es que una ciudad inteligente es una ciudad dependiente.

En un reciente artículo de The Guardian, se mostró cómo las ciudades holandesas han estado dependiendo de privados para poner en práctica proyectos de “ciudades inteligentes”.

En el texto se explica que los funcionarios públicos solo pudieron responder preguntas sobre 5 de los 22 proyectos en marcha, argumentando que no conocen su funcionamiento.

Así mismo, la compañía CityTec, encargada de los parqueaderos, los semáforos y los postes de luz se niega a compartir los datos recogidos con las municipalidades argumentando que son los dueños de estos datos y que no quiere compartir esta información por razones competitivas.

En otras palabras, las empresas ponen los términos del servicio. Así, la provisión de lo público queda dependiente de los intereses de las corporaciones y de sus modelos de negocio.

Aquí no es como cuando nos aburrimos de nuestro proovedor de internet o de correo electrónico y lo cambiamos. Una vez concesionado, y mientras la concesión dure, ellos “son” los que proveen el servicio y tiene el poder de los datos que se generan en esa relación.

Adicionalmente, ya ha sucedido que  empresas encargadas de servicios públicos abandonan el negocio cuando aparecen nuevas situaciones que generan pérdidas, como pasó en Reino Unido.

En conclusión, una política pública de ciudades inteligentes sería la que propone una ciudad sin desigualdad, sin violencia, con transporte público funcional, que proteja el medio ambiente y con oportunidades para todas las personas. Proponer el uso de la tecnología debe tener ese propósito. Lo contrario es un catálogo de gadgets que se mercadean para provocar a los consumidores, quienes querrán endeudarse para tenerlos, incluso si no los necesitan.


Petro desata todos los demonios

$
0
0

Quienes lo agreden dicen que se hace la víctima y busca mostrarse perseguido.

Sin embargo, luego de leer el escrito de Mauricio Vargas, publicado en El Tiempo el fin de semana anterior diciendo que la campaña Petro Presidente tiene el tanque lleno de dinero por orden de Maduro, o la columna de Héctor Riveros en este portal donde mete miedo construyendo escenarios de desastre en un eventual gobierno de la Colombia Humana y ver  el twitter de Luis Carlos Vélez diciendo qué “…en un gobierno del populista, James saldría de la selección Colombia, le expropiarían la casa y lo ponen a jugar todos los fines de semana con los equipos de los camaradas”, produce tristeza. Grotescos e irresponsables.

Patente de corso para decir contra Petro lo que les venga en gana.

Patente de corso usaron paras, narcos y sus aliados para decir y hacer de todo contra los opositores al régimen.

Todo valía.

Ser anti-izquierda dio impunidad en Colombia por décadas. ¿Recuerdan?

Inventar falacias, porque cuando el argumento termina, bienvenidas la mentira y la promoción del miedo.

Ingenuos quienes creímos que aquel maldecido en tiempos de la Ola Verde, el despreciado JJ Rendón, no tenía vocerías en el país. Hay aproximaciones.

Está demostrado que los poderes establecidos en la política, voceros y defensores de movimientos electorales como Cambio Radical, la U, algunos conservadores y liberales están sorprendidos y preocupados por el fenómeno de opinión y movilización social que encarna la candidatura de Petro.

Logró activar el fervor juvenil, convocar las inconformidades y la ilusión de ser parte de una transformación del país.

Petro significa cambio real, cierto. Cambio que no estará exento de alboroto.

¿O cómo podrá haber cambios sin afectar intereses económicos y de poder?

Un ejemplo: construir un sistema de educación superior pública gratuito.

Este es uno de los llamados “populismos”, que según los críticos plantea Petro en su programa.

Ejerciendo su derecho a la opinión descalifican la idea como castro-chavista, anacrónica y un premio a los perezosos.

Crean la duda, siembran la cizaña convirtiendo una propuesta noble en irresponsable, ligada a una visión socialista del siglo XX o XXI.

El eterno caballito de batalla para asustar a un país de escasa formación política y débil vocación democrática.

Ahora que se celebran los 50 años de la movilización estudiantil de mayo de 1968 en Paris, y de los hechos que como pólvora regaron la inconformidad, el debate, la critica a lo establecido en el mundo juvenil del planeta, he recordado, las movilizaciones estudiantiles en Colombia y una de las consignas de aquellas épocas: Libros sí, Armas No.

Reclamos reprimidos a bala limpia desde las armas del estado.

Petición simple: mayor presupuesto para educación: libros sí, armas no.

Eso reclamaron los jóvenes de aquellos tiempos y luego otros mientras vimos imponerse las lógicas armadas -insurgentes y contrainsurgentes- para desastre de todos.

Así pasaron las décadas para el movimiento estudiantil de los 60, 70, 80, hasta la propuesta de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil MANE en el 2013. Libros si Armas no.

 

El sistema universitario público lo hemos visto debilitarse en calidad, cobertura y competitividad.

La Universidad Nacional y otras públicas se caen, mientras las privadas construyen edificios por doquier.

Es bueno que los Andes, Externado, Javeriana y otras privadas tengan excelentes locaciones y medios tecnológicos, pero, ¿por qué no pudo garantizarse que las universidades públicas también?

¿Será que los rectores de las universidades privadas son superhombres o humanoides administrando? Lo que ocurrió es que la autoridad educativa nacional permitió que la educación técnica y superior se convirtiera en negocio delante de sus ojos.

¿Dónde pusieron los gobiernos el énfasis del país?

100 años atrás, en 1918 los estudiantes de Córdoba, Argentina, a punta de movilización ganaron la autonomía universitaria. Desde 1949, Juan Domingo Perón, (el “populista” según los “demócratas” nuestros) hizo gratuita la educación universitaria en ese país. Fueron las luchas de los estudiantes argentinos, sus victorias, las que estimularon nuestras propuestas de autonomía universitaria, el reclamo de gratuidad.

No fueron los comunistas señores. Fue el ejemplo de los argentinos, el ejemplo de José de Vasconcelos, ministro mexicano que popularizó la educación en el país azteca.

De esas fuentes bebió el movimiento estudiantil colombiano sus ambiciones de gratuidad autonomía y pertinencia.

En Colombia esas ambiciones se pararon a bala.

Para no olvidar la frase del presidente de la época, Carlos Lleras Restrepo 1969: “La universidad no será más un instrumento de subversión; los estudiantes serán tratados de la misma manera que los grupos armados que operan en el país”.

Así se selló el destino de la Universidad Pública.

Volviendo al presente, se estima en cerca de dos millones el número de estudiantes que quedan por fuera del programa de Ser Pilo Paga y terminan en universidades de mala calidad. Hay que acabar ese negocio.

Ello no es ser anticapitalista. Sean serios.

Mediciones de 2016, indican que 10 mil estudiantes colombianos hacen anualmente estudios de pregrado y posgrado en universidades argentinas gracias al sistema público de este país. ver: https://goo.gl/2QGxfs

Es tan compleja la situación de costos y posibilidades en Colombia para la educación superior, que estudiantes destacados de estratos medios y altos se van a países europeos porque sale más barato pagar los costos de vida allí, que los actuales costos de una universidad top viviendo en Colombia.

Preferir el programa Ser pilo paga, a un sistema de educación superior pública gratuito da mucho que pensar.

No se trata de tener oportunidades señores, se trata de que los jóvenes tengan derecho y puedan ejercerlo.

No se trata de todo regalado. Es definir un partidor educativo igual para todos.

El proceso educativo debe ser un espacio libre de estratos. De otra forma, “democratizar la sociedad” es un carretazo para descrestar despistados en tiempo electoral, mientras la exclusión permanece.

Hoy como ayer, garantizar el desarrollo y la modernización social y política de Colombia exige un sistema de educación superior pública, gratuito.

Petro tiene razón y los jóvenes tienen derechos.

Opinión
Interactiva: 

Uribismo 2.0

$
0
0

Pasan los días y el enfrentamiento entre uribistas y petristas sigue siendo el escenario de segunda vuelta más probable. El entusiasmo que están generando estas propuestas provenientes de ambos lados del espectro ideológico abre la pregunta de si, más allá de la euforia electoral, estamos atravesando un momento de realineación política. ¿Representan Iván Duque y Gustavo Petro un movimiento tectónico que enterrará el eje Uribe-Santos de los últimos 8 años para remplazarlo por otro que contenga una nueva versión de conservatismo?

Para responder esa pregunta hay que analizar si existen diferencias sustanciales entre el uribismo modelo 2018 comparado con el modelo 2014, con el modelo 2010 que llevó a Santos al poder y con el del 2002-10 que gobernó desde la Casa de Nariño. Para los opositores del expresidente senador, todo es lo mismo. De hecho, el principal ataque contra Iván Duque- el de ser el títere de Álvaro Uribe- parte de que no habido ningún cambio entre el movimiento uribista que ganó en la primera vuelta de 2002 con el que irá a las urnas el próximo 27 de mayo, 16 años después. Este es un punto coinciden tanto los uribistas más “purasangre”- que no quisieran cambios- como los antiuribistas más furiosos.

Es innegable que hay fuertes continuidades en estos 16 años tanto de forma como de fondo. En estilo y comunicación Álvaro Uribe no se cansa de su sello personal mientras que incluso hay hegemonías geográficas: en Antioquia y Huila, por ejemplo, los candidatos uribistas- Uribe, Santos y Zuluaga- han ganado cada elección desde 2002, incluido el No en el plebiscito. La posición anti-Farc, los ataques rabiosos contra los medios y peleas personales contra periodistas, los continuos escándalos a su alrededor y su choque contra la rama Judicial han sido constantes de Uribe y de su movimiento.

Sin embargo, el uribismo 2010, 2014 y 2018 no son copias idénticas. Mientras el modelo 2010 era la cara de  un gobierno poderoso y muy popular, el 2014 fue el embrión de una oposición anti-proceso de paz y el 2018 repite la coalición conservadora del No. Como caras del uribismo, Santos, Zuluaga y Duque tampoco son iguales. Santos, con dificultades en su carisma y comunicación, cabalgó sobre la bandera continuista. Zuluaga, primer candidato presidencial de un partido opositor recién estrenado, llegó lejos- 46% por ciento- ante un mandatario en reelección y en unión con toda la izquierda. 

Las elecciones de Iván Duque, a la cabeza del modelo 2018, aún no han terminado. Por ahora el aspirante uribista registra mejor en las encuestas que Zuluaga a estas mismas alturas del 2014. Como candidato, Duque ha gozado de ventajas que no tuvo su antecesor. No se enfrenta a un presidente en ejercicio cuyo legado fue defendido, hasta hace poco con poco entusiasmo por Germán Vargas y Humberto De la Calle. Cuatro años de férrea oposición galvanizaron la imagen de alternativa de poder de su partido, el Centro Democrático. El plebiscito enseñó al uribismo la necesidad de convocar una coalición lo más amplia posible y con intereses más diversos que oponerse a las Farc. La consulta de la derecha del pasado 11 de marzo refleja esa estrategia. Por último, una bancada parlamentaria recién estrenada, con pocos políticos de carrera y nuevas caras incluyendo al propio Duque, opacó a la oposición de izquierda y redefinió el espacio de la derecha en el Congreso.

Óscar Iván Zuluaga protagonizó en 2014 una campaña en la que el uribismo pensó que ganaría la Presidencia sólo con la propia fuerza de su indignación anti-Farc.  La campaña Duque de 2018 muestra que el uribismo hoy es consciente que necesita aliados y moverse al centro para la victoria electoral. Ése no sólo es la diferencia sustancial con el 2014 sino también la puerta que se le abrió a Duque para incluir temas propios dentro de la propuesta de campaña. Con el Acuerdo de Paz ya firmado, y en algunos aspectos estructurales amarrados constitucionalmente, una eventual administración Duque ya no podrá impedir el posconflicto con la guerrilla- bandera del 2014- sino cambiarle la cara desde los puntos de Justicia, drogas y reforma rural.

La renuncia del partido Conservador a convertirse en seria alternativa de poder- con la excepción de la campaña de Marta Lucía Ramírez en 2014, hoy fórmula de Duque- le brinda al Centro Democrático una oportunidad de congregar las ideas conservadoras. Partiendo del ADN uribista, un eventual gobierno Duque podría construir una agenda que modernice el conservatismo colombiano. Varios puntos de esa agenda ya se han empezado a debatir:  simplificación tributaria, formalización laboral, empleo digno como eje del crecimiento económico y de la lucha contra la pobreza y una defensa de la iniciativa empresarial y la responsabilidad individual.      

Una pregunta “existencial “de la campaña de Duque- y de su eventual gobierno si gana las elecciones- es qué tanto será la tercera administración de Uribe y qué tanto Duque podrá impulsar su visión más moderna. Lo anterior es un puro dilema del conservatismo anglosajón. Como escribió Russell Kirk, en “La Mente Conservadora”: “el conservador se preocupa de que nada en la sociedad nunca sea completamente obsoleto y que nada sea completamente nuevo”.  Una victoria de Duque tendrá el reto de combinar y balancear esas dos fuerzas de lo tradicional y de lo moderno para crear un Uribismo 2.0.

Es justo decir que un realinderamiento ideológico  de estas características desde el lado conservador  del espectro  es difícil de lograr. El caudillismo y el personalismo de la política contemporánea colombiana entorpecen la alienación de los dirigentes políticos bajo este tipo de sombrillas. Como la izquierda también está atravesando por sus propios cambios de agenda y sus propias dinámicas de agregación, vendrán pulsos más intensos. Si algo están dejando claro las elecciones 2018 es que esos contrastes marcados y esas demandas rabiosas seguirán presentes en la agenda política de los próximos años.

Opinión
Publicar en: 
Silla Cachaca
Silla Sur
Silla Paisa
Interactiva: 

¿Un chorro de babas?

$
0
0

Hace ya varias semanas el Fiscal General dijo con tono circunspecto: “el país se va a enterar de la gravedad de lo que está pasando”, tras anunciar que ese organismo estaba investigando una red de corrupción que, en términos de los periodistas, estaba “desangrando la plata de la paz”.

Las alarmas se prendieron todas con razón y quedamos a la espera. La advertencia la lanzó en medio de preocupaciones sobre la eficiencia en el manejo de los recursos del Fondo de Paz, del que todos se quejaban de que no fluía. Los medios unieron una cosa con la otra y el entendimiento general fue que los dineros que el país y un importante grupo de cooperantes aportaron estaba en riesgo o, incluso, que una parte ya se había perdido.

Unos días después la Fiscalía anunció con bombos y platillos que tras una serie de allanamientos había ordenado la captura para imputación de cargos a una decena de personas, todas más o menos desconocidas y sin un rol particular en el proceso de asignación de los recursos.

Son, digamos, una especie de calanchines de cuarta categoría, que avisados de que había una plata para financiar proyectos productivos para facilitar la reinserción económica de los ex combatientes, se pusieron de avivatos a tratar de pescar proyectos para empresas con las que tenían alguna relación a cambio de una coima. Para lograr su propósito trataban de involucrar algunos funcionarios públicos que participaban en el proceso de adjudicación de los recursos.

La investigación la inició el Fiscal porque los mismos funcionarios del gobierno responsables de la ejecución de los recursos para el posconflicto le advirtieron.

El debate que se realizó en la Cámara de Representantes volvió a develar que lo que la Fiscalía tiene parece ser menos de lo que se ha dicho y que el tal saqueo a la plata de la paz no se sabe si existió.

De lo que se deduce de las declaraciones de unos y otros, pero especialmente de las del propio Fiscal, no parece que hasta ahora se haya adjudicado ningún contrato como producto de la tramoya con la que los avivatos pretendían quedarse con una tajada.

El mismo Fiscal dijo en la Cámara que “no pudieron coronar en todo el propósito que pretendían” y que “el grueso de la contratación no quedó contaminada, aunque estaba salpicada en sus orígenes”.

El Gobierno ha dicho que los recursos de cooperación con destino a proyectos productivos de ex combatientes tienen cero de ejecución y el Fiscal contó que había decidido hacer pública la investigación porque habían dado la noticia de que se habían aprobado 2.000 proyectos y que en ese paquete podría haber algunos en los que se hubiera viciado la selección para favorecer a alguna de las empresas.

Néstor Humberto Martínez dijo incluso que se trataba de una acción “preventiva”. Los periodistas no le preguntaron si había evidencia de que alguien se hubiese cogido un peso indebidamente, pero por su expresión pareciera que los hechos estaban en la modalidad de “tentativa”.

Atando todos los cabos no parece que vayamos para ninguna parte, pero no porque la justicia falle, sino porque se exageró la presentación de unos hechos que no son de la magnitud de lo que la mayoría de los colombianos creímos y no de la gravedad con la que el Fiscal los calificó.

Martínez hace esfuerzos por aparentar un gran hallazgo de corrupción, pero las pruebas que ha filtrado a los medios y que éstos han difundido como gran primicia, de las cuales además dicen que hay 80.000 registros para que parezca que la trama era de grandes dimensiones, no demuestran hasta ahora el involucramiento de ningún funcionario público, ni de nadie que fuese responsable de la adjudicación de los recursos.

Marlón Marín, el sobrino de Iván Márquez, recibió algún beneficio por parte de la Fiscalía que todavía no sabemos si fue un principio de oportunidad o cuál, que le permitió quedar en libertad para viajar a los Estados Unidos a pesar de que Martínez lo califica de el “jefe” del “enorme saqueo”.

El daño está hecho. A todos los problemas de la consolidación del desarme de las Farc, incluido que uno de los negociadores de ese grupo estuviere negociando el tráfico de grandes cantidades de cocaína hacia los Estados Unidos, se le sumaba uno que no podía pasar: el de una eventual corrupción.

A opinión pública nada le hará cambiar la idea de que la plata de la paz se la robaron, como la gente cree que se roban todo. Incluso los analistas cuando hagan evaluaciones de la implementación del proceso señalaran que hubo corrupción en su ejecución.

El resultado de las investigaciones nada hará cambiar porque la gente cree en las acusaciones de la fiscalía, pero no en las absoluciones.

Claro que si los avivatos estaban preparando unos delitos para robarse una plata deben castigarlos con severidad, aunque me temo que por no haber alcanzado a consumar su delito rápidamente van a estar en libertad y si llegan a ser condenados lo serán con unas penas menores, pero una cosa es que unos particulares quisieran aprovecharse de esa especie de “oportunidad” y otra que el proceso de asignación de los recursos esté tomado por la corrupción.

La mayor desgracia del proceso es que muchos celebran las dificultades, los errores y los fracasos como si esos no nos afectaran a todos. Están imbuidos de tanta mezquindad que prefieren desprestigiar el acuerdo o caerle por enésima vez a Santos a reconocer que terminar con las Farc había sido el propósito inacabado de nuestra sociedad por décadas y que el acuerdo lo logró. 

Opinión
Publicar en: 
Silla Santandereana
Silla Cachaca
Silla Paisa
Interactiva: 

Estos son los ganadores de "Los jóvenes debaten a Colombia"

$
0
0

Los seis finalistas del concurso "Los jóvenes debaten a Colombia" organizado en alianza con La Universidad Javeriana, debatieron en vivo y demostraron, en plena campaña presidencial, que se puede aprender de ellos a discutir con argumentos sólidos y sin recurrir a ataques personales. Juanita León entrevistó a los cuatro ganadores elegidos por nuestros jurados.  Estos son sus cinco minutos de fama:

Entrevista con Jhon Cifuentes        
 
Entrevista con Allan Schulz        
 
Entrevista con Catalina Zapata          
 
Entrevista con Brandon Rojas        
 

Aquí puede ver el debate completo.

Silla Nacional
Publicar en: 
Silla Caribe
Interactiva: 

¿Sigue viva la campaña de De la Calle?

$
0
0

Siguiendo con nuestra serie sobre la “pregunta existencial” para los candidatos hacia la primera vuelta, la de la campaña de Humberto de la Calle es literalmente existencial: ¿está viva para el 27 de mayo? La respuesta, desafortunadamente por lo que representa Humberto de la Calle para este país como uno de los arquitectos del Acuerdo de Paz con las Farc, es No.

La campaña de De la Calle languidece.  Por varias razones: porque nunca salió del estado de interinidad, porque no tiene plata, porque la estrategia le falló, porque el candidato no ha tenido la capacidad de liderar la campaña hacia adentro y también, porque demasiadas cosas conspiran contra la ilusión de la paz.

Un buen candidato, una pésima campaña

Salvo los detractores más radicales del Acuerdo de la Habana, casi nadie se atreve a criticar personalmente a Humberto de la Calle.  Muchos le reconocen su estatura de estadista, el sacrificio que hizo por el país, su empatía, inteligencia e integridad, su capacidad de reírse de sí mismo y su conocimiento sobre cualquier tema que le pongan.

De la Calle es un excelente candidato, y precisamente por eso, es tan dramático para muchos de sus seguidores que su campaña nunca haya despegado.

La última prueba de ello fueron sus declaraciones de la semana pasada sobre que “se estaban tirando la paz”, que provocaron reacciones de mucha gente, incluido del presidente Juan Manuel Santos (que salió a la defensiva), pero que no lograron mover el escenario electoral.  Con el retiro de Viviane Morales de la contienda, De la Calle se convierte en el único candidato que no supera el margen de error en prácticamente todas las encuestas.

En su campaña, según pudo confirmar La Silla Vacía con varias de las personas que trabajan allí, ya nadie tiene esperanza en pasar a la segunda vuelta y el pesimismo que se respira contrasta con la esperanza que tenían hace un poco más de un año de que el histórico logro de haber logrado convencer a las Farc de dejar las armas le garantizaría un protagonismo indudable en esta campaña en la que la misma supervivencia de lo pactado está en juego.

La candidatura de De la Calle tuvo problemas de estrategia desde un inicio. El candidato inicialmente acarició la idea de conseguir firmas y lanzar una candidatura ciudadana apalancada en la ilusión de los que votaron Sí en el plebiscito.

Pero después de que Germán Vargas fue duramente criticado por ir con firmas y con su propio partido Cambio Radical, De la Calle sintió que el mecanismo se había degradado y se convenció que el mejor vehículo sería el Partido Liberal.

Ahí comenzó el tire y afloje de la fecha de la consulta interna del partido y pese a que De la Calle ganó el pulso para hacerla en noviembre para después ir a una consulta interpartidista con Fajardo en marzo, todo su cálculo falló.

Con solo 365,658 votos y el escándalo que produjo el que hubiera costado 40 mil millones de pesos -un tema que martirizó al candidato- De la Calle ganó pero entró en una cierta parálisis porque no tenía plata para la campaña, porque nunca logró que su partido creyera totalmente en su candidatura y porque seguía pensando que podría hacer la alianza con la Coalición Colombia de Fajardo, Claudia López y Jorge Enrique Robledo.

Incluso, en su campaña debatieron intensamente si sería mejor hacerla con Gustavo Petro, pues algunos internamente creían que con tal de sacar al candidato de izquierda de la contienda todo el Establecimiento se movilizaría a favor de De la Calle.

También han titubeado alrededor del mensaje de la campaña. El obvio era el de la defensa a ultranza del Acuerdo de Paz pero ante tanta apatía de la gente frente al tema, rescataron el de la defensa de la equidad y los valores liberales, que es un poco abstracto, y tampoco caló, para volver la semana pasada otra vez a la defensa vehemente de lo pactado con las Farc.

Entre tanto titubeo, De la Calle desaprovechó el momento de alinearse con los congresistas de su partido, una poderosa maquinaria que el 11 de marzo sacó casi 2 millones de votos.

En su momento le dijeron a La Silla que la decisión de no hacer giras con ellos obedecía a que era imposible acompañarlos a todos y que para no crear inequidades preferían no salir con ninguno.

Pero extraoficialmente la versión era que después del escándalo en el que se vio envuelto el senador Álvaro Ashton, a De la Calle le dio miedo terminar salpicado por los rollos en los que pudieran estar los políticos.  

También, quizás, porque De la Calle conservaba la esperanza de hacer la consulta con Fajardo (que quería hacerla con el candidato pero no con su partido). Y que cuando finalmente accedió a hacer una coalición ya fue demasiado tarde porque pasado el 11 de marzo, De la Calle prefirió elevar una consulta al Consejo Nacional Electoral para no correr el riesgo de que le tocara pagar al erario los 40 mil millones de pesos de la consulta y ahí murió la iniciativa.

Ahí también terminó oficialmente la interinidad en la que había estado su campaña pues su partido finalmente decidió acompañarlo hasta el 27 de mayo, aunque más por razones estratégicas de César Gaviria y de los congresistas que preferían llegar a la primera vuelta sin la presión de adherir a Germán Vargas o a Iván Duque que porque le tuvieran mucha fe al candidato liberal.

Entonces, por lo menos en teoría, De la Calle cuenta con el respaldo de un partido con dos millones de votos que sería razón suficiente para tener viabilidad. Su problema, a diferencia de Vargas Lleras, es que no cuenta con la plata para aceitar la maquinaria.

El problema de la plata

Según pudo confirmar La Silla con varias fuentes dentro de las toldas liberales, De la Calle y Clara López no tienen plata para hacer campaña hace tres meses.

El candidato, según le dijo a La Silla una persona cercana a él, intentó sacar un crédito en el banco y le dieron menos de la tercera parte de lo que pidió. Ya el gobierno le giró el anticipo, pero el 80 por ciento de esa plata se tiene que ir, por ley, en publicidad y el 20 por ciento restante ya lo debían.  

Los otros candidatos han salido a pedir plata o incluso han buscado donaciones en línea de los ciudadanos como Fajardo. Pero no De la Calle. Cuando todavía había expectativas sobre su candidatura no lo hizo porque le incomoda pedir plata y ahora, que no hay entusiasmo, es aún más difícil hacerlo.

El partido ofreció ponerle unos 3 mil millones para el día de las elecciones, pero mientras tanto han tenido que cancelar una manifestación tras otra porque no tienen cómo financiarlas. Las que hay las han pagado los mismos congresistas que lo apoyan y varias han sido un éxito porque, como dijo a La Silla una coordinadora regional, “el santo hace el milagro” y a De la Calle lo quiere mucha gente.

“Se demoran en mandar plata a los directores departamentales”, agregó. “Les tiembla la mano para gastarla y nos deja mal parados porque la gente está acostumbrada a que pide 5 millones y le mandan 5 millones. Aquí uno les pide un presupuesto detallado y les da 200 mil”.

A esta falta de plata, se suma una ausencia de direccionamiento interno en la campaña. La Silla Vacía habló con cuatro fuentes que trabajan con De la Calle y la sensación prevalente era que hay muchos voluntarios, muy jóvenes y súper comprometidos, pero que no hay una cabeza que les tire línea y que integre todas las áreas de la campaña.

No solo no hay una gerencia efectiva sino que el mismo candidato no ha jugado el rol inspirador que, por ejemplo, si desempeñó en la Habana frente al equipo negociador de paz.  

“Sólo dos o tres veces ha hablado en frente a toda la campaña”, nos dijo uno de los jóvenes que trabaja con él. “Siento que se aburre mucho en las reuniones y que no disfruta ese ejercicio”.

En la misma línea, otra persona nos dijo que en las reuniones con el candidato queda con frecuencia “el sinsabor de que él siempre va de afán”. Dice que la gente habla sobre estrategia o sobre lo programático durante dos horas, y que De la Calle casi no dice nada y que, de un momento a otro, interrumpe para decir que tiene que irse a algún foro.

Otro más dijo que De la Calle era a la vez “impulsivo y ensimismado” lo que hacía que más de una vez se hayan sorprendido enterándose por los medios de decisiones que ha tomado sin consultarle a su equipo, como la declaración del lunes pasado sobre la paz y la extradición de Santrich o incluso el famoso café con Fajardo.

Esta falta de direccionamiento además de la falta de plata han sido la estocada para su aspiración en las regiones, incluyendo aquella en la que él nació.  Lo que sucede allí es indicativo de lo que atraviesa toda la campaña delacallista.

 

En su tierra no florece

Aunque la campaña esté apostándole al sentimiento regionalista en Caldas para conseguirle votos a De La Calle, según nos dijo Cristian Camilo López, coordinador en la región Occidente del país, este tiempo de contienda ha mostrado lo contrario. No solo allí, sino en Risaralda y Quindío.

Eso es porque, primero, la región cafetera para presidenciales es uribista. Hace cuatro años en primera vuelta ganó Óscar Iván Zuluaga en 46 de los 53 municipios de los tres departamentos; y en segunda en 47. Y en el plebiscito de 2016 ganó el No con el 55 por ciento de los votos en Caldas, el 57 en Risaralda, y el 60 en Quindío.

Segundo, porque los liberales —que fueron en marzo los más votados a Cámara en los tres departamentos— no están tan activos, y eso lo reconoce López: “Para llegar a la Colombia profunda, a los barrios, a las veredas, necesitamos al Partido Liberal”.

En Quindío, Luciano Grisales, único representante liberal electo y que sacó la mayoría de los votos entre todas las listas, le dijo a La Silla que la campaña no está activa porque, desde la captura por corrupción de Luz Piedad Valencia, exalcaldesa de Armenia y cabeza del Partido, percibe desinterés tanto en las bases como en la ciudadanía.

El representante repitente, por ejemplo, sabe que hay una visita planeada del candidato la segunda semana de mayo, pero “todavía no hemos concretado la fecha, ni el lugar, ni nada”.

En Risaralda la campaña está fría porque las bases están divididas. “Estamos por pequeños feudos y jefes. Falta direccion e identidad de partido”, le dijo a La Silla el concejal de Dosquebradas Miguel Ángel Correa, quien, junto al representante electo Juan Carlos Reinales, son los que han estado más activos de cara a la campaña; porque el otro congresista (elegido por quinta vez), Diego Patiño Amariles, no ha hecho campaña hasta ahora.

Reinales nos contó que, a tres semanas de las elecciones, no tiene información sobre la agenda de la campaña, “es más, ni sé si el candidato vuelve antes del 27”, aclaró.

Nos dijo que no hay una meta en votos, que no hay reuniones de la militancia agendadas (solo hubo una, el 24 de mayo, día que De La Calle visitó Pereira para un debate) y que todos los líderes del Partido en el departamento están trabajando por aparte “porque esta es una campaña donde no se mueve la mejor logística, y donde no hay grandes manifestaciones”.

En la región se nota un vacío de comunicación entre la campaña nacional y los departamentos. Por ejemplo, según nos dijo Vivian López, diputada de Risaralda de la corriente del representante Diego Patiño, en la última (y única) visita del candidato a Pereira les avisaron a los corporados dos días antes de su llegada y por Whatsapp. “Uno así no puede reunir mil ni dos mil personas”, alegó.

A esa distancia entre Bogotá y la región se suma el sentimiento de que “desde la dirección nacional del Partido no trabajan con ganas. Eso solo sentimos aquí, que estamos totalmente desabrigados. No hay motivación ni jalonamiento”, agregó la diputada.

En eso coincide un dirigente del Partido en Caldas muy cercano al barón electoral Mario Castaño, quien está públicamente con De La Calle.

Ese político, que nos habló bajo condición de anonimato, siente que el Partido a nivel nacional no le están metiendo la ficha a Caldas con recursos para la campaña. “Aquí no hay para una camiseta, ni para un pendón”, información que nos confirmó el representante electo José Luis Correa, de la cuerda de Castaño.

Añadió que, incluso, a las bases y voluntarios les toca poner de su plata para hacer proselitismo. “Al mismo Mario (Castaño) y a los diputados nos tocó salir a recoger plata para 1.500 camisetas hace dos semanas… Es que amor con hambre no dura”.

Esa impresión de los dueños de la maquinaria alimenta los rumores que corren en Manizales de que las bases del Partido en Caldas están migrando a donde Duque, y muestra de eso es la apertura, el lunes pasado, de la sede de campaña “liberales con Iván Duque” en el centro de la ciudad, que es la misma que alquiló el Partido para la campaña al Congreso de Mario Castaño y su fórmula, José Luis Correa; y que además fue la del alcalde Octavio Cardona en 2015.

Aunque ni en el Centro Democrático ni en el Partido Liberal nos confirmaron quiénes están detrás de ese movimiento de rojos disidentes, La Silla supo de primera mano que entre los que le hacen campaña a Duque en el departamento están Néstor Castaño, hermano del Senador y su asesor en comunicaciones; y el cinco veces alcalde de Filadelfia y condenado por parapolítica Román Aristizábal, quien apoyó a Castaño a Congreso este año, según nos dijeron por aparte un concejal de Manizales, un diputado de Caldas y la exsenadora uribista Adriana Gutiérrez, que se ha reunido con ellos para hablar de la campaña de Duque.

Al no tener un respaldo visible de las bases liberales, la estrategia que le queda a la De La Calle en la región es ganarse la opinión entre los jóvenes entre 18 y 30 años.

“Le estamos mostrando a Caldas que tiene una nueva posibilidad de tener Presidente de la República, pero los jóvenes tienen otras alternativas como Fajardo y Petro”, le dijo López a La Silla. “Donde no hubiera tres candidatos tan buenos que reflejan el voto joven, estaríamos haciendo maravillas”, añadió.

Consultado sobre todo ésto, Humberto de la Calle dijo a La Silla que cree que sacará más votos de lo que dicen las encuestas. “Yo no me quejo, estoy contento”, dijo.  Su tranquilidad quizás obedece a que su lugar en la Historia de este país ya está garantizado y que más allá de los muchos o pocos votos que saque el 27 de mayo, su voz en defensa de lo acordado en la Habana siempre tendrá un eco. Pero sus seguidores se quejan de su mala suerte, y no están contentos.

Silla Nacional
Sara Ruiz
Humberto De La Calle

Humberto De La Calle

Candidato presidencial del Partido Liberal

Publicar en: 
Silla Paisa
Interactiva: 

¿La extradición se “tira” el Acuerdo de paz?

$
0
0

La captura de Santrich, el artículo de The Wall Street Journal que decía que Iván Márquez estaría en la mira de las autoridades estadounidenses y el comunicado Humberto de La Calle haciendo un llamado a que estos procesos fueran investigados por las autoridades colombianas, volvió a poner en el ojo del debate la pertinencia de la extradición.

Para hablar del tema invitamos a nuestro podcast a Juanita Goebertus, representante a la Cámara de Bogotá electa quien coordinó el tema de justicia transicional en el Acuerdo de Paz y Rodrigo Pombo, abogado, experto en temas constitucionales y administrativos.

Para leer las lecturas recomendadas por nuestros invitados pueden visitar los siguientes vínculos:

- “Justicia: ¿hacemos lo que debemos?” de Michael Sandel  

- Sentencia de la Corte Suprema en el caso de Luis Édgar Medina Flórez, alias “Comandante Chaporro

En la tierra del No, Petro mostró que tiene cómo crecer

$
0
0

Ante una multitud que llevaba más de tres horas mojándose por esperarlo, el candidato Gustavo Petro explicó en Florencia, una ciudad uribista, cómo es que piensa reemplazar al petróleo: sacó un aguacate. A las pocas horas en Huila, otro bastión del uribismo, llenó la plaza Santander de Neiva. Les pidió a las miles de personas que fueron a verlo que prendieran las linternas de sus celulares para luego decirles que ese aparato que nadie soltó para tomarle fotos, era un producto hecho a punta de cerebro, no de músculo, y que era decisión del país elegir entre “un gobierno del futuro que le apueste a todos los cerebros” y “un gobierno del pasado que privilegia a unos cerebros sobre otros”, refiriéndose al candidato del uribismo, Iván Duque.

Así, llenando una plaza entre espontáneos y gente que pagó por verlo y con un discurso que le apuesta a la polarización porque se muestra como la única opción viable distinta a la derecha, Petro mostró que en uno de los bastiones del uribismo y de la maquinaria vargasllerista de los González Villa,  tiene de donde crecer.

El detrás de cámaras de la marcha

Detrás de la foto y de los videos que el candidato puso en su Twitter mostrando la plaza Santander repleta de gente -como acostumbra hacer para reforzar el mensaje de que él llena plazas a punta de espontáneos- hubo todo un trabajo de coordinación para mover a la gente y la ayuda del empresario transportador Armando Cuellar, que hace parte del comité logístico de la campaña.

Cuellar, como contó La Sur, es el gerente de la Cooperativa Motorista Coomotor, la empresa de transporte más grande del sur del país y supimos por dos fuentes del comité petrista que ayudó poniendo buses y chivas en varios municipios del Huila para llevar y traer a la gente.

Que un empresario lo esté apoyando de frente es un hecho curioso teniendo en cuenta que el lugar común en el país es que ese sector le tiene miedo, como lo hemos reporteado en departamentos como Santander o Valle del Cauca, donde no hay empresarios con él.

Pero los buses no fueron gratis. La Silla Sur supo haciendo reportería en dos municipios que fue la misma gente la que puso la plata para pagarlos.

En Algeciras, que queda a una hora larga de Neiva, comenzó a circular en Facebook días antes del evento un mensaje que confirmaba el apoyo de Coomotor y decía “adquiere tu cupo por solo 10.000 pesos”.

John Smith Rincón, el coordinador de los buses en ese municipio, le contó a La Silla que en total salieron cuatro buses de allá. “La gente pagó su asiento por verlo. De los cuatro buses, solo uno no se llenó porque quedaron libres seis cupos”, nos dijo.

En Garzón, un municipio al centro del departamento, los petristas hicieron ‘vaca’ y organizaron una lechona para pagar el bus. Coomotor y Cootranshuila (otra empresa transportadora que también está con Petro) les pagó el pasaje de ida y con lo que juntaron ellos pagaron el pasaje de vuelta.

Así fue como la plaza de Neiva se llenó de gente de otros lados. Llegaron delegaciones de sitios como Baraya, Suaza, Aipe, Pitalito y hasta un grupo de indígenas de Belalcázar, un municipio en el Cauca que queda al pie de La Plata, en el Huila.

Eso le ayudó a reforzar su mensaje contra las maquinarias porque mientras en otras campañas a la gente le pagan por ir a llenar la plaza, aquí hubo gente que sacó de su bolsillo para ir a verlo.

Al empujón de Coomotor se sumó el de los profesores agrupados en la Asociación de Institutores Huilenses, Adih, que es el sindicato de profesores del departamento y varios de sus directivos, que se movieron desde la consulta por Petro, volvieron a hacerlo invitando a la gente a salir.

También se notó el empujón  de Verdes que se salieron de la campaña de Sergio Fajardo en el departamento como Miguel Rodríguez, uno de los fundadores del partido Verde en el Huila y miembro de la dirección nacional.

Y del lado de los jóvenes, los que más se movieron fueron los del comité petrista de la Universidad Surcolombiana. Ese comité, que lideran cinco estudiantes y en total suman 30 personas activas, se dedicó desde antes del evento a explicarle en los salones a los estudiantes las propuestas de Petro y se dividieron tareas (desde los afiches y el voz a voz hasta hacer los contactos con dirigentes políticos de izquierda) para sacar, según sus propios cálculos, dos mil estudiantes a marchar desde la universidad a la plaza el viernes.

“La ventaja del comité es que hay una organización que no surgió por la campaña, sino que viene de atrás”, le explicó a La Silla Juan Camilo Ortiz, miembro del comité.

Pero la plaza no solo la llenaron  estudiantes, transportadores y profesores, sectores donde Petro siempre ha encontrado simpatizantes. También vimos a muchas personas mayores que coincidieron en decirnos que estaban con él “porque es el único que tiene propuestas para la tercera edad y no va aumentar la edad de jubilación ni nos va quitar las pensiones”, como nos dijo uno.

Incluso vimos gente que pidió permiso para salir temprano de sus trabajos como Lilí, una empleada doméstica que oyó atenta las casi dos horas de discurso. Un discurso en el que candidato de la ‘Colombia Humana’ dobló su apuesta por la polarización.

El discurso

El eje del discurso de Petro es que el país ha estado gobernado por una clase política tradicional, que según él, le interesa mantener un status quo de desigualdad social, corrupción, violencia e ignorancia académica y que hoy representa el candidato uribista, Iván Duque. Mientras él representa la “resistencia” a ese poder gobernante y la ruptura.

 

“Hay dos caminos. La línea que va hacia atrás, a la constitución del 86, sin derechos, sin cortes, sin independencia judicial, donde la clase dirigente se siente con el derecho divino a gobernar, o el camino del futuro, del siglo XXI, de las energías limpias y el saber generalizado”, dijo.  

Y luego citó el pasaje de la Biblia que relata la hazaña de Moisés. “O nos devolvemos al faraón, a Uribe, o partimos las aguas del mar con alguien que no viene de linajes, que ha resistido, un hombre del común”, dijo.

Con esa idea de que solo hay dos caminos, algo que además quedó en evidencia porque en ningún momento habló de Sergio Fajardo ni de Humberto De La Calle, que también son alternativas a la derecha, Petro le apuesta a un discurso que “explicita el conflicto de clases existente”, como dijo a La Silla Académica Luciana Cadahia, profesora de la Universidad Javeriana e investigadora del populismo.

Un discurso que ‘heredó’, según Petro, de las propuestas de grandes liberales como Alfonso López Pumarejo, Jorge Eliécer Gaitán y el huilense Rodrigo Lara Bonilla. Referencias con las que envió un mensaje a los sectores liberales que se han ido acercando a su propuesta, como está pasando en Putumayo.

Por eso, las emociones que priman en el sur para votar por él es que lo ven como un candidato sinceramente preocupado por los pobres y como un político alternativo capaz de enfrentarse a la clase política tradicional.

El reto va ser traducir esas emociones y plazas llenas en votos en una región donde el discurso uribista desde las pasadas presidenciales, el plebiscito y la consulta del 11 de marzo, ha demostrado ser más fuerte en las urnas.

 

Silla Sur
Gustavo Francisco Petro Urrego

Gustavo Francisco Petro Urrego

Ex alcalde de Bogotá y candidato presidencial

Publicar en: 
Silla Sur
Interactiva: 

Con Quinto ganaron todos… los cuestionados y la abstención

$
0
0

‘Con Quinto ganamos todos’ fue el lema con el que ganó ayer la Alcaldía de Cartagena el exconcejal conservador Quinto Guerra Varela. En realidad, con Quinto ganaron, sobre todo, los clanes políticos liderados por personas condenadas que lo acompañaron y la abstención histórica que se registró en la ciudad.

También, podría decirse que ganó la zozobra institucional ya que, una vez se conocieron los resultados de los comicios, la Procuraduría insistió en que el alcalde electo estaba inhabilitado para aspirar, un asunto que ha venido advirtiendo hace semanas a pesar de que el Consejo Nacional Electoral dijo no haber encontrado pruebas suficientes para decir eso.

El viceprocurador Juan Carlos Cortés le detalló a La Silla Caribe que el Ministerio Público interpondrá en un mes una demanda de nulidad de las elecciones ante la jurisdicción administrativa (que podría terminar en el Consejo de Estado), y que no pedirá -como dijeron algunos medios- una declaratoria de abstención de la elección por la presunta inhabilidad, porque ésta tendría que resolverla el CNE que ya dejó en firme la candidatura de Guerra.

El Consejo de Estado no tendría plazos para fallar, aunque sí podría conceder la suspensión de Quinto como medida cautelar, si así lo considera.

El triunfo de la abstención estaba más o menos cantado. Cartagena, que eligió a su noveno alcalde (entre titulares y encargados) en siete años, en medio de una grave crisis institucional y social, llevaba días en total apatía por las elecciones.

Un taxista al que La Silla Caribe entrevistó informalmente el pasado jueves, tres días antes de que se abrieran las urnas, lo evidenció con su pregunta: “¿Elecciones?, ¿aquí hay elecciones? Ni parece”.

Como contamos en el twitterazo y la crónica en vivo que hicimos durante toda la jornada electoral, en los puestos de votación más grandes y tradicionalmente congestionados de la ciudad (INEM, Foco Rojo en Olaya y en Nelson Mandela, por ejemplo), el lugar común fue la soledad alrededor de las mesas.

Al final, el porcentaje de la abstención fue del 77,5 por ciento, seis puntos más que en las elecciones atípicas de 2013, cuando ganó el exalcalde Dionisio Vélez.

Quinto Guerra fue elegido con 72.111 apoyos (Dionisio obtuvo en su momento 95.870), una votación que ni siquiera alcanzó a la que sacó la fallecida exconcejal María del Socorro Bustamente, quien quedó de segunda frente a Vélez hace cinco años con 77.347 apoyos.

Esta vez el voto en blanco también fue menos apoyado (en 2013 sacó 10.924 y este domingo 9.367).

Los otros candidatos sacaron en su orden: Andrés Betancurt (ASI) 58.646, David Múnera (Polo) 12.221, Armando Córdoba (verdes) 6.574 y Javier Bustillo (Somos) 4.731 (los otros que aparecen en el tarjetón habían renunciado).

Comparamos las dos atípicas porque en este tipo de elecciones siempre se tiende a registrar menos participación que las regionales ordinarias y que en las legislativas, cuando los políticos aceitan y sacan la aplanadora de sus maquinarias.

De hecho, justamente la ausencia de maquinaria ayer es una de las particularidades que ayudan a explicar la alta abstención.

Alrededor de los puestos de votación no se vieron grandes movimientos de vehículos transportando votantes, como sí sucedió, por ejemplo, en las legislativas del pasado 11 de marzo.

Tampoco vimos muchas de las llamadas “casas de apoyo” o pequeños comandos que los políticos suelen instalar en los alrededores de los puestos de votación con computadores y planillas para controlar sus votantes y hasta pagar los votos.

Un líder barrial profesional nos contó la razón de eso.

Él se llama Domingo Puello y es muy conocedor del corazón de las maquinarias porque lleva 46 años de su vida dedicado a trabajar con políticos. En estos comicios respaldó a Quinto.

"Esta vez (los políticos) no le dieron la ayuda a la que está acostumbrado el líder. En mi caso puedo decir que sé que sólo pusieron el transporte, por eso no votaron. ¿Y qué pasó? La gente, acostumbrada a que le den recursos, dejó el transporte tirado. Hoy veías tu buses contratados con sólo cuatro, cinco personas", nos dijo Puello.

Otro líder de barrio dateado, que no estaba con Quinto y puso como condición para hablar que no lo citáramos con nombre propio agregó por su parte que ninguna campaña entregó billete durante la jornada "porque hoy había mucho organismo de control pendiente de Cartagena", y que incluso en algunos casos desde días atrás les llevaron algunos recursos a gente de las campañas directamente a sus casas "para evitar conglomeraciones raras el día de hoy".

 

De todas maneras, sí pudimos registrar que, así sea mínimo, sí hubo transporte masivo de votantes, como también lo detallamos en nuestro cubrimiento en vivo.

Y, aún sin haber prendido sus maquinarias con toda, la clase política tradicional de Cartagena y Bolívar puede reclamar su parte en el triunfo ayer, pues casi toda está montada en el bus de la victoria de Quinto.

Al nuevo mandatario de los cartageneros lo respaldaron prácticamente todos los clanes del departamento, incluyendo a varios liderados por personas condenadas como: el exsenador Juan José ‘Juancho’ García Romero (condenado por corrupción), el exsenador William Montes (condenado por parapolítica), el exsenador Vicente Blel (condenado por parapolítica), el exsenador Javier Cáceres (condenado por parapolítica) y la gente del combo de La Gata (la exempresaria del chance Enilce López, condenada por homicidio y concierto para delinquir).

Las casas de García, Cáceres y Montes son las mismas que llevaron al poder al caído exmandatario Manolo Duque, hoy preso por corrupción y en cuya Administración se cocinó la debacle que tiene a la ciudad sin contralor titular y con medio Concejo investigado por corrupción.

Que estos poderes sigan a la sombra en el Palacio de la Aduana no es algo menor, especialmente teniendo en cuenta lo que se juega Cartagena en el año y medio que (si todo le sale bien y la Procuraduría no lo tumba) tendrá Quinto en la silla principal de La Heroica.

Entre este año y el que viene, por ejemplo, se acaban las concesiones de alumbrado público y basuras que suman alrededor de un billón de pesos y que el nuevo mandatario deberá entregar.

Entre el miércoles y el jueves que viene saldrá Sergio Londoño Zurek (actual mandatario encargado y director de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional) de la Alcaldía y entrará Quinto Guerra.

Con la Procuraduría encima y sus compañías de quinta alrededor, su Administración y el futuro de Cartagena desde ya están en duda.

Foto: tomada de twitter.
Silla Caribe
Publicar en: 
Silla Caribe
Interactiva: 

El pulso por Comfanorte

$
0
0
Resumen: 

La Silla les trae las siguientes historias a profundidad.

Items boletin: 
El pulso por Comfanorte
La doble cara de la denuncia a Jaime Beltrán en el liberalismo
Lo que mostraron los discursos de Duque y Vargas Lleras en el Catatumbo
El coqueteo uribista a los liberales de Santander

Con gira de Pinzón en Antioquia, Vargas quiere quitarle apoyos a Uribe

$
0
0

Germán Vargas Lleras tiene alineados y trabjando en Antioquia a los pesos pesados de los partidos Liberal, Conservador, Cambio Radical y de La U. La gira de su fórmula a la vicepresidencia, Juan Carlos Pinzón, este fin de semana lo reitera, pero también muestra que busca quitarle votos al uribismo en municipios estratégicos y coquetearle a empresarios que están cerca de Duque.

Pinzón, quien estuvo el sábado en el Oriente, el domingo en el Urabá antioqueño y estará hasta el miércoles en Medellín y otros municipios del Valle de Aburrá, tiene listas una docena de reuniones con políticos tradicionales que muestran la amplitud de la alianza de maquinarias que apoyan a Vargas en Antioquia, como en todo el país.  

Estará con congresistas de La U (como Juan Felipe Lemos, heredero de los votos de Mario Uribe, en Girardota; o con Germán Hoyos, el barón electoral de La U en Antioquia y uno de los Súper Poderosos del departamento, en Copacabana), liberales (como Carlos Mario “el flaco” Mejía, del grupo de Eugenio Prieto, en Barbosa, Envigado y Medellín; o Julián Bedoya, el nuevo gamonal rojo, en varios municipios al sur de Medellín), y conservadores (Carlos Andrés Trujillo, cabeza de la casa de Itagüí, en Girardota; o la senadora saliente, Olga Suárez Mira, en Bello). 

Las reuniones con los liberales muestran que Vargas tiene los principales apoyos de ese partido, a pesar de que Humberto De La Calle es el candidato oficial y estuvo ayer en Medellín. Pero eso no es tan llamativo como la ofensiva para conquistar espacios en los que el uribismo pinta más fuerte.

La puja por los empresarios

Una buena muestra de que la estrategia es morderle votos al uribismo, es que una de sus coordinadoras generales de la gira es la excongresista Liliana Rendón, quien salió en malos términos del uribismo después de que a última hora Álvaro Uribe le negó el aval a la Gobernación en 2015.

Rendón adhirió en marzo a Vargas Lleras y, como contamos en La Silla Paisa, tiene la firme intención de buscar la Gobernación en 2019.

Más allá de eso, Pinzón le dedicará una parte importante de su tiempo al sector empresarial, en una estrategia ajena a la de las maquinarias y en al que sí compite directamente con el uribismo.

Cenará con empresarios hoy lunes y mañana martes, apenas días después de que Iván Duque hiciera lo mismo, como contamos. Lo llamativo es que un empresario que va a asistir le contó a La Silla Paisa que estuvo en una de las reuniones de Duque y que no es el único que estará en reuniones con los dos.

Eso muestra que del lado de Vargas Lleras siguen peleando por apoyos empresariales que están cerca del uribismo.

Esa misma intención, según un dirigente gremial del departamento, también sirve para evitar que los apoyos empresariales que ya tiene Vargas Lleras se vayan a donde Duque si lo ven inviable, se confirma en que Pinzón dedicará también el almuerzo del miércoles a los empresarios, en este caso afiliados de Cámara de Comercio Aburrá Sur, en la que están las empresas de municipios económicamente importantes como Envigado, Sabaneta, Itagüí, Caldas y La Estrella.

Una vez Juan Carlos Pinzón finalice su agenda, este jueves 10 de mayo esperan en Envigado al candidato Germán Vargas Lleras para darle presencialmente uno de los últimos impulsos a su campaña en Antioquia.

Silla Paisa
Publicar en: 
Silla Paisa
Interactiva: 

¿Logrará Petro quedarse con los votos del Sí?

$
0
0

Segundo en las encuestas a menos de un mes de la primera vuelta, la pregunta existencial de la campaña de Gustavo Petro es si logrará captar los votos que lo consoliden como el candidato capaz de vencer al uribismo, que tiene su paso a segunda vuelta prácticamente asegurado.

Y dado que las fuerzas que impulsan a Iván Duque, como explicó nuestro columnista Francisco Miranda, replican la coalición del No al plebiscito de 2016, el reto que la Colombia Humana debe resolver -si pasa a segunda- para ganar es conseguir el respaldo del otro medio país que votó Sí, que está repartido entre él, Sergio Fajardo, Humberto de la Calle y en alguna porción de Germán Vargas Lleras (que dice haber votado sí en el plebiscito y ya no quiere hacerle reformas al Acuerdo con las Farc).

Así continuamos nuestra serie sobre las preguntas cruciales de cada campaña. 

 

Por el voto útil

Petro es fuerte en Bogotá, el Caribe y el Pacífico, regiones donde en 2014 ganó Juan Manuel Santos en segunda vuelta y donde ganó el Sí en el Plebiscito, y que a su vez son la muestra del fragmento de país que ha mostrado resistencia al discurso uribista.

En estas tres regiones, sin embargo, Duque le pelea con fuerza al Exalcalde de Bogotá. 

Por ejemplo, en Bogotá mientras Petro sacó 678 mil votos en la consulta del 11 de marzo, Duque sacó 617 mil.  En esa misma contienda, en el Caribe, el candidato uribista sacó 718 mil votos y toda la consulta del No 943 mil votos, mientras que Petro sacó 851 mil votos y entre él y Caicedo un  millón de votos. Es decir, Petro no barre en sus fortines.

La campaña, que le cree a las encuestas, considera que el techo de Petro ya es un mito y por eso puede seguir creciendo.

“Las tendencias juegan a favor nuestro”, le dijo a La Silla Alberto Cienfuegos, el estratega de la campaña, refiriéndose al ritmo en el que ha crecido en las encuestas y a que Duque ha bajado un poco mientras que Petro viene subiendo. “Creemos que así es más probable que nosotros crezcamos, o al menos a Duque le costará más esfuerzo crecer en lo que falta”.

La apuesta para crecer hasta ahora de la campaña petrista ha sido quitarle votos a Sergio Fajardo. Para eso, después de la consulta del 11 de marzo, intensificaron la campaña en regiones donde a la Alianza Verde y al Polo en las legislativas les fue mejor que a Petro en la consulta, con la idea de que ese electorado es el que le permitirá ganar votos extra a él, como contó La Silla Cachaca.   “Estamos ante un escenario de transferencia de votos”, agregó Cienfuegos.

La idea de la campaña es explotar la foto que muestran las encuestas de un Petro que da la pelea a Duque (y Uribe), por encima “de un De la Calle inviable y de un Fajardo que tiende a la inviabilidad”, en palabras de Cienfuegos, con el fin de que la gente que no quiere el regreso del uribismo opte por el voto útil a favor del candidato de izquierda.

Esa imagen de viable pretenden posicionarla, en esta última etapa, por medio de la televisión. Ellos consideran que hasta ahora los noticieros no ha mostrado la magnitud de las masas que está llevando Petro a la plaza pública, y por eso pagarán pauta para que esas imágenes tengan el espacio que ellos quieren y sirvan de motor para alimentar más la idea de que él es el que tiene la fuerza suficiente.

Queda en el aire el interrogante de qué tanto más le podrán arrebatar a Fajardo (al que desde un comienzo le quitaron las bases del Polo). Ya teniendo a la izquierda de su lado, la pregunta es cómo vencerá el techo del centro que representa el candidato paisa.

Cienfuegos le dijo a La Silla que el voto duro de Fajardo, ese que no podrían quitarle porque es gente que no votaría por Petro, es apenas del 30 por ciento de lo que tiene ahora, por lo que cree que aún les queda margen de maniobra. “Eso lo tenemos medido”, remató.

Ese 30 por ciento correspondería apróximadamente a la gente que votó por Antanas Mockus, Angélica Lozano e Iván Marulanda al Senado. Y dejaría por fuera a los 225 mil personas que votaron por Jorge Enrique Robledo, a los más de 180 mil que votaron por el logo verde, a los 84 mil de Leónidas Gómez y otros que no son fáciles de convencer de votar por Petro porque Fajardo representa el antisistema político pero no el anti-establecimiento como Petro. La indignación es diferente y no necesariamente transferible.

Pero Petro también podría beneficiarse de votantes nuevos, sean jóvenes que votan por primera vez o gente que nunca ha votado y ahora ve en él una opción de cambio.

La opción de los abstencionistas y los jóvenes

Petro corre el riesgo de que los jóvenes, un sector en el que él ha mostrado fuerza y que ha alimentado buena parte de sus masivas manifestaciones en plazas públicas, mantenga altos niveles de abstencionismo.

El Dane ha calculado que la abstención entre los jóvenes entre 18 y 25 años ronda el 38 por ciento, una proporción mucho mayor a la de otros grupos como los de entre 26 y 40 años (13%), 41 y 64 (9,5%) y mayores de 65 (12,1%).

Y si esos jóvenes son de estratos bajos, la probabilidad de que salgan a votar es menor, ya que el abstencionismo también es mayor ahí que en estratos altos.

Como recordó el profesor Yann Basset en una entrevista con La Silla Académica, “los que menos participan, de lejos, son los jóvenes pobres urbanos; los estamos perdiendo para la democracia”.

Parte de la apuesta de lo que resta de la campaña de Petro es consolidar el voto joven con propuestas específicas para ese sector como la universidad pública gratuita, la sensibilidad frente al cambio climático, el animalismo.

La otra posibilidad que tiene Petro para ganar la Presidencia es que la abstención baje drásticamente y que los nuevos votantes voten por él.

Los abstencionistas

Una disminución de la abstención podría favorecerlo, y en la campaña creen que es posible por el fervor visto en las plazas y porque creen que en muchos otros sectores, no sólo los jóvenes, él se ha posicionado como el candidato del cambio.

Un par de ejemplos puntuales de eso los recogió La Silla el viernes pasado.

En la manifestación que recibió a Petro en Neiva estaba Osvaldo Cáceres, un hombre de 75 años que siempre ha votado en blanco y ahora, nos dijo, votará por Petro porque “este país necesita un cambio”.

Mientras tanto, en Bogotá el taxista Jorge Rojas, de 32 años, que lleva dos elecciones presidenciales sin ir a las urnas, este año votará por Petro porque “apoya a los pobres”.

Para Petro, lograr que los abstencionistas voten es clave porque, como también lo explicó Basset, las zonas donde él y el antiuribismo son fuertes son inestables a la hora de salir a votar. Y para una campaña que no tiene una estructura de partido fuerte que garantice la movilización de los electores el día de las elecciones eso es un gran riesgo. "El interrogante es que el fervor se refleje en las urnas", nos dijo Ricardo Bonilla, asesor programático de Petro.

El antecedente más reciente de que una disminución de la abstención podría beneficiar a Petro está en las más recientes elecciones al Congreso, particularmente en Bogotá. Aquí, como explicó La Silla Cachaca, la abstención bajó 15 puntos (pasó del 64 por ciento en 2014 al 49 por ciento en 2018); ese aumento en la participación benefició a la centro-izquierda, tanto en votos como en curules, y en lo que tiene que ver con Petro, que jalonó la lista de “los Decentes”, le ayudó a meter dos representantes a la Cámara y a que su senador más votado, Gustavo Bolívar, sacara en la ciudad la mitad de sus 116 mil votos.

Desde 2006, la participación electoral no ha superado el 45 por ciento en las presidenciales, sino cuando la Ola Verde en la primera vuelta presidencial del 2010 y durante la segunda vuelta del 2014, cuando Santos movió toda la maquinaria en la Costa y las pasadas elecciones de Congreso. Y en ninguno de estos tres casos ha superado el 50 por ciento. Suponiendo que la abstención cayera los mismos 4 puntos de las del Congreso y que todos esos abstencionistas votaran por Petro él podría conseguir 1,5 millones adicionales. Eso todavía no sería suficiente para cerrar la brecha de las consultas de la derecha y la izquierda y tampoco la que muestran las encuestas frente a Duque, por lo que Petro tendría que movilizar a los abstencionistas como nunca lo ha hecho nadie en Colombia.

Capitalizando este cálculo, la campaña de Fajardo ha comenzado a machacar el discurso de que en segunda vuelta él tiene más probabilidades que Petro de ganarle a Duque, una narrativa que tiene como premisa que él sería el verdadero heredero del Sí porque puede incorporar a la izquierda y no asustar a la centroderecha.

Es ahí donde está un gran reto de Petro: que si pasa a segunda vuelta pueda persuadir al antiuribismo que hoy no lo acompaña (y que hace parte del país del Sí) de que es un candidato que puede construir puentes y generar cambios sin perpetuar la conflictividad que ha experimentado la política colombiana en años recientes.

Silla Cachaca
Gustavo Francisco Petro Urrego

Gustavo Francisco Petro Urrego

Ex alcalde de Bogotá y candidato presidencial

Publicar en: 
Silla Cachaca
Interactiva: 

Por sus visiones económicas los conoceréis

$
0
0

Uno de los mayores diferenciadores entre los cinco principales candidatos presidenciales, que coinciden en otros puntos como criticar la corrupción o apostarle a la educación, está en sus propuestas económicas, que muestran modelos de sociedad divergentes. Así se diferencian:

Duque defiende una versión criollizada del neoliberalismo

El modelo que propone el candidato uribista refleja una visión cercana a la de los republicanos gringos, y especialmente a los neoconservadores, que creen en el llamado “trickle down effect”, la idea de que el crecimiento en cabeza de los ricos y de las empresas, “gotea” hasta los más pobres y por eso, al final, ayuda a que todos se beneficien.

También conocido como “economía de la oferta” (supply-side economics), su propuesta básica es que el Estado debe abaratar la oferta de bienes y servicios, reduciendo el costo de producirlos con impuestos menores y menos regulación estatal, para que las empresas contraten más trabajadores formales y el gasto y ahorro de éstos, que por estar formalizados tendrían seguridad social y pagarían impuestos, ayuden al crecimiento económico.

Al final, es una propuesta de reducir el tamaño del Estado y dejar la iniciativa económica en manos de los privados.

En las economías actuales esa visión suele ir de la mano de fortalecer el mercado de capitales con fondos de ahorro que puedan invertir en diferentes sectores mientras deben devolver el dinero, como los actuales fondos privados de pensiones, pues así se permite que el capital fluya a los negocios que lo necesitan y crean riqueza.

Esa visión se nota en muchas de sus propuestas. Las dos centrales son la de simplificar el sistema tributario para empresas y personas con “tarifas competitivas”, con lo que le apunta a la vez a menos impuestos y menos regulaciones; la de racionalizar el gasto público; y la de lograr un crecimiento sostenido de la economía “con base en inversión, exportaciones y consumo robustos, expandiendo la clase media y reduciendo la pobreza de manera permanente”.

También se nota cuando propone 10 años de incentivos tributarios (no dice cuáles son, pero implican pagar menos impuestos) a inversiones productivas en el agro, reducir el costo país (lo que la inversión extranjera ve como costo adicional por invertir en Colombia frente a otros países) “mediante la simplificación normativa”, profundizar los mercados de capitales, o bajar los impuestos a las empresas pequeñas privilegiando “ procesos de formalización y desarrollo de oportunidades laborales formales”.

Esa mirada abarca también sus propuestas sociales, que no son tan radicales como las de los íconos neoliberales como Ronald Reagan en Estados Unidos o Margaret Thatcher en el Reino Unido pero que parten del supuesto de que para crear equidad el sector privado también debe jugar un papel protagónico.

Nuestra principal meta social estará centrada en la generación de empleos formales mediante una economía dinámica que florezca ”, dice,lo que muestra que su mayor política social es incentivar a las empresas para crear empleos.

De hecho, propone darle descuentos tributarios e impulsar las llamadas empresas B, que son las que buscan tener rentabilidad mientras solucionan problemas sociales y ambientales (como empresas de reciclaje o que tienen una producción sostenible), que tradicionalmente han encarado entidades sin ánimo de lucro o el Estado.

Esa misma mirada está en su propuesta de formalización laboral, en las de educación superior, que apuntan también a fortalecer el mercado de capitales (fomentar los ahorros de las familias para pagarlos, para las universidades privadas; y un vehículo financiero para fortalecer las públicas por una vía diferente al presupuesto nacional)

Por ejemplo, para reducir brechas sociales (como las de ingresos por clase y género, de consumo, de acceso a TIC o al empleo), propone lograr“empleos formales y estables, sumados a un aumento de los ingresos de las familias, para lo que propone crear un sistema que no explica.

Otro caso es el del campo, en el que propone apoyar las asociaciones entre campesinos y agroindustriales facilitando sus reglas de juego.

Sin embargo, en un punto importante su perspectiva diverge de la ortodoxia fiscal que suele tener el neoliberalismo y lo ‘criolliza’: Duque propone flexibilizar la regla fiscal, un artículo de la Constitución que evita que el déficit fiscal se desborde

Lo mismo ocurre en otras propuestas puntuales, como al asegurar que la mitad del presupuesto del agro irá en infraestructura (que implica que el Estado va a tener un gasto público importante, aumentando la demanda y no la oferta).

En todo caso, una de las cosas que hace más clara su visión es la ausencia de propuestas para mejorar la equidad, o incluso crear empleo formal, a través de la intervención del Estado. Su norte es que eso se logra con menos regulación, menos impuestos a las empresas y más iniciativa privada.

 

Para conocer más de los programs de los candidatos, y tener todavía más información para definir su voto, acá está nuestro sitio especial de elecciones.

Silla Nacional
Germán Vargas Lleras

Germán Vargas Lleras

Ex Vicepresidente de la República y candidato presidencial del movimiento 'Mejor Vargas Lleras'

Iván Duque Márquez

Iván Duque Márquez

Candidato presidencial del Centro Democrático

Sergio Fajardo

Sergio Fajardo

Candidato presidencial del Polo y Alianza Verde

Gustavo Francisco Petro Urrego

Gustavo Francisco Petro Urrego

Ex alcalde de Bogotá y candidato presidencial

Humberto De La Calle

Humberto De La Calle

Candidato presidencial del Partido Liberal

Interactiva: 

A Uldarico no le hizo falta poner Alcalde

$
0
0

Uldarico Peña, uno de los empresarios de taxis y líderes de ese gremio más polémicos de Bogotá, murió el domingo considerado todavía como un superpoderoso de la ciudad.

Hasta que estuvo al frente de Taxis Libres, la empresa más grande de taxis de Bogotá, un guiño suyo tenía el potencial de paralizar la ciudad (aunque el final esa capacidad recayó más en otros líderes). Y esa, que ya era mucha, fue su mayor capacidad de influencia, pues el supuesto poder electoral que le endilgaban era más un mito que realidad.

Sin votos

De Uldarico Peña se decía, por ejemplo, que tenía el poder de mover los votos de los taxistas para definir quién era alcalde:

 

Y solía darle su venia al candidato que más le gustaba o se acoplaba a sus intereses, pero en la práctica nunca demostró una gran fuerza electoral.

Por ejemplo, a Antanas Mockus le manifestó su respaldo en su segunda campaña a la Alcaldía, en 1999 e incluso se identificaba como “mockusiano”. Pero, como lo contó Dinero el empresario le puso 2.700 votos.

Es decir, una votación tan pequeña (apenas para elegir un edil), que difícilmente inclinaría la balanza a favor de alguien. Mockus, para tener una idea, ganó con 681 mil votos frente a Maria Emma Mejía, que obtuvo 536 mil.

Lo que sí logró en el gobierno de Mockus fue paralizar la ciudad un día con el paro que lideró, junto a otros empresarios de taxis y buses, el 2 de agosto de 2001, cuando les impusieron el Pico y Placa.

Alicia Eugenia Silva, entonces secretaria privada de Mockus, recuerda que a pesar de la presión no hubo negociación con los taxistas y que incluso mandó a poner multas a todos los que obstruyeron vías. La medida no se modificó y los taxistas terminaron conciliando con el Alcalde.

En 2002, Uldarico apoyó a Juan Lozano, que perdió contra ‘Lucho’ Garzón. “La gente me decía que tenía mucho poder, pero con ese resultado no lo demostró”, nos dijo Garzón, que, en todo caso, lo sintió como un aliado. En eso ayudó la buena relación de su Secretario de Gobierno, Juan Manuel Ospina, con el empresario. Era preferible tenerlo en el bolsillo.

En las elecciones de 2015, Rafael Pardo recibió el apoyo de un sector de taxistas porque los apoyaba de frente en medio de las críticas por mal servicio que se generalizaron cuando llegó Uber con su servicio de lujo.

Ahí estaba Uldarico, pero ese apoyo, de nuevo, no fue suficiente para una victoria, ya que Pardo perdió por 140 mil votos, una diferencia que el gremio de taxistas no hubiera podido cambiar.

El halo de que era muy influyente, de todas formas, se mantenía y en parte por eso en esa campaña hubo revuelo en redes sociales por un video confuso en el que aparecía prometiéndoles 100 mil pesos a dos taxistas que le dijeron que iban a votar por Peñalosa.

Terminó señalado de estar comprando votos, a lo que respondió que simplemente les iba a regalar unas calcomanías del candidato (a pesar de su apoyo a Pardo), que lo de la plata era un chiste y que estaba dispuesto a trabajar por Bogotá sin importar qué alcalde quedara electo.

En el fondo, poner alcalde no le hizo falta. Su poder radicaba no tanto en sus relaciones políticas, sino en tener el control y la vocería  de una empresa tan grande porque, ante el asomo de cambios en el sistema, como el que plantea Uber, su influencia fue envidiable.

El poder del paro

Uldarico Peña siempre dijo no ser dueño de ningún taxi, pero su poder radicaba en que como gerente de Taxis Libres daba los permisos de la empresa para que los taxistas pudieran salir a trabajar.

Además, la empresa, como cualquier otra del sector, manejaba el negocio de los cupos (la plata que le deben pagar los dueños de los taxis a las compañías para poder usar su nombre), que hoy cuestan alrededor de 100 millones de pesos cada uno. (Hace más de 30 años, el Estado entregó a los privados el derecho a tener un taxi y en vez de concesionarlos por un periodo los vendió y eso es lo que es un 'cupo'. Luego, cuando congelaron la venta de 'cupos'éstos se cotizaron).

Tener esa capacidad en una empresa que llegó a tener 35 mil afiliados hacía que el poder de Uldarico no fuera menor en el gremio.

Además porque, más allá de la anécdota del paro infructuoso contra Mockus, tan solo la posibilidad de amenazar con un paro de tantos taxistas hacía que su voz fuera escuchada por alcaldes y ministros.

Eso también le dio poder de lobby y de chantaje ante las autoridades, incluso nacionales.

La ultima muestra de eso se notó, como contó La Silla, en 2015, en época preelectoral y un par de años antes de su retiro, cuando el debate por Uber estaba caliente.

Los taxistas amenazaban con un paro nacional y el Ministerio de Transporte, para evitarlo, terminó firmando decretos que, por un lado, les abrían la puerta a esas empresas para quedarse con el negocio del transporte de lujo. Y eso beneficiaba a Uldarico porque a pesar de oponerse a la plataforma él ya estaba incursionando en ese negocio con empresa propia, Taxi Imperial.

En sus decretos, el Ministro también dejaba a un lado el plan para legalizar Uber y otras plataformas similares, lo que favorecía directamente a los taxistas en su cruzada contra esa aplicación.

Fue una pelea que ganó Uldarico, entre otros, con el líder de taxistas Hugo Ospina, que no es empresario pero que en los últimos años ha demostrado ser muy influyente entre los conductores, que lo escuchan a la hora de llamar a paro.

Éste cree que la muerte de Uldarico genera un vacío grande por el liderazgo que demostró en momentos como ese y por la capacidad para solucionarles inconvenientes a los taxistas que no sólo tenían que ver con sus preocupaciones con Uber: “Si se dañaba algo, él gestionaba, llamaba y arreglaba el problema que fuera. Stefanía Hernández, su sucesora, no tiene la misma experiencia”, dice Ospina.

En los últimos años Taxis Libres ha perdido afiliados. Para 2016, de acuerdo con la Secretaría de Movilidad, tenía 16.742 afiliados, que en todo caso representan el 34  por ciento de todos los taxis de Bogotá y por eso sigue siendo la más grande.

Una empresaria del sector que pidió reserva le contó a La Silla Cachaca que 4 mil taxis están tratando de desvincularse de esta empresa porque sin Uldarico, que entregó las riendas desde hace un año por su enfermedad y su edad, la administración se ha puesto del lado de la Alcaldía en la apuesta de Enrique Peñalosa por cambiar los taxímetros por tabletas.

Y es que, aunque Uldarico siempre estuvo a favor de la modernización de los taxis (impulsó por primera vez el radio dentro del sistema), estuvo en contra de la propuesta de Peñalosa, nos dijo la empresaria, por considerar que les generará a los taxistas un gasto más que no podrán sostener.

Su ausencia, en todo caso, no le quita poder de incidencia a los líderes de ese gremio. Siempre se dijo que mientras Uldarico daba la cara y era el megáfono, su socio Eduardo Hernández era el que realmente tomaba las decisiones en su emporio empresarial. Y él sigue vigente.

Uldarico Peña, foto de larepublica.com
Silla Cachaca
Publicar en: 
Silla Cachaca
Interactiva: 

Rosa Solís pide pista en el manejo de la plata para Buenaventura

$
0
0

El comité del paro cívico de Buenaventura lleva dos semanas suspendiendo la elección de los cinco miembros que integrarán la junta administradora del fondo de Buenaventura, uno de los logros de la movilización social que paralizó al puerto por 22 días hace casi ya un año. La razón tiene nombre y apellido: Rosa Solís.

Solís, como hemos contado es una polémica y poderosa líder de comunidades afro en Buenaventura, que ha demostrado ese poder de forma negativa, pues ha enredado, a punta de pedir vitáticos y cargos decisiorios, una gran cantidad de decisioens clave, desde la doble calzada entre el pereto y el valle del río Caca hasta la ley de desarrollo rural de 2012, pasando por el macroproyecto para modernizar el peurto de Buenaventura.

La super poderosa reapareció el sábado pasado pidiendo pista para influir en la elección de los cinco miembros que representarán a la comunidad del puerto.

La falta de esta elección retrasa la posesión de la Junta (conformada además por seis ministerios, Planeación Nacional, la Gobernación del Valle y la Alcaldía de Buenaventura), que definirá la administración de recursos por 10 años para el desarrollo del puerto y que este año son de 1.6 billones de pesos.

El comité del paro expidió un comunicado en las últimas horas pidiéndole a Solís y a Ceferino Mosquera (presidente nacional de las juntas de acción comunal) que “en vez de buscar privilegios” participen en el proceso.

Según el padre John Reina, integrante del comité del paro, Solís “y un grupo de los que la apoyan”, llegaron el sábado pasado a las 12 del día a esperar al comité que llegaba a las 2 de la tarde. “Como sabíamos que ella estaba ahí, no fuimos”.

Lo mismo ocurrió el sábado de la semana pasada. Otra fuente del Comité nos dijo que al menos 40 personas aliadas de Rosa llegaron a interrumpir la reunión del Comité “y a intimidar a sus miembros”.

La movida de Solís apuntaría a tener un puesto en esa Junta y poder influir en el manejo de recursos, pese a que no participó en el paro.

 

“Aparece a último momento queriendo reclamar derechos que no se ha ganado, porque los que están ahí se han ganado su puesto y han estado metidos en su proceso y que se han desvelado por ésto”, nos dijo el padre Reina, quien como contamos, fue uno de los miembros del Comité que más peleó para que la comunidad tuviera cinco puestos en la Junta para la sociedad civil.

La queja de Solís tiene fundamento, según ella, en la ley que crea el Fondo Autónomo de Buenaventura, en la que dice que el comité cívico del paro deberá coordinar la elección de los cinco miembros y “garantizará la participación de las autoridades indígenas, las comunidades y las juntas de acción comunal”.

Y es ahí donde Solís busca una parte. Según dijo el sábado, su lectura de la ley es que estos tres grupos merecen un espacio en la Junta.

Es decir, que los 46 consejos comunitarios, los 22 cabildos indígenas y las 136 juntas de acción comunal del puerto definan cada uno a sus tres miembros de la Junta y que queden dos puestos libres para completar los cinco cupos.

Una situación que la pondría en ventaja, toda vez que como hemos contado en varias historias (como ésta), Solís fundó parte de su poder en el Valle creando decenas de consejos comunitarios en las veredas del Pacífico del departamento, en los que influye directamente y siendo representante de las comunidades ante entidades del Gobierno (en donde la califican como un 'palo en la rueda') como el antiguo Incoder o la Consultiva de Alto Nivel.

Una lectura similar tiene Ceferino Mosquera, presidente de las juntas de acción comunal a nivel nacional y mencionado en el comunicado del Comité, quien nos dijo dijo que las 136 JAC deberían elegir a su propio representante, de lo contrario “el comité del paro estaría incumpliendo la ley”.

Sin embargo, los del paro se resguardan en que la ley que creó el Fondo les da la facultad de crear su propio reglamento para definir a los cinco miembros.

Cosa que hicieron el 19 de abril de este año y en el que definieron que solo participarían en esta elección las más de 150 organizaciones sociales y personas naturales que “han permanecido en el comité cívico”, es decir, desde el inicio del paro y están registrados en un censo.

En ese censo de los que pueden elegir, hay 10 de los 46 consejos comunitarios, además de JAC de cinco comunas del Puerto, que son los que reconocen en el comité como los que hicieron parte del paro desde el comienzo.

“Nosotros nos sentamos con las organizaciones que están en el proceso. Con ellos nos reunimos, no tenemos nada que reunirnos con ellos (Ceferino y Rosa). No quisieron reunirse antes”, nos dijo Narcilo Romero, otro vocero del paro.

La misma Solís reconoce que no estuvo en el paro, pero que sí “puse de mi plata para que mi consejo comunitario (La Gamboa, cuya representación legal está en vilo) fuera a paro”. “Ella nos dijo en una mesa de seguimiento que nosotros no la representábamos”, nos dijo Adriel Ruíz, otro integrante del comité.

“Entonces ellos no reconocen el comité, ni se sienten representados, pero sí quieren estar en la junta del fondo, es una incoherencia de ellos”, nos dijo Narcilo.

Aún así, Solís no se quedará quieta.

Dice que cuatro de los 10 consejos comunitarios que están en el comité del paro apoyan que los 46 consejos de Buenaventura -donde ella tiene influencia sobre al menos 30- elijan su representante de la junta.

Los miembros del comité definirán en los próximos días dónde volverán a reunirse para elegir a los que integrarán la junta, “en un lugar más privado y exclusivo”, según nos dijo el padre Reina.

Falta por ver si Rosita, como le dicen quienes la conocen, puede tener un asiento en esa decisión como ya lo ha logrado en otros espacios durante buena parte de su vida pública.  

Silla Pacífico
Rosa Solis Grueso

Rosa Solis Grueso

Representante Comunidades Negras en la CVC

Publicar en: 
Silla Pacífico
Interactiva: 

Lo que entiende La Silla Vacía por una entrevista

$
0
0

En los últimos días, tanto la entrevista que yo le hice a Gustavo Petro como parte de la alianza con Hora 20 y Red+ como la que le hizo Natalia Arbeláez, la editora de La Silla Académica, a la profesora Luciana Cadahia han sido objeto de una intensa polémica.

Como varios de los que las criticaron desde diferentes orillas ideológicas son también usuarios de La Silla Vacía, quisiera hacer una reflexión sobre cómo concibe La Silla Vacía el género periodístico de la entrevista con la esperanza de que de pronto podamos discutir desde esta perspectiva y no solo desde nuestras supuestas intenciones de beneficiar a un candidato u otro.

Para nosotros la entrevista es una oportunidad para que el entrevistado pueda ayudarle a la audiencia a entender mejor un tema o al mismo personaje entrevistado y, sobre todo, a esclarecer las dudas que existan a su alrededor.

La principal técnica para lograr eso es recogiendo los prejuicios (o posiciones previas) que existen en la audiencia sobre el tema o el personaje y planteándoselos al entrevistado, de tal forma que tenga la oportunidad de contestarlos.

Más allá de la pregunta de los zapatos Ferragamo a Petro que creo que no agregaba nada a pesar de todo el ruido en redes que se dio en su momento (y después de nuestra entrevista en Hora 20) alrededor del tema, creo que esa entrevista le dio al candidato la posibilidad de responder frente a los miedos que una parte del país siente respecto a su candidatura.

Creo que decirle que sus propuestas son muy chéveres pero que quisiéramos que explicara cómo las llevaría a cabo en concreto, por ejemplo con el tema de las tierras, le abrió el espacio para mencionar que cobraría un impuesto alto a las tierras ociosas; también para explicar que no expropiaría las tierras fértiles (como entendieron algunos empresarios inicialmente en el Cauca) sino que ofrecería comprarlas y cómo lo haría.

Frente a la pregunta sobre medidas que él tomó en Bogotá y que fueron impugnadas por organismos como la Contraloría o la SIC, pudo explicar que eso no había implicado violar la ley porque ningún juez lo había determinado así y dio su justificación.

Como lo dijeron varios usuarios de La Silla en los comentarios, esa entrevista les confirmó que deberían votar por él. Otros oyentes, confirmaron sus temores. Está bien, de eso se trata una entrevista, de entender mejor al personaje y tener nuevos insumos para tomar una decisión que tendrá repercusiones públicas.

Lo mismo la entrevista de La Silla Académica a la experta en populismo Luciana Cadahia. Uno de nuestros usuarios dijo que nos habíamos “topado con alguien tan astuto como Luciana”, como si no la hubiéramos buscado deliberadamente por lo que pensaba.

Las preguntas que le hicimos sobre el populismo en Venezuela o sobre los posibles riesgos de un liderazgo populista no buscaban estigmatizar a Petro como parecieron interpretarlo muchos, sino hacerle los interrogantes que seguramente muchos de nuestros lectores se estarían haciendo en ese punto de la entrevista frente a su defensa del populismo latinoamericano.

La idea de una entrevista es anticipar las preguntas que se hace el que la lee para que le queden resueltas, no es forzar al entrevistado a una posición.

En el caso de la Silla Académica aún menos, puesto que como el principal objetivo es que el conocimiento académico ayude a dar luces para entender el momento coyuntural, el entrevistado tiene la posibilidad de revisar y aprobar el texto antes de ser publicado (un privilegio que no tienen ningún otro entrevistado por La Silla) como en efecto ocurrió en el caso de Luciana.

No sólo eso, las entrevistas de La Silla Académica duran el tiempo que sea necesario en un esfuerzo por lograr la mayor comprensión posible del punto de vista del entrevistado y del desarrollo que ha hecho de un tema como estudioso del mismo para poder transmitírselo a los lectores, y, por eso, son además más extensas de lo normal.

Con Luciana discutimos durante la entrevista que el recurso a lugares comunes como el de Venezuela o el autoritarismo de los líderes populistas tenía la finalidad de permitir que se introdujeran perspectivas diferentes.

La entrevista fue tranquila, y de hecho, una vez publicada la nota, Luciana nos mandó un mensaje agradeciendo y resaltando el trabajo conjunto, quizás porque entendía, en ese momento y antes de las reacciones que generó su entrevista, el objetivo del ejercicio mucho más que los que solo pueden ver a través de sus pasiones partidistas exacerbadas por la campaña.

Algunas entrevistas solo buscan dejar que el candidato en cuestión aproveche el espacio para exponer su programa. Otras solo persiguen un titular.

Yo creo, sobre todo ahora que se acerca el momento de elegir, que las entrevistas deben servir para obligar al candidato a decir cómo piensa aterrizar sus propuestas, a explicar asuntos de su trayectoria, a responder por las alianzas que contradicen su retórica anticorrupción o cualquier retórica que tenga y a responder por sus contradicciones e incoherencias.

No son entrevistas amables. Pero no son el reflejo de posiciones personales. Es una puesta en escena para sacar del entrevistado la información que uno cree que sus lectores u oyentes se merecen tener.

Con esto no quiero decir que crea que la entrevista con Petro en Hora 20 salió bien. Creo que lo interrumpimos demasiado y que se volvió demasiado personal. Creo también que él es un entrevistado difícil.

Pero creo también que de pronto entender cómo entendemos en La Silla el ejercicio de entrevistar puede ayudar a abrir un debate más tranquilo sobre las últimas que hemos hecho.

Ps. También ha habido unas críticas frente a nuestro detector de mentiras, que nos han servido para reflexionar. Hemos decidido hacer un ajuste para no chequear ninguna afirmación que parezca obvia como que “la biodiversidad es fundamental para Colombia”, de tal forma que en el conteo final no salga premiado el candidato que dice cosas verdaderas pero obvias en perjuicio del que fundamenta todo su discurso en cifras.

Para eso vamos a contestar siempre por qué es importante cada afirmación. Si encontramos que no es importante, no la chequeamos, y si lo es daremos el contexto que ayude a entender mejor el punto.

También arrancamos una serie para chequear la viabilidad de propuestas bandera de los candidatos, que esperamos ayude a superar las limitaciones que tiene el detector de mentiras.

Contenido relacionado: 
La Silla le aplicó el detector de mentiras a Petro
Opinión
Publicar en: 
Silla Caribe
Silla Santandereana
Silla Pacífico
Silla Cachaca
Silla Paisa

Detector a Sergio Fajardo en Hora 20

$
0
0

El ex alcalde de Medellín es el tercer candidato presidencial en pasar por la entrevista con Diana Calderón, de Hora 20, Juan Lozano, de Red + Noticias, y Juanita León, de La Silla Vacía. Estaremos revisando sus afirmaciones para chequear qué tan cierto es lo que dice.

 
'+val.persona+'
'+val.calificacion+'
 

Explicación: '+val.explicacion+'

 
'; $('#elcontenedor').append(output); }); }); }
Interactiva: 

Cinco conclusiones del debate presidencial sobre Bogotá

$
0
0

Los debates presidenciales regionales llegaron anoche a Bogotá con el que organizó Canal Capital y al que faltó Sergio Fajardo porque nos había aceptado la entrevista en Hora20 antes de la invitación de Canal Capital. Estas son cinco conclusiones.

1

Hoy, el eje del debate sobre la ciudad son los gobiernos de Petro y Peñalosa

Los candidatos hablaron de la ciudad, en buena medida, a partir de sus posiciones sobre esas dos alcaldías.

Hasta ahora había sido notorio que ellos, excepto Iván Duque, intentaran posicionarse marcando distancia del muy impopular Enrique Peñalosa.

En el debate, Petro mantuvo esa narrativa de manera sistemática, y se le sumó, aunque sin tanta insistencia, Humberto de la Calle, que volvió sobre sus críticas al proyecto de Peñalosa en la Van der Hammen e incluso recordó la polémica tala de árboles de esta semana en el Parque el Virrey.

La Alcaldía de Petro, a su vez, se posicionó como el principal foco de críticas de Duque y Vargas Lleras, que no la bajaron de haber sido un desgreño y catastrófica, en una táctica que tiene sentido en tanto ambos tienen a Petro como su opuesto y esa es la obra que Petro tiene para mostrar y defender.

Lo llamativo de ese debate es que mientras ellos dos le cobran su escasa ejecución en infraestructura, como troncales de Transmilenio y construcción de colegios nuevos, Petro tiene como ases las cifras de la mejora en indicadores sociales como la pobreza multidimensional y la mejora en la calidad de la educación en colegios públicos, por ejemplo.

 
2

Los que más aprovecharon el debate fueron Vargas y Petro

Bogotá es clave para ambos porque tienen obra o proyectos que defender. El exalcalde, porque gobernó la ciudad y aprovechó cada que pudo para resaltar lo que hizo en su administración, sobre todo en materia social. El exvicepresidente porque cuando manejó la infraestructura del país impulsó proyectos grandes como los que pretenden descongestionar el acceso y salida de Bogotá (en los que Peñalosa no ha avanzado como a él le gustaría).

El intercambio entre ambos (que tienen visiones de ciudad muy diferentes) fue constante y en algún momento Duque y De la Calle parecieron quedar en un segundo plano.

El exjefe negociador, además, trató de meter temas nacionales en los que se mueve con más soltura, como cuando a la pregunta sobre seguridad se refirió a la necesidad de culminar con éxito la transición hacia el fin del conflicto. O cuando tuvo la oportunidad de hacer una pregunta a Iván Duque y la hizo sobre el aborto, buscando más la oportunidad de mostrar su posición liberal al respecto que su conocimiento sobre los temas de la ciudad.

Además, en dos ocasiones en las que De la Calle tuvo la oportunidad de hacer réplicas y hablar más sobre Bogotá, no lo hizo.

Duque llegó con los números de la ciudad en la cabeza y se centró en la necesidad de ayudar al Alcalde a culminar lo que hay empezado, pero aunque buscó a Petro para controvertirle sobre su Alcaldía, no logró el mismo protagonismo que con esa misma táctica logró Vargas, además porque Petro centró más sus respuestas en Vargas (a quien le resaltó que avaló a Peñalosa) que en Duque, con quien tiene divergencias en temas más nacionales.

 
3

Petro está solo en la insistencia por el metro subterráneo (y hace una propuesta imposible de cumplir)

Mientras Vargas, Duque y De la Calle anunciaron que si ganan garantizarán la construcción del metro elevado, Gustavo Petro reiteró que el 8 de agosto, un día después de su posesión, abrirá la licitación del metro subterráneo a partir de los estudios que él dejó en 2015.

Como el proyecto de metro elevado que adelanta Peñalosa está en trámite, Petro advirtió que como la Nación aporta el 70 por ciento de lo que cuesta la obra, tiene la sartén por el mango para no girar esa plata.

Esa es una alarma que se le prende a Peñalosa para que acelere el proyecto lo más que pueda de aquí a que se defina si Petro gana la Presidencia, pues entre más avance es más costoso técnica y políticamente después detener todo.

De hecho, ayer el presidente Juan Manuel Santos contribuyó a poner ese acelerador, al anunciar que la Nación autorizó tres créditos, que suman 7,8 billones de pesos, para asegurar aún más la plata para comenzar el metro elevado.

Peñalosa tiene en contra que aunque anunció la licitación para finales de este año -después de que se posesione el nuevo presidente- no es claro si podrá cumplir, dado que los estudios más avanzados para abrir la licitación aún siguen en trámite.

Por eso, en caso de que Petro gane la Presidencia sí podría torpedear el metro elevado sin que se haya abierto la licitación para construirlo.

Pero eso no implica que, como él dice, pueda arrancar la licitación del subterráneo el 8 de agosto porque ya tiene todo listo. Eso es imposible dadas las actuales circunstancias.

Esa seguramente es una fecha simbólica para significar que lo hará lo más pronto posible después de posesionarse, pero en todo caso no sería tan pronto ni tan fácil como él plantea.

Los estudios del subterráneo que dejó, aunque eran los más avanzados hasta ese momento, prevén en su plan de costos invertir 211.500 millones de pesos adicionales para estudios y diseños faltantes.

Además, el metro subterráneo no ha surtido unas etapas que ya pasó el elevado y que son necesarias para que pueda salir a licitación. Por ejemplo, no ha pasado por el Confis ni hay un Conpes que lo declare de importancia estratégica (algo que podría acelerar Petro como Presidente), y el Concejo de Bogotá no ha aprobado las vigencias futuras para financiar un metro de ese tipo. Que eso ocurra sería un complique en un concejo de mayoría peñalosista.

Y, sobre todo, Petro debería contar con el aval de Peñalosa para que se monte en un proyecto en el que nunca ha creído, algo que es políticamente imposible.

Por eso, el metro subterráneo no vería la luz tan rápido al final del túnel, y Petro corre el riesgo de que lo que promete para ya, se enrede en trámites.

 
4

Duque le compite el voto “peñalosista” a Vargas

Luego de la seguidilla de críticas que le lanzó Vargas a Peñalosa en las últimas semanas por considerar que va muy lento en la ejecución, anoche agregó que “es un pésimo comunicador”. Al tiempo, sin embargo, resaltó que como Presidente respaldará la agenda del Alcalde en metro, vivienda, seguridad, río Bogotá y Transmilenio.

Es decir: se mantiene del lado de Peñalosa, a quien al fin y al cabo decidió avalar por medio de Cambio Radical. Con eso corre el riesgo de que en las urnas le cobren su respaldo a un gobernante tan impopular, pero puede atraer a un “voto continuista” de la agenda peñalosista que sí crean en la necesidad de continuar lo que se está haciendo en Bogotá.

Perseguir el voto que mueva el Alcalde era lógico después de haberlo avalado en 2015, sobre todo porque de Peñalosa se esperaba que a punta de ejecución tuviera cautivada a la ciudadanía para esta época.

Pero Iván Duque también ratificó anoche que no le teme a que lo relacionen con Peñalosa, y su agenda para Bogotá también fue de continuidad (y por lo mismo muy similar a la de Vargas); con eso, queda inscrito dentro del mismo espectro en el que el exvicepresidente busca los votos en la ciudad, al menos en su relación con Peñalosa.

 
5

Fajardo perdió una oportunidad

Sergio Fajardo, el candidato de la Coalición Colombia, no fue al debate porque se le cruzaba con la entrevista que a esa misma hora tenía en Hora 20 y a la que La Silla Vacía, Hora20 y Red+ lo habíamos invitado antes que Canal Capital.  "Y yo cumplo mi palabra", dijo en Hora20.

De la campaña le pidieron a Canal Capital que fuera la fórmula vicepresidencial Claudia López en su lugar, y del Canal les dijeron que no porque querían oír las propuestas de los candidatos (que en la práctica son las mismas9.

Sin embargo, como su ausencia tiene una carga simbólica, en las redes le dieron muy duro y lo acusaron de querer evadir el debate.

Sobretodo porque ha hablado en medios muy poco sobre Bogotá, una plaza a la que su campaña le está metiendo la ficha porque le puede dar el impulso principal para llegar a la segunda vuelta, más si se tiene en cuenta que no es profeta en su tierra, Antioquia.

Y aunque en Hora 20 cuestionó a Peñalosa y al proyecto de Transmilenio por la Séptima, el debate también le hubiera permitido marcar más diferencias con Petro, a quien desde hace semanas tiene como blanco de críticas con la idea de arrebatarle el segundo lugar.

 

Silla Cachaca
Germán Vargas Lleras

Germán Vargas Lleras

Ex Vicepresidente de la República y candidato presidencial del movimiento 'Mejor Vargas Lleras'

Gustavo Francisco Petro Urrego

Gustavo Francisco Petro Urrego

Ex alcalde de Bogotá y candidato presidencial

Iván Duque Márquez

Iván Duque Márquez

Candidato presidencial del Centro Democrático

Humberto De La Calle

Humberto De La Calle

Candidato presidencial del Partido Liberal

Publicar en: 
Silla Cachaca
Interactiva: 

Los apoyos cuestionados (y aceptados) de Duque

$
0
0

Iván Duque ha dicho varias veces que no hace alianzas políticas individuales y que solo hace acuerdos programáticos y de principios. Así lo hará con una parte de la bancada del Partido Conservador que prefirió irse con él en vez de apoyar a Germán Vargas y con la que Marta Lucía Ramírez se reunió hoy para empezar a trabajar. Sin embargo, con este acuerdo Duque recibe el apoyo de cinco casas de políticos sancionados o condenados por corrupción y parapolítica.

Son las estructuras políticas que, más allá de la cara visible del grupo que hace el acuerdo con Duque, pertenecen a Vicente Blel Saad, William Montes Medina, José Antonio Gómez Hermida, Juan Cárdenas Chávez y Luis Humberto Gómez Gallo (que murió, pero dejó la casa del “gomezgallismo” en Tolima).

Además de los conservadores, Odín Sánchez, condenado por parapolítica, ha estado en giras de campaña con el equipo de Duque en el Chocó.

Encontramos otros políticos controvertidos como el hijo del condenado ex gobernador guajiro Kiko Gómez moviéndose a favor de Duque, pero como no pudimos verificar que lo hicieran oficialmente con la campaña o con el aval del candidato, los omitimos.

Estos son los apoyos cuestionados (y aceptados) de la campaña de Duque:

Nadia Blel

La senadora Nadia Blel es la heredera de los votos de su papá, Vicente Blel, exsenador condenado por parapolítica. Como lo contó La Silla Vacía, mientras los godos se debatían entre apoyar como partido a Vargas o a Duque, Blel hizo parte del grupo inclinado por el candidato del uribismo. Esto nos dijo una fuente de su grupo y así lo contamos en esta historia. Blel, además, estuvo entre los congresistas conservadores que se reunieron el martes hace dos semanas en Bogotá con Duque y Marta Lucía Ramírez. 

Emeterio Montes

Emeterio Montes, el sobrino y heredero de la estructura política del exsenador William Montes, condenado por parapolítica, está de frente acompañando la candidatura de Iván Duque. Va a ocupar la curul que había heredado la actual representante y expareja de William, Marta Curi. Emeterio firmó la carta que hicieron los conservadores que estaban con Duque para que el Directorio Nacional del partido los dejara en libertad. También estuvo en la reunión de hace dos semanas con Duque y Marta Lucía y ha subido fotos con el candidato del uribismo en sus redes sociales

El representante electo le confirmó a La Silla que estaba apoyándolo. En la misma conversación, Emeterio nos dijo que él no hereda los votos de su tío y que el primer político de su casa es su padre Emeterio Montes Fernández. Pero como lo contamos en su perfil, La Silla pudo comprobar que el grupo Montes decidió llevar a Emeterio al Congreso luego de que por cuestiones personales reelegir a Curi ya no fuera una opción. Además de que en el Bolívar político es bien sabido que quien lidera ese grupo y toma las decisiones es el parapolítico William Montes.

En estas elecciones, además de lograr la curul de Emeterio, la casa Montes apoyó a Aída Merlano, la exsenadora del Partido Conservador que perdió su curul por fraude electoral después de que la Policía encontrara en su sede de campaña 300 millones de pesos, armas y material electoral.

Odín Sánchez

El exrepresentante a la Cámara, Odín Sánchez, fue condenado en 2009 por nexos con los paramilitares. Junto con su hermano Patrocinio, condenado por corrupción y su hermana, Astrid, conforman una de las casas políticas más poderosas de Chocó, que volvieron al poder en las legislativas de marzo de este año a través de Astrid, como representante por La U (sacó 17.499 votos). Odín se reunió con Álvaro Uribe el martes 13 de marzo, cuando el expresidente fue a Quibdó después de la victoria de Duque en la consulta de la derecha, un encuentro que contamos en esta historia.

El director del Partido en Chocó, Rufino Córdoba, nos contó que en la última gira exprés del candidato presidencial por Quibdó, Odín acompañó la caminata por la capital del departamento y además llevó líderes de base con apoyos, como contamos acá

Juan Cárdenas Chávez

El exgobernador del Huila (2001-2003), Juan Cárdenas Chávez, fue sancionado e inhabilitado por 10 años por la Procuraduría en 2007 por corrupción en contratación. 

En 2013 la Fiscalía le imputó cargos y le impuso medida de aseguramiento por irregularidades de contratación. Por esos procesos aún está respondiendo en la Corte Suprema de Justicia. 

Llegó a la campaña de Duque de la mano del representante del Centro Democrático, Álvaro Hernán Prada, quien lo presentó como uno de los refuerzos de la campaña especialmente en Neiva. 

A la campaña de Duque le puede aportar votos y trabajo con líderes, especialmente en el sur del departamento, donde es fuerte.

José Elver 'Choco' Hernández

El representante a la Cámara, José Elver 'Choco' Hernández es el heredero de los votos y de la estructura política del exsenador Luis Humberto Gómez Gallo (Qepd), condenado por parapolítica. 'Choco' quien fue muy cercano a Gómez Gallo y terminó conviertiéndose en la cara visible del gomezgallismo, adhirióa lacampaña de Duque y Ramírez incluso antes de que el Partido Conservador dejara en libertad para apoyar a Vargas o Duque.  

En medios locales del departamento se ha dicho que Gonzalo García Angarita, exrepresentante conservador condenado por concierto para promover grupos paramilitares, ha acompañado a 'Choco' a reuniones con el uribismo. Uno de estos medios publicó una historia de una reunión entre Uribe y los líderes del gomezgallismo, 'Choco', Gonzalo García y Cielo Gallo (madre de Gómez Gallo) en el Hotel Estelar en Ibagué el 13 de abril.

Aunque Uribe no subió fotos de la reunión, las que publicó el medio tolimense coinciden con la fecha y con la ropa que tiene puesta el expresidente en los vídeos y en las fotos publicadas en su cuenta de Facebook durante su gira por el Tolima haciendo campaña. Del medio nos confirmaron que las fotos las recibieron de alguien que estuvo en la reunión y tres fuentes más de la política tolimense (una del gomezgallismo) nos confirmaron el apoyo de esta casa a Duque y Marta Lucía Ramírez. Dos de ellas nos dijeron que más allá de la reunión con Uribe, el gomezgallismo llegó a la campaña de la mano de Ramírez.

José Antonio Goméz Hermida

El condenado exsenador huilense José Antonio Gómez Hermida se subió al bus de Duque antes de la consulta de la derecha el 11 de marzo.

Junto a su ahijado político, el representante Jaime Felipe Lozada, le hicieron una reunión en el Hotel Plaza de Neiva, para brindarle el apoyo de su equipo político que se llama 'Integración Conservadora' que recoge a los conservadores del sur del departamento y que son anti Hernán Andrade. La reunión en la que estuvo el candidato del uribismo con esta casa política fue durante la campaña de la consulta. Hoy continúa apoyándolo.

Gómez Hermida fuecondenado en el 2000 por la Corte Suprema de Justicia a 42 meses de cárcel por peculado por apropiación por la desviación de recursos.  

Esa condena no solo le generó la pérdida de investidura de congresista sino que también le ocasionó una sanción de la Procuraduría General de la Nación para ocupar cargos públicos.

Interactiva: 

¿Podrá Fajardo reactivar la Ola Verde?

$
0
0

A menos de tres semanas para la primera vuelta, la “pregunta existencial” para la campaña de Sergio Fajardo es si en medio de unas elecciones marcadas por la polarización logrará pasar a segunda vuelta con la estrategia de reactivar una Ola verde que cautive el voto de opinión tanto de centro izquierda como de centro derecha, a través de una tercería antipolitiquería pero no antiestablecimiento.

No se ve fácil dada la narrativa que ha definido esta campaña presidencial, que se reforzó con las consultas de la derecha y de la izquierda, entre el miedo al regreso del uribismo y el miedo a la llegada del "castrochavismo".

Fajardo tiene pocas entradas para la segunda vuelta.

Una de ellas es que la estrategia que le sirvió para ganar la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia le sirva ahora para provocar una movilización ciudadana parecida a la de la Ola verde del 2010 (que se traduzca en votos) y lograr ganar la Presidencia.

La otra es que en la recta final los demás candidatos se ataquen y saquen sorpresas que le abran un espacio a Fajardo para explotar la alta favorabilidad y la baja desfavorabilidad que tiene en mediciones como la Gallup Poll.

Por ahora, sin Ola verde a la vista, son más las razones que le cierran la puerta: el poco tiempo que queda, la poca plata que tiene la campaña, la competencia de discurso con Gustavo Petro y su estrategia de no confrontar en un contexto de confrontación.

Ola con Compromiso

Sin más alianzas además de las que había concretado desde el año pasado con los partidos que integran su coalición, en la campaña de Fajardo esperan en estas últimas semanas despertar una movilización ciudadana que capte a los indecisos de izquierda y derecha, a los jóvenes, al voto en blanco y que saque a los abstencionistas a votar por él. Pero sobre todo, que el 37 por ciento de gente que se autoidentifica de ‘centro’ en la encuesta del Dane se decida por él.

El ‘cace’ inicial de Fajardo, suponiendo que voten por él los mismos que lo hicieron por senadores verdes y del Polo que están realmente en su campaña (no contamos los que están con Petro como Iván Cepeda o Alberto Castilla) son un poco menos de 1,3 millones de votos (ver nuestro gráfico de apoyos políticos).

Para pasar a segunda vuelta, entonces, necesita conquistar como mínimo unas 2,5 millones de personas más.

La apuesta de su campaña es despertar una Ola Verde con compromiso, al estilo del candidato, en el tramo final de la campaña.

“Nosotros no tenemos una ‘sorpresa de octubre’ como las de las elecciones en Estados Unidos,” le dijo a La Silla, Carlos Felipe Reyes, director de la parte programática de la campaña, refiriéndose con esto a un evento que pueda cambiar el rumbo de las elecciones.

Lo que se ha visto en las últimas semanas es la estrategia que hay. Fajardo quiere ganar estas elecciones como ha ganado las demás en las que ha estado, llegando a cada ciudadano, a cada individuo y creando empatía con ellos a través de lo que llaman “conversaciones ciudadanas”, que son básicamente charlas informales con las personas en las calles en las que se explican y discuten las propuestas del candidato.

Además de que no es muy bueno en la plaza pública y de que no va con su personalidad, como nos lo dijeron varias personas de su campaña, Fajardo cree que en el uno a uno hay un voto más seguro que el que se puede cautivar con una manifestación en un balcón o en una plaza pública.

En vez de crear golpes de opinión y grandes manifestaciones recorriendo juntos el país, las figuras importantes de la Coalición Colombia como Antanas Mockus, Claudia López, Antonio Navarro y Jorge Robledo, y los dirigentes de los partidos, se dividieron por territorios para recorrer ciudades y municipios de manera recurrente y despertar una ola de compromiso ciudadano.

En las últimas semanas, además de los recorridos, se ha visto cómo la campaña de Fajardo ha intentado revivir la ola de hace ocho años.

Lo ha hecho con la figura de Antanas Mockus, poniendo en el centro de su discurso la educación, visitando universidades en todo el país (la meta es ir a 100 antes del 27 de mayo y que Fajardo visite por lo menos una en cada ciudad a la que va) y retomando algunos símbolos como el lápiz y la imagen de ‘profesor’ centrales en la ola ciudadana que llevó a Mockus a la segunda vuelta en el 2010.  

 

 

 

El martes en la entrevista que le hicimos en nuestra alianza con en Hora 20 y Red +, Fajardo reiteró que el plan en las próximas semanas, justo antes de elecciones, es que aparezca esa Ola verde.

"El país ya está agotado, ya se llenó la taza y cuando se llena la taza es cuando hay cambios en una sociedad y esa es la circunstancia en la que estamos ahora. Yo espero que faltando dos semanas se dé esa movilización. Ese es el reto político, ahí están sembradas las semillas," dijo el candidato.  

Una persona del comité estratégico de la campaña que no quiso que lo citáramos le contó a La Silla que al identificar a Fajardo con un profesor y replicar los cánticos que se están oyendo en las universidades la idea es “voltear” la estrategia que usaba Juan Manuel Santos en el 2010 para desprestigiar a Mockus en los debates al decirle profesor.

 

 

Los encuentros de Fajardo en las universidades han sido masivos y entusiastas. Pero esta estrategia de llegar uno a uno a individuos tiene dos limitantes.

Una es que, dado el corto tiempo que queda de campaña, puede ser menos eficiente que la aproximación de colectivos que está usando Petro y que es propia de la izquierda. Mientras Fajardo va sumando una persona tras otra, el candidato de la Colombia Humana va agregando sindicatos, organizaciones de mujeres, de afros y de indígenas.

Y la otra, como le dijo a La Silla un miembro de la campaña fajardista, es que “Fajardo había ganado en contextos regionales, pero Colombia no es un nicho chiquito. No se puede caminar todo Colombia.”

Ola con estructura de partido

Aprendiendo de lo que dejó la Ola verde de Mockus en la que la efervescencia de las manifestaciones en las calles y las redes no terminó traduciéndose como se esperaba en las urnas, la campaña combina la estrategia de movilización ciudadana y de voluntarios con las estructuras de partido.

De esta manera, como lo dijo la fórmula vicepresidencial de Fajardo, Claudia López, en una entrevista ayer, pretenden asegurar los votos a través de ediles, concejales, diputados y congresistas que muevan las bases en las regiones.

Para esto en Bogotá salen a entregar volantes congresitas salientes y electos verdes -como Angélica Lozano, Juanita Goebertus, Katherine Miranda y Antonio Navarro- junto con el equipo de Compromiso Ciudadano y los del Polo que están apoyando de lleno al candidato.  

Como lo hemos contado en las demás ciudades se replican estos equipos encargados de las tomas, el volanteo y las conversaciones ciudadanas a través de comités políticos y de movilización compuestos por voluntarios.

Pero la alineada no ha llegado en todos lados.

Aunque en Bogotá, Medellín, Huilay Valle, entre otras regiones, dirigentes de los verdes se han alineado con Fajardo, en otras regiones como Santander y Norte de Santander la estructura natural tanto de los verdes como del Polo no le está funcionando completamente. Varios dirigentes están quietos y muchos lo están porque su verdadero compromiso está con otro candidato.

En el caso del Polo, después de la carta de 100 dirigentes de todo el país que pidieron que los dejaran en libertad y de la respuesta negativa del directorio del partido, el senador Robledo no ha logrado alinear las estructuras del Polo con Fajardo y buena parte de ellas están con Petro, como lo hemos contado en los casos de BogotáValle y los Santanderes.

La capacidad de reunir las tres estructuras que componen la Coalición ha sido uno de los mayores problemas con los que se ha enfrentado la campaña de Fajardo. De hecho, tres de las personas de su campaña con las que hablamos para esta historia nos dijeron que se demoraron en empezar y en coger impulso mientras se conocían entre ellos, lograban organizarse y generaban confianza para trabajar en equipo. 

Además, con su forma de hacer política con el tú a tú, Fajardo no tenía experiencia en liderar este tipo de coaliciones con partidos. De su campaña nos dijeron que en sus giras no suele hacer reuniones privadas con políticos, sino recorridos en los que cualquier líder o dirigente lo acompaña a volantear y a sus conversaciones en las calles. Privilegia convecer a las personas en las calles que alinear y conquistar a las bases de los partidos. 

La ola de Petro

Además de esos líos internos de la campaña, Fajardo ve en Petro el mayor obstáculo para pasar a segunda vuelta.

Estas elecciones no son como las de la Ola verde de hace 8 años no solo porque el contexto no es el mismo, sino porque Fajardo no es igual a Mockus y Mockus no competía con un candidato alternativo fuerte, como el Petro de hoy, que le disputara el voto indignado y antisistema (aunque Petro fue candidato, en 2010 no representaba el voto indignado que representa hoy). 

Petro ha logrado despertar las emociones que Fajardo no ha captado y crear símbolos que le han faltado al ex gobernador, como poner en el corazón de su discurso las imágenes del aguacate y de las plazas públicas llenas, que en su estrategia de activista llama manifestaciones y captura con drones para masificarlas en redes.

Fajardo no ha logrado comunicar su discurso de la decencia, la anticorrupción y la educación a través de símbolos que la gente entienda, como en su momento lo hizo la Ola verde con el girasol y los lápices. Solo hace poco está retomando el lenguaje simbólico y solo hace poco se ve su efecto en las concentraciones que ha logrado en las universidades.

Sin estas imágenes, su discurso se ha quedado en un terreno abstracto y racional, que no ha conectado con la gente, y que se ha basado en el ejemplo de su propia trayectoria con la que no están familiarizados todos los colombianos.

Mientras tanto, el candidato de la Colombia Humana se ha llevado a buena parte de los estudiantes, a los jóvenes indignados, a los activistas y a lo que él denomina como las “nuevas ciudadanías” que en el 2010 encontraban en Mockus al candidato alternativo que enarbolaba sus banderas y sus deseos de transformación. Así nos lo dijeron seis personas que hicieron parte de la Ola verde en diferentes regiones del país y así lo contamos la semana pasada con lo que nos dijeron los asistentes de la gira de Petro en el Huila. 

“En estas elecciones la Ola verde la ha movido Petro. Él es el que es realmente disruptivo y el que está poniendo agenda en diferentes temas como lo hizo Antanas, por eso muchos de los que estuvimos en la Ola verde nos hemos movido a su campaña,” le dijo a La Silla Vacía Laura Villamizar, una feminista y activista que hizo parte de la Ola verde en Bucaramanga, trabajó con Mockus y ahora está apoyando a Petro.

Una de las personas que lideró la Ola verde a nivel nacional y que habló con La Silla con la condición de que no la citáramos describió al candidato en estas elecciones con estas palabras: "Fajardo se parece a un clásico Millonarios - Santa Fé en donde él es el árbitro. Uno va al partido porque tiene pasión por alguno, no para que le digan las reglas. Nadie va a alentar al árbitro."

Con el discurso de Petro al lado, el de Fajardo ya no parece disruptivo y no mueve las emociones de la antipolítica. No resalta. Con Petro al lado proponiendo una ruptura con el establecimiento, Fajardo se mantiene en una propuesta institucional.

“El tema de la Ola verde era un tema de fervor, una ruptura y Fajardo no representa eso, no conmueve a nadie y no aparece en redes en ninguna medición." dice Carlos Suárez, asesor en marketing político y en redes sociales. "En cambio, Petro aparece en todas partes, los jóvenes y los sentimientos se están volcando hacia Petro.”

Cuando Fajardo propone enfocarse en un pacto por la educación para rescatar su valor en la sociedad, Petro propone universidad pública gratuita y universal; cuando Fajardo propone proteger el medioambiente y detener el fracking, Petro le apuesta a transitar a la energía renovable con paneles solares y a una economía del aguacate.

Aunque Fajardo puede crecer también hacia la derecha y Petro no, los dos persiguen los votos del Sí (en las dos campañas han priorizado los territorios en donde ganó el Sí en el plebiscito) y la estrategia de Petro para crecer ha sido, como lo hemos contado, socavarle los votos a Fajardo.

Mientras Petro intenta molerlo para ganar sus votos, Fajardo le apuesta al  “contraste entre una transformación posible y una disruptiva”, según nos dijo Carlos Felipe Reyes. En su campaña creen que este discurso puede calar en ambos lados del centro.

“Fajardo representa una Ola verde más confiable y que puede ganar votos con los que que no se definieron por Mockus por creer que era un salto al vacío”, agregó otro de la campaña.

Fajardo cree que siguiendo con sus principios de coherencia y consistencia, siendo el conciliador en medio de la polarización, y yendo a convencer a las personas una a una, al final, las semillas que sembró se traducirán en votos.

“La gente toma la decisión en las últimas dos semanas y lo hará por nosotros”, dijo a La Silla Vacía, confiada, Claudia López.

Como ya le resultó en Medellín y en Antioquia, en la campaña de Fajardo confían en que su estrategia también funcione esta vez.

Y si los votos no llegan, en la campaña de Fajardo sienten que les quedará el haber hecho las cosas de la forma en la que creen que se deben hacer: creando procesos, hablando con la gente, no polarizando, sin comprar un voto y con recursos limitados.

Sergio Fajardo

Sergio Fajardo

Candidato presidencial del Polo y Alianza Verde

Antanas Mockus

Antanas Mockus

Ex alcalde de Bogotá

Claudia López

Claudia López

Senadora y candidata a la Vicepresidencia

Gustavo Francisco Petro Urrego

Gustavo Francisco Petro Urrego

Ex alcalde de Bogotá y candidato presidencial

Interactiva: 
Viewing all 10158 articles
Browse latest View live


<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>