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La privacidad pasó bajo el radar de la ONU

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EPU, Colombia se raja en Derechos Humanos

En el Exámen Periódico Universal, que todo país miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU debe pasar cada cuatro años y que Colombia presentó el 10 de mayo, el gran protagonista fue el acuerdo de paz con las FARC, la principal preocupación fue la muerte de líderes sociales y el gran ausente fue la privacidad.

Los países evaluadores, los otros miembros del Consejo, no mencionaron la falta de garantías para la protección de la privacidad en el país.

Tampoco hicieron la conexión entre la actividad empresarial y la violación a los derechos humanos, que incluye el rol que cumplen las empresas en las actividades que hace el Estado de vigilancia de las comunicaciones.

Aunque deberíamos empezar por señalar que pedir a los Estados que evalúen la protección de la privacidad en el marco de la vigilancia de las comunicaciones es un reto grande.

Implica pedir que otro implemente controles y garantías de transparencia en las actividades de inteligencia estatal que seguramente el Estado evaluador ni siquiera está dispuesto a llevar a cabo.

Pero, atención, la ausencia no solo se da en las recomendaciones. El informe de Colombia para la evaluación tampoco tocaba estos temas.

El silencio del informe nacional es muy diciente, pues, a pesar de las múltiples evidencias sobre abusos del sistema de vigilancia de las comunicaciones, el Gobierno colombiano sigue sin considerarlos como problemas de derechos humanos que debe abordar.

El problema esencial es que Colombia no tiene un marco de vigilancia a las comunicaciones respetuoso de la privacidad.

Así, por ejemplo, legalmente las empresas que nos proveen los servicios de comunicaciones están obligadas a retener los datos de nuestras comunicaciones por un desproporcionado plazo de 5 años.

No hay claridad sobre la protección de los metadatos. El “espectro” puede “monitorearse” sin restricción alguna. Y encima de todo, el Código de Policía decidió erosionar los conceptos de privacidad y espacio público para favorecer la vigilancia.

La vigilancia de las comunicaciones como actividad de inteligencia estatal no tiene controles y los pocos que existen no funcionan, como la Comisión de Seguimiento a la Ley de Inteligencia del Congreso.

Considerando los problemas de abusos al sistema, no hay excepciones ni límites claros para la reserva a los archivos de inteligencia. En consecuencia, investigar lo que sucede cuando se presentan escándalos es imposible.

La vigilancia de las comunicaciones, espiar y usar inteligencia estatal recogiendo información de las personas son todas herramientas legítimas de defensa del Estado.

Sin embargo, su capacidad de intromisión en la vida privada de las personas exige el máximo cuidado y garantías. Todos recordamos las Chuzadas del DAS y, a pesar de los cambios que motivó, también nos hemos acostumbrado a que periódicamente se repitan nuevos escándalos mediáticos por abusos al sistema (Andrómeda o la reciente compañía de alto nivel Huila son ejemplos).

Pero, también es importante afirmar que si bien el tema estuvo ausente en el resultado de la evaluación, la privacidad no pasó inadvertida dentro del proceso de la EPU.

Dentro del proceso de evaluación, hay una etapa de preguntas que formulan los países evaluadores al país evaluado con el fin de facilitar y profundizar su comprensión de la forma como se enfrentan los compromisos y para entender los avances logrados.

En esta etapa, en línea con nuestras preocupaciones de privacidad, Alemania preguntó a Colombia sobre cómo está asegurando el acceso a los archivos de inteligencia por violaciones a los derechos humanos.

También, se interesó sobre la puesta a disposición de información de inteligencia para contribuir al derecho a la justicia y reparación con el propósito de implementar el acuerdo de paz.

Aunque la pregunta quedó sin respuesta, y no logró hacerse camino a las recomendaciones, da esperanzas para que empecemos a hacer la conexión. Ya no es un tema invisible, se evidencia su vínculo con temas de impunidad y de protección efectiva a quienes son indebidamente vigilados.

 

Ahora le toca al Gobierno de Duque

Los compromisos adquiridos por el Estado colombiano -que se ratificarán en las recomendaciones de la próxima Asamblea de la ONU- serán una agenda para la garantía de derechos humanos del nuevo Gobierno.

La agenda que se materializó en la EPU de 2018 genera muchos compromisos evidentes para el nuevo Gobierno, por ejemplo, en contra de la homofobia y la misoginia -lo obliga a proteger los derechos ya ganados por las mujeres y las personas LGBTQI en nuestro país-- y otros menos evidentes.

La EPU obligará al nuevo Gobierno a comprometerse a evitar estrategias de vigilancia ilegal, persecución y asesinato a líderes sociales, periodistas y opositores políticos.

Si se trabaja a conciencia en esa problemática, el Gobierno de Duque deberá rechazar el abuso de las facultades de inteligencia que se han dado en el pasado.

Deberá reconocer que estos abusos contribuyen a la desprotección y son una amenaza para activistas, líderes sociales, opositores políticos, periodistas y defensores de derechos humanos.

Para estas personas, los abusos de la inteligencia estatal se convierten en acciones efectivas de intimidación, ataques, persecución e intentos de silenciamiento.

Al final, afectan sus actividades cotidianas. Proteger a estas personas supone asegurar que puedan trabajar de forma libre y segura.

En ese sentido, le corresponde al nuevo Gobierno de Duque preparar la siguiente evaluación y, para entonces, desde Karisma buscaremos que la conexión de estas preocupaciones con la protección a la privacidad sea clara, que para afirmar que se está garantizando las recomendaciones sobre protección de líderes sociales y defensores de derechos humanos se hable de que hay garantías en su privacidad.


De Uribe a Santrich

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Resulta muy paradójico, pero a la vez aleccionador, que en pocas semanas las situaciones judiciales del ex Presidente Álvaro Uribe y del ex guerrillero Jesús Santrich haya hecho cambiar de opinión en forma tan abrupta a los fanáticos de uno y otro lado sobre los deberes ciudadanos frente a las actuaciones de la justicia.

En ambos casos el debate se ha llevado sin importar, ni esperar, el resultado de los procesos que apenas comienzan: “es un montaje” dijeron los defensores a ultranza de unos y otros que les atribuyeron a las autoridades judiciales que actuaron burdos intereses políticos; “por fin actuó la justicia, que le caiga todo el peso de la ley” gritaron los detractores de unos y otros. Unos pocos hemos insistido en ambos casos que se permita que la justicia actúe sin presiones y que, como nos corresponde, nos comprometamos a respetar las conclusiones de la justicia cuando las saquen.

Los unos y los otros cuestionan la posible intervención de autoridades extranjeras que habrían facilitado la grabación en video de conversaciones que los unos y los otros se preguntan ¿quién las ordenó?, ¿quién entregó los aparatos para hacerlas? y etc. ¿Que por qué la DEA, que por qué el MI6?.

Lo importante no es pedir que se den garantías, ni que se respete la presunción de inocencia y etc porque eso es una obviedad. Lo importante es aceptar que, en estas controversias, como en todas, en el estado de derecho hay un árbitro que es quien dice la última palabra después de un procedimiento cuidadosamente reglado.

Claro que, por el conocimiento personal, o por percepción, o por admiración, o por la razón que sea uno puede tener una opinión sobre si cree o no que tal persona pudo haber cometido un delito , a lo que no tenemos derecho los ciudadanos es a atribuirle delitos a las autoridades judiciales porque favorecen o perjudican a determinada persona.

Lo que corresponde en un Estado democrático es presumir que los magistrados de la Corte Suprema que resolvieron llamar a indagatoria a Álvaro Uribe lo hicieron porque, como lo dijeron, encontraron pruebas que les permiten inferir que el ex Presidente pudo haber cometido unos delitos, de la misma manera que debemos asumir que quienes ordenaron la detención de Jesús Santrich lo hicieron porque encontraron pruebas que probablemente lo implicarían en la comisión del delito de narcotráfico.

Los amigos de Uribe se dieron cuenta más rápido de lo esperado que las personas se presumen inocentes mientras no se les pruebe lo contrario, que deben estar sometidas a un juicio en el que se les permita controvertir las pruebas, que la justicia puede ser víctima de montajes urdidos para hacerlos cometer un error. Lástima que no hayan dado el siguiente paso que es respetar al juez que debe dar las garantías, valorar las pruebas, defenderse de los que incurren en fraude procesal y tomar la decisión a la que llegue en su íntima convicción y con base en lo que aparezca en el proceso.

El propio Uribe ha sindicado a los magistrados de la Corte de participar en el complot y anunció, aunque aún no la formaliza, su renuncia al Congreso que implicaría cambiar de juez por la pérdida del fuero que lo protege mientras ostente su condición de senador. Parece que Uribe prefiere que esta investigación y las que tienen que ver con la masacre del Aro las conozca la Fiscalía, tiene la convicción, según lo dijo, que una vez la Corte lo oiga en indagatoria ordenará su detención preventiva y calcula que si el asunto va a la Fiscalía ello no ocurrirá.

La regla general en un régimen democrático es que los sindicados se puedan defender en libertad que era lo que reclamaban los amigos de Santrich cuando los amigos de Uribe se rasgaban las vestiduras porque había sido trasladado a un sitio especial donde permaneció detenido para inducirlo a abandonar una huelga de hambre.

Los que dijeron que lo que había en el caso de Santrich era un montaje del que participaba el Fiscal General de la Nación para acabar con el proceso de paz son los mismos que ahora piden la detención de Uribe y considerarían que esa decisión de la Corte sería un ejemplo de justicia.

En muchos lugares del mundo, la justicia tiene que soportar ese tipo de presiones. No es sino mirar a Brasil, donde los fanáticos de Lula, a quien la justicia encontró culpable de actos de corrupción, se reúnen casi a diario por miles para denunciar la que creen es una enorme injusticia. A Lula los amigos de Uribe lo graduaron de corrupto desde el primer día que la justicia lo llamó a pedirle alguna explicación.

Ahora que el Presidente Duque habla cada vez que puede de su deseo de unir a los colombianos, aquí habría un buen motivo y una causa que si no la logramos no seremos viables como sociedad: que acatemos y respetemos los fallos de la justicia.

Es difícil que nos pongamos de acuerdo en asuntos esenciales porque tenemos convicciones, creencias, orígenes diversos y precisamente por eso en lo que tenemos que ponernos de acuerdo es en que las diferencias las resuelve un árbitro, después de un procedimiento que le señalamos y que una vez ese juez decida todos acatamos, aún si no estamos de acuerdo.

Hagamos ese pacto, unámonos Presidente Duque, digamos que cualquiera sea la decisión que la justicia tome en relación con el ex Presidente Uribe la vamos a respetar, que no vamos a acusar a los magistrados de prevaricadores. Pidámosle eso a sus compañeros del Centro Democrático.

Pidámosle a los miembros de la Farc que respeten la decisión a la que llegue la justicia, después de valorar las pruebas y que, si encuentra que Santrich pudo haber cometido algún delito que, en cumplimiento del deber de cooperación con otros Estados, lo entregue en extradición a los Estados Unidos. Que no nos amenacen con que por eso se van a devolver al monte a echar tiros o cosa parecida.

Pidámosle a los del Centro Democrático que si la JEP, por acaso, encuentra que no hay pruebas de que Santrich haya cometido delitos después de la firma del acuerdo, no van a acusar a los magistrados de prevaricadores y etc.

Pidámosle a los contradictores de Uribe que si la Corte o la Fiscalía encuentran que Uribe no cometió los delitos de los que lo sindican no los van a acusar de prevaricadores.

Ahí hay un buen motivo para unirnos como quiere Presidente Duque: respetar a la justicia, ¿firma?  ¿nos ayuda a recoger firmas?

Opinión
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Los líderes (y todo el mundo) están bajo fuego en Uré

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Este año en San José de Uré han matado a tres líderes sociales.

 

Uré es el pueblo de Córdoba en el que más líderes han sido asesinados en 2018: Plinio Pulgarín. Antonio Vargas. Arturo Royet.

Córdoba, a su vez, es el departamento del Caribe que más cuota ha puesto este año en la tragedia que es esa matanza nacional: cuatro. Los tres de Uré más Orlando Negrete, presidente de una Junta de Acción Comunal en el municipio de Tierralta, del sur al igual que Uré.

El dato con el que inició esta reportería señalaba que esa cifra era de nueve, cuatro de ellos en Uré. Entrevistas en terreno sobre la vida y actividades de las víctimas y datos de la Defensoría del Pueblo, que también averigua yendo a los territorios, ayudó a precisarla.

¿Cuál es el rastro de los tres líderes uresanos asesinados?

Tres horas de carretera desde Montería hacia la subregión del alto San Jorge, y una hora y media más a partir del municipio de Montelíbano por una vía en regular estado, y estamos en San José de Uré. Al ladito del Bajo Cauca antioqueño.

Para más señas, por el camino, la planta de Cerro Matoso. Es la empresa que hace 36 años explota la mina de ferroníquel a cielo abierto más grande del continente y cuarta del mundo.

La mina queda en terrenos de Uré, pero su jurisdicción la tiene Montelíbano. Hasta 2007, Uré era corregimiento de Montelíbano  

Es la tercera semana de julio de 2018.

No más llegar, para ir entendiendo.

***

En este pueblo no hay luz hace casi 24 horas. Ni comunicaciones. La antena del único operador de celular que funciona en estas lejuras no sirve sin energía.

A las 10 de la mañana, cuando todo el mundo está derretido del calor, sólo se oye ruido de motos, principal medio de transporte aquí.

Podría tratarse nada más de un día aburrido. Pero estamos en guerra. Y el riesgo es que, al desamparo de la incomunicación, a uno de los bandos se le dé por liderar una toma armada en cualquier momento.

En este pueblo de vías pavimentadas, mucho comercio y casas todavía llenas de publicidad de políticos, no hay ni Policía ni Alcalde.

O, bueno, sí, pero así: cuentan con 12 policías para 14 mil habitantes, es decir, uno por cada 1.166 personas. Y el alcalde, Luis José González Acosta, del Partido de La U, llega de visita cada semana o cada 15 días.

Le dicen “el espíritu santo” porque se sabe que existe pero nadie lo ve.

Sin esquema de protección, aunque lo ha pedido, quien casi siempre atiende los asuntos administrativos que le son posibles es el secretario de Gobierno, Ubaldo Mercado. Hoy no está. Sin luz, la Alcaldía funciona todavía más a medias.

Este pueblo, San José de Uré, está bajo la ley y el fuego de los narcos del Clan del Golfo:

La ley de la justicia que administran, al estilo de lo que hacían cuando muchos de sus miembros eran de las Autodefensas Unidas de Colombia, decidiendo sobre la vida cotidiana de la gente.

Una pelea de pareja. Una deuda sin cancelar. Cualquier conflicto entre vecinos. En las calles es un secreto a voces, que muchos comentan pero nadie sostiene, obvio, que casi siempre esos asuntos pasan por los jefes del Clan que al momento se encuentren allí residiendo.

Ellos deciden quién tiene la razón e imponen castigos. Ponen multas de un millón de pesos al que pelee en público y matan al que robe sin su autorización.

Dan permisos para vender drogas. Extorsionan desde el vendedor de minutos de celular hasta a algunos secretarios de la Alcaldía.

El fuego es, sobre todo, por la guerra que se desató a fines del año pasado en el vecino Bajo Cauca antioqueño entre ese grupo y una de sus estructuras por el negocio de la droga y por el territorio.

Antes de eso, tras el preagrupamiento de las Farc para dejar las armas en 2015, el Clan venía ocupando el territorio que había sido de la guerrilla y dominaba en tensa calma.

El conflicto de ahora ayuda a entender por qué en este pueblo los homicidios se han disparado en un 650 por ciento entre el año pasado y este: de contar dos muertos en 2017 pasaron a sumar 13 en lo que va de 2018 (dato de la Alcaldía).

Este pueblo, de hecho, es el segundo pueblo de Colombia en el que más han aumentado porcentualmente ese tipo de muertes, según el Censo delictivo de la Fiscalía a junio. El primero es Convención, en el Catatumbo, que está en medio del conflicto entre las guerrillas del EPL y el ELN, en esa región.

De enero a la fecha, van aquí ya tres desplazamientos masivos. Son 245 familias, varias de los pueblos zenú y embera, las que han tenido que abandonar sus casas y tierras en la zona rural por la amenaza de los armados ilegales.

Allí en lo rural, en donde vive la mitad de su población de 14 mil, hay combates permanentes en los límites con Tarazá (Antioquia) entre el Clan y los Caparrapos, como es conocida la disidencia.

“Caen muertos de los dos grupos, pero ninguna autoridad se mete a sacar los cuerpos ni a contabilizarlos, así que lo que sabemos es que el golero debe estar comiendo gente a sus anchas”, dice un funcionario local que no será mencionado por su seguridad. Así como tampoco ninguna de las personas que hablaron de manera extraoficial para esta historia.

En el casco urbano, residencia del resto de habitantes, la presencia de miembros de las dos facciones es un poco menos obvia pero casi igual de tensionante. No se ven armados por las calles. Aunque tienen ojos y oídos por todas partes. “Puntos”, les dicen.

Casi a mediodía, seis niños en chanclas juegan fútbol en la cancha de tierra al lado del comando de la Policía:

- ¡Hey, pilas, yo soy Mbappé!

Grita uno, encaramado en uno de los arcos.

A pocos metros, en la puerta del comando, cuatro policías, apenados, me explican que no han podido ubicar al comandante para que venga a hablar conmigo porque sin luz los radios no les funcionan y los celulares… bueno, ya saben lo de la antena.

Sólo uno tiene puesto chaleco antibalas.

“La orden es que no podemos salir sin chaleco, pero aquí en la puerta no creo que haya problema. Bueno, creo que es más grave esto de no poder comunicarnos, porque si pasa algo uno cómo pide ayuda, y la luz quién sabe. Dicen que se dañó un transformador, pero Electricaribe ya lo mandó, viene de Sincelejo”, comenta el que está al lado.

Sincelejo está a siete horas.

***

A Plinio Pulgarín lo mataron el jueves 18 de enero de este año. Vivía en la vereda San Pedrito del corregimiento de Versalles.

San José de Uré tiene 86 veredas y nueve corregimientos.

Acababa de ser elegido como presidente de su Junta de Acción Comunal. De acuerdo a la Defensoría del Pueblo, hacía parte del programa de sustitución de coca, pero no ejercía un liderazgo en ese sentido.

En el pueblo lo destacan más porque organizaba torneos de fútbol y llevaba tiempo pidiendo a la Alcaldía que mandara maquinaria para abrir un camino en San Pedrito.

A las 6 de la mañana llegaron unos tipos armados a su casa, preguntaron por él, le dispararon.

Tenía 35 años, esposa y dos hijos.

Después de matarlo, los mismos tipos convocaron a una reunión al resto de habitantes del sector, les anunciaron que ellos eran los Caparrapos, que ahora mandaban allí y que mejor se largaran.

Así se lo contaron las víctimas a las autoridades luego.

El éxodo fue inmediato: 131 familias salieron despavoridas. El primer desplazamiento masivo del año en San José de Uré.

Y también la primera evidencia, o al menos de las primeras evidencias, de que el Clan del Golfo ya no estaba actuando unido en esta zona y que se avecinaba un conflicto más.

El mensaje de terror de los que dijeron llamarse Caparrapos lo dejó claro.

Catorce días después, el primero de febrero, asesinaron a Antonio Vargas. No llegaba a los 40, era casado.

Trabajaba como tesorero de la Junta de Acción Comunal de la vereda La Ilusión, corregimiento de Batatalito, en límites con Tarazá.

En un hecho que demuestra la complejidad del conflicto, según cuatro versiones desde el territorio, estaba en su casa, picando hoja de coca de su cultivo para venderla al Clan, cuando le dispararon. Y también estaba acogido al programa de sustitución, de acuerdo a la Defensoría.  

Es complejo porque en las zonas en guerra los líderes sociales, y los campesinos en general, malviven en un sándwich permanente entre el Estado y el armado ilegal que se convierte en Estado a la fuerza para ellos, en una dinámica que hace que terminen relacionados unos con otros.

A veces por la fuerza, a veces más voluntariamente.

Varias víctimas y otros conocedores me contaron en este viaje que al primero que suele buscar un jefe de banda cuando llega a una vereda es al presidente de Junta de Acción Comunal para que le coordine desde la estadía hasta las reuniones con la comunidad.

La semana pasada, la casa de uno de los hermanos de Antonio Vargas fue atacada con una granada. Aún no hay explicación oficial al hecho.

Tras su muerte no hubo orden explícita de desplazarse. Pero 25 familias prefirieron marcharse muy asustadas, en lo que fue el segundo desplazamiento masivo de 2018 en este pueblo.

El tercero, y último hasta el momento, ocurrió el día 18 de febrero, apenas semanas después del asesinato de Antonio Vargas.

Esa vez fueron 89 familias más las que se desplazaron luego de un enfrentamiento entre el Clan del Golfo y los Caparrapos en las veredas El Cerro y Porvenir.

Ninguna de las 245 familias que, en total, se han desplazado del área rural de Uré este año han podido retornar porque cuando lo han intentado aparecen hombres de armas largas y camuflado advirtiendoles que se vayan. Así lo informan funcionarios locales y la Defensoría del Pueblo.

Ya en marzo, el 6, la víctima fue Arturo Royet.

Residente en una vereda llamada Santa Isabel, a unos 10 minutos del casco urbano de Uré, Arturo, que no hacía parte de ninguna Junta de Acción Comunal, pero era un reconocido líder combativo, que protestaba por la falta de vías y exigía desarrollo a la Alcaldía, no hacía parte del programa de sustitución. Ni siquiera residía en zona cercana a cultivos de uso ilícito.

Vivía con su esposa y cuatro hijos. Dicen en el pueblo que sus asesinos llegaron preguntando por él y que él aceptó ir a hablar con ellos a una finca. Nada más.

La realidad es que ninguno de los casos está esclarecido oficialmente, aunque la Policía y el Ejército atribuyen las muertes de esos tres líderes sociales uresanos a los Caparrapos y su guerra con el Clan.

“Cuando un armado entra a una zona para dominarla, lo primero que suele hacer es generar actos de terror para demostrar poder, la gente queda en la mitad”, dice un experto.

El Ejército, por cierto, entró al pueblo tras el noveno homicidio del año registrado en San José de Uré. Dicen allí que hacía al menos na década no veían tropa en el casco urbano. Sienten que gracias a eso no hubo problemas para votar.

“San José de Uré es nuestro dolor de cabeza”, reconoce el coronel Gabriel Marín, comandante de la Brigada XI, que tiene jurisdicción en todo Córdoba, en los seis municipios del Bajo Cauca y en la mojana sucreña, y quien me atendió en su oficina en Montería.

El Coronel, que desde el Ejército y junto a la Policía lidera la operación Agamenón II para combatir al Clan del Golfo, afirma que haber llenado en ese momento el área de tropa sirvió para revertir la tendencia al alza de los homicidios, pues desde mayo no se registra ninguno.

Aunque en un momento el Ejército sintió que esa entrada terminó por convertirse en una suerte de escudo para las dos estructuras enfrentadas, pues en el área rural los militares quedaron entre la una y la otra.

“Uno ya no sabe ni contra cuál de los dos está peleando”, dice el Coronel.

***

La historia de esta nueva cara de la guerra en el Bajo Cauca, armada a partir de la información de inteligencia del Ejército, de las alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo y de gente en el territorio, arranca a fines del año pasado.

Ocurre cuando, tras la muerte de Gavilán, el segundo al mando del Clan del Golfo, una de las cuatro estructuras que integraban esta banda decide que quiere independizarse y dominar el Bajo Cauca, quitándole el negocio del narcotráfico a Otoniel, el jefe mayor, justo ahora que él está negociando su entrega con el Gobierno.

Justamente, si algo complejiza y dificulta ese eventual sometimiento del Clan del Golfo liderado por Otoniel es esta realidad de que su organización no es jerárquica y, a la luz de las evidencias, tienen al menos una disidencia que se quedaría por fuera por ahora.

Esa estructura es conocida como la Virgilio Peralta. En el camino de su nueva empresa, terminó aliada con unos narcos llamados los Caparrapos, porque al parecer algunos de sus miembros tienen orígenes en Caparrapí, Cundinamarca. Los Caparrapos antes trabajaban con el paramilitar Cuco Vanoy, que se desmovilizó en 2006 junto al Bloque Minero que comandaba.

Algunos, incluso entre las autoridades, creen que a la alianza Virgilio Peralta-Caparrapos la está financiando uno de los carteles mexicanos que han sido socios o clientes del Clan del Golfo. Eso explicaría de dónde sacaron más hombres y más armas para poder rebelarse contra sus antiguos aliados.

La supuesta presencia de los mexicanos en la zona no está probada oficialmente, pero lo que un investigador, que pidió no ser citado, cree es que ellos están viniendo al país a patrocinar directamente a algunos grupos para garantizar el flujo de mercancía.

Ese flujo de droga empezó a no estar tan garantizado tras el desarme de las Farc y ante la proliferación de distintas bandas de narcos, que generaron una suerte de desorden en el mercado. "Hoy cualquiera le vende a cualquiera", opina el experto.

Desde que los Caparrapos declararon la guerra al Clan se dispararon los homicidios en el Bajo Cauca y en Uré. Los máximos líderes de esa disidencia son conocidos como Flechas y Caín. Y el grueso de sus hombres, ¿cuántos? no se sabe a ciencia cierta, están concentrados en los vecinos Cáceres y Tarazá.

Allí en el Bajo Cauca han logrado hacer otras alianzas para pelearle al Clan del Golfo. Según el Ejército, en Cáceres se aliaron con el ELN. Y en Tarazá con el que las autoridades llaman “residual 36”, porque es una disidencia del otrora frente 36 de las Farc.

Uré es la puerta de entrada a Córdoba de esa guerra que viene subiendo como leche que hierve desde Antioquia.

Córdoba es el único departamento del Caribe por el que pasa toda la cadena del narcotráfico: tiene grandes extensiones de cultivos de coca (2.668, según el monitoreo más actualizado de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito), sitios de transformación, rutas y puntos en su Costa para la exportación.

Uré es el ombligo de su sur. Clave no sólo por sus cultivos (de los cuales 500 hectáreas ya están acogidas al programa de sustitución de cultivos ilícitos) sino para el tránsito:

Una de las rutas del narcotráfico es, por ejemplo, Tarazá, su vereda La Caucana, el corregimiento Manizales, San José de Uré, el municipio de Valencia. Y de ahí a Montería y la zona costanera para concretar los envíos.

Este pueblo, que alguna vez fue un palenque, tiene paso hacia las costas de Córdoba y Sucre y también hacia el Golfo de Urabá. Y, a diferencia de los municipios sureños del alto Sinú, es más plano.

No es algo menor ganar su dominio.

Por eso a su gente le ha tocado padecer muchas de las formas del conflicto colombiano, que se recicla y se recicla en una espiral descendente que aquí, parada en San José de Uré, sin luz y sin comunicaciones, se siente más infinita que nunca:

Tres frentes de las Farc, los paramilitares y su Bloque Mineros, las Águilas Negras, los Paisas, la guerra entre las Águilas Negras y los Paisas, la “paz” que hicieron las Águilas Negras y los Paisas, que les impusieron a los uresanos hasta fronteras imaginarias; el Clan del Golfo, los Caparrapos...

En el patio de una casa, uno de sus habitantes me cuenta que desde niño fue testigo de secuestros, de convocatorias armadas para reunir a los vecinos, de historias de pedazos de cuerpos encontrados en la zona rural.

“Vea, usted aquí vive bajo el yugo de esa gente. Siempre”.

San José de Uré, el pueblo del sur de Córdoba que más está padeciendo el reciclaje de la guerra en el Bajo Cauca antioqueño. Fotos: Laura Ardila
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El cuñado de Uribe, prueba de la apuesta empresarial de Duque

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Esta semana se supo que Carlos Enrique Moreno, hasta hoy presidente del Grupo Corona, pasará a convertirse en un súper consejero presidencial.

Estará encargado de hacerle seguimiento a lo que hagan los ministros y otros altos funcionarios para lograr las metas del gobierno de Iván Duque, según le confirmaron a La Silla dos empresarios uribistas, un político del Centro Democrático y dos personas muy cercanas al Presidente electo.

“Va a ser el hombre más importante de la Presidencia. La mano derecha de Duque, a quien llamen para temas grandes”, nos dijo uno de ellos. “Va a ser un súper consejero como fue Fabio Echeverri para Uribe, y un control para los ministros como María Lorena Gutiérrez con Santos”, explicó otro.

Además del poder que tendrá por esas funciones, cuyos detalles están por conocerse, al ser el cuñado de Álvaro Uribe (es hermano de Lina Moreno, esposa del expresidente), todo indica que será uno de los hombres fuertes del gobierno Duque.

Ocho de las diez fuentes que consultamos para este perfil coinciden que, aunque ha trabajado en lo público y su cuñado es el político más influyente del país, esta es la primera vez que se mete en política, porque ya está “por encima del bien y del mal”. “Ha tomado una decisión que no debió ser menor”, dice un dirigente gremial que prefiere no revelar su identidad para no parecer lagarto. “Sacrificar ese cargo para tratar de mover el Estado es muy valiente”.

De la élite empresarial de Medellín

Moreno llevan toda la vida en cargos de poder, especialmente empresarial, como parte del grupo de antioqueños que sin dejar el sector privado de lado, están pendientes de lo público.

Graduado de ingeniero mecánico de la universidad Pontificia Bolivariana y con una maestría en economía de Notre Dame, hizo carrera en Suramericana de Seguros (hoy Sura), donde llegó a ser gerente de planeación a inicios de la década de los años 80.

En ese sentido, viene del corazón del entonces llamado Sindicato Antioqueño (hoy Grupo Empresarial Antioqueño), un conjunto de empresas del departamento que no tiene una sola cabeza pero actúa como bloque e incluye hoy a Argos, Nutresa, Sura, Bancolombia y un porcentaje grande del Grupo Éxito, entre otras.

De allí Moreno pasó a lo público, pues cuando el presidente Belisario Betancur nombró al conservador Alberto Vásquez Restrepo como Gobernador de Antioquia, éste lo nombró su asistente. Esa decisión fue un enroque. Moreno reemplazó al empresario José Alberto Vélez, quien había hecho carrera en el el GEA y llegó a ser presidente del Grupo Argos, mientras Vélez reemplazó a Moreno como gerente de planeación de Suramericana.

Esa impronta del GEA se nota también en que el gobernador saliente era Nicanor Restrepo, quien llegó a ser el decano del Grupo hasta su muerte en 2015.

Como asistente del gobernador, un cargo equivalente a ser secretario general, a Moreno le tocó liderar la operación Urabá, cuando esa subregión estaba invadida de guerrillas. Su tarea era llevarle proyectos pequeños que los campesinos le manifestaban a través de cartas: puentes en las veredas, baños en las escuelas, nos contó. Claro que, como es usual, dice que los diputados de entonces se llevaron los créditos. “Ahí perdí mi virginidad en la política”, le resumió a La Silla.

Desde la gobernación, les ayudó a algunos desmovilizados individuales del M19 que conoció en Urabá a conseguir empleo. Cuenta que luego se enteró de que un par de ellos siguieron poniendo bombas, algo que probablemente ayudó a marcar su postura poco amiga de las negociaciones.

Cuando salió Vásquez de la Gobernación, Moreno aterrizó en la vicepresidencia de Hojalata y Laminados S.A., una empresa que estaba embarcada en un proyecto de crecimiento muy grande, que fracasó por la violencia del narcotráfico.

Eran tiempos de la guerra del gobierno de Virgilio Barco con los llamados Extraditables, liderados por Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha. La idea de la empresa era montar una planta de laminado en Barranquilla con cofinanciación de japoneses.

Cuando el proyecto estaba a punto de cocinarse, sicarios acribillaron al presidente la compañía y exalcalde de Medellín, Pablo Peláez, en el carro de la empresa, en El Poblado. Hasta ahí les llegaron a los japoneses las ganas de invertir.

De ahí, Moreno salió a apagar su primer incendio.

Por invitación de Nicanor Restrepo entró a lo que éste solía llamar “pagar el servicio militar” entre los ejecutivos del Sindicato Antioqueño.

La misión era revivir la empresa de calzado Grulla, que estaba dando pérdidas del 30 por ciento, tenía máquinas obsoletas y una cartera de más de tres años, cuenta Moreno. Recuerda que montó un taller de diseño con el que Grulla revivió porque repuntaron sus ventas. Lo hizo sin contratar diseñador, porque no había plata para eso, sino pegando afiches de zapatos de moda para que los obreros se inspiraran.

Esa capacidad creativa ayudó a su segundo cargo público, de corte netamente empresarial.

El alcalde liberal de Medellín Omar Flórez Vélez -quien hizo campaña cerca de los empresarios, y a quien Moreno conoció en reuniones de campaña- le ofreció la gerencia de EPM, en acuerdo con el GEA.

Ese cargo marcó su carrera porque tuvo que hacerle frente a la sequía y al apagón que decretó el gobierno de César Gaviria, con el ingrediente de que el entonces Presidente lo señaló, junto con otros gerentes de empresas del sector, como responsable de la crisis energética.

Aunque a Moreno no le encontraron pruebas de ello, lo golpeó y desengañó del sector público, según le dijo a La Silla. El primer barrio al que le empezó a racionar la energía fue El Poblado, donde vivía, y se recorría las comunas explicando qué estaba pasando. Por eso le ofendió tanto que Gaviria lo acusara y por eso ha pasado un cuarto de siglo en el que no ha trabajado en el sector público.

Moreno renunció a EPM y se fue con Santiago Mejía Olarte, el papá Manuel Santiago Mejía, a su fortín Corbeta, en ese entonces una empresa comercializadora de alcance regional, y hoy un gran conglomerado dueño de los hipermercados Alkosto, las motos AKT, los electrodomésticos Kalley y los almacenes Ktronix.

Moreno fue uno de los que montó el Alkosto de la Avenida 68 en Bogotá, una movida clave en la expansión del grupo, que le dio además su primera gran experiencia en grandes superficies comerciales.

De ahí pasó a la gerencia de Homecenter, donde ayudó a aterrizar y expandir esa marca de grandes superficies, de propiedad de los chilenos de Sodimac, y la familia Echavarría y sus socios del Grupo Corona. Moreno estuvo allí diez años, en las que logró aumentar las ventas entre un 17 y un 22 por ciento anual.

Salió de allí a presidir Corona, de donde desde hace un año está haciendo amagos para irse, y vinculándose poco a poco al proyecto Duque, en un regreso paulatino a sus viejos coqueteos con lo público.

El sabio ‘nerdo’

En toda esa carrera Moreno ha demostrado una gran pasión por el trabajo y por mantenerse actualizado en técnicas gerenciales.

“Es una persona muy estructurada y muy moderna”, dice el presidente de la ANDI, Bruce MacMaster. “Gran estudioso de las tendencias, de las mejores prácticas, es un obsesionado por el cumplimiento, las metas y los resultados”.

Esa dedicación se nota en una anécdota de hace muchos años y otra más reciente.

La vieja es que, cuando llegó a EPM, entraba a trabajar antes de las siete de la mañana y terminaba a las cuatro, para tomar clases hasta las ocho de la noche con ingenieros que le explicaban cómo funcionaban en detalle los servicios públicos y la energía, los negocios de la empresa y en los que él no había trabajado antes.

La reciente es que en 2010 le dio cáncer de colon y pulmones cuando ya ajustaba los diez años en la gerencia de Homecenter. Aún así, en plena quimioterapia y radioterapia, no dejaba de faltar a las juntas ni a las reuniones, hasta el punto de que sus subalternos le llegaron a decir que solo hacían reuniones si él se iba a su casa.

Dedicado a sus tratamientos, le llegó la oferta de presidir Corona, que aceptó “por el reto y por cambiar el país”, dice. A las reuniones de empalme iba con un aparato conectado a la clavícula que parecía un inflador de bicicleta.

En esa misma línea, el presidente de Distrihogar, Ricardo Sierra, lo describe como un ‘nerdo’. Sierra, que lo conoció recién salido de la universidad y creció con él bajo el ala de Nicanor Restrepo y el Sindicato Antioqueño, lo recuerda en las juntas directivas como un miembro atento, que toma nota y participa. “Es duro en la forma de preguntar, muy crítico y muy bueno” dice MacMaster. “Es muy respetado y muy líder”.

“Él es el símbolo de lo que en el colegio llaman el nerdo. Es muy difícil seguirlo porque las cosas las estudia previamente”, dice Sierra. “Le lleva a uno la ventaja de conocer las cosas con mucho detalle. Carlos es el nerdo del empresariado colombiano, el exitoso nerdo”.

Los empresarios con los que conversamos coinciden en que Moreno es de los que no faltan a las juntas directivas, y que es estricto y radical.

Una de las anécdotas que cuenta cuando va a charlas con gremios es la de un jefe de tienda en Homecenter al que tuvo que despedir. “Tenía unos resultados increíbles. Cuando quisimos averiguar a qué se debía, nos dimos cuenta de que maltrataba a los subalternos. Pa’ fuera, viejito”, dice.

Esa radicalidad y disciplina ha hecho que algunos empresarios, que han trabajado en los gobiernos de Uribe, lo cojan de consejero personal, el rol que más lo ha vinculado con el gobierno de su cuñado, según las fuentes que consultamos.

A Darío Montoya, director del Sena durante los dos gobiernos de Uribe, lo sentó a explicarle lo que el empresariado esperaba del instituto, y luego le ayudó a él y a su cuñado a pensarse la universidad uribista Élite, de la cual fue el primer presidente.

Lo mismo nos contó Isaac Yanovich, el presidente de Ecopetrol de su cuñado, quien tenía un equipo de consejeros que le dijeran cómo llevar la empresa. Entre ellos estaba Moreno, era que se sentaba con él a ponerle soluciones en la mesa.

Aunque es duro, premia a la gente que valora, como nos contó Montoya. “Un día me invitó a una reunión, a un almuerzo en Homecenter. Cuando llegué eso estaba lleno de empresarios. Era una fiesta de agradecimiento porque hice la tarea en el Sena”, cuenta. “Ya me lo imagino encima del presidente y de su equipo de trabajo con esa convicción y exigencia que acostumbra”, añadió.

Político por jubilación

Un empresario cercano a Álvaro Uribe y un excongresista del Centro Democrático nos dijeron que la entrada de Moreno al Gobierno es un guiño, “un homenaje”, al Expresidente.

Pero, aunque sea su cuñado y lo conozca desde hace 40 años -cuando, de novio de Lina Moreno, Uribe le llevaba regalos como un bulto de panela para una burra que ella tenía en Rionegro- Moreno insiste en que no es su consejero ni su confidente. Solo es uribista.

“Me encanta como gobernante, y me parece que le montaron una persecución miserable, pero saldrá la verdad”, afirma.

Ese uribismo también se ve en que cuando le preguntamos por Santos, se reservó la respuesta, pero resalta la época del plebiscito. Moreno apoyó Soy Capaz, la iniciativa empresarial que apoyaba la idea de la paz y que se leyó como impulso al Sí.

Además, en un grupo de empresarios incluyendo a Mac Master y Manuel Santiago Mejía, se reunió varias veces con el Gobierno para presentarle sus propuestas sobre los Acuerdos con las Farc, y luego hizo parte de los 400 empresarios que firmaron una carta pidiéndole al Gobierno Nacional, la oposición y la exguerrilla que llegaran a un acuerdo pronto, y ofrecieron su respaldo para alcanzarlo.

Igual se queja de que el Presidente desestimó todo lo que propusieron, exactamente la misma crítica del uribismo tras la renegociación.

A pesar de su pensamiento de derecha - que uno de los cacaos que consultamos incluso llama “radical, sectario”-, Moreno asegura que su relación con el expresidente no es tan íntima como se podría creer. “Cada vez que nos vemos desfila con un caballo y con el otro, y hablamos de la realidad del país, pero no más”, dice.

También ha hecho parte de los negocios de sus sobrinos, Jerónimo y Tomás Uribe.En 2008 se asoció en su empresa de venta de cartón Ecoeficiencia, que por solicitud de los hermanos Uribe ayudó a consolidar, y tuvo acciones en la polémica Zona Franca de Occidente en Mosquera, Cundinamarca. Moreno le dijo a La Silla que no hace parte de esas empresas desde hace más de tres años.

Moreno también aclara que Uribe nada tuvo que ver con su decisión de trabajar en Presidencia con Duque. “Creo que se vino a enterar esta semana. Ni él me tenía que preguntar a mí ni yo a él”, resume.

Cuenta que aterrizó en la campaña de Duque porque Nubia Stella Martínez, la directora del Centro Democrático, lo llamó el año pasado para que fuera uno de los garantes del proceso de escogencia de candidato.

En ese entonces, como contamos, Uribe presentó la propuesta para escoger candidato que más beneficiaba a Duque -el ‘rolling sample poll’, una encuesta que se hace de forma repetida con las mismas preguntas- como idea de su cuñado. “Hicimos más de 10 mil encuestas efectivas, se le hizo auditoría a cada una de las encuestas”, nos contó Moreno.

Afirma que su interés de ayudar a la campaña de Duque, cuando no participó en las campañas presidenciales uribistas previas, viene de cuando conoció al hoy presidente en 2016, cuando este era senador.

Se conocieron cuando se debatía un posible racionamiento de energía. Moreno expresó sus preocupaciones en un foro y Duque las entendió como nadie, dice. “Luego, cuando empecé a conocer su programa vi que era muy bien jalado”, y por eso en abril se metió, con Luis Guillermo ‘Luigi’ Echeverri y Alicia Arango -a quienes conoce de hace años- a ayudar a armar el programa de gobierno.

Con eso regresó a lo público, después de que visitó pocas veces la Casa de Nariño cuando su hermana era la primera dama, y procuró mantenerse al margen de las discusiones políticas antes del plebiscito.

Llegará a Palacio a ser superpoderoso, como un empresario exitoso, riguroso y exigente, más de 20 años mayor que el Presidente y con la fuerza política que en el uribismo da ser pariente de Uribe.

Un pariente del jefe político de Duque cuyo nombramiento, además, refuerza el carácter empresarial del nuevo gobierno.

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Clara Luz Roldán, vista a través de los contratos de Coldeportes

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Se espera que el Gobierno y el ELN firmen un acuero de cese bilateral esta semana mientras en el Tambo, Cauca hubo enfrentamientos entre la fuerza pública y el ELN qu dejó un soldado muerto y dos más heridos. Entre tanto La Silla Pacífico le cuenta las siguientes historias. 

Items boletin: 
Clara Luz Roldán, vista a través de los contratos de Coldeportes
El lío de la tutela sobre el Viche
Los líderes (y todo el mundo) están bajo fuego en Uré
El honor, el buen nombre y la JEP

En la tierra de Prada, el primer plantón uribista fue flojo

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“Doctor Prada no temas porque yo te reviví, cuando pases por las aguas yo estaré contigo. Cuando pases por el fuego no te quemarás, ni las llamas arderán en tí, porque yo, Dios tuyo, el santo de Israel, soy tu salvador”, gritó con biblia en mano el pastor cristiano Jesús Tovar, integrante del movimiento Colombia Justa Libres, al frente del Palacio de Justicia de Neiva en un evento que el uribismo local organizó ayer para protestar por el llamado a indagatoria que la Corte Suprema le hizo al expresidente Álvaro Uribe y al representante huilense Álvaro Hernán Prada.

Fue el primer evento en plaza pública después del escándalo y se hizo justo aquí, en el Huila, el segundo departamento más uribista después de Antioquia, donde Duque ganó en todos los municipios y que por estos días es el epicentro de las noticias porque uno de los protagonistas del escándalo es Prada, también llamado a responder por los delitos de soborno y fraude procesal. 

Pero a pesar de ser tierra uribista, la indignación que se ha visto en redes con etiquetas como #LoqueesconUribeesconmigo no se vio en la calle porque apenas salieron unas 150 personas.

El mensaje

El mensaje central del encuentro, al que no fueron ni Prada ni el presidente huilense del Senado, Ernesto Macías,  fue que la justicia está politizada y que está persiguiendo a Uribe.

Es decir, el mismo mensaje que envió el Centro Democrático en su comunicado atacando a la Corte al decir que todo es un “montaje de sus enemigos políticos”.

“Justicia postrada, enmermelada que está detrás de uno de los hombres más grandes que ha tenido la historia de Colombia”, gritó el excongresista Julio Bahamón, que ahora es uno de los precandidatos del uribismo a la Gobernación del Huila.

“Justicia selectiva con doble moral” decía un pendón. “No más infamias. Lo que es con Uribe es conmigo”, decía otro.

Bajo ese mensaje del montaje los que hablaron también aprovecharon para decir que “la justicia necesita un cambio”, como gritó una señora con micrófono en mano.

Esa idea de que hay que reformar la justicia ha hecho parte de la narrativa uribista desde la campaña presidencial cuando el entonces candidato Iván Duque propuso unificar las cortes, pero después se bajó de esa idea y dijo que buscará “un gran consenso nacional entre las fuerzas políticas y las altas cortes para tener una reforma”.

En el plantón también quedó claro que dentro del uribismo se maneja la teoría de que el presidente Santos está detrás de lo que está pasando con Uribe y Prada.

“Lo que no han podido hacer los amigos del gobierno de Santos en convivencia con las Farc, porque los derrotamos en la pasada contienda, ahora pretenden hacerlo con una justicia amañada”, gritó Bahamón.

Hubo dirigentes más radicales que incluso dijeron, sin presentar pruebas, que detrás de todo estaba la Farc, como lo dijo el excandidato a la Cámara Juan Felipe Molano, que también está haciendo fila para la gobernación.

“El proceso contra el doctor Uribe tiene dos representantes de las Farc, la magistrada que impulsó la investigación y la esposa del senador Iván Cepeda que está al lado de ella”, dijo Molano.

Aparte de los cristianos y algunos espontáneos, al plantón también llegaron trabajadores de la empresa de gaseosas Cóndor, cuyo dueño, como contamos, fue uno de los empesarios que se la jugó por Duque antes de la primera vuelta.

A pesar de que esta es la tierra del representante Prada y que fue la primera marcha de la 'Gran Convocatoria Nacional' que hicieron algunos simpatizantes del uribismo por WhatsApp, no pasó la prueba porque movilizó a muy poca gente.  

Estas son las imágenes de Neiva que así lo demuestran (haga clic en los puntos de abajo para pasar las fotos).

 
Al plantón frente el Palacio de Justicia de Neiva asistieron unas 150 personas
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Álvaro Uribe Vélez

Álvaro Uribe Vélez

Ex presidente de la República y Senador

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Las huellas del Ñoño Elías en la mermelada de Fonade

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El Fondo Nacional de Desarrollo (Fonade) es una de las entidades a través de las cuales tradicionalmente se reparte la conocida mermelada; es decir, los cupos indicativos para invertir en región cuyo destino es decidido informalmente por los congresistas.

Al respecto, la Fiscalía reveló hace poco que está investigando la mermelada que tuvo en Fonade el otrora poderoso exsenador de La U de Córdoba, Musa Besaile, quien según el ente acusador recibió una coima de cuatro mil millones de pesos por haber gestionado un contrato de 16.612 millones de pesos.

El fiscal general Néstor Humberto Martínez, sin embargo, no mencionó en el caso a uno de los grandes aliados que tuvo Musa en los últimos cuatro años: el también exsenador cordobés de La U, Bernardo ‘el Ñoño’ Elías.

Musa y el Ñoño son los llamados “Ñoños” y hoy ambos se encuentran detenidos: Musa por confesar haber pagado dos mil millones de pesos para desviar una investigación por parapolítica y el Ñoño está condenado dentro del escándalo de Odebrecht.

En La Silla Caribe encontramos la huella de la Ñoñomanía, como se llama el movimiento del Ñoño Elías, en el caso en el que, hasta ahora, no había sido nombrado directamente.

La denuncia de la Fiscalía

Dentro de la segunda fase de la operación que la Fiscalía bautizó como Operación Mermelada Tóxica, fueron capturados e imputados tres funcionarios de Fonade, dos contratistas y dos líderes del grupo político de Musa Besaile.

También la Fiscalía compulsó copias a la Corte Suprema para que investigue al exsenador Besaile y al exrepresentante Eduardo José ‘Joche’ Tous.

El caso tiene que ver con una convocatoria privada hecha por Fonade, el 2 de marzo del 2017, para hacer una interventoría a los contratos de diseño y construcción de la segunda fase de los proyectos de Vivienda de Interés Prioritario (VIP) del programa de vivienda gratuita del Gobierno Santos.

Esta fase del proyecto se está llevando a cabo en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Tolima, Santander, Norte de Santander, Caldas, Antioquia, Quindío y Huila.

Al ser una convocatoria privada (un tipo de contratación que Fonade puede hacer), el director de la entidad podía invitar a las empresas que quisiera para que ejecutaran el contrato de interventoría.

Las tres empresas convocadas fueron: Técnicas Territoriales y Urbanas SL Sucursal Colombia (TTU), KHB Ingeniería S.A.S. y Tecnologías y Consultorías Ambientales y de Gestión S.A.S.

Esta última decidió unirse con otras dos empresas -Grupo Orión S.A.S e Isoam S.A.S.- para formar un consorcio llamado Consorcio Interviviendas. Finalmente, las únicas propuestas que llegaron a las oficinas de Fonade fueron la de este consorcio y la de TTU.

Según la Fiscalía, dos personas cercanas al entonces senador Musa Besaile, Richard Kamal Náder Ordosgoitia y Ronald Ruiz de León, se habrían puesto en contacto con los miembros del consorcio y les habrían informado que el 25 por ciento del valor se lo tenían que dar a “los senadores” y que el diez por ciento iría para “el director de la torre negra” que, de acuerdo a la Fiscalía, se refiere a Fonade.

Para hacer que el contrato fuera adjudicado a Interviviendas, Richard Náder, los miembros del Consorcio Interviviendas y los funcionarios de Fonade Jorge Iván Henao Ordóñez, Jorge Eliécer Córdoba Quintero y Antonio María Sánchez Lozano habrían cometido dos delitos.

La primera sería que, como el consorcio no cumplía con los requisitos requeridos, habrían falsificado los documentos que certificaban su idoneidad y su experiencia en el tema. Para esto, fue clave que Náder pudiera tener contacto con los funcionarios de Fonade que le dijeron cuáles habrían sido las fallas en los documentos que radicó Interviviendas. Eso según la Fiscalía.

Así, se le habrían ofrecido 200 millones de pesos a Marcela Alies Fuente, representante legal de Tecniconsultas, una de las empresas que componen el consorcio, para que aportara la experiencia exigida. De estos 200 millones, a Alies ya le habrían pagado 50, de acuerdo a la revelación del ente acusador.

El segundo delito sería que los miembros del Consorcio Interviviendas habrían contactado a representantes de la otra empresa que envió una propuesta, TTU, y habrían acordado un pago de 200 millones de pesos para que TTU presentara una propuesta inviable.

A comienzos de abril del año pasado pasado, el Comité Evaluador de Fonade recomendó declarar fallido el proceso.

Sin embargo, esto finalmente no pasó gracias a la intervención de unos funcionarios de Fonade, a los cuales se les habría ofrecido una coima, y a la del representante Eduardo José Tous.

Finalmente, el 25 de abril se obtuvo el concepto favorable de que el contrato sería adjudicado al Consorcio Interviviendas y, al día siguiente, se les habría pagado, a los funcionarios de Fonade implicados, las coimas por sus ayuditas.

El contrato se firmó el 8 de mayo del 2017 entre Fonade y el Consorcio Interviviendas por un valor de 6.612 millones de pesos.

Días después, la Fiscalía encontró que Marcela Alies, representante legal del consorcio, le habría hecho varios pagos a Amaury Segundo García de la Espriella, representante legal del Grupo Orion, una de las empresas que compone este consorcio. García de la Espriella, a su vez, le habría pagado a los intermediarios del senador Besaile, Richard Náder y Ronald Ruiz.

Según la Fiscalía, los senadores implicados (en este punto, aunque la investigación sólo nombra a Musa Besaile, se habla de más senadores), habrían recibido un total de 4.153 millones de pesos y sus aliados Richard Náder y Ronald Ruiz habrían recibido 60 millones y 36 millones pesos, respectivamente.

Del mismo modo, los funcionarios del área jurídica de Fonade habrían recibido 15 millones cada uno y al equipo evaluador se les habría prometido un total de 200 millones que serían pagados durante la ejecución del contrato.

Por estos hechos, fueron capturados e imputados por diferentes delitos los funcionarios de Fonade Felipe Rodríguez Mariano, Jorge Eliécer Córdoba Quintero y Antonio María Sánchez Lozano; los contratistas Amaury García De La Espriella y Juan Felipe Morales Tabares; y los particulares Richard Náder y Ronald Ruiz.

La semana pasada, todos estos implicados, salvo Felipe Rodríguez, aceptaron los cargos que les fueron imputados.

La Fiscalía también le compulsó copias a la Corte Suprema para que investigue al exsenador Musa Besaile y al exrepresentante Eduardo José Tous.

Los rastros de la Ñoñomanía

La primera, y más evidente, conexión entre este segundo caso de “mermelada tóxica” y el exsenador Elías es que su fórmula en el Congreso, el representante de La U Joche Tous, es uno de los involucrados.

Más allá de ser compañeros en el Congreso, Joche es uno de los mejores amigos del Ñoño y, de hecho, está casado con una prima suya.

La cercanía entre ambos es tal que Joche se lanzó este año al Senado con el objetivo de reemplazar la curul que dejó el Ñoño cuando fue capturado. Se quemó con 46.745 votos, casi 100 mil votos menos de lo que sacó el Ñoño en 2014.

Otro de los vínculos del exsenador Elías con el caso es que, en el momento en que se firmó el contrato entre Fonade y el Consorcio Interviviendas, el gerente de la entidad era el abogado y exalcalde de Corozal, Sucre, Ariel Aduén.

Como contamos en La Silla Caribe, Aduén entró a dirigir Fonade en el 2016 tras la salida del antiguo director Alfredo Bula Dumar, también cercano al Ñoño Elías.

El vínculo entre Aduén y el condenado exsenador de La U es vía el exgobernador sucreño Éric Morris (condenado por parapolítica), suegro del Ñoño, quien dirige un movimiento propio en Sucre y es cercano a Aduén desde hace muchos años.

El control de Fonade es clave en el reparto de la mermelada, pues allí se tramitan proyectos regionales por alrededor de 1 billón de pesos anuales. La plata no la pone esta entidad, sino los ministerios con quienes la empresa pública hace convenios y ésta a su vez se encarga de gerenciar y estructurar esas iniciativas y de asesorar a los entes territoriales para que presenten sus obras.

Por ejemplo, a través de Fonade, el Ñoño apoyó a su primo el alcalde de Sahagún, Carlos Elías, para que le aprobaran un convenio a ese municipio con Fonade por 52 mil millones de pesos para varias obras.

El tercer nexo que pudimos encontrar entre este caso y el Ñoño es la empresa española TTU, el segundo aspirante a la convocatoria de Fonade que, según las investigaciones de la Fiscalía, presentó una propuesta inviable luego de recibir 200 millones de pesos del Consorcio Interviviendas en coordinación con Richard Náder y Ronald Ruiz.

Richard Náder y Ronald Ruiz de León son mencionados en la investigación de la Fiscalía por ser intermediarios del senador Musa Besaile.

Sin embargo, más allá de ser un simple intermediario Richard Náder es, como nos contó un constructor sahagunense, “el alfil de Musa”. Es “con quien la gente habla cuando Musa no está”, como nos dijo también un político del municipio.

Una muestra de la cercanía de Musa y Náder es que este último aspiró, en el 2011, con el aval del movimiento MIO, al Concejo de Sahagún con el respaldo del grupo político de los Besaile. Ese mismo año, el hermano del exsenador, el actual senador de La U Johny Besaile, aspiró a la Alcaldía de Sahagún por ese mismo movimiento.

Ronald Ruiz, por otro lado, es un ingeniero al que dos sahagunenses con los que hablamos identifican como miembro del grupo político de los Besaile, pero de menor perfil que Náder.

Técnicas Territoriales y Urbanas (TTU) aparece envuelta en medio del escándalo de Odebrecht por ser, presuntamente, como contó El Espectador, una de las empresas que habría contactado el abogado y uno de los principales alfiles de la Ñoñomanía en ese momento, Gabriel Dumar Lora, para simularan contratos que justificaran el pago de coimas ilegales.

Dumar, como contamos en esta historia de La Silla Caribe, era tan cercano al Ñoño que en dos ocasiones sonó para ser su candidato a la Gobernación y estuvo a punto de llegar a la gerencia nacional de Fonade postulado por el grupo de ese Senador.

Actualmente, Dumar enfrenta un juicio por su presunta participación en el escándalo de coimas que entregó la multinacional Odebrecht en Colombia a cambio de recibir contratos.

La cuarta conexión entre la Ñoñomanía y este caso de mermelada en Fonade es el asesor de contratación de gerencia de Fonade, Jorge Iván Henao Ospina, quien es conocido por ser la mano derecha del Ñoño Elías.

La Fiscalía nombra a Henao por ser uno de los funcionarios de Fonade que le contó, por debajo de la mesa, a Richard Náder y a Ronald Ruiz las fallas que tenía la propuesta del Consorcio Interviviendas para que, más tarde, sus miembros pudieran falsificar los documentos que demostraban su idoneidad para ejecutar el contrato.

Antes de llegar a Fonade en 2015, Henao fue por siete años secretario de Obras Públicas de Sahagún. En esos siete años, los alcaldes fueron Ghassan Náder y Carlos Elías, ambos del grupo político que dirige el Ñoño, aunque Ghassan también tiene un movimiento propio.

Más allá de eso, Henao es conocido por ser la mano derecha del Ñoño.

“Jorge Iván es el que le cuenta todo al Ñoño. Él no hace nada sin que el Ñoño lo sepa. Si en algo está Henao, ponle la firma que ahí está el Ñoño”, nos aseguró un constructor de Sahagún que ha trabajado con los grupos del Ñoño y los Besaile.

De hecho, tras la salida de Alfredo Bula Dumar (primo de Gabriel Dumar y exaliado de Musa Besaile y el Ñoño Elías) de la gerencia de Fonade, Henao estuvo en la terna, junto con Dumar y Aduén, para reemplazarlo.

A diferencia de los otros funcionarios de Fonade, Henao no fue capturado el pasado 19 de julio y no se le ha imputado delito alguno.

Sin embargo, la Fiscalía nos contó que ya se emitió una orden de captura en su contra y Henao se encuentra, actualmente, prófugo.

La conclusión es que así no toque directamente al Ñoño Elías, con esta segunda investigación sobre cupos indicativos, el Fiscal le pega al corazón de la estructura política que controló por varios años una de las principales entidades de la mermelada.

Un nuevo golpe para los ya golpeados clanes de los otrora superpoderosos Musa Besaile y Ñoño Elías.

Silla Caribe
Musa Besaile

Musa Besaile

Senador del Partido de la U

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Silla Caribe
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La carrera por las fechas entre Uribe y la Corte

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Hoy el caso por el que la Corte Suprema de Justicia citó al ex presidente Álvaro Uribe a indagatoria se movió en dos sentidos. Por un lado, la defensa de Uribe dijo en una sonada rueda de prensa que recusará al magistrado ponente, José Luis Barceló; por otra, la sala de tres magistrados de la Corte que lleva el proceso fijó la fecha de la indagatoria para el 3 de septiembre.

Las dos decisiones mueven las fechas del proceso, pues mientras los magistrados le meten el acelerador, la recusación de Uribe le pone el freno.

Detrás de esa puja por los tiempos está la realidad de que pronto va a cambiar quién investiga a las personas con fuero, como Uribe, en la Corte, lo que podría darle un giro al proceso.

La mini reforma a la justicia que casi se estrena con Uribe

Uno de los asuntos que más se ha debatido en las fallidas reformas a la justicia es el de la doble instancia que no tienen los aforados, como los congresistas, en la Corte, cuando los demás colombianos sí lo tienen. Con ese argumento algunos parapolíticos han demandando sus condenas fuera del país.

Por eso, el año pasado el Gobierno, el Fiscal General, el entonces presidente de la sala Penal de la Corte y congresistas de los principales partidos de la Unidad Nacional presentaron un proyecto para reformar la Constitución y crear esa doble instancia en la Corte Suprema. Una doble instancia que se aplica para todos los casos que estén en proceso, como el de Uribe.

Ese proyecto, que hoy es el Acto Legislativo 1 de 2018, crea dos nuevas salas en la Corte Suprema, como parte de la Sala Penal, aunque con menor rango pues sus magistrados no tienen voto para decisiones políticas de la Corte, como elegir presidente o participar en la elección de otros funcionarios.

Son la Sala Especial de Instrucción, que con seis magistrados investiga a los aforados y eventualmente los acusa, y la Sala Especial de Primera Instancia, que tiene tres magistrados encargados de juzgarlos. Contra sus sentencias, los aforados pueden apelar -con lo que se cumple la doble instancia- ante la Sala Penal.

Eso quiere decir que casos que ya están avanzados en la Corte, como el del ex gobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos por parapolítica o el del ex magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt, por presuntamente haber cobrado para favorecer a una empresa en una decisión, serán definidos por magistrados nuevos y encargados solamente de juzgar sus casos (y otros más de 400 que hay contra aforados).

Y que casos como el que tiene a Uribe ad portas de una indagatoria pasarán a ser investigados por otros magistrados, también nuevos, y cuyas tendencias políticas y fortaleza como jueces probablemente sean objeto de debate, sobre todo desde que Uribe puso en el ojo del huracán al magistrado Barceló.

El reloj corre

Aunque la Constitución quedó reformada en enero, las nuevas salas no han empezado a funcionar pues en este tiempo la Corte ha tenido que elegir a sus magistrados de decenas de abogados que se postularon ante el Consejo Superior de la Judicatura.

Para la Sala de Primera Instancia, el Consejo Superior preseleccionó 64 aspirantes, que se presentaron a una audiencia entre el 2 y el 4 de mayo.

Dos meses después, el 5 de julio, la Corte eligió a dos de los tres magistrados - Ramiro Alonso Marín y Ariel Augusto Torres-, los posesionó el 19, y éstos suspendieron los términos de los procesos hasta este miércoles 1 de agosto, mientras organizan sus despachos, en los que tendrán, cada uno, dos magistrados auxiliares, dos abogados especializados, un auxiliar y un conductor.

Para la Sala de Instrucción, el proceso va más atrás y la Corte no ha elegido a ninguno de sus seis integrantes de los 130 aspirantes que preseleccionó el Consejo Superior de la Judicatura y que pasaron por audiencias entre el 23 de abril y el 2 de mayo. Luego construyó seis listas con 10 personas cada una, para que la Corte escoja una persona en cada una de ellas.

Hasta que éstos no sean elegidos y se posesionen, la Sala Penal sigue investigando y juzgando a los aforados, como lo ha hecho hasta ahora. Es decir, mientras eso ocurre, la actual sala de instrucción 2 de la Sala Penal, con Barceló, Fernando Castro y Luis Hernández, seguirá tomando decisiones frente a Uribe.

Pero, una vez sean elegidos, la papa caliente de tener un muy popular ex presidente ad portas de una indagatoria será de los nuevos magistrados, si eso ocurre antes del 3 de septiembre (fecha de la indagatoria de Uribe) y si el caso se mantiene en la Corte y no pasa a la Fiscalía, algo que depende de si Uribe finalmente renuncia y de si, en ese caso, la Corte decide que pierde la competencia para investigar o no.

Por eso es tan relevante que hayan definido ya la fecha y que la defensa haya recusado al ponente, porque las recusaciones e impedimentos siempre se deben discutir antes de las demás cuestiones, y por eso pueden demorar los procesos.

La Corte ya ha votado en varias ocasiones pero, como suele ocurrir en sus elecciones internas, no ha logrado conseguir la mayoría porque hay tensiones entre los diferentes grupos que la componen.

La Silla Vacía supo, por ejemplo, que la ex magistrada auxiliar de la Corte Constitucional, Myriam Ávila, ha logrado 14 de los 16 votos que se necesitan, pero el grupo conservador no la apoya por haber sido la magistrada de confianza de Luis Ernesto Vargas, de tendencia liberal y gran crítico de Pretelt en la Constitucional.

Sin emabrgo, que haya logrado ponerse de acuerdo para dos de los tres de la Sala de Primera Instancia muestra que el proceso se puede destrabar en cualquier momento.

Por eso, aunque ya empezó la carrera para ver si esos nuevos magistrados asumen el proceso contra Uribe desde antes de la indagatoria o no, todavía no es claro si ocurrirá antes de la indagatoria. Si llega a ocurrir, el caso podría dar un giro, estancarse o acelerarse. Una nueva etapa con protagonistas todavía desconocidos.

Silla Nacional
Álvaro Uribe Vélez

Álvaro Uribe Vélez

Ex presidente de la República y Senador

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El dilema del movimiento social con Petro y Duque aterriza el 7 de agosto

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Después de que se unió para apoyar a la ‘Colombia Humana’ de Gustavo Petro en la segunda vuelta presidencial, el movimiento social se debate entre seguir enmarcado en ese proyecto, lo que le da un aliado poderoso y visible en el Senado, o desmarcarse para no perder su independencia.

A ese dilema se suma otro, en buena medida paralelo, entre sentarse con el Gobierno de Iván Duque para avanzar sus agendas o mantenerse en una oposición cerrada, como la que busca Petro.

Las diferencias sobre Petro

Luego de hablar con quince fuentes de distintos movimientos sociales encontramos que varios coinciden en que como en segunda vuelta había tanto en riesgo, saltaron a la cancha política de la orilla de Petro. Eso a pesar de la diversidad de historias, luchas y estrategias entre mujeres, Lgbti, ambientalistas, sindicalistas o indígenas.

 

Para algunas de las fuentes, está bien que Petro asuma la vocería mientras siga moviendo sus causas y las amplifique en el Congreso. Eso pensando en mantener una unidad con miras en el corto plazo a la oposición a Duque, en el mediano a las elecciones regionales del próximo año, y en el largo plazo al 2022.

“No nos molesta que haya voceros. Las vocerías no son un problema de decreto, sino algo que se va dando orgánicamente,” le dijo a La Silla Fabio Arias, directivo de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, y reconocido petrista. “Queremos seguir convergiendo en lo social y lo político,” añadió.

Algo parecido pasa en el movimiento ambientalista que por primera vez en unas elecciones tuvo un vocero que puso en el centro de la discusión banderas como el antifracking, la apuesta por las energías renovables o el aguacate en vez del petróleo.

“Puso la agenda ambiental en las elecciones y, en general, puso en la mesa las causas ciudadanas”, dice Carlos Santiago, miembro de la Alianza Colombia Libre de Fracking. “Por esto, sectores ambientales lo siguen buscando para que sea un canal de incidencia de sus reivindicaciones”, agregó.

Sin embargo, son más los que quieren desmarcarse, lo que puede poner en riesgo la apuesta del hoy Senador de concentrar su actividad política en “dirigir un pueblo que debe mantenerse movilizado”, que se estrena con su llamado a llenar las plazas el día de la posesión de Iván Duque para inaugurar su ‘resistencia’.

Por ejemplo, voceros indígenas y afro, que se la jugaron de frente por Petro, prefieren la independencia, y resaltan que él no es su vocero ni representante.

“Él es una de las tantas partes que converge en la coalición democrática de la ‘Colombia Humana’. Si bien es parte de eso, las organizaciones indígenas se representan solas”, dijo a La Silla Juvenal Arrieta, exconsejero de la Organización Nacional Indígena de Colombia, Onic, militante del Mais y excandidato al Congreso.

En el movimiento Lgbti la percepción es parecida.

“Nuestra lucha no empezó con Petro ni ha cambiado ahora que perdió. Ni somos petristas ni nuestra agenda ha sido petrista,” le dijo a La Silla Wilson Castañeda de la organización Lgbti Caribe Afirmativo. “Aunque la politización de los movimientos sociales es importante, no podemos embarcarnos solo en la agenda de un político, porque nuestras expectativas van más allá,”.

“La gente se movilizó por él en su momento porque en segunda vuelta era la única opción, pero sería muy obtuso pensar que después de eso todo se reduce a él”, nos dijo otra voz clave del movimiento Lgbti que nos pidió no ser citada porque le pareció delicado el tema.

Esa percepción de que la oposición debe ser más amplia y no solo petrista, la comparten algunos sectores del movimiento de mujeres.

“Mi posición personal es que la oposición tiene que ser construida pensando en colectivo y que es necesario generar confianzas, entender que los ocho millones no son solo de la Colombia Humana sino de muchas colectividades más”, dijo a La Silla Beatriz Quintero, secretaria técnica de la Red Nacional de Mujeres.

Entre los sindicalistas, que son los más politizados del movimiento social, algunos de los que no son cercanos al petrismo se quieren desmarcar.

Entre ellos están la Confederación de Trabajadores de Colombia, CTC, Sintraelecol y algunos ejecutivos de Fecode que no son de la línea petrista.

“No estamos matriculados con Petro, estamos aputándole a cosas similares, pero lo nuestro no es un partido político, somos una organización sindical,” dijo Jairo Arenas, ejecutivo de Fecode que es de línea liberal.

Ese dilema, que muestra que el excandidato presidencial no tiene necesariamente el apoyo de todos los grupos que le hicieron campaña y que en el pluralismo tradicional de esos movimientos hay posiciones variadas, se concreta también en el debate sobre la relación con el gobierno de Duque.  

¿Cuál es el lugar con Duque?

El apoyo de las organizaciones sociales a la campaña de la Colombia Humana se dio por sintonía ideológica, pues Petro enarbolaba causas como el antifracking, las luchas sindicales (limitar jornadas laborales, pagar horas extras y volver al contrato laboral) y las conquistas de las mujeres y de la población Lgbti en temas de igualdad.

En contraste, Duque patinó en su posición frente al fracking, representó más a empresas que a los trabajadores y se alió con sectores religiosos que defienden la noción tradicional de familia, se oponen al aborto (incluso en los casos definidos por la Corte como excepciones) y en muchos casos han mostrado una homofobia.

Pero, desde las elecciones, el presidente electo ha ido enviando mensajes que le han bajado el pesimismo a algunos.

La semana pasada a la salida de una reunión con el Defensor del Pueblo dijo, “Yo creo que la protesta social es un mecanismo legítimo en una democracia, pero más importante que la protesta es que tengamos un diálogo social”, con lo cual intenta mostrar que su gobierno le va a apostar al diálogo con organizaciones sociales para evitar las movilizaciones.

El quizás más claro es que cumplió su promesa de que la mitad de su gabinete fueran mujeres, designó a una persona abiertamente gay como Ricardo Lozano como Ministro y no puso en Educación, como se había especulado, a figuras antigay como la exsenadora Viviane Morales o el exprocurador anulado Alejandro Ordóñez, sino a una técnica sin vínculos con ese tipo de posturas.

Para algunos esas señales no son suficientes.

“No quiere decir que no parezca una ganancia que haya paridad, yo no lo voy a criticar, pero ninguna es feminista ni es lo que yo quisiera,” nos dijo una líder del movimiento de mujeres que nos pidió no citarla para no dañar una eventual conversación con el Gobierno.

Su duda es si esas mujeres buscarán proteger sus conquistas y si llegan con una agenda para profundizar la igualdad.

Lo mismo pasa con los Lgbti frente a la designación de Lozano. Dos personas de ese movimiento coinciden en que esa buena señal es pequeña, porque no representa la agenda del movimiento y porque llega a Ambiente y no a una cartera de la que dependan decisiones importantes para ellos como Interior, Justicia o Educación.

También sienten que falta ver Duque dónde va a poner a la personas como Ordóñez y Morales.

“La duda es donde ubican a los más radicales, que fue ese círculo político que lo ayudó a hacer campaña, y qué les permiten hacer a ellos”, dijo a La Silla Mauricio Albarracín, del movimiento Lgbti.

Por eso persiste el temor de que en su gobierno retrocedan en sus conquistas o no puedan avanzar en sus agendas.

Para evitarlo hay dos estrategias. Unos se quieren quedar en la oposición y exigir desde las calles o moviendo sus agendas con aliados de la bancada alternativa del Congreso, en línea con la ‘resistencia’ petrista, y otros creen que además de eso hay que sentarse con el gobierno para hacer incidencia, como lo hicieron con Santos.

Hace unos días parte del movimiento de mujeres se reunió con la vicepresidente Marta Lucía Ramírez para llevarle su posición frente al Acuerdo de Paz y su agenda en temas de género.

“Ella (Ramírez) se comprometió a que no va a haber retroceso en los derechos”, nos dijo una fuente que estuvo en la reunión.

Otros sectores no se han sentado todavía pero creen que hay que hacerlo.

“Nos va a tocar hablar con el gobierno. Tendremos que saludar lo bueno y rechazar lo malo. Haremos la incidencia política manteniendo nuestras diferencias porque no nos representa”, dijo Castañeda, de la organización Lgbti Caribe Afirmativo.

Por eso el 7 de agosto unos saldrán a la calle y otros verán la posesión desde sus casas, todos con la expectativa de ver si el Duque de campaña, que le apostó en el discurso a defender a la familia tradicional, va a ser el mismo Duque presidente.

 

Silla Nacional
jvelez
Gustavo Francisco Petro Urrego

Gustavo Francisco Petro Urrego

Ex alcalde de Bogotá y excandidato presidencial

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El dilema del movimiento social con Petro y con Duque

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Estas son las historias de La Silla Vacía para arrancar el día:

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El dilema del movimiento social con Petro y Duque aterriza el 7 de agosto
La carrera por las fechas entre Uribe y la Corte
Las huellas del Ñoño Elías en la mermelada de Fonade
El cuñado de Uribe, prueba de la apuesta empresarial de Duque
En la tierra de Prada, el primer plantón uribista fue flojo

En la Comisión Quinta, Teresa Enríquez ratifica su poder

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Resumen: 

La investigación contra el expresidente Álvaro Uribe fue suspendida por la Corte Súprema hasta que no se defina la recusación interpuesta por Uribe. Entre tanto La Silla Pacífico le cuenta las siguientes historias. 

Items boletin: 
En la Comisión Quinta, Teresa Enríquez ratifica su poder
La carrera por las fechas entre Uribe y la Corte
Clara Luz Roldán, vista a través de los contratos de Coldeportes

El desconocimiento sobre la masacre de El Tarra evidencia el caos del Catatumbo

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La ola de terror en el Catatumbo arrecia, pero con un agravante: el desconocimiento de lo que está pasando por la incomunicación. Ayer, sobre las tres de la tarde, siete personas fueron asesinadas en el municipio de El Tarra, el corazón de esa subregión nortesantandereana, y a las 11 de la noche ni siquiera se sabían los nombres de todas las víctimas.

Aunque el hecho ocurrió a plena luz del día en el casco urbano de ese municipio, que a su vez es uno de los más militarizados del Catatumbo, aún no hay un reporte oficial de qué ocurrió.

Según las versiones que circulan entre los catatumberos, y que La Silla Santandereana recogió de manera informal, en los hechos podrían estar involucrados disidencias de las Farc. Si eso llegara a ser cierto, por la entrada de un nuevo actor, se abriría otro capítulo de la disputa por el control territorial entre las guerrillas del ELN y el EPL que se enfrentan desde hace cinco meses.

Lo poco que se sabe

El hecho, en el que también resultaron tres heridos, ocurrió en un billar en el barrio Villa Esperanza, una zona de invasión, según informó el gobernador William Villamizar a medios dos horas después.

Dijo que sus secretarios de Víctimas y de Gobierno se trasladaron al lugar para esclarecer lo sucedido. Siete horas después, contactamos al jefe de prensa del gobernador y nos dijo que ese pronunciamiento era la única información que había al respecto.

Una de las limitantes para conocer lo ocurrido es que en El Tarra la señal de celular es muy regular y desde hace días está fallando en todo el municipio.

Intentamos comunicarnos con algunas autoridades que están allá ,como el secretario de Gobierno, Edgar Pallares; el general Eduardo Quiroz, de la Fuerza Tarea Vulcano; el personero del municipio, Miguel Duarte; y a la línea institucional de la Alcaldía y todos entraban directo a buzón de mensajes.

Por su parte, el defensor del Pueblo de la regional Ocaña, Nelson Arévalo, nos dijo que el comunicado de la Defensoría lo emitiría directamente la dirección en Bogotá. Hasta el cierre de este artículo, el único pronunciamiento del Ministerio Público fue un tweet lamentando lo ocurrido.

Lo mismo por cuenta del presidente Juan Manuel Santos.

A las 11 de la noche de anoche no había ninguna versión oficial de quiénes fueron los responsables y por qué lo hicieron.

Nueve horas después de la masacre, los detalles que se conocen son los que circulan entre los pobladores de los municipios vecinos, a través de las emisoras y de personas que han salido de El Tarra.

La Silla Santandereana logró hablar con cuatro personas que están en esa región y nos relataron que lo que sucedió es que casi diez personas vestidas de civil, encapuchadas y con fusiles, llegaron al billar en motos y una camioneta y sin decir nada abrieron fuego.

Lo único confirmado por una fuente oficial, que nos pidió la reserva de su nombre, es que entre los muertos está Fredy Quintero Guillin, quien era el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Kilómetro 82 de El Tarra.

Este dato también lo confirmó la asociación campesina Ascamcat, que lamentó la muerte de Quintero y agregó que él además era el presidente del comité local de esa organización, una de las tres más visibles de la región, que hace parte del movimiento Marcha Patriótica.

Extraoficialmente una fuente de la Fuerza Pública y tres más del Ministerio Público nos dieron dos posibles versiones sobre quiénes fueron asesinados.

La que más se repite es que tres de ellos eran civiles y cuatro eran exmiembros de las Farc.

Dos de esas fuentes nos dijeron que en el Catatumbo corría el rumor de que esos cuatro ex farianos hacían parte de los más de cien disidentes de esa guerrilla que se dice que hay en la región. Si bien hasta ahora no han protagonizado enfrentamientos o atentados, sí están comprando coca y haciendo reuniones con las comunidades.

Sean ex miembros de las Farc o disidentes, las tres fuentes coincidieron en que los que los atacaron eran miembros del ELN. Solo uno de ello nos dijo que cabía la posibilidad de que fuesen miembros de la misma disidencia.

“Está sonando también que llegaron a matarlos porque se habían salido de su misma disidencia”, nos contó.

A pesar de que durante muchos años el ELN, el EPL y las Farc convivieron en aparente armonía en el Catatumbo, hoy las relaciones entre las dos primeras están totalmente rotas y cualquier postura que asuman las disidencias de las Farc (apoyar a alguno de los dos bandos o entrar también en la disputa territorial) podría ser más leña para el fuego.

La otra versión, más atizada por el calor de la guerra que se vive en la zona, es que cuatro de los asesinados eran del ELN y que los habría emboscado el EPL.

Sin embargo, pocas horas después de la masacre el EPL sacó un comunicado asegurando que ellos no tuvieron qué ver.

Si bien no se sabe si es real o no, hasta ahora es el único aparente pronunciamiento de uno de los grupos insurgentes con control territorial en el Catatumbo.

Por su parte, la delegación de diálogos de paz del ELN sacó un comunicado diciendo que se trataba de "una acción paramilitar". 

En medio de la incertidumbre que hay aún sobre el caso, el Comité de Integración Social del Catatumbo, que hace parte de Congreso de los Pueblos, cuestionó las condiciones en las que se dieron los hechos.

Eso porque, según nos dijeron dos de las fuentes con las que hablamos, es normal que los grupos insurgentes se paseen con fusiles en la zona rural pero no en los cascos urbanos, donde tratan de pasar de bajo perfil por la alta presencia de Fuerza Pública.

Por eso, lo que las condiciones en las que se dio esta masacre fortalecen la tesis de Cisca de que militarizar el Catatumbo no es la fórmula para devolverle la tranquilidad a sus pobladores.

Hoy es posible que surjan nuevos datos para aclarar qué pasó y, sobre todo quiénes eran las vícitmas. Cuanto más tiempo pase para que se esclarezca más claro quedará que el Catatumbo es tierra de nadie.

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La vergüenza que siente Santos por Cartagena no pasa por los García

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En lo que fue su última visita al Caribe como presidente, la semana pasada Juan Manuel Santos anunció en un evento en Cartagena que no nombrará otro alcalde encargado en La Heroica antes de irse, sino que le dejará esta tarea al próximo Gobierno, porque ya le da “vergüenza” seguir designando encargados en esa ciudad.

 

“Ya me da es vergüenza. ¿Ustedes saben cuántos decretos he firmado en estos siete años nombrando alcaldes en Cartagena? ¡14!, es una vergüenza”, dijo Santos.

Enseguida, medios locales y nacionales replicaron en titulares sus palabras, que fueron en referencia a la crisis institucional que padece Cartagena, que en 2018 sumó 10 mandatarios, entre titulares y encargados, en ocho años.

Lo que Santos -ni nadie- mencionó es que, a lo largo de sus ocho años en el poder, al menos en tres ocasiones nombró en Cartagena alcaldes encargados que beneficiaron políticamente al grupo de su amigo, el exsenador de La U condenado por corrupción, Juan José ‘Juancho’ García Romero.

Esas movidas han ayudado a engordar y fortalecer el clan que García y su esposa (la exsenadora Piedad Zuccardi, en juicio por parapolítica) lideran.

Justamente con esa gasolina, ese grupo ha impulsado a varios de los alcaldes cuestionados que han llevado a la debacle a la ciudad.

En este tiempo, Santos, además, ha consentido a la pareja García Zuccardi con puestos en el Gobierno Nacional y su amistad con ellos es tan cercana, que ha asistido a sancochos y parrandas en su casa en Cartagena.

El primer ejemplo de que ahi en La Heroica ha puesto a gente que les conviene a sus amigos los García es el del fallecido exmandatario encargado Carlos Otero.

Santos lo nombró en 2012, cuando el mandatario electo Campo Elías Terán (hoy también fallecido) enfermó y la Administración cayó en interinidad.

Como lo hemos contado en La Silla, Otero entregó a cercanos a los García 13 de las 19 secretarías del Distrito.

De aquel entonces es recordado en Cartagena un episodio en el que se denunció que ese exmandatario y la entonces directora de Valorización Distrital, llamada Clara Calderón, también vista como cercana a los García, estaban dando vistos buenos a Alianzas Público Privadas para millonarios proyectos de la ciudad, a última hora cuando Otero estaba a punto de dejar el cargo porque ya se iba a posesionar el mandatario elegido en propiedad Dionisio Vélez.

En ese momento, el empresario cartagenero William Murra denunció públicamente que Clara Calderón se había reunido con Juancho García para "orientar" ese proyecto. “En enero fui a visitar a Campo Elías a su apartamento y estando allá escuché que su esposa (Nereida de Terán) recibió una llamada de Clara Calderón en la que ésta le decía que se había reunido con Juan José García para hablar del plan maestro de drenajes pluviajes”, fueron las palabras textuales de Murra en ese momento.

El segundo ejemplo es el del director de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, Sergio Londoño Zurek, encargado por Santos de la Administración de Cartagena a lo largo de un año (de mayo de 2017 a mayo de 2018, con una interrupción de un mes), cuando cayó suspendido y luego preso el titular Manolo Duque, quien llegó respaldado por los García y aún está detenido por presunta corrupción.

Como lo contamos en La Silla Caribe, cuando se presentó la ausencia de Manolo, Juancho García se movió en Presidencia para que le dieran ese encargo a un aliado suyo.

Al final, sin embargo, Santos designó a Londoño, quien no era una ficha de los García, sino más bien un alfil de la entraña del Primer Mandatario.

Londoño, de hecho, fue clave para sacar de una empresa importante del Distrito, de la cual él como mandatario (e) era parte de su junta directiva, a un exfuncionario que tenía vasos comunicantes y era visto como de Juancho García: a Alfredo Bula Dumar, exdirector de la Empresa de Desarrollo Urbano de Bolívar Edurbe.

Pero, también, casi al momento de lo de Bula, ese Alcalde llevó al gabinete a una vieja aliada de la casa García Zuccardi: a Clara Calderón, la exdirectora de Valorización Distrital de la época de Campo Elías Terán, a quien nombró como su secretaria de Infraestructura.

En su momento, Sergio Londoño nos aseguró que el nombramiento de Calderón nada tenía que ver con política, sino que lo hizo porque la considera una profesional brillante.

Esa funcionaria, no obstante, está tan conectada con los García, que no sólo fue su ficha en los gobiernos de Campo Elías y Carlos Otero, sino que también fue candidata al Concejo con aval de la ASI y el respaldo de ese clan.

Y el tercer, y más reciente, ejemplo es el de la mandataria encargada actual, Yolanda Wong, nombrada por el Presidente en junio pasado, tras la suspensión temporal del titular Quinto Guerra, dentro de un proceso de demanda de nulidad electoral interpuesta por la Procuraduría.

El cuestionado Quinto, sobre quien el Ministerio Público asegura que estaba inhabilitado cuando se inscribió como candidato, también llegó apoyado por la casa García.

Como también lo contamos, la versión oficial en el alto Gobierno es que Yolanda Wong -quien venía de ser secretaria de despacho de Sergio Londoño- fue recomendada para el encargo justamente por Londoño, quien la considera una buena funcionaria.

Más allá de eso, Wong tiene estrechos vínculos con Juancho García.

Se hicieron cercanos políticamente en la Administración de Manolo Duque, que ambos respaldaron, y este año el lazo se evidenció aún más cuando en las legislativas del pasado 11 de marzo ella prefirió votar por el hijo y heredero político de Juancho al Senado (el senador de La U Andrés García Zuccardi) que por la saliente senadora Sandra Villadiego, esposa de su otrora mentor: el exsenador condenado por parapolítica Miguel Rangel.

Cuando Santos la designó, una fuente dateada de Cartagena nos aseguró: “Yolanda no es del bolsillo de Juancho García, ella tiene un peso propio, de hecho Sergio (Londoño) la nombra Secretaria por su peso y su trabajo, pero Juancho, que sigue controlando la Alcaldía, sí la considera una aliada firme”.

Dado que Santos pidió al Partido Conservador (que avaló al suspendido Quinto Guerra) que, como es su derecho por ley, presente una terna para escoger de ahí a un designado, y anunció que le dejaría esa tarea al próximo Gobierno, lo más probable es que Wong salga ahora que se posesione el presidente electo Iván Duque.

Habrá que ver si, con Duque, los García siguen teniendo tanta suerte con los encargos que hoy avergüenzan a Santos.

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Las cinco pruebas ácidas para la cercanía de Duque con los empresarios

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Las cartas que enviaron al Gobierno la semana pasada el Consejo Gremial Nacional y ocho gremios más dejaron en evidencia que prefieren que asuntos neurálgicos queden en manos del próximo gobierno, así como otros clave a futuro. Como en el gabinete anunciado por Iván Duque tiene una clara inclinación hacia lo privado, de lo que decida en estos asuntos se notará si esa cercanía aterriza en sus decisiones, y hasta qué punto.

En las cartas los gremios le pidieron al Gobierno no firmar el decreto que define los límites del territorio ancestral de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, el que da las autoridades indígenas funciones de autoridad ambiental, ni un documento guía que reglamenta la protesta social que preparó el Ministerio del Interior.

Aún no es claro si el Gobierno atenderá el llamado de los empresarios a dejar esas decisiones en manos de Duque, aunque El Tiempo dijo que el decreto de la Sierra Nevada será firmado esta semana. Pero igual sucritaron críticas como las del exministro de Hacienda Rudolf Hommes, que acusó al Consejo Gremial Nacional de comportarse como si quisiera cogobernar con Duque, o las del comentarista político de Blu Radio, Aurelio Suárez, que las llamó el ‘rejo’ de los empresarios a Santos y una señal para Duque.

Cinco dirigentes gremiales consultados por La Silla las cartas no tenían intención política, sino evitar que salieran de afán esas reglamentaciones.

Pero, más allá de ese episodio y las tres reglamentaciones, los empresarios han presentado una agenda de reformas, aterrizada en un documento de propuestas que presentó el Consejo Gremial a Duque, que seguramente se extenderá cuando en dos semanas la Andi le presente sus propuestas económicas.

En muchos de ellos hay coincidencias con el programa de gobierno de Duque, como lo dijo el mismo presidente electo tras recibir el documento, pero también es posible encontrar voces disonantes con las que el próximo presidente también tendrá que negociar, así no hayan votado por él.

La manera en que Duque maneje esos temas mostrará qué tan cerca está de los gremios, con los que se ha reunido por lo menos dos veces desde que ganó las elecciones, y qué capacidad tendrá para tender puentes con los sectores que tienen perspectivas opuestas a ellos en cada tema, con los que aún no se ha reunido.

Estos son cinco de las prioridades para el empresariado, que se suman a propuestas menos maduras de flexibilización laboral o agilización de las licencias ambientales, que serán las pruebas de qué tan recargado está el empresariado con Duque.

 

 

Definir qué tan restrictiva queda la regulación de la protesta social

La decisión del Ministerio de Interior de firmar esta semana el documento que fija un protocolo para el manejo de la protesta social en el país es lo que tiene más molestos por estos días a los gremios del país.

“(Es) una decisión deliberada para que prevalezcan los derechos de los manifestantes sobre los de los ciudadanos que no participan en las protestas”, escribió en una carta al Ministro de Interior, con copia a los presidentes entrante y saliente, el presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, Francisco José Lloreda (Ver carta)

Dos líderes gremiales aseguraron a La Silla que el Ministro, Guillermo Rivera, les había dicho que el protocolo no iba a salir y de ahí su sorpresa.

Más porque para los gremios la protesta social debe tener una regulación que evite que afecte a terceros, posición que comparte el Ministro de Defensa designado, Guillermo Botero.

A juicio de ellos, el protocolo que publicó el Ministerio es demasiado laxo con las personas que durante la protesta alteren el orden público y afecten los derechos de terceros porque crea una mesa de seguimiento a la protesta pacífica que pueden funcionar de manera preventiva y durante la protesta, en cada departamento o municipio en la que están las autoridades, los organizadores de la protesta y las organizaciones de derechos humanos, pero no los privados.

Los líderes sociales, en cambio, apoyan el protocolo.

“Un protocolo de protesta social nos parece importante, porque reafirma la protesta social como un derecho”, dijo a La Silla Andrés Gil, vocero de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra.

La preocupación es que Duque lo tumbe, algo que para el Consejero Mayor de la Onic, Luis Fernando Arias, parece inevitable.

“Yo veo el ambiente enrarecido porque vemos cómo los gremios quieren interferir. Esperemos que el Gobierno tome distancia, aunque lo veo muy difícil por los nombramientos en el gabinete. Será un gobierno corporativo”, dijo.

El tema es de gran importancia para el sector privado porque, según cifras de la ACP (gremio petrolero) solo en este sector se presenta en promedio un bloqueo al día, lo que afecta la producción, pero también es neurálgico en un proceso de posconflicto en el que hay organizaciones sociales más organizadas y activas en territorio.

Por eso, la posición que tome el presidente electo será clave para la resolución de conflictos entre el sector privado y organizaciones sociales.

 

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Iván Duque Márquez

Iván Duque Márquez

Presidente electo de Colombia

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Uribe 'desrenuncia' porque va ganando la carrera en la Corte

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Esta mañana el ex presidente Álvaro Uribe anunció que retira su renuncia al Senado, algo que puede hacer pues nunca la radicó en el Congreso y en todo caso su texto no decía que fuera irrevocable. Lo hizo 36 horas después de que la Corte Suprema de Justicia informara que suspende el proceso en el que tres magistrados lo citaron a indagatoria, debido a que antes van a tramitar una recusación de Uribe contra ellos. 

Con las dos decisiones queda claro que, por lo menos por ahora, el ex presidente va ganando la carrera del tiempo para que ese proceso quede en manos de los futuros magistrados de la nueva Sala Especial de Instrucción de la Corte, que podrían incluso tumbar la indagatoria.

Eso puede darle un vuelco al proceso y seguramente le va a poner muchos más reflectores a la elección de esos jueces, que hasta ahora ha pasado de agache.

Jueces nuevos para los aforados

Como explicó La Silla el lunes, a inicios de año el Congreso aprobó una reforma constitucional para que haya dos instancias en los procesos penales contra los aforados, incluyendo los congresistas como Uribe y el representante uribista Álvaro Hernán Prada, citado a indagatoria con él y en el mismo caso.

En respuesta a una vieja demanda de los congresistas, una reforma constitucional creó dos nuevas Salas dentro de la Corte, dedicadas exclusivamente a procesar en primera instancia a las personas con fuero.

 

El nuevo esquema es que cuando hay denuncias contra ellos seis magistrados de la Sala de Instrucción harán la investigación hasta decidir si los acusan. Si lo hacen, lo harán ante los tres magistrados de la otra sala nueva, la Especial de Primera Instancia, que los juzga. Y si ésta los condena, podrán apelar ante la Sala de Casación Penal, que es la que en el esquema actual investiga y juzga en única instancia.

El proceso de conformar esas nuevas salas está avanzado.

El Consejo Superior de la Judicatura ya creó los cargos que necesitan las salas y le envió a la Sala Plena de la Corte listas de 10 candidatos para cada uno de los nueve magistrados nuevos.

La Sala Plena de la Corte ya empezó a votar y logró elegir dos de la Sala de Primera Instancia, que ya se posesionaron y recibieron los más de 400 casos que están en etapa de juicio, como los del del ex gobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos por parapolítica y el del ex magistrado de la Corte Constitucional, Jorge Pretelt.

Pero no ha podido destrabar las elecciones del tercero de esa Sala y de los seis de la Sala de Instrucción, que cuando se posesionen heredarán el caso de Uribe, con la alta carga política que es natural y que el ex presidente ha ayudado a aumentar con su pequeña novela de la renuncia y la patraseada.

En la Corte es tradicional que las elecciones tarden porque se requiere una mayoría alta para decidir y hay varios bloques que negocian para que todos logren elegir magistrados afines. Por ejemplo, el año pasado tardó 9 meses en definir su terna para reemplazar a Jorge Iván Palacio en la Corte Constitucional, y en 2010 y 2013 estuvo a punto de paralizarse porque no se llenaban las vacantes por esas pujas.

En este momento hay 60 candidatos para esos seis cargos, que probablemente tengan visibilidad política, igual que los tres magistrados de la Sala de Primera Instancia, porque su trabajo será exclusivamente procesar a los aforados. 

A diferencia del esquema actual, en que los magistrados de la Sala Penal tienen esa como una de sus varias funciones como unificar la jurisprudencia penal vía casación o participar en las decisiones políticas de la Corte Suprema, como los nuevos solo tendrán esa labor probablemente los procesos avancen más rápido.

Además, como la razón de ser de sus cargos es procesar a los altos funcionarios que tienen fuero, incluyendo los congresistas, tienen todos los incentivos para producir sentencias que demuestren que hacen su trabajo. Sentencias que pueden terminar en absoluciones o en condenas.

La importancia queda patente

A la importancia de definir quién ejerce ese poder, se suma la presión política que le mete el proceso de Uribe, pues quienes salgan elegidos recibirán la papa caliente de un proceso contra un ex presidente y jefe político del nuevo presidente, que va en citación a indagatoria, algo inédito.

Las próximas reuniones de la Sala Plena de la Corte, donde se vota de forma secreta para elegir los nuevos magistrados, probablemente sean de alta tensión.

A Uribe, que en caso de que el proceso avance ya tiene asegurada una segunda instancia, le conviene que el tiempo corra mientras se tramita la recusación que presentó y la Corte elige nuevos magistrados para la Sala de Instrucción antes de la indagatoria, pues serían nuevos jueces que podrían mirar el proceso con otros ojos. Incluso hasta tumbar la indagatoria. 

Con el nuevo realce político de los magistrados de la Sala de Instrucción, probablemente será más costoso y difícil para la Corte elegir a abogados que sean notoriamente antiuribistas o claramente uribistas.

De todas maneras, habrá que ver a quiénes elige.

Silla Nacional
Álvaro Uribe Vélez

Álvaro Uribe Vélez

Ex presidente de la República y Senador

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Para cambiar los Acuerdos, Duque depende de Roy, Vargas y sus amigos

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Ayer quedó lista la conformación de las comisiones legales de Senado y en la Primera, considerada la más importante del Congreso, el presidente electo Iván Duque no tiene asegurada la mayoría para sacar sus proyectos.

Esta Comisión es clave porque es la más mediática por que maneja reformas a la Constitución y temas judiciales. Por eso, muchos de los senadores se la pelean y para cualquier Gobierno es importante tener mayorías allí.

 

Esta vez esa mayoría no está completamente asegurada pues aunque el bloque duquista suma en principio 17 de sus 22 miembros, solo 11 son clase A.

Esos 11 son cuatro uribistas (Paloma Valencia, José Obdulio Gaviria, Santiago Valencia y María Fernanda Cabal), tres conservadores (Eduardo Enríquez, Juan Carlos García y Esperanza Andrade), tres liberales (Luis Fernando Velasco, Fabio Amín y Miguel Ángel Pinto) y uno del Mira (Carlos Guevara).

Los otros seis son de La U y Cambio Radical que, como contamos, entraron como clase B en la coalición. Como sin ellos Duque no tiene la mayoría fija y el jefe de Cambio, Germán Vargas, y parte de La U han mostrado distancias frente a Duque, eso les da poder.

Especialmente porque esos seis senadores no son cercanos al nuevo Gobierno.

De hecho, el senador valluno Carlos Motoa, el primer vargasllerista que hizo campaña a Duque tras la derrota de su jefe político, salió de esa comisión a la Séptima pues perdió la votación interna de su Partido.

Con su salida quedaron Germán Varón (mano derecha de Germán Vargas), Rodrigo Lara y Temístocles Ortega. Los dos primeros poco se le movieron a Duque y no tienen las mejores relaciones con el uribismo (Lara ha sido muy crítico de Uribe y Varón fue clave para enredar la segunda reelección) y el tercero apoyó a Gustavo Petro en segunda vuelta.

Por La U están Roy Barreras, Armando Benedetti y Roosvelt Rodríguez, que han sido defensores del Acuerdo. Además, Roy y Benedetti no se movieron por Duque en Campaña, y Roosevelt, como parte del grupo de la gobernadora Dilian Francisca Toro, aterrizó solo una semana antes de segunda vuelta.

Como los otros cinco miembros de la Comisión se declararon en oposición (Petro por la Colombia Humana, Carlos Lozada de la Farc, Alexander López del Polo y Angélica Lozano e Iván Name por los Verdes), Duque necesitaría de por lo menos un voto de La U y Cambio para tener mayoría absoluta, que es obligatoria para reformar la Constitución como ha planteado en una eventual reforma a la justicia.

Eso pintaría complicado, por ejemplo, en el caso de que Duque presente proyectos para reformar el punto de justicia transicional del Acuerdo con las Farc como prometió en campaña, ya que Roy, Benedetti, Varón y Lara lo han defendido en mayor medida.

Sin ellos y si todos los Senadores van y votan, las votaciones podrían quedar empatadas 11 a 11.

“Tendrá que venir a hablar con nosotros obligatoriamente”, nos dijo, un congresista de Cambio que fue compromisario de ese partido para la conformación de las comisiones.

Y, según dicen ellos mismos, Duque no la tendrá necesariamente fácil. Aunque no harán una oposición “a lo Petro”, como nos dijo el senador Varón, “no le vamos a aprobar todo así como así, ni tampoco nos opondremos a todo”, según nos dijo otro congresista.

Con eso, al menos en el papel, jugarán como fieles de la balanza a la hora de las votaciones.

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Silla Pacífico
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La mayoría de congresistas sabe algo, pero no mucho, de los temas de su comisión

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Con las comisiones en Cámara y Senado definidas, retomamos la información y los perfiles que hicimos en nuestro site electoral y le complementamos para ver qué tanto saben los congresistas de los temas de su comisión. Encontramos que hay pocos expertos pero que la gran mayoría no es ajena a los asuntos de su comisión, aunque hay bastantes que arrancan con poco por aportar.

El conocimiento que pueda aportar un congresista a su comisión es importante porque la idea de ellas es que sean células expertas en asuntos.

Cada una de las siete que hay en Senado y en Cámara se especializa en algunos temas, y los proyectos de ley de esos asuntos deben ser aprobados y modificados en ellas antes de ir a plenaria. Además, en ellas se pueden dar debates de control político a los ministros y otros altos funcionarios de esos asuntos.

De hecho, es usual que los debates más técnicos y complejos se den en las comisiones, aunque los de más vuelo político se reservan a las plenarias.

Para saber si los congresistas arrancan con cancha en las comisiones en las que quedaron -formalmente por un año, pero usualmente se mantienen durante los cuatro del período para el que fueron elegidos-, creamos tres categorías.

“Mucho” significa que tienen un gran conocimiento sobre el tema porque tienen estudios o amplia experiencia en ellos, llevan mucho tiempo en el Congreso o vienen de un cargo público específico en el tema de la comisión y porque saben cómo funciona el Congreso. Muchas veces son líderes en sus comisiones.

Calificamos como “algo” cuando ya han estado en la comisión porque ya han estado ahí o porque manejan bastante bien al menos uno de los temas que se discuten en ella, pero no llegan como expertos o grandes líderes.

“Poco” es cuando no califican en las categorías anteriores, lo que puede pasar incluso si son expertos en un tema pero terminan en otra comisión por razones políticas internas de sus partidos o de la mecánica de la coalición mayoritaria. En esos casos, el Congreso en su conjunto termina desaprovechando la experiencia o el saber de esos parlamentarios.

Encontramos que solo 36 de los 281 congresistas saben mucho de los temas de sus comisiones, mientras 71 saben poco (o incluso nada). El grueso, 173, sabe algo y tiene cuatro años para eventualmente convertirse en experto y líder de su comisión.

Acá puede verlos uno a uno y comisión por comisión:

Silla Nacional
aavilac
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El autogol de Peñalosa con sus plazos para el metro

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Este lunes 6 de agosto, el alcalde Enrique Peñalosa incumplirá por al menos sexta vez su promesa de abrir la licitación del metro, a pesar de que desde hace varias semanas ha anunciado que lo haría en esa fecha para celebrar el cumpleaños 480 de Bogotá al lado del presidente Juan Manuel Santos, que ese día termina su gobierno.

Realmente, ese proceso está previsto para abrirse en octubre.

Por otra parte, esta semana se conoció que fue prorrogado por un año el contrato con los consultores encargados de hacer los estudios y de acompañar la licitación, y aunque oficialmente se argumenta que eso no obedece a ningún problema, los documentos del proceso sí dan cuenta de que se hizo para realizar “ajustes”.

Esas dos noticias ratifican que para Peñalosa el cambio de un metro subterráneo a uno elevado ha sido más difícil de lo que él pintó, y que detrás de tanta prórroga ha habido inconvenientes poco conocidos que han hecho más dispendioso, y caro, el camino a abrir la licitación del metro.

Más tiempo y más plata para los consultores

Esta semana se conoció que el contrato que la Financiera de Desarrollo Nacional (FDN) firmó con la francesa Systra y la colombiana Ingetec para que hicieran los estudios del metro elevado y acompañaran la licitación, pasó de durar 14 meses (con plazo de terminación en marzo de 2018) a 27 meses (con plazo para culminar en mayo de 2019, cuando se espera elegir al constructor del metro).

Para el concejal de Progresistas, Hollman Morris, que reveló esa prórroga a manera de denuncia, eso implica que los estudios del metro no están listos a pesar de lo que han dicho la Alcaldía y la Nación.

 

La Empresa Metro, a través de su oficina de prensa, lo negó argumentando que la prórroga no la hicieron por falta de estudios, sino con la idea de que la FDN y sus consultores “acompañen el proceso licitatorio hasta la adjudicación”. Lo mismo le respondieron en la FDN a La Silla Cachaca.

Pero ninguna de las dos es el motivo de la prórroga.

De acuerdo con los documentos del proceso, la principal razón es que “será necesario realizar ajustes al modelo de contratación” del metro.

Ese modelo está pensado para que en una sola licitación sea escogida la empresa que construirá la obra y luego operará el sistema.

Aunque los documentos no precisan los ajustes que se harán, ni su envergadura, sí explica que la idea de hacerlos surgió ante los comentarios de las empresas que ya manifestaron su interés de construir el metro.

No dice que la razón de la prórroga sea porque los estudios no están listos, como asegura el concejal Morris, aunque el nuevo plazo sí les permite a Systra e Ingetec tener más tiempo para terminar con sus obligaciones, que además de los estudios son, por ejemplo, ayudar a elaborar los prepliegos y pliegos que permitan abrir la licitación.

(Sin embargo, hasta ahora la oposición mantiene dudas sobre los estudios porque, aunque en teoría están terminados y listos en fase de factibilidad, no han sido publicados totalmente. En la página de la Empresa Metro, por ejemplo, aparecen sólo algunos. La Silla Cachaca preguntó desde el lunes en la Empresa por qué no estaban todos y hasta el cierre de esta historia no habían respondido).

El caso es que por la prórroga del contrato, Systra e Ingetec pidieron 4 mil millones de pesos más, con lo que el contrato pasará a costar 27 mil millones.

Y eso se suma a las otras dos adiciones que ya les habían hecho, y de las cuales poco o nada se ha hablado.

Primero fue en septiembre de 2017 para que esas firmas se encargaran del diseño e imagen de las estaciones, después de que fracasó un concurso para que otras empresas lo hicieran. Por eso les asignaron la responsabilidad a Systra e Ingetec y les aprobaron 630 millones de pesos adicionales.

La otra adición fue en abril de este año, cuando les aprobaron 1.125 millones de pesos más porque la banca multilateral, que será la que preste la plata, exigió un plan para socializar los estudios de impacto ambiental y social de la obra, algo que no estaba contemplado.

En medio de eso, e incluso desde antes, es que Peñalosa ha venido cambiando la fecha para abrir la licitación.

Los tumbos

Cuando Peñalosa ganó la Alcaldía en octubre de 2015, los estudios que había dejado Petro para el metro subterráneo estaban en un nivel de diseño básico avanzado, y lo que seguía era asegurar la plata del Distrito y la Nación para financiarlo, algo necesario para abrir la licitación.

Recién elegido, Peñalosa hizo oficial su idea de cambiar la estructura a una elevada, y su primer anuncio sobre la licitación fue que podría abrirla en febrero de 2017, calculando que para llegar a ese paso se demoraría apenas cuatro meses más de lo que se esperaba para el subterráneo. Recién posesionado, la adelantó para finales de 2016; cuando se acercaba este plazo, lo amplió para “el segundo semestre de 2017”, y llegado ese tiempo anunció que ahora sería para fines de 2017; de ahí cambió a mayo de 2018; y finalmente pasó al 6 de agosto, pero ya es claro que eso no ocurrirá porque lo que se hará ese día es anunciar el inicio del proceso de selección, en el que se surten unas etapas previas para calificar a las empresas interesadas en la obra antes de abrir formalmente el proceso.

Aunque hasta ayer la Empresa Metro de Bogotá no daba detalles sobre la fecha que ahora se maneja oficialmente, la FDN le confirmó a La Silla Cachaca que el nuevo plazo es octubre.

Lograrlo es importante políticamente para Peñalosa porque así podrá reforzar la idea de que llevó el proyecto a un punto al que ningún otro alcalde lo había llevado.

Por lo pronto, esos aplazamientos constantes le han dado munición a la oposición, que ya incluso lo trata de mitómano, o lo cuestiona por invertir en publicidad para promocionar una obra que no ha comenzado a construirse.

Él, que ayer insistió en que todo "va viento en popa", recientemente admitió que armar la licitación “ha sido un trabajo lentísimo, de una complicación inmensa", con lo que confirmó que al plantear tan fácil la cosa en un comienzo terminó por meterse un autogol.

Silla Cachaca
Enrique Peñalosa Londoño

Enrique Peñalosa Londoño

Alcalde de Bogotá

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Silla Cachaca
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La crisis del San Andrés al que llegará Duque en su primer día

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Días antes de la segunda vuelta, Iván Duque anunció que el primer viaje que hará un día después posesionarse, el próximo siete de agosto, será el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Encontrará un departamento en crisis institucional y social.

 

La crisis tiene varios ejes y se ha venido cocinando por años, pese a que el Plan de Desarrollo de Juan Manuel Santos le dedica un aparte específico al Archipiélago.

De hecho, en un reciente informe, la Contraloría informó que, aunque en el departamento se han invertido desde el 2012 poco más de 324 mil millones de pesos, estos esfuerzos “no son suficientes para garantizar la sostenibilidad de esta importante región del país”.

Estos son seis de los principales problemas del San Andrés al que llegará el nuevo Presidente la semana entrante:

1

Un hospital sin siquiera sábanas para los enfermos

En la isla de San Andrés viven poco más de 73 mil personas y sólo hay un hospital de tercer nivel para atenderlas. Para rematar, desde hace un año, cuando una nueva empresa (Salus Global Partners) entró a operarlo, empezaron a faltar los insumos y la prestación del servicio empezó a empeorar.

Como contamos en La Silla Caribe, la mala hora del Hospital Clarence Lynd Newball Memorial llegó a tal punto que no tenían sábanas con qué atender a los enfermos y los medicamentos y los alimentos eran inconstantes.

Además de esto, los residuos hospitalarios no eran desechados de manera adecuada y se acumulaban a las afueras del hospital.

El problema es, también, que la segunda fuente de insumos para atender a la isla está a tres días en barco y dos horas en avión y, por ende, este hospital con tan mal servicio es el único que puede atender a los sanandresanos.

Por las presuntas irregularidades que cometió la Gobernación en la celebración del contrato con el nuevo operador del hospital, la Procuraduría suspendió el pasado 20 de abril por tres meses al gobernador liberal Ronald Housni.

A finales de junio, el procurador, Fernando Carrillo, visitó la isla y criticó la labor de la entonces gobernadora encargada, Sandra Howard, y dijo que su actuación para solucionar la crisis no había sido “satisfactoria”.

Anunció, también, que en el hospital existe todavía un alto riesgo de contaminación, ya que “los insumos médicos, los medicamentos y los alimentos están ingresando al hospital por la misma ruta donde se almacenan los elementos peligrosos”.

A mediados de julio, la Superintendencia de Salud multó a la Gobernación por poco más de 390 millones de pesos por no haber hecho las inspecciones y la vigilancia adecuada.

 
2

Un Gobernador suspendido por irregularidades en la contratación

Hace poco más de tres meses, la Procuraduría suspendió dos veces al gobernador liberal Ronald Housni que, como hemos contado en La Silla Caribe, pertenece a uno de los dos grupos políticos que tradicionalmente han tenido el poder en la isla.

La primera de las suspensiones, como contamos anteriormente, fue por tres meses por las presuntas irregularidades que el ente de control halló en la celebración del contrato con el operador del Hospital Clarence Lynd Newball Memorial.

La segunda suspensión vino ese mismo día y fue por 10 meses por haber suscrito, con la Cámara de Comercio, un convenio para la celebración del Green Moon Festival sin que la entidad presuntamente contara con la idoneidad para ejecutar el objeto contractual.

En ese momento, el presidente Juan Manuel Santos nombró como Gobernadora encargada a la viceministra de Turismo, Sandra Howard.

La semana pasada, el presidente eligió de la terna que envió el Partido Liberal -el partido que controlan los Housni- al exsecretario general de la Gobernación, Alain Manjarrés Flórez, que es del grupo del exrepresentante Housni.

 
3

Sin agua para tanta gente

Uno de los problemas históricos de San Andrés es la falta de agua potable. De acuerdo a las más recientes cifras del Departamento Nacional de Planeación (2016), el 68,9 por ciento del departamento no tiene acceso al acueducto.

De hecho, es, después de Guainía, el segundo departamento del país con menor acceso a agua potable.

Así, hay zonas en la isla que no tienen acceso al agua las 24 horas del día. Incluso hay sitios, como La Loma, que pueden durar 20 días sin agua.

En noviembre del año pasado, la Procuraduría alertó sobre la vulnerabilidad de la isla frente a una escasez de agua producto de las condiciones geográficas, el turismo, el cambio climático y la sobrepoblación.

Se estima que la densidad poblacional de la isla es de 2.900 personas por kilómetro cuadrado; una cifra muy superior a la del resto de Colombia (42 personas por kilómetro cuadrado) y a la de otras islas del Caribe como Barbados (680), Haití (384) y Puerto Rico (368).

Este elevado número de personas dificulta el acceso al agua en una isla que no tiene ríos y en el que sólo hay dos acuíferos desde donde sale la mayoría del agua potable.

El pasado 17 de julio, con el objetivo de solucionar esta falta de agua, el saliente Gobierno Santos inauguró una planta desalinizadora, que convierte el agua de mar en agua potable, cuyo costo fue de 12.500 millones de pesos y que abastecerá a los barrios de La Loma, El Cove y San Luis.

Aun así, esta planta destinada a abastecer a “gran parte” de San Andrés no alcanzará a suplir las necesidades de toda la isla, pues la otra planta que existe suple a los hoteles y al centro.

 
4

El tercer departamento en el que más han subido los homicidios en 2018

En los últimos años, San Andrés ha padecido la llegada de bandas criminales que han aumentado la violencia en la isla.

A mediados de este año, el defensor del pueblo, Carlos Negret, alertó sobre un enfrentamiento entre las bandas criminales de La Empresa, con vínculos en el Pacífico, y los Rastrojos, con presencia varias zonas del país.

Este enfrentamiento, cuyo fin es el “control territorial y marítimo para el tráfico de narcóticos, armas y contrabando”, ha hecho, según el Defensor, que el índice de homicidios haya subido en la isla. San Andrés pasó de 11 homicidios en el 2016 a 22 en el 2017.

Actualmente, según el censo delictivo de finales de junio de la Fiscalía, en San Andrés, los homicidios han aumentado un 57,14 por ciento con respecto al 2017; convirtiéndolo, después de Amazonas y Córdoba, en el tercer departamento en donde más han aumentado los homicidios este año.

La extorsión también ha aumentado un 67 por ciento con respecto al año pasado, ubicando a San Andrés en el cuarto departamento, detrás de Guainía, Vichada y Santander, que más ha visto subir este delito en el 2018.

 
5

Suben los indicadores de pobreza

Pese a que en los últimos años la pobreza en San Andrés -que tradicionalmente ha sido mucho más baja que el promedio nacional- ha venido disminuyendo, la última medición del Dane muestra que ésta ha aumentado. Aun así, quedó casi 20 puntos abajo del promedio nacional.

De esta forma, mientras que del 2012 al 2015 la pobreza monetaria, que mide el nivel de ingresos de los habitantes, pasó del 16,5 por ciento al 7,3 por ciento, en la más reciente medición del Dane (2016) este indicador subió al 8,6.

Del mismo modo, la pobreza extrema subió, del 2015 al 2016, de 1 por ciento a 1,5 por ciento. También lo hizo el Coeficiente Gini, que mide el nivel de desigualdad en una población y que pasó de 0,401 a 0,421 en estos mismos años.

 
6

Una contaminación que borra el mar de los siete colores

En un informe publicado a finales de abril, la Contraloría encontró que en San Andrés hay varias fallas en el tratamiento de residuos que terminan contaminando uno de los lugares proclamados por la Unesco como una Reserva Mundial de Biósfera.

Por un lado, encontró que las aguas residuales de la isla son vertidas en el mar, a tan solo 500 metros de la costa, sin ningún tipo de tratamiento.

Esto hace que, en palabras del ente de control, “el agua cristalina que caracteriza a San Andrés sea reemplazada por aguas oscuras con olores desagradables, contaminando el que ha sido llamado ‘mar de 7 colores’”.

Por otro lado, la Contraloría halló que el único relleno sanitario que existe en la isla, llamado ‘Magic Garden’, está llegando a su tope y, dado que no hay otro lugar en donde deshacerse de los residuos sólidos, hay riesgo de una emergencia sanitaria.

El ente de control encontró, también, que el manejo de estos residuos no es el adecuado y que gran parte de los líquidos que desprenden estas basuras terminan llegando a acuíferos subterráneos que se utilizan como fuente de agua.

Para rematar, la Contraloría también denunció que una planta que se había construido para tratar los residuos sólidos, que además buscaba generar energía para que la isla dejara de depender de la importación de diesel, está inactiva; algo que habíamos contado en La Silla Caribe en esta historia.

La planta fue construida hace seis años, costó 24.380 millones de pesos y, pese a estar en buenas condiciones, no está siendo utilizada.

 
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Duque se rodea de sus amigos y de uribistas en Palacio

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Con los cargos de alto gobierno que ya ha dicho públicamente y otros que La Silla confirmó con varias fuentes, queda claro que Iván Duque llevará a la Casa de Nariño una mezcla de amigos cercanos, que comparten su visión, y personas del uribismo 1.0, algunos de ellos más ideológicos que los ministros que nombró.

La mayoría son bogotanos y técnicos y a diferencia del gabinete, en el que casi todos son de Duque, salvo cinco de Uribe, el círculo de Palacio tiene personas de ellos dos pero también de la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez en lo que tiene que ver con negociaciones de paz y posconflicto.

 

Miguel Ceballos Arévalo

Cargo: Alto Consejero para la Legalidad

Decano de la escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, fue viceministro de Justicia durante el último año y medio del gobierno Uribe.

Tiene una maestría en filosofía Política de la Universidad Gregoriana de Roma. Fue director jurídico de la Javeriana, donde fundó y dirigió el Instituto de Derechos Humanos y Relaciones Internacionales, y secretario ejecutivo de la Comisión de Conciliación Nacional.

 

Clara María González Zabala

Cargo: Secretaria Jurídica de Presidencia

Ha sido candidata a la Contraloría en varias ocasiones. Abogada rosarista (fue colegial de número) experta en derecho electoral, administrativo y civil, es árbitro de la Cámara de Comercio de Bogotá. En la campaña de Duque manejaba los temas financieros, por encima de la tesorera y el contador. Viene del uribismo 1.0 porque trabajó como abogada de la campaña reeleccionista de 2006, fue apoderada de Uribe y de Fabio Echeverri para reclamar la reposición de gastos electorales y también fue defensora de Yidis Medina en los procesos de pérdida de investidura cuando era cercana a Uribe.

Álvaro García Jiménez

Cargo: Jefe de Comunicaciones

Periodista. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes. Ha sido gestor de proyectos editoriales en prensa, radio y TV por 30 años. Fue Editor de la Revista Cromos y embajador en Argentina durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe. Además ha sido director de Noticias RCN y de la Revista Poder. Fue Senior VP de FTI Consulting y Director de Red+ Noticias, de allí saltó a Univisión. 

 

Jorge Mario Eastman Robledo

Cargo: Secretario General de Presidencia

El consejero para las comunicaciones y dos veces viceministro de defensa de Álvaro Uribe, y antes de Interior del gobierno de Andrés Pastrana, fue brevemente fórmula vicepresidencial de Juan Carlos Pinzón. Cómo votó por el Sí en el plebiscito, su voz puede ayudar a moderar a Duque, y gracias a sus buenas relaciones con diferentes sectores políticos, puede ayudar a construir consensos, una de las ideas que Duque ha martillado sobre su futura forma de gobernar.

Abogado uniandino con maestría de asuntos internacionales en Columbia e hijo del ex ministro liberal de su mismo nombre, conoce a Duque desde cuando los dos eran hijos de políticos de ese Partido en las décadas de los años 70 y 80.

En el gobierno Pastrana no solo manejó la relación con movimientos sociales y paros en el Ministerio de Interior (de la mano de Humberto de La Calle, en ese entonces Ministro), sino que luego fue Alto Comisionado de Paz adjunto de Camilo Gómez, encargado de la fallida negociación con el ELN.

En el gobierno Uribe, como viceministro entre 2003 y 2006 y de nuevo entre 2009 y 2010, participó en el aterrizaje de la política de seguridad democrática con el fortalecimiento de las Fuerzas Armadas, especialmente en superioridad aérea.

Rafael Guarín Cotrino

Cargo: Alto Consejero en Seguridad Nacional

Es abogado de la Libre y fue viceministro de Defensa de Rodrigo Rivera a inicios del gobierno Santos. Se ha convertido en uno de los asesores cotidianos de Duque, especialmente en asuntos del Acuerdo con las Farc, tema al que se dedicó como procurador judicial nombrado por Alejandro Ordóñez.

Su lectura de una carta de la fiscal de la CPI a la Corte Constitucional es la que ha llevado a Duque a decir que ésta exigió cárcel previa a los ex guerrilleros de las Farc antes de hacer política, algo que no ha dicho la Fiscal.

Ha hecho carrera como uribista, tras sus inicios como liberal. Ha participado en espacios de opinión y ha litigado defendiendo sus tesis.

Lo hizo, por ejemplo, cuando firmó una tutela para que la Corte Suprema cerrara la investigación a los 86 representantes a la Cámara que votaron la aprobación del referendo reeleccionista; cuando en la campaña presidencial de 2010 le preguntó a Antanas Mockus si extraditaría a Uribe, lo que motivó uno de los traspiés del Ex alcalde y que luego J.J. Rendón contó que había sido concertada con la campaña de Juan Manuel Santos; o cuando demandó el Marco Jurídico para la Paz (un instrumento que creó el gobierno Santos como sustento para negociar la paz y para darle una salida judicial a los futuros desmovilizados de las Farc, que despertó mucha polémica en su momento).

Emilio Archila Peñalosa

Cargo: Alto Consejero para el Posconflicto

Conocido por haber sido Superintendente de Industria y Comercio de Andrés Pastrana y haberse opuesto a la fusión de Avianca y Aces, un episodio que terminó en su renuncia y en la aprobación de ese negocio, este abogado del Externado es cercano a Marta Lucía Ramírez, cuya campaña apoyó.

Hizo carrera en el sector público como director de la Oficina Jurídica del Ministerio de Desarrollo Económico (hoy de Comercio), Delegado para Seguros de la Superintendencia Bancaria (hoy Superfinanciera), y Delegado para la Promoción de la Competencia de la Superintendencia de Industria y Comercio, es un abogado asesor experto en temas financieros y de competencia.

Primo y muy cercano al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, ha sido su supra asesor jurídico pro bono de la Alcaldía y coordinó su empalme al llegar a ella.

 

Francisco Barbosa Delgado

Cargo: Alto Consejero en Asuntos Internacionales

El profesor del Externado y doctor en Derecho de Nantes es uno de los amigos más cercanos de Duque desde que estudiaron en la Sergio Arboleda. En campaña fue uno de sus asesores de cabecera y su jurista de confianza para asuntos como la reforma a la Justicia, por lo que en el empalme trabajará en esa área. Desde que regresó de su doctorado en 2010 se ha dedicado a asuntos vinculados a la administración pública, los Derechos Humanos, el DIH, el conflicto y la justicia transicional, tema en el que asesoró al Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá. Barbosa es una voz que ayuda a moderar la visión de Duque sobre el Acuerdo.

 

Karen Abudinen Abuchaibe

Cargo: Alta Consejera para las Regiones

Es abogada de la Universidad del Norte, reconocida como técnica y con vínculos con la poderosa casa Char de Barranquilla.

Trabajó como consultora en la división de modernización del Estado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y fue allí en donde conoció al presidente electo Duque, quien en ese entonces era consejero del Director Ejecutivo de Colombia y Perú en el BID, Luis Guillermo (Luigi) Echeverri. Su cercanía con la casa Char, por trabajar en dos de sus alcaldías y ser cercana al megacontratista de Barranquilla Christian Daes, hizo que, cuando fue nombrada directora del Icbf en agosto del 2017, fuera vista como una ficha del charismo a nivel nacional. No obstante, cómo ella misma nos contó, llegó al cargo gracias a su experiencia en el sector y al apoyo de la Primera Dama, Maria Clemencia Rodríguez, con quien ya había trabajado.

 

Clara Parra Beltrán

Cargo: Alta Consejera para la Competitividad y el Sector Privado

Estará encargada de las relaciones del alto gobierno con los gremios y con los empresarios y de hacerle seguimiento a la agenda de competitividad del país. Esta oficina no es ajena a ella, pues trabajó ahí como asesora entre 2010 y 2011 y estuvo a cargo de la coordinación del Plan de Acción para la firma del TLC con Estados Unidos y del manejo de las comisiones regionales de competitividad. El perfil de Parra es técnico, tiene una maestría en Administración Pública de la Universidad de Columbia y es economista de la Universidad de los Andes. También trabajó en el Fondo de Adaptación como Jefe de Planeación, entre 2011 y 2012. En el Gobierno Uribe fue directora de estudios macroeconómicos de la Contraloría, asesora de Planeación Nacional y Asesora de Presidencia. En el sector privado trabajó en Asobancaria, en la Casa Editorial El Tiempo, en el Banco Interamericano de Desarrollo y actualmente trabaja en Cemex. Es la esposa del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.

 

Jaime Amín Hernández

Cargo: Alto Consejero para Asuntos Políticos

El que manejará las relaciones políticas del presidente y suena para manejar el computador de palacio fue representante a la Cámara en 2002, secretario privado del gobernador Eduardo Verano en 2010, se quemó como candidato de la U a la gobernación del Atlántico en 2011 y en 2014 hizo parte de la lista cerrada que armó Uribe para el Senado y quedó. Es del corazón de Duque porque desde el inicio de su campaña a la presidencia fue de los principales defensores de su candidatura dentro del partido.

 

Felipe Buitrago Restrepo

Cargo: Consejero en Asuntos Estratégicos y Temas Transversales

Compañero de Duque en el BID, se hicieron amigos y comparten una visión de la economía y la sociedad que aterrizaron juntos en el libro “La Economía Naranja: una oportunidad infinita”, un año antes de que Duque entrara a la política.

Tras ser coordinador programático en la campaña, coordinó el empalme con Planeación Nacional.

Buitrago, quien era consultor de la división de asuntos culturales del BID que manejaba Duque, es un economista uniandino con maestría en políticas públicas internacionales de Johns Hopkins. Ha hecho carrera con las industrias culturales y creativas.

Ya en campaña se ha convirtió en uno de los asesores de cabecera de Duque, y ayuda a que la visión de su amigo sea más cercana al uribismo 2.0: Buitrago no había hecho política antes e impulsa las ideas de Duque en asuntos como emprendimiento e internet de las cosas.

Desde fines de 2015 dirige Tictac, el tanque de pensamiento de TIC de la Cámara Colombiana de Informática y Telecomunicaciones http://www.ccit.org.co/, el gremio del sector.

 

Carlos Enrique Moreno

Cargo: Súper Consejero Presidencial

Ingeniero Mecánico de la Pontificia Bolivariana de Medellín y presidente de la Organización Corona, el cuñado de Álvaro Uribe es un empresario pero ha venido ganando importancia como consejero del uribismo en los últimos años. Fue gerente de planeación de Suramericana de Seguros entre 1981 y 1985, vicepresidente de planeación de Desarrollo de Hojalata y Laminados - Holsa, presidente de Calzado Grulla por invitación de Nicanor Restrepo, gerente de EPM entre 1990 y 1992 (designado por el entonces alcalde de Medellín, Ómar Flórez Vélez), gerente de Corbeta, la empresa de la familia Mejía dueña de marcas como Alkosto y Ktronix, gerente de Sodimac (Homecenter) entre 2001 y 2011, y desde entonces presidente de Corona.

 

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